Morbo en Praga, historia real

Quedo con mi buena amiga Checa en el centro de Praga para tomar algo, todo parecía una reunión normal; sin embargo el destino me deparaba algo más interesante. Esta es una crónica real de una tarde loca al final de mi Erasmus en Praga.

Aun lo recuerdo como si fuera hoy, aunque ya han pasado más de diez años desde entonces, yo había quedado con una amiga en un bar en Praga, en donde estaba de vacaciones, era de noche, verano, y hacía un calor pegajoso. Las calles estaban inundadas de luz y la gente paseaba tranquilamente con sus familias. Yo me quedaba en casa de un amigo que había hecho cuando había estado de intercambio en Praga, y hacía algunos meses que no veía a esta amiga. Las Checas suelen ser mujeres interesantes, con un punto de exuberancia. Mi amiga era morena, con los ojos verdes, muy guapa y con unos pechos grandes, redondos y turgentes, a los que me costaba no mirar mientras charlábamos o paseábamos amigablemente.  Nunca había pasado nada entre nosotros, ni esperaba que pasase; durante el Erasmus uno de mis mejores amigos había estado enamorado de ella, infructuosamente, de manera que yo nunca había intentado flirtear con ella. Por otra parte a ella la recuerdo como una chica muy seria y formal, no la imaginaba teniendo sexo ocasional, yo era joven y tonto por aquel entonces; de forma que solo existía entre nosotros una bonita y neutra  amistad, muy a mi pesar porque estaba bastante buena.

Aquella tarde yo llegué con retraso, como siempre, al bar en el que habíamos quedado, y cuando la vi noté algo distinto en su forma de mirarme, no sabría explicar el qué. Nos sentamos en un rincón apartado y bebimos té, charlamos sobre su viaje a Japón, la cultura nipona y me regaló un amuleto que me dijo me traería suerte porque pensaría muy fuerte en mi; yo no podía dejar de mirar sus bonitos ojos verdes, y cuando creía que no me miraba, también sus tetas. Llevaba un top negro que resaltaba enormemente sus formas y unos vaqueros que le hacían un culo precioso. Cuando salimos del bar caminamos por la calle y charlamos; ella me contaba historias de su familia, y de sus costumbres religiosas, porque era ortodoxa, y de pronto noté algo diferente en su actitud, estaba muy cariñosa, y se pegaba a mi más de lo habitual, más de lo necesario; yo lo interpreté como una señal que me enviaba, consciente o inconscientemente, y por mi cabeza comenzaron a circular ideas calientes, me puse tenso y pensé que quizás estaba ante una oportunidad que no se iba a volver a repetir, ya que  regresaba a Gran Canaria dos días después. De manera que cuando llegamos a la puerta, la invité a subir a la casa de mi amigo, en donde dormía y ella aceptó. En el ascensor estuvimos en silencio, sonriendo y mirándonos, pero no tuve el valor para hacer nada. Cuando llegamos al piso, abrí la puerta y sufrí una enorme decepción cuando vi que mi amigo estaba en el piso, qué mala suerte, eso arruinaba todas mis posibilidades de tener algo con ella, necesitaba intimidad como mínimo.

Y ahí estábamos los tres en el salón, manteniendo una conversación intrascendente, y yo cagándome en todo por mi mala suerte. Pasado un rato recordé que le había prometido a mi amiga darle a probar el famoso ron de canarias Arehucas, del que siempre le había hablado maravillas, y esta vez había traído una botella entera de Las Palmas, envuelta en una toalla para que no se rompiera. Serví unos chupitos y seguimos bromeando mientras bebíamos. Y como un canario con arehucas en el cuerpo es capaz de todo, me senté muy cerca de ella en el sofá, dejando a mi amigo sentado en una butaca frente a nosotros. No sé cómo me atreví, pero fingiendo naturalidad, y al calor del roncito, posé una de mis manos en su pierna mientras hablábamos y  no la moví, ella ni se inmutó, fingió no darse cuenta, y ahí decidí jugarme el todo por el todo, y entre risas y bromas comencé a acariciarla descaradamente, acercándome poco a poco a su entrepierna, entonces de pronto ella se quedó en silenció, la tensión se cortaba con un cuchillo, pero ya no había vuelta atrás, o se arruinaba una amistad o follábamos esa tarde

