Morboso paseo en barco 2

Continuamos con una travesía en barco organizada por mi cuñada llena de situaciones morbosas y mucho sexo

Antes de proseguir con el relato me gustaría agradecer a todas las personas que han invertido su tiempo en leer, valorar o comentar la primera parte de este relato, espero que esté a la altura de las espectativas y aunque he querido categorizarlo dentro de intercambios para seguir con el hilo inicial del relato, tambien tiene pinceladas de lesbianismo y bisexualidad, espero que os guste, lo valoreis y me dejeis vuestros comentarios que son siempre constructivos.

  • Venga, vámonos al agua a refrescarnos un poco, dijo mi cuñada con su sonrisa angelical de no haber roto un plato, y salto al agua mientras mi mujer y yo nos mirábamos con cara de asombro por lo que acababa de hacerme el chico.

La mañana había pasado en un suspiro, estábamos disfrutando del frescor de un baño en unas aguas cristalinas después de una magnifica sesión a cuatro de sexo. Nos zambullíamos, nos salpicábamos, nos hacíamos ahogadillas unos a otros. Jugábamos como niños pequeños pero con la picardía de los adultos, ya que en cualquier acercamiento aprovechábamos para tocar nuestros cuerpos desnudos.

La tensión sexual seguía presente en el ambiente, mi mujer se abrazaba a mi y me rodeaba con las piernas, mi pene de nuevo en plena erección se rozaba con los labios, lo que le proporcionaba unas cosquillitas muy placenteras. Fue bajando poco a poco hasta que mi pene se clavó en su sexo sin llegar a penetrarla, se ayudó con una mano para colocarlo en la entrada de su vagina, pensaba que costaría que entrase, ya que el agua de mar no lubrica, pero no fue así, poco a poco fue bajando hasta que toda la polla quedo alojada en su interior. Ahí quedó parada unos instantes, disfrutando como el coño se le llenaba con mi polla y empezó a subir y a bajar mientras nos comíamos a besos. Yo por mi parte, la agarraba de sus nalgas separándoselas intentando penetrar su agujerito con uno de mis dedos, pero el agua de mar no ayudaba, por lo que desistí en el intento y me centré en ayudarla en su sube y baja.

Nuestros compañeros no habían perdido el tiempo y hacían lo propio, podíamos verlos mas cerca de la orilla, con el agua a la altura de la cintura. Mi cuñada inclinada ligeramente hacia delante recibía las embestidas  del chico situado a su espalda, mientras con las manos le sujetaba  las tetas. Se veía guapísima con su pelo mojado, las mejillas coloradas y gimiendo. Me hubiera gustado ver si el rabo del chico le entraba completamente, y si era así la estaría reventando. Recuerdo con todo lujo de detalles que cuando follamos el fin de semana que pasamos los tres en el piso de la playa, su coñito era bastante estrechito. Aunque por otro lado, si hace un rato le había hecho esa garganta profunda, por qué no iba a estar completamente empalada por ese trozo de carne. Estos pensamientos me sobreexcitaron, sintiendo próxima mi eyaculación. Así se lo hice saber a mi mujer, la cual aceleró el ritmo de sus movimientos, el orgasmo nos llegó a los dos a la vez, mientras mi polla se contraía expulsando chorros de semen, su vagina hacía lo propio para evitar que saliesen.

Estuvimos buceando un rato hasta que nuestros compañeros llegaron hasta donde estábamos.

  • Bueno, ya va siendo hora de comer, estoy hambriento, dije.

-  Sí, es verdad, se ha hecho muy tarde. Añadió mi mujer.

– No os preocupéis, en un momento estará la comida servida, quedaos aquí, yo os avisaré cuando esté todo listo, nos dijo el chico del barco. Nos quedamos en el agua mientras nuestro patrón volvía a la embarcación a servir la mesa.

  • Te lo has follado, hermana?.

  • Tu que crees??

  • Pues, yo creo que si, pero quiero que nos cuentes, porque con el pollón que se gasta el tío este, te habrá hecho daño.

