Morir una vez más… Corazón negro (7)

Roberto abandona la casa para planificar su venganza dejando a Yolanda desolada

Erika le esperaba sentada en la cafetería del hotel donde se alojaba. Roberto se dejó caer en la silla frente a ella. Su cara denotaba tristeza, pero mantenía la oscura frialdad de su mirada, la misma que había mostrado en el encuentro con su esposa.

Erika, al verlo en ese estado y conocedora de las circunstancias, alargó sus manos sobre la mesa hasta cubrir con ellas las de su amigo. Sentía una pena muy grande al ver en cómo estaba cambiando Roberto. Lo quería muchísimo, lo cierto es que aún lo amaba, le dolía el corazón y tenía un miedo terrible de no poder impedir su marcha hacia la destrucción.

-        ¿Los chicos están bien? – preguntó Roberto

-        Sí, he cogido una gran suite para los dos y están como locos tocándolo todo. No hay que preocuparse por ellos. De momento.

-        Bien, los pasajes de avión para Suiza estarán mañana en la recepción del Hotel.

-        Roberto, ya sabes no me importa ocuparme de los chicos el tiempo que haga falta, y que después de lo que te ha hecho Yolanda, quieras expulsarla de tu vida. Pero es su madre, no puedes apartarlos de ella, la necesitan. Decide el tiempo que permites que estén juntos, pero no cortes de raíz su relación.

Por favor, escúchame, no hagas como yo que no quise hacerte caso y casi pierdo la vida, además del suplicio que tuve que padecer. No cometas mi error. Podrías arrepentirte el resto de tu vida.

-        Erika, ya no puedo parar esta oscuridad, voy a llevar a cabo mi plan, caiga quien caiga. Si no vas a ayudarme, este es el momento de decirlo, no te lo reprocharé.

-        Roberto, claro que te ayudaré en lo que necesites, cualquier sacrificio que me pidas es poco para devolverte lo que te debo. Y Louis también te apoyará en lo que haga falta. Solo quiero que medites bien las cosas antes de hacerlas. No soportaría que el hombre más bueno existe en la tierra, se convierta en otra cosa.

-        No te preocupes, siempre seré bueno para ti. Subo a ver a los chicos para explicarles sus vacaciones anticipadas.

Erika miraba salir a Roberto de la cafetería y rezó para que su amigo, socio y amado, no se perdiera en los actos terribles que estaba planeando ejecutar. Ese hombre en “modo combate” podía no tener límites.

Lo primero que hizo Roberto al llegar a su despacho, fue llamar a su amigo Jerome para reunirse con él. Hacía años que contrataba los “servicios especiales” de su empresa, que abarcaban desde la seguridad global, hasta otros temas que necesitaban “soluciones expeditivas”. A las dos horas entraba por la puerta de su despacho.

-        Hola hermano, ¿Dónde está la bomba?, tu por menos no llamas.

-        Gracias por venir tan pronto, Jerome. Es un tema personal que ha afectado mi vida de una manera irreparable. Ruego tu máxima discreción.

-        La tienes toda – ahora Jerome estaba serio – soy todo oídos.

-        Voy a enseñarte un video con sexo, mucho sexo, y la protagonista es la muy puta de Yolanda.

-        Joder Roberto, no hables así de tu mujer, no puede haber hecho nada malo.

-        Mira el video y ya me dirás.

El video se reproducía mientras los dos permanecían en silencio. A Jerome le desapareció su eterna sonrisa de su rostro, tragaba saliva y hacía gestos de negación con la cabeza. Incluso alguna lágrima incontrolada descendió por su curtida mejilla. Roberto jamás había visto soltar una lágrima de ese hombre, ni con todas las atrocidades que habían compartido. No desprendía ni el menor atisbo de excitación, y eso que las imágenes por si solas eran lo siguiente a excitantes. Estaba sufriendo por Roberto. Cuando terminó la reproducción no podía decir palabra. Estuvo pensando en lo que acababa de ver hasta que le dijo a su amigo.