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Entonces puse las cartas encima de la mesa, y tomando su cara con la otra mano la besé, y ella respondió, dejándose tocar al mismo tiempo. Yo ya no podía parar y la magreaba descaradamente, le acariciaba el chochito por encima del pantalón, y tocaba sus tetones, ¡por fin!, que delicia, duros y grandes. Tomé su mano después de comerle la boca un rato, y la llevé a mi entrepierna, tocando mi polla dura como el acero por encima de mis pantalones, ella estaba como en otro mundo, ida, haciendo todo lo que yo quería y dejándose tocar. Yo tenía el pollote a punto de estallar y le dije:”would you like to watch it?”, y ella respondió con un tímido y escuesto:”yes”, así que me baje los vaqueros y los calzoncillos hasta las rodillas, y mi polla saltó como un resorte apuntando al techo, estaba hinchada, con las venas marcadas, brillante y con el glande bien rojo. Ella no podía quitar los ojos de mi pene, y sin decirle nada comenzó a acariciarla, recorriéndola de arriba abajo con su manito blanca y delicada cerrada sobre mi pollón, daba gusto verlo, la verdad. Yo le pregunté: “do you like it?, do you like my cock’?”, y ella respondío: “yes, it`s beautiful”, y siguió pelándomela. Mientras tanto, yo remangué su top negro dejando a la vista un bonito sujetador rojo de encaje con dos pechos deliciosos, que rebosaban, no pude resistirme y bajé la copa del sujetador descubriendo al completo una de sus tetas, tenía un pezón grande, de color café, que me puso a mil, y sin pensarlo comencé a chuparlo con fruición, lamiéndolo, llenando sus tetones de saliva, mordisqueando su pezón. Ella ya estaba  totalmente sonrojada y gimiendo muy bajito mientras se concentraba en mi polla, yo tomé una de sus manos y la guié por mi brazo, por mi hombro y mi pecho, y ella dijo:” I know you are very strong, i like your muscles”; yo sonreí y le pregunté:”do you like to have sex? “ y ella dijo:”yes, and i am very good at it”, y yo le dije:”have you fucked many men?” y ella respondió con una sonrisa pícara:”some…” y siguió masturbándome. Yo de pronto la hice parar, agarré mi polla y meándola le dije :”come on! Suck it” y ella dijo:”ok” y acercó despacio, con cadencia y el brillo de la lujuria reflejado en sus ojos, su boca a mi glande, sacó su lengua y recorrió de arriba abajo mi falo unas cuantas veces antes de empezar a chuparla como una diosa. Mi amigo estaba callado, mirándolo todo asombrado, pienso que quería hacerse invisible para impedir que se estropeara la escena de porno en vivo que estaba disfrutando, solo tenía ojos para mirar el cuerpo de ella; después me comentó que sus tetas le había vuelto loco, y que notó como de pronto se comenzó a comportar como una zorrita, un cambio radical, como si le hubieran apretado un interruptor, según él

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Yo por mi parte había perdido totalmente el control, la agarraba por el pelo sin contemplaciones, casi con brusquedad, ya no era más el chico amable y caballeroso sino un golfo que quería darle el polvo de su vida, y agarrándola la hacía tragarse toda mi polla, y la guiaba por donde más me gustaba, prohibiéndole usar la mano, solo quería sentir sus labios y su lengua experta, la verdad es que mientras me la chupaba no podía dejar de pensar que quien hubiera dicho que esta chica tan formal y modosa era en el fondo un volcán y que le encantaba, a la hora de la verdad, que la dominasen y comportarse como una zorrita. Ella seguía chupando como loca, primero la polla y después los testículos también, a veces con los ojos cerrados y otras mirándome fijamente, pasaba su lengua con cara de vicio de arriba abajo, y mi amigo ya estaba, por su parte, meneándosela como un mono sin perderse detalle. La puse a cuatro patas y le metía primero dos y después tres dedos en su coñito, al principio con mucha delicadeza, hasta que la noté tan tan mojada, y dando tales suspiros, que le fui dando ritmo a mis dedos.

Después me levanté la puse de nuevo a cuatro patas y sin hablar la penetré, comenzando a bombear con mucha pasión. Ella se movía al ritmo de mi penetración, y cuando giraba la cabeza podía ver tremendos tetones balanceándose al mismo ritmo. Yo la follaba cada vez más fuerte, y mi colega comenzó a animarme  a que le diera más fuerte. Yo casi me desmayó del esfuerzo, que rico se sentía!, ella seguía gimiendo y no decía ni palabra, se dejaba follar, y me llevaba mis manos a sus tetas para que las agarrara y le pellizcara los pezones, o tomando una de mis manos la llevaba a su boca y chupaba uno de mis dedos como si fuera una polla, lo cual me volvía loco.  Nunca olvidaré un momento en que miró hacia atrás y me dijo: “i wanted to do this with you since a long time ago, but your friend was always after me”, y debo reconocer que saber que me estaba follando a la chica de la que había estado enamorado mi  otro amigo me puso aún más caliente.

La verdad es que siempre he pensado que aquella tarde mi amigo se perdió la oportunidad de echar el polvo de su vida por timidez, estoy seguro que si simplemente se hubiera acercado, ella hubiera mamado a saco su polla mientras yo la follaba, pero la realidad es  que eso nunca pasó, él no se acercó, yo no sugerí nada, y ella tampoco, simplemente seguimos así, yo follándola por detrás, el masturbándose mientras miraba, y ella siendo follada, dejándose hacer. Yo finalmente me corrí en su espalda, entonces mi amigo se subió los pantalones y se metió en el baño dejándonos solos. Ella y yo nos besamos, nos miramos y nos reímos, como diciendo, fuerte locura esta. Después nos vestimos y yo salí a la calle con ella para acompañarla a coger la guagua. En la calle volvíamos a ser amigos, parecía que nada hubiera sucedido, se había roto la magia, el morbo. Cuando se subió en el bus miré como se alejaba pensando que había vivido un momento especial, y que siempre lo guardaría en mi memoria, como ahora lo cuento.

Un año después volví a Rep. Checa, y le mandé un sms para quedar, pero me llevé una gran decepción cuando me contestó que aunque le gustaría no era posible. Tres meses después me enteré de que se había casado con un americano y ahora vivía en Atlanta. Nunca más he vuelto a verla, a veces me pregunto si ella guardará el recuerdo de aquella tarde con tanto cariño como yo lo hago.

(esto es un relato absolutamente verídico, sucedió tal y como lo cuento)