Morbo cuento 2

Os dejo con una nueva fantasía. Esta vez, los protagonistas son un profesor de universidad y su alumna.

Tanto alumnos/as, como profesores/as, han tenido alguna tensión sexual con su respectivo profesor/a o alumno/a. Porque en cuando los alumnos/as llegan a sus estudios superiores, son mayores de edad, y tienen ganas de experimentar.

En este segundo morbo cuento, les vuelvo a introducir, a nuestra anterior protagonista, Sophie. Creo que se va a convertir la protagonista de morbo cuentos, sinceramente, porque a mí parecer, es una mujer perfecta. Y cuando me imagino a la mujer ideal de morbo cuentos simplemente, no me puedo quitar su visión. Espero que no les moleste a todos aquellos que las prefieren rubias.

Le dejo con otro morbocuento. Deseo que les guste.

Y la historia comienza en el primer día de universidad de nuestra protagonista Sophie.

Nuestra protagonista Sophie es un personaje, muy complejo y en el siguiente párrafo os voy a describir facetas de su personalidad. A quién no le interese y quiera ir al meollo de la historia, puede saltarse el siguiente párrafo. Jejeje porque yo también tengo días en los que me gusta ir al asunto en cuestión.

Sophie vistiendo, desde adolescente, era muy particular. Siempre le gustaba vestir, moderna, pero con un toque elegante, que era sugerente, dejando jugar libre a la imaginación. Le gustaba que su vestimenta dijera: sexy, sugerente. Odiaba a las chicas de su edad que se creían que si no enseñaban todos sus atributos era imposible que cazaran hombres. Pero Sophie era consciente de lo erróneo de ese pensamiento. Enseñándolo todo, una caza a chicos, no a hombres, a mentes calenturientas que solo piensan en echar un polvo y luego si no te he visto no me acuerdo. Y si hay algo que siempre le había gustado a Sophie es, marcar una diferencia, entre el antes y después de Sophie en tu vida. Sophie había sido siempre una chica que mediante su gran capacidad de observación, hacía su propio estudio psicológico y sociológico. Cualquiera que conociera solo un poco a Sophie, reconocía que aquella chica tenía un coeficiente intelectual muy por encima de la media.

Así tenemos a Sophie, caminando por la universidad con su mapa en mano, horario de clases, y buscando su edificio donde tendría lugar su primera clase. Con su tez blanca, pelo largo, moreno y rizado en grandes bucles. Grandes ojos color miel, grandes y largas pestañas rizadas, que junto a su forma almendrada, le daban un look muy felino!. Labios carnosos y rosados. Sonrisa de anuncio de dentífrico. Estatura media de 1.70.  Con sus vaqueros ajustados, que marcaban su culito brasileño y acentuaban la longitud de sus esbeltas pero curvosas piernas.  Botas de tacón alto. Y blusa blanca con los primeros botones desabrochados que hacían a sus grandes pechos asomar ligera y tímidamente.

Así paso su primer día conociendo a gente nueva, conociendo los edificios, asignaturas y profesores/as.

En su último aula y edificio, en el pasillo ante la puerta cerrada de la clase, esperando a que llegara su siguiente y último profesor, Sophie estaba charlando animadamente sobre el primer día con dos chicas con las que ella coincidía en todas sus asignaturas. Las dos eran de más o menos la misma estatura de Sophie, delgadas y guapas por su naturalidad. Silvia era morena pelo liso, y Ana rubia de pelo liso igualmente.

Tenemos más profesores que profesoras y encima ninguno agradable a la vista! Joer! Que no pido tanto, solo darme un gusto a la vista mientras atiendo en clase! –Sophie.

Nena, es lo que tiene. Pero a mí me preocupa que apenas hay alumnos que estén buenos, para darme una gusto a la vista cuando no quiero atender en clase! Jajajajaja –Silvia.

Jajajajaja anda que estáis bien las dos… Así vais a pasar el curso? Pensando en cazar chicos guapos… Qué irresponsables! Tomad ejemplo de mí… yo solo estoy pensando en cuando vamos a tener fiesta con chicos guapos! Jajajajaja- Ana.

Bueno solo espero que éste último profesor no sea otro abuelete soso y serio-decía abiertamente Sophie y sin contemplaciones.