  • Qué si me ha hecho daño?? Me ha reventado, en mi vida pensaba que ese pollón me iba a entrar entero, pero el chico ha sabido prepararme muy bien. Comenzó pasando su capullo por mi rajita, desde el clítoris hasta la entrada de la vagina, notaba lo caliente que tenia la polla y como a cada pasada mis labios se separaban para abrazarlo, así estuvo un rato hasta que le pedí que me la metiera, que no aguantaba más. Note su húmeda punta como se iba clavando y aunque estaba muy mojada, pensaba que me partía en dos, con solo el capullo dentro de mí. Le pedí que parase hasta poder recobrar la respiración porque me estaba doliendo una barbaridad. Cuando ya mi coñito se acostumbró a todo ese pedazo de carne, fui yo la que poco a poco me dejé caer hacia atrás, notando como cada milímetro me entraba, tuve que para un par de veces y sacármela casi por completo pero ya en el tercer intento logré que se clavara entera y mi culo hiciera contacto con su pubis. Oohh, Hermanita!! Tienes que probarlo, porque una vez que pasa el dolor, lo que sientes no se puede describir con palabras. Me sentía empalada, superabierta por dentro, repleta. Al principio era yo la que eme movía suavemente por susto a que me hiciera daño, pero después fue él el que tomo la iniciativa y me embestía cada vez mas fuerte y yo cada vez gritaba más, me estaba matando de gusto. No se si me he corrido una o dos veces, porque me llegó el orgasmo y no se acababa. Joder, si al final hasta me he orinado. Agotada me ha dejado.

  • Y él, se te ha corrido dentro??, le pregunté mientras me acariciaba la polla, que lucía un considerable empalme por la excitación de lo que escuchaba.

  • Sí, además no se cuantos chorros me habrá echado porque he notado que se contraía un montón de veces. Mirad, acercad las manos.

Mi cuñada nos cogió la mano a mi mujer y a mi y las llevó hasta su coñito, tenía los labios hinchados y muy separados. Donde siempre había habido una rajita estrechita cerradita, ahora había una abertura por la que entraban dos dedos sin apenas rozar las paredes y aún rezumando la leche del chico.

-  Te dejarás que te folle hermanita?? No quieres probar esa polla en tu interior?? Mi mujer me miró con cara de no saber contestar y yo me encogí de hombros dejándole a ella que tomase su propia decisión.

  • La verdad es que tiene una polla bastante apetecible y el chico está muy bien, ya veremos como se va desarrollando las cosas, le respondió mi mujer.

  • Por cierto, cuñado, cuando veníamos para acá nadando, me ha comentado que cuando le he dicho que te limpiase el semen, se ha puesto muy cachondo y que no le importaría repetirlo o incluso comerte la polla tan rica que tienes si tu no pones impedimento.

  • Jajajajaja, vaya con el chico, es una caja de sorpresas, si a tu hermana le parece bien, por mi no hay problemas.

Fuimos nadando hasta las escalerillas del barco, primero subió mi mujer, detrás de ella mi cuñada, me fije en su coñito cuando estaba subiendo, lo tenia todo enrojecido de la follada que se había pegado, pero no quise decirle nada para no alertarla.

El chico estaba terminando de servir la comida, había de todo lo imaginable, canapés, marisco, sushi, empanada, etc, además de cerveza, refresco y vino. Las chicas fueron al aseo mientras yo ayudaba a nuestro patrón a terminar con los preparativos de la mesa y poner música para ambientar.

Cuando aparecieron, venían con la parte inferior del bikini puesto, marcandoseles sus abultados labios y la rajita en medio, por lo que para no desentonar el chico y yo nos pusimos nuestros bañadores. Durante la comida hablábamos de banalidades, sin entrar en muchos detalles, el chico nos comentó que después de comer acercaría la embarcación a la playa para que pudiésemos pasar la tarde en aquella paradisíaca cala a la que solo se tenia acceso desde el mar y que desde que estábamos allí no había aparecido nadie. Las chicas por su parte, con una copa de vino en la mano intentaban llevar el ritmo de la música con movimientos sensuales, a todo lo que decíamos asentían con la cabeza y se reían sin motivo alguno dejándose caer una sobre la otra. Aquella actitud suya me tenia un poco desconcertado ya que apenas habían bebido para que se les hubiese subido el alcohol a la cabeza. Pasado un rato viendo como se comportaban las chicas y cada vez más desconcertado, opte por acercarme a mi mujer, la abrace por la cintura y le di un beso, que ella correspondió metiendo su lengua en mi boca y mordiéndome el labio inferior de formas lasciva.

