Morir una vez más… Corazón negro (8)

Yolanda ha iniciado el camino hacia su destrucción, mientras Roberto sigue implacable con su venganza

Nada mas salir Jerome de su despacho, Roberto empezó a ojear todo el dossier de esos seis cabrones. Inicialmente descartó intervenir con el tal Pedro, ya que acababa de tener un accidente grave de circulación y no se sabía si saldría de esta. Bueno, pensó, uno menos y sin ensuciarme las manos. De todas maneras seguiría su evolución por si había que intervenir.

Decidió empezar por Javier. Este era un caso doblemente repulsivo, que no solo le implicaba a él sino que también incluía a Nuria, su mujer. Los dos escondían oscuras y delictivas depravaciones, por lo que el castigo iba a ser compartido. Ella era una masoquista que le gustaba ser maltratada durante el sexo. Hasta ahí no había nada de malo, es una conducta totalmente aceptable si el sexo es consensuado. El problema es que su marido era un pederasta, y ella colaboraba en facilitarle niñas menores de edad para que abusara de ellas. Aprovechando de su condición de psicóloga orientadora en escuelas de primaria, seleccionaba y engañaba a sus inocentes víctimas. La pareja era muy cauta y hábil en no despertar ninguna sospecha en su entorno.

El informe exhaustivo del equipo de Jerome, dejaba claro lo difícil que había sido obtener la información. El resto de colegas de Javier desconocía esas tendencias de su amigo, ya que en ninguna conversación dejaba a entrever esa conducta. De Nuria, nadie sospechaba, ya que se confiaba plenamente en la persona que se encarga del cuidado de los posibles desequilibrios emocionales de los menores y ayudar a superarlos. Y actuaba al contrario, manipulando, azuzando sus miedos y aprovechando su inmadurez.

El hackeo del ordenador de Javier no obtuvo ningún fruto. Estaba limpio, demasiado limpio. Nada de visitas a webs porno, ni un video guarro. Nada de nada. Pero el hacker de Jerome insistió en analizar a distancia, los borrados sufridos por el disco duro del PC. Utilizando software de informática forense capaz de recuperar información borrada de discos duros, incluso a los que se le habían aplicado hasta 7 pasadas de borrado, y salieron cosas. Vaya si salieron.

Había toda una colección de pornografía infantil, con videos infames  de niñas asiáticas, negras, blancas. Todos ellos procedían de países extranjeros y su visión revolvía el estomago. Pero también había producción propia, concretamente cinco videos. En los tres primeros aparecía Javier, sin entrar en detalles, abusando sexualmente a su víctima, diferente en cada grabación. La sorpresa fue descubrir que Nuria participaba en los otros dos videos. Combinaban el masoquismo de ella con el abuso a la menor.

A partir de ahí es cuando la investigación se centró en ella hasta descubrir que era la que proporcionaba las víctimas. A Roberto le hervía la sangre. Se juro que lo iban a pagar. Ya no era por Yolanda. Iba a follarse a esa morena de cuerpo esplendido y meter en la cárcel a esos dos depravados.

Con María, una chica preciosa del equipo de Jerome, Roberto ideó un montaje para hacer caer a Nuria y poder follársela. Llenaron de figurantes contratados la cafetería donde Nuria iba a desayunar cada día, y en un momento que Nuria estaba en el lavabo, Roberto y María se metieron en uno de los cubículos, sabiendo que Nuria les oiría. Se trataba de montar una escena lo suficientemente convincente para calentar a Nuria y provocar un acercamiento a Roberto. Simularon una follada brutal y violenta mientras Roberto le exigía a María que cumpliera con lo prometido de entregarle a su hermanita pequeña. María se quejó del daño que le estaba haciendo la salvaje follada, y que jamás le entregaría a su hermanita para follársela. Salió corriendo del cubículo con el pelo alborotado mientras fingía acondicionarse la ropa. Al instante salió Roberto, se hizo el sorprendido al ver que Nuria estaba allí. La idea era despertar la perversión de esa mujer y excitarla con lo que había estado espiando.

