Motero de circunstancias

Ella tiene un cuerpo espectacular, el es un poco gilipollas, y yo lo tengo que aprovechar.

Se oye el ronquido de una moto de gran cilindrada. Acaba de llegar justo delante de la puerta de la recepción del camping. Instantes después entra un joven motero con la indumentaria propia del clan.

Se dirige al recepcionista y pide plaza para pasar el fin de semana acampado. En cuanto empieza a hablar se le nota que es un hijo de papá que acaba de comprar todos los complementos para aparentar ser un amante de las motos y de la carretera. Parece como si todo lo que lleva encima fuera prestado.

Mientras habla con la recepcionista entra una chica muy mona. Lleva unos tejanos expresamente envejecidos, una camisa ajustada y anudada a la cintura, unas botas a juego que completan su indumentaria.

Cuando se saca el casco, luce una estupenda melena rubia y una cara de muñeca que me llama la atención, es preciosa. Los tejanos le sientan de maravilla, envolviendo muy bien sus curvas.

Al darse la vuelta, veo que están tan raídos que se le ve el principio del culo lo que me resulta muy agradable a la vista.

El camping está casi lleno y se deben conformar con una mini plaza que queda justo junto a mi caravana. No les queda más remedio que aceptar y yo me alegro pues así poder contemplar de cerca  a esa espectacular rubia.

Después de pasear un rato por el camping decido ir a ver cómo les va a mis nuevos vecinos.

Ya tienen una tienda canadiense montada y el chico está terminando de clavar las últimas piquetas y de ajustar los vientos. Ella está dentro, de rodillas, ordenando las cosas.

Al pasar he mirado con curiosidad hacia el interior y lo que he visto me ha llamado la atención. Está descalza y sin camisa ya que hace bastante calor y es normal quitarse la ropa. Lo que ya no es tan normal es que esté semidesnuda y que tenga unas tetas tan y tan ricas. Tiene unas tetas preciosas, ni demasiado grandes ni demasiado pequeñas, reondeadas y bien tiesas desafiando la gravedad.

Me he quedado impresionado por la perfección de sus pechos y rápidamente la he imaginado jugando en la playa   haciendo bambolear las tetas de un lado a otros. Eso no me lo puedo perder!

Cómo veo que el chico no es muy diestro con el montaje de la tienta le ofrezco mi ayuda para lo que precisen, al tiempo que pienso es lo rica que está su acompañante y lo mucho que me gustaría tenerla para mí. Siento envidia de mi vecino.

Sentado en la hamaca que tengo en el avance de mi caravana no dejo de pensar en el par de melones que acabo de ver. Los tengo tan cerca …

Los imagino justo detrás de la lona de la tienda y solo con el recuerdo de lo que he visto antes me pongo a tono. La chica parece salida del playboy. Imagino que tenerla como pareja debe ser una delicia y no logro quitármela de la cabeza.

Se nota que las vacaciones me están haciendo efecto. He dejado atrás el stres y ahora el cuerpo me pide satisfacer el instinto primario que es el de relación. Mi cerebro se entretiene en fantasear con temas morbosos incitándome a que me busque pareja de juegos.

Antes de que pierda el control de mi mente, para despejarme un poco voy al supermercado del camping y así  también reponer algo la despensa.

Allí me los encuentro esperando mientras atienden a otros campistas. Ella lleva una camiseta muy grande que le hace de vestido. Ya que tenemos un ratito de espera me coloco de manera que pueda ver su delantera. Guau! Me quedo sorprendido por lo hermosa que  se muestra.

Tiene las tetas perfectamente levantadas, sin sostén se le marcan los pezones, y cada vez que se desplaza se le mueven armoniosamente como controladas con un resorte elástico. La camiseta se entretiene sobre la curva de su trasero y cuando anda se adivinan sus rotundas nalgas.

No me resisto a la tentación, disimuladamente alargo la mano lo suficiente para darle un golpecito con gracia en el culo. Ella se vuelve de inmediato a lo que respondo con un saludo amigable de buena vecindad. Mientras hacemos cola los tres entablamos conversación abordando su tema preferido de conversación “las motos y las carreras”.

De vez en cuando voy dejando caer la mano y disfruto del roce con su culo. Ella no hace ningún gesto que demuestre desaprobación y parece que no le da importancia. Quizás quiere creer que todos los toques son accidentales, aunque yo me estoy poniendo ciego.