  • Habeis tomado algo cuando habéis estado en el aseo??, le susurré al oído.

  • Jajajajaja, no nos hemos tomado nada, pero si nos hemos metido algo, me respondió entre risas. Aquello me dejó más descolocado todavía.

  • Anda agárrame fuerte del culo que estoy caliente como una perra, añadió. Baje mis manos de la cintura y las posé en su trasero, le agarré las nalgas y se las separé. En esa maniobra rocé algo duro, ahora comprendía el significado de sus palabras y el motivo de los contoneos de las dos. Pasé una de mis manos por la raja del culo y lo que toque disipó mis dudas. Las muy zorras llevaban metido en el culito una joya anal. Las dos se miraron y se echaron a reír de nuevo. Cuando nos separamos iba con la tienda de campaña de la excitación que me había producido tocar aquel juguetito. La fiesta se ponía aun más interesante.

  • Cuñadito, quién mejor que tú para que me desvirgue mi culito?? Me dijo mientras refregaba su trasero contra mi paquete y volvía la cara para besarme, la abracé para que no se separase aprovechando para tocar y acariciar sus preciosas tetas culminadas por unos pezoncitos morenos tiesos.

No dio tiempo a que terminásemos la comida, yo estaba cachondísimo y ellas… ellas más todavía, comenzamos a bailar al ritmo de una famosa canción de Yatra. Las chicas se abrazaron y empezaron a besarse mientras se contoneaban de forma bastante sensual. Mi mujer sujetaba la cabeza de su hermana, la cual mordía los labios de mi mujer, entrelazaban sus lenguas, se daban piquitos de una forma muy tierna.

La temperatura volvía a subir, el patrón del barco y yo permanecíamos atentos al espectáculo, acariciando nuestras otra vez, empalmadas pollas por encima del bañador. Los besos dieron paso a lamidas en sus tetas, primero mi cuñada a mi mujer, mientras con una mano acariciaba un pecho y pellizcaba su pezón, con la boca se ocupaba de la otra, mordía su pezón, lo estiraba levemente, pasaba la lengua suavemente por la areola, mi mujer, con sus manos en la nuca de su hermana y la cabeza echada hacia atrás emitía leves gemidos.

Cuando ya mi cuñada le dio un buen repaso a las preciosas tetas de mi mujer, dejándolas con las areolas contraídas y los pezones como gominolas, se separó de ella, ofreciéndole sus tetas para que se las comiera. Mi mujer agarró esos redondos pechos con sus manos, masajeándolos y estrujándolos uno contra otro con suavidad. Se agachó acercando su boca a uno de ellos, dejando un rastro de saliva al paso de su lengua. Sus morenos pezones erguidos estaban pidiendo ser atendidos y mi mujer no tardó en ocuparse de ellos, dándoles pequeños mordisquitos que hacían que mi cuñadita tuviese una respiración más sonora. La llevó hasta la zona de los asientos situada en la proa del barco donde le indicó que se echara. Mi mujer continuó comiéndole las tetas, cambiando una por otra. La mano de mi cuñada estaba entre las piernas de su hermana, acariciando su rajita por encima de la tela.

  • No aguanto más, dijo de pronto mi cuñada incorporándose rápidamente. Agarro los laterales de la braguita de mi mujer y tiró hacia abajo dejándola desnuda. Desde la posición que teníamos el chico y yo pudimos ver sus nalgas separadas y la joya alojada en su agujerito. Me baje mi bañador y comencé a pajearme viendo el espectáculo.

