Motero

Pasaron los meses y ya casi tenía ahorrado la mitad del dinero para comprarme la Bultaco Lobito. Durante ese tiempo a base de chupar y ser chupado , de masturbar y ser masturbado le había sacado una buena pasta al minero.

Continuación de mis relatos Bultaco y Lobito.

Pasaron los meses y ya casi tenía ahorrado la mitad del dinero para comprarme la Bultaco Lobito. Durante ese tiempo a base de chupar y ser chupado , de masturbar y ser masturbado le había sacado una buena pasta al minero.

Nuestros encuentros se producían en cualquier lugar. En los baños del cine, debajo del viejo puente, en nuestras excursiones al monte, escondidos en la oscuridad de algún portal y en muchos otros lugares recónditos.

Habíamos llegado a un acuerdo, una cuota fija sin importar a lo que nos llevase nuestros escarceos. Además mi culo y mi boca estaban vedados para el. Ni besos ni penetraciones anales. Tenía en aquel entonces la peregrina idea que nuestros lances eran solo negocios y que si me dejaba sodomizar o besar me convertiría en un auténtico maricón.

Yo de hecho tenía mis ligues con las chicas del instituto y llegue hasta follarme alguna. Con lo cual mi relación con un hombre maduro la consideraba meramente como una actividad comercial. Que disfrutaba con ello no lo podía negar, pero por ello no me consideraba homosexual, ni tan siquiera bisexual. Es solo un placentero negocio me decía.

Un dia en uno de nuestros encuentros Raúl me propuso ir a su casa.

  • No me gusta llevar a nadie a mi casa, pero contigo es distinto. - me dijo.
  • Pero alguien me puede ver - le dije temeroso de que se produjese tal circunstancia.
  • No te preocupes no tengo vecinos próximos. Y además entraremos por el taller, si alguien nos viese le decimos que vienes a trabajar conmigo.

Raúl tenía un taller adosado a su casa donde realizaba trabajillos que le permitían sacar un dinero extra. Con ello conseguía costear sus vicios y pagar bien a sus chicos,debo decir  que a mi particularmente me pagaba generosamente. Así que tras convencerme de que no habría problemas por ir a su casa nos dirigimos hacia allí.

Vivía en las afueras de la población al borde de una carretera no muy transitada y apartado de otros vecinos. Era una pequeña casa de planta baja con una construcción sin lucir en la que tenía el taller. Nos dirigimos al portón metálico  del mismo y entramos por una puertecilla que había en el.

Era un taller enorme y bien equipado, lleno de todo tipo de herramientas y cachibaches. Evidentemente era un manitas, pues se veían despiezado sobre varias mesas distintos aparatos electrodomésticos y maquinaria  agrícola en proceso de reparación. También había alguna labor de carpintería en elaboración. Por lo visto como a su polla le iba todos los palos.

  • ¿Qué te parece? - me preguntó mientras con la mano recorría lo que el local contenía
  • Joder. Estás bien equipado. - le respondí
  • Eso ya lo sabías- me dijo con una sonrisa capciosa.
  • No me refiero a eso. So maricón - atajé enojado.

Tras unos minutos que permanecimos callados  observando el lugar, Raúl rompió el silencio.

  • ¿Te gustaría trabajar conmigo? -
  • ¿Cómo trabajar? Ya te hago unos trabajillos ¿No?
  • Me refiero a otra clase de labores. Aquí, en el taller. Aprenderás muchas cosas y además de esa manera puedes justificar ante tus padres de donde obtienes el dinero para comprar la Bultaco.
  • Eso me lo pagarías a parte ¿Verdad?
  • Hombre por supuesto. - respondió raudo.

Cavilé sobre la oferta que me hacía. Con ese dinero extra podría acortar el plazo para comprarme la moto y de esa manera dejar antes de chupar pollas. No era mala idea.