-        Lo siento mucho hermano, jamás hubiese imaginado eso de Yolanda. Algo de droga veo ahí, pero…

-        Pero nada, que es una zorra come pollas que me destrozado la vida y ahora se la voy a destrozar yo.

Y quiero matar a esos seis tíos. Los dos chicos de color son secundarios a los que circunstancialmente, los colocaron ahí por un propósito que les superaba. No son mis objetivos, de momento.

-        Joder Roberto, entiendo que quieras joder a Yolanda porque lo ha hecho es imperdonable. Y esos cabrones también podríamos joderlos vivos, pero matarlos…, así sin más. No son terroristas, ni asesinos, violadores… posiblemente.

-        Han sido parte de la destrucción de mi vida y…

-        Roberto, por muchos hombres que hayas matado, no eres un asesino. Y no te voy a ayudar a que te conviertas en uno. Y si alguien se tiene que ensuciar las manos, seré yo.

-        Pero esto es mi problema, no el tuyo. Soy yo el que necesita mitigar el dolor que siento.

-        Roberto, recapacita, imagina que no es tu mujer, es otra cualquiera que, mayormente ha consentido en todo. ¿crees que merecen morir? Y no estoy diciendo que no paguen su culpa.

Roberto estuvo un buen rato pensando en los racionamientos de su compañero de armas. Objetivamente tenía razón, pero quería acabar con ellos, necesitaba hacerlo.

-        Bien, acepto que sigan viviendo, pero voy a destrozar sus vidas.

-        Eso ya se acerca más a equilibrar una balanza. Replantéate tu plan y dame órdenes.

-        Vale, empezaremos para identificarlos a todos. Sé que el uno es un fiscal llamado David, compañero de Yolanda. Escuché por casualidad a Esther, otra compañera fiscal, advertir a Yolanda sobre este tipo. No entendí de que iba la película, pero si atamos cabos…

-        Ok. Ese es buen punto de partida. Podemos intentar conocer la identidad del resto a través de él. A malas, y por un montón de pasta, podemos utilizar un programa de IA (Inteligencia Artificial) que con un algoritmo matemático es capar de eliminar el pixelado, identificando a la persona, siempre que esta exista en una base de datos. La efectividad de la búsqueda puede ser del 70-80%.

-        Lo que haga falta. Una vez identificados, quiero saber toda su vida, defectos, vicios, familia, conocidos, a que se dedican, hobbies, cualquier cosa oculta, secretos y sobre todo su economía. Hay que hackear sus móviles, ordenadores, vehículos, todo.

Respecto a lo de su familia, quiero todo lo referente a sus mujeres, novias, o hijas. Pienso pagar con la misma moneda, voy a follarlas a todas.

-        Roberto, no te voy a dejar que violes a ninguna mujer, no son responsables de que sus parejas sean unos hijos de puta y ellas no tiene que pagar por ellos. Esto no es negociable. – Jerome lo dijo con su mirada en “modo matar” -.

-        No pienso violar ni drogar a nadie. Tampoco obligarles a hacer nada que ellas no quieran. Voy a enamorarlas, despertar su deseo hacia mí, y si tengo que entregarme a ellas con el alma, lo haré. Pero si para conseguir follármelas tengo que abrir sus ojos para que vean cómo es su hombre, actuaré sin remordimientos. Si con todo esto no lo consigo,… pues me joderé.

-        Eso está mejor, es éticamente dudoso, pero aceptable.

-        Hay otro frente, que estoy seguro que no tiene nada que ver con la orgía. – le entregó la carpeta roja de Yolanda. – Sus celos fueron provocados por esta información y la muy tonta, aunque parezca increíble se la tragó toda, igual que las pollas del video. Esta mentira, la ayudo a convencerla para serme infiel o como excusa que ella necesitaba para serlo, no lo sé. A estas alturas es lo que menos me importa.