  • Ven, siéntate sobre mi cara, quiero que me des tus juguitos, añadió mi cuñada. Mi mujer paso sus piernas por ambos lados de su cabeza y se dejó caer, la lengua de mi cuñada quedó dentro de su vagina y por el movimiento de su mandíbula sabíamos que estaba moviendo la lengua en su interior. Con un suspiro, mi mujer se dejó caer hacia delante, quedando su cara apoyada en el biquini, cuando se recupero de este primer latigazo de placer en su coñito, deshizo los nudos de la braguita de su hermana y le separó las piernas. Empezó besando su pubis, la parte interna de sus muslos, su vello recortadito sobre el clítoris, hasta que le propinó un señor lengüetazo desde su lentejita hasta la entrada de su vagina, haciendo que mi cuñada se estremeciera de gusto.

  • En la vida pensaba que iba a disfrutar tanto comiéndome un coñito hermana, pero es que con el tuyo no me puedo resistir, es precioso. Morenito, pequeñito, cerradito, con esos pelitos que te has dejado que lo hacen todavía mas apetecible y su olor y su sabor. Es que me encanta comértelo, dijo mi mujer mientras hincaba la cabeza en el chochito de su hermana.

Las dos hermanas estaban disfrutando de un maravilloso 69, sus respiraciones y sus gemidos eran cada vez más sonoros, sus lenguas se movían rápidamente, se ayudaban con los dedos, introduciéndolos en sus húmedas vaginas, se follaban el culito con el plug que tenían metido, provocando contracciones y relajaciones de éste. El espectáculo era digno de una película porno pero con la diferencia de que nada era fingido y que lo estaba viviendo en directo, con la polla en la mano pajeándome y el bañador por los tobillos.

  • Déjame que lo haga por ti, estoy aquí para serviros y daros placer, escuché al chico dirigiéndose a mí. Me quedé mirándolo unos segundos, él también se había bajado el bañador y se acariciaba la polla, solté mi polla y él la sujetó con delicadeza, iniciando una suave paja. Por mi mente pasaban pensamientos contrariados, por un lado me sentía incómodo, pues un tío me estaba haciendo una paja, pero por otro lado era una situación bastante morbosa que quería ver hasta donde llegaba. Se llevó los dedos a la boca y los impregnó de saliva, luego la distribuyó  rodeando mi capullo con las yemas de los dedos haciendo movimientos circulares, a la altura del borde del capullo y del frenillo. Cerré los ojos, como queriéndome concentrar en el placer que me estaban proporcionando esa mano masculina, y la verdad es que lo hacía bastante bien. El preseminal que chorreaba por la punta lo esparcía por todo el glande para que sus dedos escurrieran aún más. Dejó de masturbarse y poniéndose delante mía se agachó, con una mano me cogía los huevos y con la otra me pajeaba, le agarré la cabeza por los lados y sin apartar nuestras miradas empujé mi polla contra sus labios hasta que cedieron y mi polla entró en su boca.

  • Chicas, chicas, mirad!! Las chicas giraron sus cabezas para atender a mi llamada.

  • Woooh!! Qué morbo ver a un tío comiéndole la polla a otro!! Me pone muy perra. Comentó mi cuñada.

  • Vaya si te estás poniendo perra, hermanita, no para de salirte zumito del coñito. Uuumm, qué rico!! Cari, te está gustando la mamadita que te está dando??

  • Oohh, sii!! Me la está mamando superbién, no te puedes imaginar como mueve la lengua y los dientes, me va a matar de gusto.

  • Eso es, disfrútalo, pero guarda leche para nosotras, sabes que nos encanta tu lechecita.

  • Tranquila amor, tendréis vuestra ración.

El chico siguió mamándome la polla, entre el propio morbo de la situación y que el chaval era un experto en las artes felatorias, no iba a tardar mucho en correrme. Se introducía la polla hasta el fondo y una vez así, sacaba la lengua y me lamía los huevos mientras contraía la garganta atrapando mi polla, al sacarla rozaba los dientes por el tronco hasta llegar al frenillo y los bordes del glande, repitió ese movimiento una y otra vez, yo con las manos en su cabeza le empujaba hasta que llegaba con la lengua a mis huevos y los lamía.

  • Aaahh, me voy a correr!! Te voy a llenar la boca de leche.