  • ¿Y como lo haríamos?
  • Bueno, después de salir del instituto te vienes unas horas a echarme un mano.
  • De acuerdo. Por mi hecho. ¿Pero cuanto me pagaras?
  • Pues 100 pesetas la hora
  • Eso es una mierda que sean 200
  • Las putas están mejor pagadas que los aprendices. Pero es lo que hay. 150 pesetas. Lo tomas o lo dejas, es mi última palabra
  • Vale - le dije tendiendole la mano

Así comencé de aprendiz con Raúl. Todos los días después de la clases me dirigía al cobertizo y trabajaba ayudando al minero retirado. En algún momento de descanso  nos solazabamos comiéndonos el rabo o pajeandonos mutuamente.

Un día tras un trabajo duro reparando una segadora me invitó a tomar café en la casa. Entramos por una puertecilla que la comunicaba con el taller y nos dirigimos a la cocina. Era una vivienda pequeña y con apenas enseres. Al pasar hacia lo cocina pude ver dos habitaciones una de ellas con una cama de matrimonio y un baño completamente equipado. La cocina era la mayor pieza de la casa, en su centro una enorme mesa con la parte superior de mármol de un blanco inmaculado. Me senté mientras Raúl preparaba el café.

  • Estás aprendiendo mucha mecánica¿Verdad? - me dijo
  • Si
  • ¿Te gusta?
  • Si mucho.
  • Cuando tengas tu moto la podrás reparar tu mismo.
  • Eso creo
  • Ves como conmigo has aprendido muchas cosas.
  • Y algunas buenas - añadió con una sonrisa picara.

Me sonrojé

Tras acabar el café Raul me dijo

  • Voy a darme una ducha huelo que apesto - dijo oliendose el sobaco.
  • ¿ Te apetece ducharte? - añadió
  • Bueno vale. Después de ti

Se acercó a mí y empezó a acariciarme el paquete mientras me decía insinuante

  • Y por que no nos duchamos mejor juntos, Lobito.

Bueno al menos hoy chuparía una polla limpia pensé.

  • De acuerdo

Y nos dirigimos a la ducha.

Me senté en el inodoro mientras Raúl se desnudaba. Casi siempre permaneciamos vestidos mientras nos la meneabamos o nos hacíamos una mamada. Así que eran pocas las veces que lo veía desnudo y cada vez que ocurría me asombraba su cuerpo

Verdaderamente era un tipo enorme, peludo como un oso. Su anatomía musculada le hacía parecer más joven de lo que era. Pero lo que más destacaba de su figura ciclópea era su sexo.

Aquel enorme cipote que colgaba entre sus piernas, enmarcado  por dos grandes y colganderos cojones, profusamente tapizados de un pelo negro como el que adornaba profusamente su pubis y trepaba por su vientre hacia su pecho.

Cuando se dio la vuelta para meterse en la ducha pude ver su culo y su espalda también adornada por el vello negro que contrastaba con la palidez de su piel.

Ya dentro con el agua cayendo sobre su cuerpo me dijo.

  • Anda desnúdate y ven conmigo

Me desvestí con rapidez y me metí con él en la bañera.

Raúl cogió el jabón y empezó a lavarme con parsimonia. Me levantaba un brazo con la mano mientras con la otra me enjabonaba el sobaco . Continuó con el otro brazo y al acabar lo hizo acariciadoramente por mi pecho descendiendo lentamente hasta llegar a mi sexo. En el momento que se formó espuma suficiente, cerró el agua y empezó a lavarme la polla descapullandome. La untuosidad del jabón y su mano experta hizo que pronto se me empinase. Se entretuvo masturbandome mientras con la otra mano me lavaba los huevos, introduciéndose también entre las piernas para acariciarme los muslos y el perinéo. Comencé a suspirar con sus caricias.

Cuando creyó que estaba a punto de derramarme abandonó su labor y abriendo de nuevo el agua aclaró mi cuerpo.

  • Ahora date la vuelta voy a lavarte la espalda

Le mire a los ojos temeroso de cual fuesen en realidad sus intenciones

  • Solo lavar. Eh
  • Si Lobito no seas mal pensado. Solo lavar.

