Motero de circunstancias (ll)

Mi vecino y yo compartimos un polvo con Pepa.

Este relato es continuacion del que tiene como titulo Motero "de circunstancias"

Aún se oye el ronquido de la moto en la lejanía y nosotros nos hemos puesto a follar como locos.

Me cuesta creer que tengo entre mis brazos una preciosidad como Pepa. De forma compulsiva la desnudo, ella me quita la camiseta y nos comemos la boca como dos posesos.

La pasión desatada se apodera de los dos y nos dejamos llevar por nuestro instinto. Algún oculto interruptor ha hecho contacto en su cerebro y ha liberado una felina loca por el sexo. La hermosa muñequita incapaz de decir una palabra más fuerte que otra se ha tornado en una avida devoradora de amor.

Hago que apoye los antebrazos sobre la mesa, con el culo hacia atrás y las piernas separadas, pone a mi disposición su rajita, ¡que caderas… que culo!, No me lo puedo creer.

Me pongo detrás y la ensarto hasta que esta tocar fondo. Empiezo a bombear enloquecido por la lujuria. La chica esta como un tren y la calentura que he cogido ha sido descomunal.

Le doy varios empujones vigorosos y rápidos. No creo que su novio aguantase este ritmo mucho rato. A ella parece que le va en cantidad y no deja de gemir.

-       “si, siiii así dame fuerte”, dice ella entre gemidos que me excitan un poco más.

  • “Vaya culazo que tienes...”, le digo mientras observo como su coño se traga toda mi polla.

  • “Es el polvo más salvaje que he tenido en años”, le digo mientras le doy unas palmadita en la nalga.

  • Vaya, vaya… no pierdes el tiempo. Un día que te deja solo tu mujer, y menuda preciosidad te has buscado, dice a mi espalda mi otro vecino.

Sorprendido in fraganti detengo mi cabalgada contra el trasero de la nena. La empiezo a sacar muy lentamente, pero luego me arrepiento y se la vuelvo a clavar hasta el fondo. El que mi vecino cotilla

nos haya pillado no es motivo suficiente para que deje este bomboncito a medias. Yo estoy como loco y ahora no puedo dejar a medias este polvazo.  Tampoco ella me lo perdonaría.

Giro un poco el cuerpo para poder verle y le digo mientras muevo lentamente las caderas adelante y atrás haciendo que mi polla resbale mansamente dentro de la chucha de la chica:

  • Anda cabrón.. anda… vete y no molestes…¿crees que lo vamos a dejar ahora? ¿acaso a ti no te gustaría?, le digo sin dejar de moverme.

  • ¿has visto lo buena que está?, y ¿lo mucho que está disfrutando?, una cosa así no se puede dejar a medias.

La chica ha hecho un amago de querer irse, pero durante un instante a he sujetado con fuerza, para luego continuar. Superado el primer momento de vergüenza siento como le sigue estimulando mi lento mete y saca. Apenas da importancia a la presencia de mi vecino.

Pepa está concentrada en sentir como mi polla la perfora una y otra vez hasta el fondo de sus entrañas.

  • Ufff, Ufff, grito justo cuando voy a correrme. ¡Qué buena está!¡qué gustito me da!

  • Déjame probar a mí también, dice mi amigo mientras me empuja y trata de ocupar mi lugar.

Se ha bajado los pantalones y está completamente armado y dispuesto a follar a la chica igual que lo estaba haciendo yo. Es una locura, quizás todo termine con el rechazo de Pepa. No es momento de pensar, pero la idea de hacer que mi vecino sea cómplice de mi delito me dará inmunidad en caso de que quiera irse de a boca con mi esposa.

Me echo a un lado y dejo que mi vecino también participe del festín con la aparente aceptación de la chica.

Después de follar durante más de quince minutos con todas sus ganas e ímpetu, mi vecino empieza a resoplar incontroladamente y se corre. Echando el culo hacia atrás la saca, se da unos cuantos meneos y trata de volver a meterla. Se le ha puesto tan blanda que no lo consigue.