-        Voy a denunciarte a la Policía por lo que acabas de hacer y decir, depravado – le espetó Nuria.

-        Si me denuncias, te voy a hacer más daño que lo que le he hecho a esa zorra que acaba de salir corriendo. - Roberto jugaba fuerte para despertar los deseos masoquistas de ella - .

-        ¿Te a atreverías a hacerme daño? - contestó desafiante - .

-        Me encanta follar muy duro a las putitas como tú, aunque disfruto con las que son más…infantiles.

-        A lo mejor si me demuestras lo duro que puedes ser conmigo, podemos arreglar lo de la… pequeñita.

-        Estoy alojado en un hotel, vamos a mi habitación para ver lo que eres capaz de aguantar.

Fueron juntos hasta el coche de Roberto, un espectacular Ferrari de color amarillo. Evidentemente lo habían alquilado para la ocasión, ya que a Roberto, aunque podía permitírselos, no le gustaban los coches ostentosos ni llamativos. Por el camino, Roberto metió su mano derecha bajo la falda y apartando el tanguita de Nuria, empezó a masajear su chochito mojado. Ella se estiraba atrás sobre su asiento, mientras se estrujaba un pecho con su mano. Estaba muy caliente y sabia que no tardaría en correrse.

-        Córrete golfa, que ya llegamos al hotel. Dime que me conseguirás un bomboncito chiquitín. Si disfruto la mercancía, te daré el dinero que me pidas.

-        Siii… aghh…  ya verás… que tiernecita… ufff… nueva para estrenar… ahggg… - se corrió como una loca mojando la tapicería del Ferrari.

Diez minutos más tarde, entraban en la hab. nº 744 del lujoso hotel. Roberto había elegido esa habitación expresamente, porque sabía que a Yolanda le dolería cuando lo viera.

Una vez dentro, se desató la violencia sexual que Roberto jamás hubiese creído ser capaz de hacerle a una mujer. Tenía un cuerpo espléndido y deseable, pero a Roberto le repugnaba por el hecho de saber las ignominias que hacían con las menores. Su rabia aumentaba la violencia del acto sexual, pero ella lo disfrutaba y le pedía más dureza. Estuvo a punto de lesionarla gravemente, pero por suerte consiguió dominar su fuerza gracias a lo disciplinado de su aprendizaje en la lucha. Cuando terminaron, Roberto se marchó mientras ella intentaba reponerse de la brutal sesión.

La parte más “visual” del plan ya estaba cumplida. Toda la escena de la habitación estaba grabada. Quedaba la estocada final para esos dos.

El equipo había colocado cámaras en el salón de la casa de Javier y Nuria, para controlar cuando estaban los dos juntos. Jerome había informado a su amigo de la comandancia de la policía autonómica del momento preciso en que deberían intervenir.

Un mensajero le entregó a Javier un sobre con un pendrive y una nota que decía

-        Para Javier y Nuria, ver conjuntamente el video.

Tras la sorpresa inicial y los comentarios entre ellos, se dispusieron visualizar la filmación en la TV. La primera sorprendida fue Nuria, que tuvo que explicar a Javier la circunstancia de la follada con ese desconocido. Justo al acabar la grabación en la habitación el hotel, apareció un primer plano de Roberto, que mirando a cámara dijo:

-        Soy Roberto, el marido de Yolanda y acabo de joderos la vida…

No les dio tiempo a decir ni una palabra. La policía estaba llamando a la puerta con una orden de registro.

Fueron directos al PC y le pidieron a Javier que lo desbloqueara. Javier estaba convencido de que no encontrarían nada, pero su sorpresa se convirtió en pavor cuando la agente que manipula el PC, encontró una carpeta de nombre “Porno Infantil”.

El hacker de Jerome había vuelto a copiar al disco duro todos los videos recuperados, como si hubiesen estado allí toda la vida.

Al abrir el primer archivo de video se veía a la pareja con una niña y…

Inmediatamente fueron arrestados y acusados de pederastia, creación, tenencia y distribución de pornografía infantil con distintos agravantes.