Me di la vuelta y me deje hacer.

Enjabonó la espalda y luego la cabeza. Era una delicia que te frotaran el cuero cabelludo mientras el agua caía sobre tu cabeza. Se agachó y me lavó las piernas subiendo poco a poco hasta llegar a mis nalgas que acarició. Al sentir un pequeño mordisco me aparté de un salto.

Raúl se incorporó y entonces su mano se deslizó por la raja de mi culo introduciendose entre mis piernas. Me aparté de nuevo con rapidez.

  • Lobito no seas guarro hay que lavar bien ese culete. Joder estate quieto

Dejé que me lavara concienzudamente. A veces su mano rozaba mi esfínter y este se cerraba automáticamente mientras apretaba el culo con fuerza.

  • Joder Lobito no te cierres. Así no acabaremos nunca - me dijo enojado

Distendí los músculos y le deje proseguir.

Hubo un momento que uno de sus dedos se detuvo sobre mi ano y empezó a frotarlo persistentemente. Las cosquillas que  hacía en tan delicada piel hicieron que mi polla volviera a ponerse dura. Pero cuando intento meterlo salté de nuevo como una exhalación.

  • YA TE DIJE QUE EL CULO ESTÁ VEDADO. - le grité mientras me daba la vuelta encarandole
  • Bueno, bueno solo pretendía dejar bien limpio el ojete. No te cabrees
  • Ya te dije mil veces que no me vas a dar por el culo. Maricon hijo de puta.
  • Vale, vale. Pues entonces ahora lávame tú a mi - me dijo pasándome el jabón

Cogi la pastilla de jabón y empece a frotarle el velludo torso. Pude observar como sus oscuros pezones de empitonaban. Despacio fui descendiendo por su peluda barriga hasta llegar a su sexo. Me entretuve frotandole  con la pastilla por todos los rincones para luego dejarla sobre la jabonera y continuar con mis manos. El pollón comenzó poco a poco a izarse mientras se hinchaba entre mis dedos. Comencé entonces a masturbarle mientras con la otra mano le enjabonaba los huevos y entre las piernas. Raúl se estremeció.

Mi experta mano le hacía suspirar cada vez que retiraba su piel para descubrir el grande o cuando la subía hasta cubrirlo casi por entero. Aquella polla era enorme pero ahora con su vello púbico mojado y aplastado sobre la piel parecía aún mayor.

  • ¿Te la has medido alguna vez? - le pregunté
  • No. Pero que calculas tu que puede medir
  • ¿Veinte centímetros?
  • Yo creo que tal vez más. Una cuarta tuya medirá esos veinte centímetros. Prueba a ver.

Extendi mis dedos y puse mi mano a lo largo de toda su verga. No llegaba a alcanzar el final. ¡Aquel rabo pasaba con creces de los veinte centímetros! . He de decir no obstante que era proporcionado a la envergadura de semejante animal.

Proseguí masturbandole mientras le miraba a la cara. Le encantaba que lo hiciera así. Podía ver la cara de gusto que ponía mientras se la cascaba y ver sus ojos llenos de vicio clavados en mi. Desplegué toda mi destreza pero parecía que aquel iba a ser uno de esos días en los que no era fácil hacer que aquel cíclope de un solo ojo escupiera su leche. Tras un rato prolongado dándole brillo al calvo Raúl me dijo

  • Chupamela Lobito hoy estará fragante y deliciosa.

Me arrodillé en la bañera y comencé a jugar con la lengua por toda su extensión sin acercarme al glande. Era la primera vez que aquella polla no olía a macho cabrío y me encantó la novedad. Desprendía el aroma del Heno de Pravia que había utilizado para lavarla. Me demoraba en mis juegos sin tragarmela mortificando al minero que gemía ansioso a la espera de la calidez de mi boca.

  • Tragatela de una puta vez cabronazo - me dijo al fin exasperado.