Miré hacia las chicas, sus movimientos eran más rápidos, mientras sacaban y metían el plug con bastante facilidad de sus culitos. Las dos gritaron a la vez, sus cuerpos empezaron más que a temblar, a convulsionar, alcanzando un maravilloso orgasmo, acompañado en el caso de mi mujer, que es la que estaba más cerca de mí, de un squirt que llenó la cara de mi cuñada y llegó hasta mis piernas. Aquella visión fue el detonante para que yo alcanzara mi orgasmo, corriéndome en la boca del chico. Le sujeté la cabeza para que no se la sacara de la boca mientras le llenaba la boca de semen, el chico siguió mamándomela hasta dejarme seco, tras lo cual se retiró y se acercó a las chicas que ya se habían recompuesto y sentadas en los asientos no habían perdido detalle de lo ocurrido. Con mi semen todavía en la boca, primero besó a mi mujer y después a mi cuñada, dándoles a probar tan exquisita bebida. La leche pasaba de una boca a otra hasta que finalmente entre los tres se la tragaron.

  • Qué leche mas rica amor, me encanta que me la des de postre, pero yo aún sigo muy caliente, necesito que me follen, mira como tengo el coñito. Levantándose se abrió de piernas mostrándonos los labios completamente abiertos e hinchados, al igual que el clítoris y su capuchón.

  • Además, nuestro amigo no se ha corrido y mira la polla como la tiene, al pobrecillo le va a reventar, añadió mi mujer poniendo las rodillas sobre el asiento y apoyando los brazos en el respaldo. Mi cuñada le agarró la polla y la acercó al encharcado coñito de su hermana, el chaval la sujetó por las caderas y de un solo golpe se la ensartó hasta el fondo. El grito de mi mujer fue desgarrador.

  • Cabronazo, me vas a partir en dos!!, le dijo. Pero el chico haciendo oídos sordos a las quejas de ella comenzó a follarla duro y profundo, los choques de su pubis contra las nalgas de mi mujer eran bastantes sonoros, poco a poco los gritos de dolor de mi mujer, se convirtieron en jadeos de placer.

  • Esto es lo que querías, verdad?? Le decía el chico mientras la embestía una y otra vez.

  • Siii, esto!! Esto es lo que yo quería, sentirme llena de polla!! Dame más fuerte, quiero correrme a chorros otra vez, le contestó mi mujer. Mi cuñada que hasta ahora había estado de observadora, se sentó en el piso de la cubierta, colocándose entre las piernas de los dos y mientras el chico se follaba a mi mujer, ella le propinaba lengüetazos en el clítoris, aprovechando cuando el chico sacaba su polla empapada en los jugos de mi mujer, para mamársela a él también. Yo había recuperado mi erección y no iba a quedarme de espectador, así que me acerque a mi mujer y le acerque mi polla a la boca, la cual empezó a chupar con desesperación, tragándosela entera y produciéndole alguna que otra arcada.

  • Cari quiero que me folles el culito, con el rato que lleva el plug ahí metido, lo tengo preparado para ti. Cambiamos de posición, esta vez el chico se sentó sobre el asiento, mi mujer se acomodó encima y yo me coloque entre las piernas de ambos. Cuando tiré del plug, salió sin dificultad, mi cuñada se acercó y se lo lamió con objeto de lubricárselo y cuando lo tuvo bien empapado en saliva hizo lo mismo con mi polla. Mi mujer estaba besando al chico cuando apoyé la punta de mi polla en su agujerito, empujé un poco y entró el capullo, volví a empujar y poco a poco su culito se fue tragando mi polla. Una vez dentro, el chico metió su rabo en el coñito, notaba su dura polla a través de la piel que separa ambos orificios. Cuando el rabo terminó de entrar, mi mujer suspiró dejándose caer sobre el pecho del chico. Comenzó a mover las caderas despacito, hasta acostumbrarse a los dos trozos de carne que la taladraban, pero al cabo de unos minutos los movimientos eran cada vez más fuertes y profundas, ahora éramos el chico y yo los que nos movíamos alternado las embestidas. Cuando uno la sacaba el otro la metía, de esta forma la excitación de mi mujer era cada vez mayor, los suspiros del principio se transformaron en sonoros jadeos y gritos, el sonido de las embestidas contra su encharcado coño que no paraba de chorrear y de las nalgadas contra mi pubis nos envolvían silenciando el sonido del mar a nuestro alrededor.