Cuando un hombre de 40 años, pelo liso, rubio y  algo más largo de lo normal como para ser considerado corto. Y un cuerpo atlético. Comenzó a abrir la puerta del aula.

Sophie en aquél momento pensó: trágame tierra… como me haya oído… qué bocazas soy! Porque a Sophie siempre la pasaba lo mismo, se ponía a hablar tan desinhibidamente que todo el que estuviera cerca se enteraba de lo que conversaba. Mira que se lo prometía a sí misma continuamente: Sophie! Tienes que esforzarte por no dejarte llevar, y adoptar una conducta algo más privada… como si fueras un agente Top Secret!

Sophie y sus amigas se sentaron entra las primeras filas del aula. Primera fila nunca, no era una empollona lameculos, pero últimas filas tampoco, ella tenía interés en prestar atención sin distracciones.

Buenos días a todos. –Comenzó el profesor a decir para captar la atención de la sala- Mi nombre es Miguel. Y voy a ser vuestro profesor de esta asignatura durante vuestro primer curso. Y no como habréis descubierto, vuestro profesor no es un abuelete- con lo que clavó la mirada de sus grandes ojos azules en Sophie, mirandola por encima de aquellas gafas rectangulares, y esbozando esa sonrisa pícara que todos los profesores ponen cuando quieren hacer saber a sus alumnos que han sido cazados, (con lo que Sophie, se ruborizó ligeramente, sonrió con vergüenza mientras con sus ojos rotaron mirando al techo y a su derecha, simulando que aquello no iba con ella, mientras pensaba: Ostias, como me ha pillado el cabrón! Trágame tierra!) – aunque sí que soy serio, pero justo- Miguel dirigiéndose al resto de público en el aula- mientras sonreía para sus adentros, ya que la reacción de aquella preciosa morena de pelo rizado, le había resultado graciosa. Y comenzó a relatar la historia que siempre cuentas todos los profesores, de lo que exigen de sus estudiantes, cómo se les evalúa, etc. Mientras que Sophie tomaba apuntes de los puntos importantes a tener en cuenta, estaba observando a Miguel. Estaba muy bueno! Antes no se había fijado muy bien, pero era un rubio de ojos azules, con esas gafas que le daban un aire intelectual, una sonrisa bonita y sexy! Y tenía una voz… que a Sophie le resultó de la más varonil. Es más, Miguel, en su conjunto, rezumaba varonilidad.

Rápidamente pasaron los primeros meses, y llegaron los primeros exámenes y ese ambiente tenso y nervioso de los estudiantes.

Sophie era una estudiante, que no destacaba por lo bien que memorizaba la información, sino que destacaba por su compresión, lo pillaba todo al vuelo. Y sobre todo en la asignatura de su estupendo profesor Miguel. Por lo que aprobó sus asignaturas bastante bien.

Durante el curso, Miguel se había quedado maravillado con aquella preciosa morena, que esperaba que el fuera un abuelete soso. Sus elocuentes dudas en clase, habían hecho que Miguel conociera a la perfección el nombre Sophie. Eso sin hablar de sus brillantes exámenes, escritos de una manera limpia y ordenada, pero con un trazo que detonaba personalidad, madurez y locuacidad, en los que ella iba al grano del asunto y plasmaba de manera sencilla y breve que había asimilado a la perfección la asignatura. Le asombraba la inteligencia de aquella jovencita, y seamos sinceros, desplegaba una belleza que tampoco pasaba desapercibida para Miguel. Había notado el cuerpo de aquella muchacha bajo esa ropa sugerente que siempre tenía algún matiz sexy.  Gracias a que la universidad se situaba en una ciudad con un clima suave, nunca había demasiado frío. Y ello hizo que algún día de esos en los que Sophie se vestía con falda o vestido notara sus espectaculares piernas, cuando la veía desfilar para situarse en su sitio en clase. Miguel se topaba habitualmente con ella en la biblioteca, cuando iba a preparar material para sus clases o buscaba información, y la observaba mientras ella estudiaba, siempre con la mima postura, piernas cruzadas. Cuando ella vestía con falda o vestido, el se sentaba, casualmente, donde mejor vista de sus piernas tuviera. Y en alguna de esas veces, cuando la largura de la vestimenta de Sophi le jugaba una mala pasada, Miguel pudo notar como asomaba la liga de sus medias.