Le miré a los ojos con una sonrisa de medio lado y puse mis labios fruncidos sobre la puntita del glande. Luego fui absorviendola con calma como si de un enorme fresón se tratara. Cuando su glande estuvo en mi boca; furioso, de un caderazo me la clavó introduciendomela hasta la garganta. Todavía quedaba un trozo considerable fuera pero era incapaz de meterla más adentro.

Le agarré con saña los huevos y me zafé de él.  Tosí y escupí flemas tratando de recuperar la respiración

  • Joder no seas animal casi me ahogo. Jilipollas. - le dije airado.
  • Pues mamamela como tu sabes y no seas calientapollas. - me respondió.

Comencé entonces a comérsela como a él le gustaba mientras acariciaba su capullo con la lengua y sorbía el liquidillo que manaba de su verga. Lo que más le excitaba era cuando le apretaba la bellota como un ternero mamón.

  • Así mamoncete . Joder que bien lo haces. Eres el mejor chupapollas que he tenido. Esa boca tuya vale todo el pastón que te pago- me decía entre suspiros y jadeos.

Durante incontables minutos mamé con fruición. Al fin noté como su polla se inflaba en mi boca. Presentí que se aproximaba a ese momento sin retorno y acelere la mamada.

  • ME CORRO. ME CORROOOOOOO… - gritó mientras se agarraba a mi cabeza.

El primer trallazo se estrelló en lo más hondo de mi garganta y luego empezó a derramarse en mi boca, con tal abundancia que apenas me daba lugar a tragarme toda la lechada que salía de su cipote.

Cuando acabó de manar aquella cálida pócima se salió de mi. Entonces pude engullir la considerable lefada que aún restaba en mi boca.

  • Ha sido la ostia- me dijo mientras se apoyaba exhausto contra la pared de azulejos
  • Hoy si que te has corrido bien-  le dije mientras con la mano retiraba los restos de sus jugos de mis morros.
  • Tu sacas lo mejor de mi cabroncete - me dijo sonriendo.

Me dispuse entonces a salir de la bañera pero Raúl me retuvo agarrándome por una muñeca.

  • No te vayas todavía. Lávame por detrás
  • ¿No pretenderas que te lave el culo?
  • Y la espalda. - me dijo burlón.
  • Ni lo sueñes.
  • Te pago un extra por ello.
  • Cinco mil pelas.
  • Ni lo sueñes. Te doy dos mil y vas que chutas

Sopesé la situación. Al fin y al cabo solo era lavarle el culo que ya estaría mas que limpio tras tan prolongada ducha.

  • Bueno vale.

Cogió la pastilla de jabón y tras pasarmela se dio la vuelta dándome la espalda. Comencé entonces a enjabonarle la parte alta de la espalda, intentando demorarme todo lo posible en llegar a su peludo trasero.

  • Más abajo Lobito.  - me dijo tornando la cabeza.

Me armé de valor y descendí hasta sus glúteos velludos que froté con insistencia

  • Entre las piernas - me apuró.

Me daba un asco que me moría, pero no me quedaba más remedio si quería ganarme la pasta . De manera que al fin me decidí y le pasé la pastilla de jabón por la raja del culo repetidas veces. Súbitamente volvió medio cuerpo hacia a mi y me quito el jabón depositandolo en la repisa.

  • Ahora con las manos. Lávame bien el ojete.

E inmediatamente se agarró las  nalgas con sus manos, las separó y se abrió de piernas. Mis dedos comenzaron a deslizarse por la hendidura hasta llegar a un botoncillo rugoso que empezó a boquear con mis caricias.

  • Ahi ahi. Frotame bien por ahi. - me dijo entre jadeos.

Le restregué repetidamente el ano mientras se derretía de goce, echando el culo hacia arriba para facilitar la labor. Tiraba de sus posadera de tal manera que parecía que quisiera desgajarlas.