Se iban a pasar muchos años en la cárcel, y ya se sabe qué les pasa a los abusadores de niñas en la cárcel…

Roberto pudo cerrar el sobre Nº 6 – NURIA.  Lo había disfrutado especialmente.

Yolanda ya llevaba dos meses de baja y no se encontraba en condiciones de volver al trabajo. Esther la había visitado varias veces para intentar que tomara aire fresco, y respirar un poco fuera de ese pozo en el que se hundiendo cada día más. No dejaba de pensar en sus hijos y realmente notaba que estaba entrando en un estado depresivo, por segunda vez en su vida. Y las dos veces provocada por su insensatez, por su lujuria, por dejar de lado el amor de Roberto y olvidar que era lo único verdadero que debería haber cuidado, y permanecerle fiel hasta la muerte.

Su físico empezaba a deteriorarse y se armó de valor para ir al médico y obtener una baja por depresión que le permitiera seguir esperando, aunque no sabía bien el qué.

Roberto fijó su nuevo objetivo, Oscar. Estaba casado con Pilar, una verdadera ama de casa de las de toda la vida, que se desviven por su marido, aunque hace mucho tiempo que sabe que solo la ve como un florero, y la utiliza para cocinar y planchar sus camisas.

Intentaba atraer la atención de su marido luciendo lencería sexi, se había teñido el pelo de rubio y depilado el pubis, pero Oscar pasaba de ella.

De pascuas a ramos la utilizaba para desfogarse, la penetraba por el culo, agarrando sus grandes glúteos hasta dejarle marcas y también hacia lo mismo con sus enormes tetas. La cosa duraba exactamente 5 minutos.

Oscar tenía una gran debilidad, y Roberto moldeó un plan para aprovéchala. Era un jugador empedernido y un mal perdedor.

Tenía algunas deudas acumuladas y las pobres ganancias que le proporcionaba su negocio de tintorería, se esfumaban en cualquier mesa de póker en algún sucio tugurio. Aparte de la tintorería, sus propiedades consistían en el confortable piso donde vivía, una pequeña casita en el pirineo aragonés y un Mercedes de gama alta del que debía las últimas cinco cuotas.

Roberto contrato a tres de los mejores jugadores de póker que pudo encontrar. El plan consistía en llevarlo a una timba clandestina, en la que los otros jugadores serian Roberto y los tres profesionales. Además, pensaban utilizar cartas marcadas de gran calidad, indetectables.

A través de un jugador conocido de Oscar, corrieron la voz de una partida en la que el mínimo de entrada para cambiar en fichas era de 80.000€ y le vendieron la película que esos tipos eran unos ricachones que no tenían ni puta idea de jugas a cartas. El único hándicap era el dinero de la entrada.

Y Oscar mordió el anzuelo. No tenía ese dinero en metálico, pero ante la posibilidad de ganar un buen pico, consiguió un préstamo a un altísimo interés de un usurero con muy mala reputación.

La intencion de Roberto con Pilar era que, después de arruinar al marido, intentaría conquistarla para llevársela a la cama, aunque lo veía difícil, ya que parecía una buena mujer que difícilmente se acostaría con otro hombre fuera del matrimonio. En cualquier caso, ya pensaría como actuar después de la partida.

Llegaron al lugar de la timba a las 8 de la tarde. Se jugaba en el sótano de un prostíbulo, con una mesa en el centro, iluminada solo por una lámpara que colgaba del techo. Había anexada a la zona de juego, una amplia habitación cuadrada, que en su día, serviría para echar un polvo con alguna prostituta. Un colchón en el suelo era la única decoración. Al fondo había un pequeño aseo con un sucio inodoro y un plato de ducha. Todo muy cutre, parecía sacado de una peli de cine negro de los 50.

Empezaron a jugar y dejaron ganar varias veces a Oscar para que se confiara. El resultado final de la partida, fue el previsto en el guion. Perdió todo su dinero e insistió en que aceptaran su Mercedes, que acordaron valorar en 52.000€ y que también perdió. Estaba desquiciado, se levantó nervioso de la mesa con la botella de bourbon en la mano y esnifó una raya de farlopa. Propuso jugarse la propiedad de la casita de la montaña, que tasaron en 175.000€. Al cabo de 5 partidas ya lo había el dinero.