Miguel era un hombre casado. Su mujer era guapa, pero con el paso de los años, había dejado de cuidar su imagen. Y como la gran mayoría de las mujeres, pensaba que como “ya había ligado”, no tenía que ponerse guapa o preocuparse por su imagen. Muy al contrario que Miguel, él cuidaba su imagen, alimentación, pero no por ligar, sino por sentirse bien consigo mismo. Le gustaba mirarse al espejo y sentirse bien con lo que éste reflejaba. Y hacer deporte le ayudaba a cuidar su imagen, y sentirse lleno de energía. Al contrario que su mujer, la cual nunca tenía energía para hacer nada, y cuando digo nada, me refiero a nada. Miguel y su mujer no habían tenido hijos de mutuo acuerdo, y ello les facilitaba tener una vida sexual plena. Pero ella, le gustaba la rutina, siempre de la misma manera, no le gustaba innovar, y no tenía mucha necesidad sexual. Desde que se habían casado, su actividad sexual había decaído mucho, gracias a la mentalidad que ella tenía de dejar se esforzarse por hacer feliz a su marido, porque ya estaba casada y tenía a su marido bien sujeto. Ilusa de ella!

Miguel tenía vivienda lejos de su lugar de trabajo. Al cabo de los años, tomó como excusa su profesión, para elegir un lugar de trabajo que hiciera que tuviera que dormir durante la semana lejos de su casa. Al menos se satisfacía a sí mismo todo lo que él quería y con libertad. Y como el fin de semana su mujer no le negaba al menos echar un polvo… pues algo es algo! Ya estaba casado y por el momento se conformaba con esta situación.

Y Miguel tuvo durante el curso a su musa, Sophie. Ella pasó a ser la protagonista de sus más morbosos sueños.

Lo que Miguel no sabía era que él era el protagonista de los morbosos y húmedos sueños de Sophie. Durante todo el curso ella había notado las miradas, sonrisas y atención que su profesor le había dedicado. En clase no era muy obvio, pero fuera de clase… esa era otra historia! Más de una vez le había pillado mirándole las piernas, el escote. Y en especial, durante su tiempo de estudio en la biblioteca. Más de una vez, había hecho que su vestimenta al cruzar las piernas enseñara el filo de su liga. Liga, la cuál volvía loco a su profesor. Quién cuando iba a la biblioteca se sentaba siempre donde podía dedicarle miradas, no tan disimuladas.

Alguna vez que otra se habían dedicado a toparse casualmente por los pasillos de la biblioteca, para así conversas en susurros, intercambiando miradas, y soltando frases con segundas intenciones. Aquello se estaba convirtiendo en un ritual de flirteo y seducción.

Mmmmm lo “prohibido”, con que sutil deleite nos atrae.

Llegó final de curso. Cuando todos los estudiantes celebran que los exámenes se acabaron o celebran que van a pasar un maravilloso verano estudiando.

Era una calurosa noche de verano, en la cual Sophie estaba celebrando el fin de exámenes, por que ella gracias a su trabajo duro, iba a pasar el verano descansando. Se encontraba junto a amigos y compañeros/as de clase en una famosa discoteca al aire libre. De esas discotecas elegantes, al aire libre, con césped, sofás blancos, velas, y lamparillas, con una estupenda pista de baile en el centro y muy buena música.

Sophie estaba bailando, disfrutando de la música sensual, en mitad de la pista, ella sola, con su vestido de tirantes azul, con un escote de pico espectacular, sus amigas estaban ligoteando por otra parte, cuando de repente… se chocó con alguien en uno de sus sensuales movimientos de baile.  Se giró mientras decía: Lo siento! Perdóname! Y cuando fue a poner sus manos sobre los brazos de la persona con la que había chocado en señal de disculpa…

Miguel? Es decir… profesor?- dijo Sophie, reflejando sorpresa con sus gestos.

Puedes llamarme Miguel, el profesor está en mode off! Jajajaja- Miguel

Lo…lo siento mucho! Te he hecho daño? – respondió rápidamente Sophie, y saliendo de su ensimismamiento: Pero, qué haces tú aquí?- preguntó por lo extraño que le resultó encontrarse a su profesor en ese lugar y situación. Y rápidamente repuso: Perdón, que indiscreta soy… jejeje cómo tú por aquí?... jejejeje… así suena mejor!