  • Dios que gusto me estas dando. Que rico que se siente. Sigue asi te lo ruego.

Proseguí rascándole el botón del placer mientras el cada vez se inclinaba más hacia adelante, exponiendo el culo de tal manera que llegué a verle el agujero. Era una boca arrugada como la de una vieja, rodeada de pelos como el coño de una tipa. Le estaba gustando el frotamiento pero no debía de ser suficiente por que ansioso me dijo.

  • Meteme un dedo en el culo

Retire la mano como si me hubiese dado un calambrazo.

  • Ni lo sueñes. - le escupí furioso.
  • Anda chaval. No seas cabron. Metemelo un poco.
  • ¡Que no!
  • Te doblo la extra.

¡Ostia cuatro mil pelas era mucha pasta! Así que decidí hacerlo. Además era toda una estampa ver aquel tiarron ofreciéndome el culo con sus manos agarrando sus posaderas y con la cabeza torcida mirándome anhelante.

  • Esta bien.

Puse mi dedo índice en la entrada y empujé. Pero no entraba. Oí como se quejaba.

  • ¡Ay!.Joder así no. Chupate el dedo bien para que resbale con facilidad.

Me dispuse a meterme el dedo en la boca cuando recordé que antes había estado en contacto con su culo. Rápidamente lo encogí y extendí el corazón que introduje en la boca y chupé repetidamente.

Ya bien ensalivado lo coloqué sobre el ojete y empecé a hacer presión. Ahora entró con facilidad hasta llegar a los nudillos

  • Hummmmmmmmmmm- suspiro el muy mariconazo.

Su agujero empezó a abrirse y cerrarse espasmódicamente apretando el dedo  que estaba en su interior. Sentí su ardiente interior y el palpitar de su carne trémula.

  • Dale caña Lobito - me dijo con voz entrecortada por sus jadeos constantes.

Comencé entonces a follarlo con el dedo.Empecé con un lento mete y saca que fui acelerando al ritmo de sus suspiros.

  • Que placer Lobito. Así. Lo estas haciendo muy bien. ¿Notas una especie de bultito en mi interior? - me preguntó,
  • Si
  • Frotame en el que da un gusto que no te puedes imaginar.
  • ¿Porque?
  • Es la próstata. Y como la pepita de las mujeres y es una delicia cuanto te la tocan

Empecé a frotar lleno de curiosidad  en tal punto. No sabía que los hombres tuvieran nada allí dentro que les pudiera causar placer. Ahora comprendía porque los maricones se dejaban dar por el culo. Debía de ser por eso me imaginaba.

Tras un rato de estar trajinándolo para deleite del mariconazo de Raúl,este me volvio a pasar la pastilla de jabón.

  • Enjabonate los dedos y vete metiendo mas. Te lo ruego

Me enjaboné bien toda la mano y cerré el agua. Le clavé dos dedos a la vez y gritó como una zorra

  • Dale,dale. Con fuerza. Hummmmmmmmmmmm
  • Te gusta. Eh mariconazo.
  • Siiiiii mucho, lo haces muy bien
  • Y eso que decías que preferías dar que recibir. Pues bien que la estas gozando con mis dedos en tu culo. So zorra.
  • Si lo gozo, lo gozo. Meteme otro. - me suplico anhelante.

Así lo hice. Ya tenía tres dedos en el ojete y no paró de pedirme mas hasta tener cuatro dentro. De repente me agarró la mano y se sacó mis dedos del culo.

  • Meteme la polla Lobito

Mire aquel prieto agujerito que ahora se había transformado en una dilata oquedad, a través de la cual se podía ver su sonrosado interior. Por ahí no iba a pasar. Eso sí que no.