Otra propuesta, la tintorería por 500.000€, tres jugadas de locura y adiós negocio.

Mas bourbon, mas coca, nueva propuesta, la propiedad de su piso por 440.000€. En media hora ya no tenía nada de nada, estaba completamente arruinado. Se sentía acabado, hundido, pero no podía dejarlo, les suplicó que le prestaran más dinero para poder recuperar el piso, era su vivienda y la de su mujer.

Y la desesperación le hizo decir:

-        Me juego a Pilar, mi mujer. A una jugada, contra uno de vosotros tres, el que elijáis. Cada uno de vosotros aporta 110.000€ al centro, si gano, recupero el dinero del piso, si pierdo os follais a mi mujer en ese cuartucho el tiempo que queráis, y podéis hacer con ella lo que os venga en gana.

-        Tu estas flipando – contestó uno de los profesionales - ¿crees que voy a pagar 110.000€ por un polvo con una “Maruja”.

-        Ni que fuera la tía mas buena del mundo – dijo otro -.

-        Os juro que tiene un culo y unas tetas que te mueres. Y se la deja meter por el culo.

-        Ni en coña, vete a dormir ya, hombre. Has perdido y punto.

-        ¿Te estás jugando a tu mujer sin contar con su opinión? – dijo Roberto de repente – ¿piensas que es de tu propiedad?

-        Ella hará lo que yo le pida.

-        Eso lo dices tú, pero… te acepto la puesta si es ella la acepta. Pero quiero oírlo de su boca. Si mis colegas no quieren jugar, yo cubro toda la pasta. - Roberto estaba alucinado de como se lo estaba poniendo a huevo ese hijo de puta -.

Los otros jugadores aceptaron y Oscar no tardo ni un minuto en llamar a su mujer. Intentó que los demás no escucharan su conversación, pero estaba claro que la pobre Pilar no estaba para nada de acuerdo con su marido. Estuvo suplicando 20 minutos, llorando porque lo había perdido todo, que se quedarían en la calle en la mayor de las miserias. Al final accedió a venir en un taxi.

Oscar le pasó el teléfono a Roberto para oír de sus labios la aceptación de la apuesta. Esperaron a que llegara la mujer en taxi, que no tardó ni media hora. No quiso aceptar un beso de su marido, ni dejó que se le aproximara.

La cara de Pilar era todo un poema cuando Roberto le insistió en que si estaba conforme con la apuesta y lo que representaba para ella. Asintió claramente con un movimiento de su cabeza.

Antes de que empezara la jugada, Pilar le exigió a su marido que, pasara lo que pasara, se iban a divorciar. Si no aceptaba esa condición, no había trato. A Oscar solo le obsesionaba el hecho de jugar y aceptó al instante.

Y Roberto se enfrentó a Oscar con la ventaja de jugar con las cartas marcadas, y evidentemente ganó.

Tras la desesperación del perdedor, Pilar miró con odio a su marido y le llamó hijo de puta, mientras caminaba hacia el cuarto anexo como un cordero que va al matadero.

Oscar se quedó solo en la mesa de juego mientras los cuatro hombres y la mujer entraban en el cuarto y cerraban la puerta. Nada mas entrar, Roberto le dijo a la mujer:

-        No te preocupes, no va a ocurrir nada, vamos a hacerle creer a ese cabrón que te estamos follando los cuatro. Haremos teatro entre todos, fingiremos gritos de placer, suspiros, ruidos, etc. para que se lo trague. Mientras nos tomamos una copa y hacemos tiempo. No estés asustada.

Los demás le confirmaron a la pobre mujer las palabras de Roberto. Ella estuvo un rato pensando en la bajeza de su marido, el hombre que había puesto un anillo en su dedo el día de su boda, jurándole amor eterno. Y se lo había jugado todo y lo había perdido. Y a ella la había vendido como si fuese un objeto, por el simple placer momentáneo, del subidón de la droga del juego.