Vuelve a meneársela un poco tratando de recuperar algo de dureza, pero su corrida ha sido total y ha quedado fuera de juego. Se viste, da una palmadita en el trasero de la chica y me dice que tiene que irse ya, pues su mujer le espera para ir de compras.

Volvemos a estar solos ella y yo. Todavía no se ha incorporado, sigue  apoyada sobre los antebrazos mostrando sus nalgas. Sobre las nalgas tiene sendas zonas enrojecidas por los frecuentes palmaditas que mi vecino le iba propinando mientras le daba fuerte por detrás.

Los labios de su vulva están muy dilatados y brillantes consecuencia de la mezcla de sus flujos y la corrida de mi vecino. Me pongo detrás y separo con la punta de mi polla los labios a lo largo de toda la raja.

La chica se estremece, noto el temblor de sus piernas y sus suspiros me invitan a seguir. Empujo y la polla se cuela muy dulcemente en su vagina. Al empezar a bombear mi polla empieza a sacar una mezcla viscosa que moja sus piernas, mis huevos y su culo, especialmente la zona del ano.

Acerco una mano y la restriego por la zona esparciendo bien el ungüento. La chica es especialmente sensible a estas caricias y empieza a jadear nuevamente. Con la polla a medio entrar, pongo la yema de los dedos sobre su clítoris y lo acaricio.Ella se pone a temblar como una hoja movida por la brisa.

Con ambas manos le separo los cachetes para ver en detalle como entra y sale mi polla abrazada por sus labios vaginales. Su ano oscuro se muestra brillante a causa del líquido que lo recubre. Me parece muy apetitoso y atractivo el explorarlo.

Continuo con un mete y saca extremadamente delicado pues el exceso de flujo y la extrema dilatación de su vagina hacen que el frotamiento sea escaso. Le acaricio el ano superficialmente. Ella apenas se da cuenta. El cúmulo de sensaciones es tal que no toma consciencia de mi intención.

Separo hacia atrás la cadera, cuando doy un empujón que mete hasta el fondo mi polla, aprovecho para meterle de una vez medio dedo índice en el recto. Ella lanza un gemido, debe sentir algo extraño, pero no lo identifica, así que continua sumisa.

Me gusta sentir el movimiento de mi propia polla, la protuberancia del capullo e incluso su calor sobre la yema de mi dedo incrustado en su culo. Mientras mi polla sigue follando lentamente su coño, mi dedo le va follando el culo.

El esfínter completamente relajado acomoda rápidamente a la presencia de mi dedo, y se va dilatando progresivamente. Pruebo con dos dedos superpuestos y el efecto es similar. En principio cuesta un poco pero luego su culito se adapta con rapidez.

Después de una dilatación plena, saco la polla del estuche que tan delicadamente la acoge, la apunto sobre su culo y aprieto hasta clavar el capullo. La chica reacciona dolorida y espantada. Trata de escapar, con una mano la sujeto por la nuca y con la otra la sujeto por el muslo impidiendo que se escape.

Sigo apretando. Ella gime. Más que el dolor físico lo que le cuesta es admitir que su culito es mío.

Se la meto más de la mitad. Ella me siente dentro ahora sin dolor. Empiezo un nuevo mete y saca al tiempo que le acaricio toda la vulva con la mano, especialmente sobre su sensibilizado clítoris.

Mi mano también busca y atrapa una de las tetas, Ufff que cosa más rica.

Ahora sí que la presión y el frote son intensos. Unos minutos más tarde me corro echando parte del semen sobre las curvas de su culo. Ha sido sensacional.

Continúo un poco más, con la polla gorda pero sin la rigidez de la erección máxima. Pepa agradece estos empujes más delicados y se corre también.

La chica recoge su ropa apresuradamente y corre hasta la tienda contigua.

Cuando el sol empieza a caer, nos juntamos el motorista y yo, mientras nos tomamos unas cervezas comenta que cuando llego de su paseo con la moto, encontró a Pepa en la tienda completamente dormida acurrucada y con un dedo en la boca, “igual que un bebé”, “con una cara de gran satisfacción” comenta él.

Deverano.