  • Pero tu que dices so maricón.
  • Que me folles , que me sodomices, que me des por el culo. Ostia.
  • Que a ti te gusten esas guarradas no significa que a mi tambien.
  • Verás como la gozas. Es como follarse a una tia te lo aseguro.
  • Ya, con la única diferencia que eso que tienes ahi es un culo y no un coño y que tu eres un tio y no una tia. Asi que olvidate.
  • Que importa cierra los ojos y follame.
  • Ni hablar.
  • Te vuelvo a doblar la extra
  • Ni por todo el oro del mundo. ¡QUE YO NO SOY UN MARICON COMO TU! ¡A VER SI TE ENTERAS DE UNA PUTA VEZ!
  • Te la triplico

Me quedé silencioso calculando la oferta. Si me la doblaba eran ocho mil machacantes, pero si me la triplicaba eran 12000 pelas. Joder un pastón. Eran muchos los escrúpulos que tenía para meter mi polla en el culo de un hombre, pero era mucha también la tentación de incrementar mis ahorros con semejante cantidad. Era casi el sueldo de un mes de muchos chavales. Y en mi estupidez me seguía convenciendo que darle por el culo a un maricón no necesariamente te convertía en uno de ellos. Dudé.

  • No lo se. Es que me da asco. Estará lleno de mierda, joder.
  • Por eso no te preocupes. Yo se como lavarme bien. Me lavó para que estés seguro de lo que digo y luego decides.
  • ¿Y como te vas a lavar por dentro?
  • Ya verás. Sale de la bañera.

Me salí y quedé mirándolo intrigado. Raúl desenroscó la alcachofa de la ducha y acercó la tubería flexible a su ano, luego abrió el agua. A continuación salió de la ducha y sentándose en el retrete expulsó todo el líquido con un sonoro estallido. Era como una manguera echando agua a presión. Volvió a repetir la operación. Yo le miraba sin dar crédito a lo que estaba haciendo el muy mariconazo.

La tercera vez permaneció en la bañera y me dijo

  • Observa

Su ojete empezó a soltar agua a presión como la manguera de un bombero. Me impresionó el ruido que su ano producía expulsando el líquido. La verdad que ahora el agua salía tan  cristalina como la de un manantial de montaña.

  • Ves ahora tengo el culo más limpio que el chocho de cualquier mujer - me dijo sonriente
  • Joder tio pero es que no se que me da meterla en ese culo peludo.
  • No seas remilgado. Cada poco la tienes metida en mi boca y te puedo asegurar que en estos momentos, mi culo esta mas limpio que cualquier boca o cualquier coño en el que hayas enterrado tu pito.
  • Esta bien. Voy a probar pero si no me gusta lo dejo.

Me metí de nuevo en la bañera con la intención de follarme al bujarrón. La verdad que con la aprehensión que tenía a realizar tal acto, unido al frío de estar mojado y desnudo, mi polla se había encogido hasta quedar convertida en un guiñapo.

  • No en la bañera no- me dijo Raúl
  • Mejor nos secamos. Vamos a coger frío.- añadió

Raudo cogió una toalla y me secó minuciosamente todo el cuerpo, esmerandose en frotar mi polla que poco a poco fue recuperando su compostura y poniendose morcillona. Luego raudo tras secarse el mismo con premura, se arrodilló a mis pies y empezó a mamarmela. Mi rabo se empinó en su boca mientras crecía.

  • Tiene un buen cipote tú también. Nunca me han metido una herramienta de estas dimensiones. Va a doler.
  • Pues si quieres lo dejamos- le dije pensando que me iba a librar de semejante experiencia.
  • Me va a doler a mi. Y solo al principio. Verás como al final los dos gozamos como locos.
  • ¿ Y como lo hacemos?
  • Ven. Mejor nos vamos a la cama. - me dijo arrastrándome por la mano.

Al llegar a la habitación y ver la cama matrimonial, se me encogio de nuevo la picha y un escalofrio recorrio todo mi cuerpo. Raúl al notarlo se hecho de espaldas en la cama y llamándome con la mano me indicó que me acercara al lecho.

  • Recuéstate sobre mi.