Lo iba a pagar, aunque fuese la última cosa que hiciese en la vida. Y haría todo lo posible por disfrutarlo.

-        Por favor, folladme todos – les soltó de sopetón a esos hombres que no conocía.

-        Mira Pilar, eres una buena mujer que no semerece a ese hijo de puta, no tienes por qué hacer nada. – le decía Roberto.

-        Es que necesito que ese cerdo vea que me ha perdido para siempre y que me voy por la puerta grande, humillándolo como ha hecho conmigo durante nuestro matrimonio. Quiero sentirme deseada por los hombres, que me hagan el amor y sentir placer que hace siglos que no siento. Llevo años intentando ofrecerle mi amor y solo me ha utilizado como un klinex y me ha tirado a la papelera. Por favor, folladme sobre ese asqueroso colchón, me sentiré más limpia de lo que me he sentido jamás con Oscar.

-        ¿Estás segura de esto?

-        Solo os pido que no me hagáis daño, por favor.

-        Bien, pues vamos a intentar que pases una noche inolvidable. No te preocupes, relájate y disfruta.

-        Otra cosa…, quiero que lo grabéis todo, para enseñárselo a ese cerdo y que se sienta humillado. Será mi despedida.

Colocaron sus móviles en los cuatro ángulos de la sala pulsaron el “rec”.

Empezaron a acariciarla y besarla por todos lados. Se notaba que ella no había estado nunca en una situación parecida, y reaccionaba torpemente. Pero acabo soltando todo su potencial sexual. Probo por primera vez la doble penetración y le encanto. Es resto fue coser y cantar. Disfrutó e hizo disfrutar a esos hombres hasta que quedó rendida sobre el colchón.

Cuando terminaron, Roberto le dijo a Pilar.

-        Has estado fantástica, no te avergüences de nada de lo que ha pasado hoy. Y no te preocupes, el pido, la casa, el negocio, el dinero, será para ti, solo para ti.

-        Pero yo…

-        No hay peros que valgan, vive tu nueva vida y olvídate de ese hijo de puta.

-

A la salida, Oscar estaba dormido apoyado en la mesa. Pilar pasó por su lado sin mirarlo y se marchó.

Roberto lo zarandeó para despertarlo, y esperó a que estuviese consciente.

-        Voy a presentarme debidamente. Soy Roberto, el marido de Yolanda, ¿recuerdas la casa rural?  – Oscar lo miraba asustado, recordando cómo se la follaron -  Te acabo de dejar en la ruina y me he follado a tu maravillosa mujer por todos lados, ya te haré llegar el video para que te hagas una paja. Acaba de disfrutar el día, por que mañana empieza tu calvario.

Sobre Nº 4 – PILAR.  Cerrado.

La semana siguiente, Jerome se reunió con Roberto.

-        Creo que ya tenemos al “topo” de tu empresa, aún es pronto para asegurarlo, pero solo ha podido ser él.

-        ¿Pero es seguro?

-        Solo hay una persona en la empresa que tiene las claves para acceder a todo.

-        Jerome, el nombre.

-        Es el responsable de IT de la empresa, Alphonse, está en la central de Marsella y la huella de su clave única, es la que hemos descubierto en todos los accesos.

-        Pero no tiene ningún motivo para querer destruir mi matrimonio, ni relación con Yolanda, que casi no conoce. Además, lleva con nosotros un montón de años, de hecho, estaba en la empresa antes que yo. A principios de año estuvo en Barcelona con su equipo de informáticos, implantando el nuevo ERP corporativo. Se alojó en el hotel de Melianio durante un mes, aproximadamente.

-        Pues igual empezó a conspirar entonces, hay que comprobarlo, pero del acceso con sus claves no hay duda.

-        Pero siempre ha sido el hombre de confianza de la empresa. El sistema informático es el todo. Siempre ha estado a las órdenes de ella y…

Roberto sintió un vuelco en su corazón al razonar lo evidente, repitiendo:

-        A las órdenes de ella… de Erika…

(CONTINUARÁ)