Lo que tengo claro es que hay una persona detrás de esta mierda, que ha sido la chispa intencionada para hacer estallar mi matrimonio. Y ha salido de aquí – dijo señalando su despacho – de mi empresa. Quiero saber quién ha sido y hacérselo pagar.

-        De acuerdo, la maquinaria ya está en marcha.

Yolanda había recogido una gran parte de sus pertenencias y se había trasladado a un pequeño piso cerca de su trabajo. Estaba destrozada por la crueldad el comportamiento de Roberto. Si realmente la alejaba de sus hijos, no sabía si podría soportarlo. Podía luchar por ellos, pero la amenaza de que vieran la clase de persona en que se había convertido su madre, tampoco lo soportaría.

Y la mirada de Roberto, esa muerte fría en sus ojos que le perforaba el corazón, su reacción de incredulidad ante las pruebas de su traición… ¿Y si todo fuese falso?. No cambiaría el hecho de que se había comportado como la mayor de las putas, pero sí agravaría su culpabilidad y representaría la total inocencia de Roberto. No… no podía ser, no estaba preparada para lo que eso representaría.

El lunes fue medio sonámbula al trabajo. Algo extraño ocurría, la gente la miraba disimuladamente y evitando el contacto directo. A los 5 minutos de llegar a su despacho, entró Esther sin llamar, con cara evidente de preocupación.

-        Lo sabes ¿no? – Esther señalaba su celular -.

-        Que tengo que saber – se despejo al instante Yolanda -

-        Esto…

Esther clicó en un link de enlace a una página porno extranjera y apareció el video de Yolanda follando con el todo el “universo”.

Yolanda se dejó caer en su silla. ¿Que mas podía pasar para hundirla en la miseria humana de la degradación?

-        Te lo advertí Yolanda. Ese hijo de puta quiere que desaparezcas para ocupar tu lugar. Toda la judicatura ha recibido el enlace anónimamente. Lo ha visto hasta el de mantenimiento. Debes denunciarlo.

Yolanda estaba pensando en su situación. ¿Roberto había filtrado el video?. No, amenazó con hacerlo como arma para presionarla, pero estaba seguro que había sido David, para perjudicarla en el trabajo. Y lo había conseguido, se sentía derrotada y sobrepasada por todos los acontecimientos.

-        Yolanda, si podemos demostrar que ha hecho el video con cámaras ocultas y lo ha difundido sin tu consentimiento, podríamos ponerlo en un aprieto. Y con tiempo, solicitar que le eliminase el video de la web, aunque alojada en esos países, costará mucho.

-        No voy a dejar que esto transcienda fuera de la fiscalía. Ahora mismo voy al despacho el Fiscal General a presentarle mi dimisión. Si esto sale fuera y mis hijos se enterasen, no sé qué lo haría. Tengo que pararlo aquí.

-        Pero Yolanda, él habrá ganado.

-        Esther, yo ya lo he perdido todo…

Yolanda cruzó medio edificio para llegar a la oficina del Fiscal Gral. La gente con la que se cruzaba, rehuía su mirada, pero otros sonreían burlones. Se plantó delante de la secretaria y solicitó hablar inmediatamente con su jefe. La asistente anunció su visita y el Fiscal Gral. ordenó que pasara.

-        Señor, vengo a…

-        Por favor, siéntese Yolanda

-        Muchas gracias, supongo que ya habrá visto el video, para no hacer mas daño a esta institución vengo a…

-        Un momento por favor, ruego me responda con sinceridad a dos preguntas.

-        Usted dirá, señor.

-        ¿Sabía usted que la estaban grabando?  y,  ¿ha autorizado la difusión del video?.

-        Señor, a estas alturas ya no importa nada de eso, mi marido lo ha visto y voy a perder a mi familia, y en el trabajo, también estoy acabada. Lo mejor es que acepte mi dimisión para no avergonzar a la fiscalía.