Me tendí sobre su cuerpo y él raudo me cogió la polla con las manos metiéndola entre sus muslos. Empezó a frotar el nabo con sus piernas mientras con sus manos me frotaba el resto del cuerpo para hacerme entrar en calor. Pronto mi verga comenzó a responder al tratamiento.

Me animé y empecé a culear follandole las piernas. Mas cuando aceleré mis movimientos el minero, temeroso que me derramase entre sus muslos, me detuvo y me dijo.

  • Aguarda déjame que te la chupe bien para que entre con más facilidad.

Me puse de pie sobre el lecho y Raúl sentado me la empezo a mamar. Lo hacía muy despacio cubriendo toda la polla de abundante saliva que chorreaba mojandome los huevos.

  • Así está bien

Se dio la vuelta y alzándose se puso a cuatro patas. Desde arriba pude ver aquel culo enorme y peludo ofreciedoseme. Mas yo no sabía cómo empezar.

  • Ahora escupeme el culo bien y con tus dedos dilatame como antes lo has hecho - me ordenó.

Me arrodillé mientras él se separaba las nalgas mostrandome el oscuro agujero que se había cerrado de nuevo. Le escupí varias veces en el ojete. Con cada escupitajo su ano palpitaba tras el impacto. Luego le dilaté con mis dedos. El muy cabrón empezó de nuevo a jadear como una perra en celo. Cuando  mis dedos ya entraban y salían con toda facilidad me dijo.

  • Ahora clavamela. Al principio ve despacio. Te lo ruego. Tienes un considerable nabo y mi culo no está muy acostumbrado a semejantes visitas.

Me cogí la polla y se la pase por toda la raja. Luego la coloqué sobre el fruncido dintel haciendo presión. Costaba penetrarle asi que aumente la fuerza del empuje. De su boca salió un quedo quejido.

  • Uuuuuuuuy

Seguí presionando y cuando tenía media mota dentro de un empujón se la clavé. Mi glande entró de sopetón y su esfínter apretó con fuerza intentando refrenar el impetuoso asalto.

  • Espera, espera a que me acostumbre a tenerte dentro. - me decía entre leves gemidos.

Su culo palpitaba estrujando y liberando, aumentando y disminuyendo alternativamente la presión que su ano  ejercía sobre mi rabo. La verdad no era tan desagradable como me lo imaginaba. Aquella carne caliente y trémula apretaba mi verga de una manera distinta. Parecía el cruce de una boca y un coño. Durante unos minutos permanecimos quietos, sin movernos, solo los latidos acompasados de aquella boca golosa y de mi excitado rabo nos hacían estremecer. Al fin Raúl me dijo.

  • Ahora vete clavandomela despacio. Con suavidad.

Empecé a introducirme en el milimetro a milimetro. Cuando su piel refrenaba mi avance dejaba caer saliva sobre mi tronco para lubricar la penetración. Con medio rabo clavado inicié un mete y saca que le hizo gemir de placer.

  • Eso venga chaval follame de una vez.

De un caderazo se la espeté hasta que mis huevos chocaron con los suyos. Mire hacia abajo y no me vi la polla. Estaba totalmente enterrada en el interior de su culo.

  • Ahora ya la tienes toda dentro -afirmé
  • Ya lo noto. Ya lo noto. Nunca me la habían metido tan adentro te lo juro.
  • ¿Y que sientes?
  • Calor, ardor, dolor, placer. No sabria decirte. Es algo muy especial que no se puede explicar.¿Y tu?
  • No se es como si tu culo intentaste arrancarme la polla de un mordisco. Siento como la succiona, como intenta tragarsela.
  • Pues ahora metela caña Lobito. Follame con ganas - me dijo ansioso.

Desecadené entonces un mete y saca continuo. A veces la sacaba hasta dejar solo el capullo en su interior para inmediatamente enterrar todo el rabo de una estocada. Observé como aquel culo peludo comenzaba a danzar gustoso con mis embates y se retorcía insinuante con mi polla dentro. A veces cuando yo me detenía, él frenético comenzaba a moverse follandose con delirio el mismo mientras lanzaba gritos de placer.