Cuanto más hablo con el más “fantasmilla” me parece. Debe ser hijo de algún ricachón que no sabe la suerte que ha tenido en la vida.  Ella sin embargo es exquisitamente dulce y educada, por lo que me siento atraído por ella aún más.

En un descuido de él me atrevo a decirle al oído: - Uhmmm que perfume tan rico llevas.

A lo que responde  descubriendo su debilidad: - Es de Cacharel… Parfum d´ paradis.

Está claro que su inocencia me seduce tanto o más que su cuerpo espectacular.

Paso a la siguiente fase. Le doy un apretoncito al trasero. Ella se hace la distraída. Supongo que piensa que mejor quedarse en silencio que montar un espectáculo con quien su novio conversa tan entusiasmado, y además creo que aunque inesperado el toquecito le ha gustado.

Aprovechándome de la falta de espacio entre las estantería de productos y de que ella no parece resuelta a evitar mis travesuras, le sobo el culo a conciencia. Al principio con toques esporádicos, luego cada vez con más intención y más certeros.

¡Qué culo tan rotundo y bien dibujado!, y lo tengo al alcance de la mano. Lo sobo delicadamente mientras la miro a los ojos embelesado por su belleza.

Mi osadía llega a tal extremo que le pongo el paquete pegado a su cadera y le doy unos empujones cada vez que puedo. No cabe duda que me gusta horrores y asi se lo he hecho sentir. Por suerte ella ha sido mi cómplice y se ha dejado hacer.

Nos volvemos a encontrar en la zona comunitaria del camping lavando los platos después de comer. Se pone a mi lado y empezamos a hablar como si nos conociésemos desde hace tiempo y fuésemos buenos amigos. Quizás los tocamientos nos han unido. La observo como lava, el movimiento enérgico sobre los platos hace que sus tetas vayan de un lado a otro. ¡Qué deliciosa contemplación!

  • “Me voy pues me estoy poniendo malo”, le digo en todo de broma.

  • “¡Ay!, no lo entiendo ¿qué quieres decir? ¿acaso te molesto?”, responde con inocencia.

No puedo evitar reírme a carcajadas, tras lo cual le explico:

  • “¡que estas muy buena y tal como te mueves, esa domingas tan ricas que tienes me hacen perder el sentido!”

  • “¡qué burros eres!, no será para tanto, yo me considero una chica normal, del montón”, dice con una extraña expresión de sorpresa como si realmente se creyera que es una chica corriente.

  • “tu si que eres tonta, en serio ¿no te creeras que no tienes un cuerpazo? Si se me pone dura nada mas ver como te mueves”, le digo

  • ¡Que bromista eres!, espera un momento que voy contigo, dice apresurándose para darme alcance.

Al acercarnos a mi caravana le digo que podríamos gastar una broma a su novio. Ella acepta encantada.

  • “Te escondes en la caravana, cuando venga tu novio le invito a venir mi caravana a tomar una cerveza, cuando este confiado sales repentinamente y le das un susto, veras que divertido”.

Así lo hacemos. A los pocos minutos llega su novio y acude rápido a mi invitación de cerveza fresca. Al dársela la acompaño con el comentario: “esta tan buena como tu novia”.

  • “Si, si que está cañon. dice él, “y eso que no la has visto denuda... tiene unas tetas impresionantes”, me confiesa con mucha vanidad.

-“... si tienes ganas de vérselas me lo dices que dejaré la puerta un poco abierta y ya verás”, me dice como el que habla de las características del coche nuevo que acaba de adquirir.

Sé que ella me está escuchando y no desaprovecho la ocasión para tirarle a su novio de la lengua.

  • “Las tetas las tiene impresionantes... pero qué me dices de su culito... tampoco está nada mal... te debes poner ciego.. ¿o no?”, le pregunto.

  • “Claro que sí, acaso tú no te volverías loco... Uy!, si la probases...”; “apenas follamos pues ella casi nunca quiere, pero sólo viendo la cara que ponen otros tíos al verla ya me siento bien”, afirma sin sonrojarse lo más mínimo.

  • “¿te apetecen unas almendras o pistachos?”, le digo dejándolo sentado en el avance mientras entro en la caravana donde permanece escondida su pareja.

Está algo malhumorada por el tono en que nos referimos a ella, pero también le gusta sentirse halagada y deseada de esta forma tan poco elegante. No creo que oiga decir cosas de ella de esta manera tan descarnada.