-        Mire Yolanda, ruego que me perdone mi lenguaje poco apropiado, pero es que… me importa una mierda que usted se haya follado a 500 hombres blancos, negros o azules. Si le han dado por culo o si se ha dejado mear encima mientras se la chupaba a un perro. Me es del todo indiferente, es su vida sexual y tiene el derecho a hacer lo que plazca a sus ovarios.

Pero no voy a renunciar a la fiscal más brillante que he tenido nunca en años de profesión por el hecho que le guste zorrear fuera del trabajo. Solo necesito que me diga que todo fue consentido. Si no lo fue, voy a cortar cabezas a todos los hijos de puta implicados.

-        Señor, no quiero que esto llegue a mis hijos, si puedo pararlo…

El Fiscal Gral., viendo la preocupación en Yolanda, estuvo meditando durante un buen rato.

-        Entiendo que quiera proteger a sus hijos. Busquemos un término medido… vamos a dejar que el tiempo nos eche una mano.

-        No le comprendo, señor.

-        Mire, de la dimisión, ni hablar. Va a cogerse un par de meses de merecidas vacaciones, y si después la cosa aun no está calmada, cogerá una baja por… depresión, hasta que llegue el momento de volver.

-        Pero los videos seguirán circulando.

-        Haré lo que pueda. Hoy mismo redactaré una circular a todo el personal de que quién tenga el video o el link en alguno de sus dispositivos, será investigado como colaborador de difusión de material pornográfico. Advertiremos que se inspeccionarán todos móviles para comprobar si han compartido las imágenes o el link, bajo amenaza de suspensión y posible querella.

-        Pero señor, sabe perfectamente que la fiscalía no tiene recursos para hacer todo ese trabajo, es imposible.

-        Ya lo sé, pero la amenaza hará que un 80% se acojone, lo borre todo y deje de compartir. Algo habremos conseguido.

-        No sé como agradecerle su comprensión en estos momentos tan difíciles  – Yolanda rompió a llorar –

-        Tranquilícese. Mire usted, no soy nadie para darle consejos de lo que está bien o mal en su vida. He mirado con mucho detenimiento ese video, no me malinterprete que no soy un viejo verde, y evidentemente se percibe que usted se comporta muy proactivamente. No la estoy criticando, es simplemente lo que transmiten las imágenes, pero también estoy convencido de que, a parte de la droga visible, utilizaron con usted alguna otra cosa para facilitar lo que pretendían.

Aproveche el tiempo para recapacitar si no ha sido una ingenua ante un plan para destruirla a usted y a su matrimonio. Me ha dicho que su marido lo ha visto también. Piense en que ha fallado usted, posiblemente no podrá recomponer lo destruido, pero le servirá de lección para el futuro.

Yolanda salió del despacho de su jefe convencida en que era un buen hombre. No solucionaría su vida, que realmente no tenía solución, pero le permitiría alejarse de un ambiente tóxico. Recogió sus cosas y se fue a su actual residencia.

Veinte días después, Yolanda iniciaba el descenso acelerado hacia una vida de desgracia, por la soledad, la ausencia de sus hijos, la vergüenza, los remordimientos y demás sentimientos de culpabilidad. Había recapacitado sobre lo ocurrido y ya no tenía ninguna duda de que se había equivocado en todo.

No había confiado en Roberto, su amor que lo había dado todo por ella pese a su traición en la juventud, tampoco había investigado sobre las supuestas pruebas de sus infidelidades, que cada vez parecían más frágiles y se tambaleaban como un castillo de naipes a punto de desmoronarse. Simplemente, su obcecación celosa, había le permitido el auto convencimiento para darlas por válidas, sin más.

No había tenido en cuenta a sus hijos, sin pensar en ellos, había tomado decisiones de consecuencias irreversibles. Y ahora podía perderlos para siempre, sin ni siquiera despedirse de ellos.