  • No te detengas sigue dándome rabo. Follame bien follado chaval.
  • Te gusta tener mi polla clavada en mi culo ¿Verdad mariconazo?
  • Si nadie me ha follado como tu lo estas haciendo. Me colmas como ninguno.
  • Eres más puta del lo que me creía. No hay duda. Y decias que no te desagradaba que te diesen por el culo. Te gusta mas que te metan el rabo que a la mas calentorra de las putas
  • Si Ahhh Ahhhhhhhhhhhh. Rómpeme el culo cabrón.

En uno de estas mi polla se salió por completo. Tenía el agujero dilatado como un bote de conservas y enrojecido por el roce de mi polla. Se había hinchado y ahora recordaba más bien los morros de una negra . Ver aquella oquedad sonrosada recubierta de pelos me puso más cachondo y le escupí en el interior. El minero se estremeció.

Sin demora se la clavé de una estocada y comence a follarmelo con saña. Estaba pletórico al ver como aquel tiarron se derretía de gusto con mi cipote enterrado en su culo. En ocasiones sus piernas le fallaban y todo su cuerpo temblaba como en un orgasmo.  Intentó cascarsela mientras le follaba, pero al sostenerse solo con una mano, perdía el equilibrio. Así que me dijo.

  • Por favor Lobito meneamela.

Le agarré la polla con la mano y empece a cascarsela mientras le daba por el culo. Sus gritos entonces se convirtieron en alaridos

  • ¡QUE GUSTO¡
  • AY AY AY
  • HUMMMMMMMMM
  • JODER JODER
  • FOLLAME CABRON
  • DALE FUERTE
  • PARTEME EL CULO
  • SIIIIIIIIIIIIII
  • PREÑAME
  • CORRETE. QUIERO QUE TE CORRAS DENTRO
  • DAME TU LECHE DE UNA PUTA VEZ

Le machacaba el enorme cipote mientras le daba frenéticos pollazos. Noté como su polla se comenzaba a hinchar y a palpitar espasmódica en mi mano, acabando por estallar

  • ¡¡¡¡¡¡ME CORROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!
  • SI
  • SI
  • SI
  • UF UF UF

Su culo convulsionado por el orgasmo empezó a estrujarme el rabo con unas contracciones incontrolables. Sintiendo que estaba alcanzando el éxtasis, le clavé de un puntazo la polla hasta lo más hondo, comenzando a correrme de forma desaforada, mientras temblaba como un azogado agarrándome a sus caderas. No se cuantos trallazos de leche lancé en lo más hondo de aquel culo vicioso. No recordaba tan considerable corrida hasta la fecha. Mi verga dejó de manar su esencia pero aquel culo hambriento siguió estrujandola para extraer hasta lo ultimo de mi lefada.

Cuando le saqué el manubrio del culo pude ver como el rojizo boquete, lleno de mi blancuzca sustancia, se cerraba y abría boqueando como un pez fuera del agua. Poco a poco fue contrayéndose y comenzó a escupir la abundante lechada que se deslizó lentamente por sus huevos hasta caer sobre la cama.

Agotado el tiarrón tembloroso perdió apoyo y se desplomó sobre el lecho como un toro estocado. De rodillas entre sus piernas, observaba su cuerpo agotado y sudoroso, tembloroso e inerme. Entonces una inmensa sensación de poder se adueñó de mi. Me había follado magistralmente aquel mariconazo que me había entregado el culo con placer y al que había hecho gozar como una auténtica zorra.

Tras un rato se dio la vuelta y tendido con los brazos tras la nuca me dijo.

  • Ha sido increíble. Tienes que probar. Nunca había gozado tanto.

Me quedé contemplando aquel cipote morcillon embadurnado por la corrida y tras mirarle con cara de asco  le dije

  • Ni lo sueñes

Sonrió, me guiñó un ojo y añadió

-¿Y si te compro la moto?