Mientras cojo los pistachos sigo con la charla  con el tipo a través de la ventana. Aprovechando que ella no se puede quejar sin revelar su presencia y que le daría vergüenza reconocer que ha estado escuchando toda la conversación, le meto mano. Le toco el culo de forma descarada. Ella se retira un poco, pero ante mi insistencia se deja tocar pensando que me voy a contentar con sobarle un poco el trasero.

Le pongo la mano debajo de la falda y le toco los tibios cachetes. Con un movimiento rápido y preciso le meto el dedo dentro de la braguita y lo llego hasta su chochito. Me sorprende encontrarlo bien preparadito y calentito. No parece que le importe demasiado ponerle los cuernos de esta manera.

  • ¿Vienen esos pistachos o qué?, pregunta impaciente su novio.

  • “Ya va... todo requiere su tiempo... se me ha acabado un paquete y he tenido que buscar otro”, le contesto.

En realidad me estoy entreteniendo más porque le tengo metido el dedo hasta el fondo, y Pepa no parece que quiera que me vaya y la deje con esa calentura entre las piernas

Se ha puesto apoyada sobre el respaldo del sofá y me deja todo su culo a mi disposición.

Le levanto la falta hasta ponerla sobre las caderas y contemplo el bello espectáculo.

Con la otra mano le toco un poco las tetas antes de salir con un platillo colmado de pistachos y almendras.

Al salir de la caravana el exclama:

  • “¿dónde vas? exagerado! ¿quién se va a comer tanto pistacho?”

Seguimos bebiendo cerveza y comiendo los pistachos mientras seguimos con el tema de conversación que más nos gusta: El cuerpazo de Pepa.

  • “Es extraño que Pepa tarde tanto. Hace bastante rato que marchó”.

  • “Seguro que viene enseguida, creo que ya estaba acabando. Por cierto, ¿dónde has encontrado una tía tan buena?..vaya par de tetas tiene la tía”, le digo mostrando mi admiración por ella.

  • “je,je,je  te gustaría tocárselas ¿verdad?, se lo voy a decir a ver si te deja”, y se ríe, mostrando con arrogancia que cree que es él el único que tiene “derecho”.

La conversación sigue unos minutos más en este tono, y tras un largo sorbo para tragarse toda la cerveza que le quedaba en la lata, me dice:

  • “Me voy a dar una vuelta con la moto, dile que vendré sobre las siete”.

Vaya oportunidad tan maravillosa se me presenta. Recojo las botellas vacías y entro de nuevo en la caravana. Aprovecho que ella no puede decir nada sin delatar su presencia a su novio y le pongo la mano en medio de las nalgas.

  • “Seguro que estará al llegar. Espera unos minutos y se lo dices tú mismo”.

  • “Piensa que si voy a decírselo yo y la encuentro sola quizás no me pueda contener y haga una tontería”, le digo mientras meto los dedos por debajo de las bragas de Pepa.

Ella trata de desembarazarse de mí, pero la sujeto y la retengo mientras sigo hablando con su novio. No puede disimular que el morbo de la situación le ha excitado. Su chochito desprende fuego y su respiración esta muy acelerada.

  • “Ya he esperado bastante...me voy”, dice él con signos de impaciencia

  • “No te vayas, creo ya debe estar al llegar”, le digo a través de la ventana al tiempo que empiezo a meter la yema del dedo en la vagina de Pepa.

  • “Espero un sólo minuto y después me voy”, me dice con tono de niño consentido.

  • “En un minuto pueden pasar muchas cosas”, le digo mientras empiezo un mete y saca suave y poco profundo con mi dedo. Durante unos instantes Pepa se resiste pero pronto se da por vencida y se deja follar por mi dedo.

Le veo inquieto, dando acelerones a la moto, creo se va a ir enseguida. Para retenerlo un poco más le pregunto:

-“¿dónde vas a ir?”, conozco un sitio no muy lejos que tiene un viaje muy bueno.

Pepa empieza a gemir ante mis caricias.

  • “Voy a un pueblecito a unos cuarenta kilómetros, por la carretera de la montaña”, responde sin saber lo que se cuece dentro de la caravana.

  • “Ya me he cansado, me voy... dile que me espere en la piscina”, dice antes de marchar.

Antes de que el perfecto ronquido de su moto nueva se pierda en la lejanía, ya le tengo metida la polla hasta las bolas a la hermosa Pepa. Espero que su novio tenga un viaje tan placentero como el que nos espera a nosotros dos.

Deverano.