  • Hermanita, esto es lo mejor que he probado, estoy flotando, tienes que probarlo tu también, le dijo a su hermana que se encontraba a mi lado besándome.

  • Se os vaya a ocurrir correrse sin darle a probar esto a mi hermana o no os lo perdonaré en la vida, añadió con la voz entrecortada por los jadeos.

Las piernas empezaron a tensársele al igual que el culo, el orgasmo estaba cerca, el chico y yo incrementamos todavía más la velocidad de las embestidas, tenía el interior del culito ardiendo.

  • Aaahhh, mee corrooo!!! No pareis!!!. Su cuerpo comenzó a convulsionar de una forma increíble, a la vez que no paraban de salir chorros de líquido de su vagina que nos mojaban al chico y a mi, las contracciones acabaron por expulsar la polla de él de su interior y mii polla quedó atrapada en su culito, notando como sus músculos me la estrujaban una y otra vez. El haberme corrido unos minutos antes ayudó a que no me viniese aunque, la sensación era de máximo placer. De igual manera que se la metí, la fui sacando cuando su cuerpo se relajó, despacio, notando cada milímetro de su dilatado y lubricado culito. Una vez fuera, ella dio un empujón al chico, quedándose acostada con los ojos cerrados sobre los asientos de la proa del barco. Su respiración todavía era entrecortada y parecía no tener fuerzas ni para moverse, decidimos que había llegado el momento de completar la faena e intentar la doble penetración a mi cuñada, la cual no se había separado de mi, acariciando mi cuerpo y rozando sexo contra una de mis piernas como una perrita en celo.

  • Cuñado, no se si podré aguantar dos pollones como ha hecho mi hermana, me haréis daño.

  • Tranquila, confía en mí, pararemos en cuanto que tu nos digas que no puedes, le respondí mientras le daba un tierno beso en los labios.

El chico se acercó a ella y comenzó a besarla, con una mano la cogía por la cintura y con la otra acariciaba una de sus tetas, ella le agarró la polla todavía empapada por los chorros de mi mujer. Situándome detrás de ella le aparté el pelo y empecé a besarle el cuello, acariciando su cintura, caderas y nalgas, el tacto cálido y suave de su piel me encendió más todavía, agarré sus nalgas y las separé, ahí seguía el plug alojado en su culito. Decidí que ya había llegado el momento de sacarlo, pues ya había cumplido su cometido de dilatar ese estrechito culito. Tiré de él pero había quedado bien alojado, así que me agache, lo separé un poco y deje escurrir saliva por su culito y haciendo movimientos circulares como el que desenrosca un tapón, lo fui sacando. Parecía que toquetearle el culito le estaba excitando a mi cuñadita, pues mientras lo sacaba no paraba de gemir. Cuando me incorporé de mi posición, ella se dio la vuelta dándole la espalda al chico, me abrazó y nos besamos.

  • Aaayy cuñado!! No te puedes imaginar cuanto te quiero, me susurró al oído. Volví a besarla, me encantaba el sabor cálido de su boca.

  • Pues imagino que me querrás como yo te quiero a ti, le respondí cuando nuestras lenguas lograron separarse.

  • Veenga, folladme yaaa!! Tengo el chichi ardiendo, no aguanto más, pero amor mío, quiero que mi culito sea para ti, quiero que me lo folles como se lo has follado a mi hermana.

  • Verás como no te va a doler y disfrutas un montón con las dos pollas para ti, le dije.