Había confiado en David pese a las advertencias de su amiga, dejándose llevar por una incomprensible lujuria desmedida, que la abocó a realizar unos actos de un emputecimiento tal, que se apartaban de cualquier lógica. Siempre se había considerado una mujer muy activa y necesitada sexualmente, pero aquello no había sido normal. Y no tenía la excusa de muchas mujeres que no estaban atendidas por sus maridos, no era el caso con Roberto. Le pusieron la “piscina” y se tiró de cabeza. En su interior, temía que no fuese solo una única “piscina”.

Veinte días también, fueron suficientes para que el equipo de Jerome recopilara toda la información que necesitaba Roberto para trazar sus planes de venganza.

-        Roberto, lo tenemos casi todo. A falta de varios flecos, esto es lo que tenemos  - le entregó dossier con bastante documentación -  también te lo he enviado digitalmente a tu celular, que está limpio. Vuestro sistema informático está comprometido, en parte.

-        Lo suponía. ¿Sabemos quiénes son esos seis y de qué pie cojean?

-        Acaso lo dudas. Y ha sido más fácil de lo que esperábamos, no ha sido necesario utilizar ningún software complejo de IA para eliminar el pixelado. A veces la vía sencilla es la más efectiva. Con un hackeo puro y duro del PC del “amigo” David, hemos obtenido el video original, sin editar. La confianza del que se cree intocable acaba siendo su mayor debilidad. También hemos grabado en su móvil conversaciones comprometedoras con varios del grupo.

-        ¿Y a que conclusión llegamos?

-        Pues, perdona mis palabras hermano. Yolanda es muy puta y tonta…, y que también le ayudaron a serlo.

-        Confirma mi diagnostico – Roberto hablaba con frialdad, como si ya no le afectaran nada las perrerías de su esposa -. ¿En qué te basas?

-        Tenía la casa acondicionada para grabarlo todo, pero no solo para Yolanda. Ya lo habían hecho en, como mínimo, dos ocasiones. Encontramos dos videos más antiguos. En cada uno hay una chica y tres del grupo, David, Juanjo y Raúl. El “modus operandi” es el mismo, la chica en el jacuzzi, facilona con David y su rollo dominante y luego aparecen los otros dos. Luego toda la marcha que quieras con la tía.

-        ¿El resto del grupo no aparece?

-        En los dos videos que hemos encontrado no. Pero está claro que aunque no eran los tres instigadores, sabían a lo que iban. Se llaman Oscar, Javier y Pedro. En video original aparece un séptimo hombre, un  tal Miguel, que al ver que hacían con Yolanda se cabreó y le dio la oportunidad a tu mujer de que se fuera con él, antes de que la cosa fuese a mayores. Pero Yolanda prefirió quedarse al festival. Parecía un tío legal.

Hemos encontrado compras en Internet por parte de David, de drogas de las llamadas tipo ”G”. Concretamente la GLB, que se vende legalmente, es incolora e inodora y se diluye con facilidad en cualquier bebida.

Cuando entra en el cuerpo se convierte en GHB, que a pequeñas dosis provoca un estado de euforia e incrementa mogollón el deseo sexual. La clave es controlar la dosis para que no se note demasiado, si aumentas la cantidad puedes conseguir la inconsciencia total para violar a saco. Pero si te pasas de la raya, puedes provocar la muerte.

-        Me estás dando más motivos para joderles la vida.

-        Creo que en el dossier encontraras sus puntos débiles para hacer daño. Pero es posible que no puedas hacer justica con uno de ellos.

-        ¿Cuál es el motivo?

-        Ya lo veras al repasar el expediente.

-        Ok, y del otro frente ¿Qué sabemos?

-        Este aún no está cerrado. Está claro que es de la empresa y que no tiene nada que ver con lo otro. Habéis tenido a un osito husmeando en todas las “cestas”. El problema es encontrar quien tiene acceso a la contabilidad para las facturas y los extractos bancarios. A tu PC para el correo y tus archivos de imágenes personales, a grabaciones de cámaras de seguridad de un hotel. Y a una tarjeta de crédito a tu nombre para gastar mucho dinero y sin que se note.