El chico se sentó en la parte del asiento que quedaba libre, mi mujer permanecía inmóvil con los ojos cerrados a un lado. Volvimos a repetir la posición en la que habíamos follado a mi mujer. Mi cuñada se subió sobre él y con la mano guió la polla hasta la entrada de su coñito, la restregó un par de veces a lo largo de la rajita, impregnándola del zumito blanquecino de ella y se fue dejando caer sobre el chico hasta que entró por completo. Exhaló un suspiro de satisfacción al comprobar que el rabo había llegado al fondo de su vagina. El chico la agarró de las nalgas separándoselas mientras su polla entraba y salía de su coñito al ritmo que ella marcaba. Me agaché delante de su culito, estaba ligeramente abierto, pase mi lengua por él. Como por acto reflejo por mi lamida se contrajo apretándosele, volví a lamerlo, apretando con la punta de mi lengua en su agujerito, poco a poco fue relajándose, lo que permitía que mi lengua penetrara levemente en su culito. Quería que cuando le follase el culito de verdad, lo tuviese lo suficiente abiertito para q no le doliese.

Estaba muy excitado, pero quería que mi cuñada disfrutase como me había hecho disfrutar, seguí lamiendo su culito, metiendo la lengua en él, y a escasos centímetros de mi boca, el coñito siendo taladrado por ese rabo. El olor de su zumito y de la polla me llenaban las fosas nasales, sin saber todavía por qué o supongo que sería por la excitación del momento pasé mi lengua por los huevos y el tronco de la polla. El sabor era el de mi cuñada por lo que no me desagradó, es más me excitó aun más, decidí ir un poco más allá, mientras me follaba el culito de mi cuñada, primero con un dedo y poco después con dos, comencé a acariciarle su depilados huevos, a lamérselos hasta que al final me los metí en la boca.

Tenia la polla chorreando preseminal, así que no aguanté más, pasé la punta de la polla por el culito de mi cuñada que ya estaba lo suficientemente abierto. Empujé muy despacio, esperando alguna reacción de dolor por parte de ella, pero no la hubo, aunque si comenzó a jadear de manera más profunda. Mi capullo ya había entrado, me recreé la vista en ese culito moreno con las marcas de sol del biquini brasileño siendo profanado por mi, la visión era simplemente preciosa. Continué empujando un poquito más, volvía a notar la polla de mi compañero en el interior de su cuerpo y como su estrechez oprimía mi polla haciendo que sintiera un poco de dolor en el frenillo, paré y la saqué, su culito quedó completamente abierto esperando ser rellenado de nuevo. La volví a meter, esta vez no hubo tanta resistencia, así que empujé hasta que toda mi polla entró., me dejé caer sobre ella y le susurré al oído.

  • Ya la tienes toda dentro, verdad que no te ha dolido??

  • Aaayy cuñadito!! Qué gustito más grande, no puedo explicarlo con palabras. Que bien me has preparado para que no me doliese, noto el coñito y el culito que me va a reventar. No os mováis, que ya me muevo yo.

Mi cuñada empezó a moverse con suaves vaivenes, la polla del chico y la mía entraban y salían al unísono, ella gemía sin parar, fue incrementando la velocidad de sus movimientos hasta hacer que sus gemidos despertasen a mi mujer que se había quedado dormida tras su orgasmo, se acercó para ver de cerca como las dos pollas follaban a su hermana.

  • Ooohh hermanita, lo has conseguido!! Muy bien, eres toda una campeona, estoy muy orgullosa de la zorrita en que te has convertido!! Cómo estás??

  • Aaayy, hermanita!! Ahora mismo estoy flotando de placer!! No sabía que se pudiese sentir tanto gusto con dos pollas, es increíble como no hemos probado esto hasta ahora, le respondió mi cuñada entre jadeos.

Mi mujer metió la mano entre el cuerpo de su hermana y el del chico con la intención de masturbarle el clítoris mientras la follabamos sin piedad ninguna. Su coñito empezó a soltar fuertes chorros de liquido mientras gritaba como una poseída.

  • Me estoy corriendooo!! Aaaahhh!!! No paréis, no paréis!! El chico y yo seguimos embistiendo hasta que mi cuñada cayó sobre el chico sin fuerzas, dando los últimos espasmos después del orgasmo.

  • Venga hermanita, reponte que ellos aún no han terminado, le susurró mi mujer volviendo a buscar el clítoris con sus dedos.