-        ¿Tarjeta a mi nombre con dinero?

-        Ya hablaremos de ello cuando acabemos la investigación. El caso es que sois unos cuantos que tenéis acceso a parte de lo que te he comentado, ¿pero acceso a todo?... déjame seguir trabajando.

-        Vale, buen trabajo. Empezaré a maquinar contra esos seis.

Habían pasado poco mas de nueve meses desde que expulsó a Yolanda de su vida. Roberto se encontraba en la intimidad de su despacho preparando el final de su venganza. Tenía en mano un pendrive etiquetado con Nº5 – ISABEL.

Mientras lo introducía en un sobrecito acolchado recordaba la primera lectura del informe elaborado por Jerome.

Pedro estaba casado con Isabel, una mujer con bastante sobrepeso, se podría decir que estaba gorda, y quería con locura a su marido. Siempre había pensado como era posible que Pedro se hubiese fijado en ella.

La realidad es que a Pedro solo le interesaba el dinero de su suegro y siempre que podía, se la pegaba a su esposa con cualquier otra. Isabel le daba asco, pero tenía que tragar con esa gorda

A la semana de participar en la súper follada del fin de semana con Yolanda, fanfarroneaba con su colega Oscar de lo bien que se lo habían pasado con esa putita, que si estaba tan buena, y la comparaba con la asquerosa de su mujer. También comentaba que deseaba que se muriese el suegro para controlar su negocio.

Primer error. Desconocía que su celular estaba “controlado” y que la conversación estaba siendo grabada, dándole a Roberto munición contra ese cabrón, pero la providencia por si sola actuó al cabo de unos días.

El segundo error lo cometió Pedro al salirse de la carreta a gran velocidad por culpa de su estado etílico. El accidente fue gravísimo, con la mala suerte añadida de quedar tetrapléjico y con unas quemaduras que le desfiguraron totalmente la cara y las manos. Al cabo de 6 meses regresó a casa en una silla de ruedas totalmente incapacitado. Isabel estaba destrozada, pero se conjuró en cuidarlo el resto de su vida.

Hasta que apareció un hombre de unos 48 años, de físico impresionante y guapísimo. Roberto le explicó lo que habían hecho con su mujer y con otras, le enseñó las imágenes con su participación en el gangbang de Yolanda, y le mostró el audio donde humillaba a su esposa y deseaba lo peor para su suegro. No necesitó nada más para decidir su divorciarse de Pedro y dejarlo a su suerte con su desgracia.

Pero esa mujer despechada quería más. Quería humillarlo para devolverle el engaño en que se había basado su matrimonio. Le pidió a Roberto si quería también vengarse de Pedro por lo de su mujer, follando delante de él, que si no le importaba que ella no fuese tan bella como Yolanda, podía utilizar todo su cuerpo como Roberto quisiese, estaba dispuesta a todo. Incluso llegó a ofrecerle dinero por follar.

Al Roberto de antaño le hubiese parecido una crueldad inadmisible, pero este Roberto ya había perdido cualquier atisbo de misericordia y accedió a las peticiones de Isabel.

Colocaron a Pedro en su silla de ruedas de manera que no se perdiese ningún detalle. Roberto, no sentía ningún deseo para follarse a esa mujer, pero controló su excitación y folló varias veces su coño y su culo. La mujer disfrutó muchísimo y no paró de decirle barbaridades humillantes a su marido, que se divorciaría de él y le dejaría sin un euro y solo. Para terminar, con la boca llena de la corrida de Roberto, se acercó a Pedro y le escupió en su cara desfigurada, toda esa leche almacenada.

Roberto, con la venganza cumplida, se acercó a lo que antes del accidente era la oreja de Pedro y le susurró muy suavemente:

-        Quiero que sepas que soy Roberto, el marido de Yolanda, y acabo ayudar a Isabel destrozarte un poco más la vida.

Roberto acumulaba un trozo más de negro carbón para seguir tiznando su corazón…

(CONTINUARÁ)