  • Uuyy, qué hinchadito tienes el clítoris!! Ahora va a ser más fácil que te corras de nuevo, añadió mi mujer, mientras volvía a frotárselo con las yemas de los dedos. Al momento mi cuñada se incorporó apoyando las manos sobre el pecho del chico volviendo a gemir y jadear al mismo tiempo. Tenia el pelo y la espalda empapados en sudor, yo intentaba sujetarla por las caderas, pero cada vez se escurría más, por lo que estaba siendo tarea complicada, así que decidí cogerla del pelo, recogí toda su melena en una cola y la agarré tirando hacia mí, lo que la obligó a echar la cabeza hacia atrás, ahora mismo era un juguete en manos de los tres que no paraba de gemir y gritar.

  • Otra vez, me coorrooooo!!! Aaaaaahhh!!

  • Yo también, ooooohhh!!, respondió el chico.

  • Y yooooo!! Añadí mientras empujaba hasta el fondo de su culito para dejar allí mi leche. Notaba las palpitaciones de la polla del chico y como el culito y el coñito de mi cuñada se contraía y relajaba una y otra vez.

  • Me habéis dejado sin mi ración de leche, dijo mi mujer con cara de enfado.

  • Jajajaja, qué es que no te habrás tomado hoy tu ración de leche, no?? Le conteste riéndome.

  • Tu hermana ahora mismo es un bollo relleno de crema, en cuanto saquemos las pollas empezará a rebosar leche por todos lados, ponte a mi lado y te preparas, añadí.

Cuando el chico y yo sacamos las pollas, empezó a chorrear la leche por sus muslos, mezclándose la del chico con la mía y el zumito de ella. Tenía el culito abierto y enrojecido por el que brotaba un hilo de semen, el aspecto del chochito no era mejor, igual de abierto manando la leche del chico, con los labios enrojecidos de la sesión de sexo. Mi mujer recogió todo el semen que chorreaba con su lengua para tragárselo, una vez dejó de salir leche acercó su lengua al chochito para limpiarlo de restos, al notar el contacto, dio un respingo.

  • Aaaayyyy!! No me toquéis mas por favor!! Me habéis reventado, no puedo moverme, estoy destrozada. Mi mujer se acercó a su hermana que permanecía con los ojos cerrados y el pelo pegado a la cara por el sudor y le dijo.

  • Estamos muy orgullosos de ti, has cumplido la fantasía de mi marido, que era follarte el culito y hemos cumplido la fantasía que teníamos desde hace tiempo.

  • Siii, follarnos a dos tíos a la vez, le contesto su hermana.

  • Ven dame un beso, que todavía tengo leche de ellos en la boca. Mis dos amores se abrazaron y se fundieron en un tierno beso compartiendo el resto de leche que le quedaba en la boca.

  • Es hora de volver al puerto, dijo el chico sacándonos de golpe del sueño que estábamos viviendo.

  • Podéis ducharse y arreglarse un poco en el aseo, os da tiempo mientras volvemos.

  • Buena idea!! Contestamos los tres a la vez, mientras el chico se dirigía de nuevo a los mandos del barco.

Entre mi mujer y yo duchamos a mi cuñada, la cual no podía mantenerse en pie. Le lavamos el pelo y todo su cuerpo con la delicadeza con la que se baña a un bebé, después ayude a mi mujer a ducharse y ella me ayudó a mí.

Salimos a la cubierta del barco con la ropa con la que habíamos llegado, el chico estaba acercando el barco al amarre, una vez colocó la pasarela, nos despedimos de él, yo le di un abrazo y ellas le dieron un morreo.

  • Muchas gracias, volved cuando queráis dar otro paseo en barco, nos dijo mientras nos alejábamos.

  • Muchas gracias de nuevo hermanita por el día tan especial que hemos pasado, nunca lo olvidaremos mi marido y yo.

  • Jajaajaja, a mi no me tenéis que dar las gracias, en todo caso yo a vosotros por lo bien que os portais siempre conmigo.

  • Y qué hacemos cuñadita?? Para eso estamos, al fin y al cabo somos familia.