Jajajajajaja- Miguel no podía reír mas, aquella muchacha era tan natural en sus expresiones, que le encantaba. Qué pasa?? No todos los profesores son unos abuelotes sosos, sabes? – repuso Miguel sonriendo y enarcando las cejas,(disfrutaba de hacerle saber, que no se había olvidado de sus palabras al principio de curso)- Los profesores también celebramos que os perdemos de vista unos meses! Jajajajaja.

Allí estaban ellos dos, quietos en mitad de la pista de baile. Cuando Miguel rodeó de la cintura a Sophie y atrajo hacia sí.

Bailas?- Preguntó Miguel con una pícara sonrisa y una mirada llena de deseo.

Como resistirse!- Sophie mientras estiró sus brazos en señal de rendición. Y con esto dicho rodeo con sus brazos el cuello de Miguel y comenzó a bailar al ritmo sensual de la música.

Y así comenzó el más antiguo arte, la seducción. Miradas, sonrisas, caricias, y baile.

Saliendo de su fantasía hecha realidad. Sophie preguntó: Has venido solo?. Porque cayó en la cuenta que tendría que estar acompañado de más profesores o su mujer… y como alguien les viera ambos estarían en un gran aprieto.

Tranquila, me he quedado solo. Mis sosos compañeros de profesión se han marchado a dormir hace mucho tiempo. Y yo me dirigía a mi apartamento cuando te he visto entrar… y no he podido resistirme. He hecho que chocaras intencionadamente conmigo, porque estabas bailando tan seductora con los ojos cerrados y disfrutando tanto que tenía que llamar tu atención de alguna manera! –Miguel.

Jajajajaja! Mírale, qué pícaro él! Pero tu anillo, me dice que estás casado. No deberías estar en esta situación. Quien juega con fuego se quema, sabes? - Sophie

Jajajajaja Muy aguda! Estoy casado. Pero es que los casados no se lo pueden pasar bien? Eh? Y qué es eso de jugar con fuego jovencita? Acaso te consideras fuego?- respondió desafiante Miguel.

Jajajajaja, Soy observadora, simplemente. Y soy fogosa, si, pero a eso no te refieres con fuego, jajajaja. Digamos que soy más bien, como un vicio. Un  muy… adictivo… vicio. – Respondió Sophie, de lo más sugerente.

Mmmm un muy… adicctivo… vicio… eh? Pues permíteme que te responda una cosa. A mí… me fascinan… ( mientras entre el baile iba acercando su boca a la de Sophie lentamente con cada palabra) los muy… adictivos… vicios… - terminó de decir Miguel cuando se estaba frotando con los movimientos de baile de ambos, y solo tuvo que sacar ligeramente su lengua, para lamer con ella la boca entreabierta por el deseo que tenía Sophie.

Con lo que ambos se fundieron en un beso lleno de deseo.

Vayámonos a un lugar más privado- respondió Miguel separándose de Sophie. Y cogiéndole la mano, la llevó fuera de la pista de baile a la salida de la discoteca.

La llevó a su coche. Y condujo a un lugar a las afueras de la ciudad  un descampado oscuro y solitario al qué el solía escapar para respirar aire puro y vaciar su mente. Podría haber conducido a su apartamento, pero estaba harto de rutina y formalidades.

Aparcó el coche, salió de él y abrió la puerta para que Sophie saliera del vehículo.

Woah! Esto es como las películas! Se puede ver toda la ciudad! -dijo Sophie con asombro del bonito paisaje que sus ojos contemplaban.

Miguel rodeó a Sophie por la cintura y la atrajo a sí.

Lo único que mis ojos quieren ver ahora mismo eres tú y tu cuerpo- dijo Miguel. Y con ello retomó el tema por donde lo habían dejado y comenzó a besarla.

Se besaban mutuamente con pasión mientras Miguel apoyó a Sophie contra el capó del coche y con una mano rodeaba su cintura para que no se escapara y con la otra comenzó a levantarle el vestido para toparse con la liga de sus medias.

Mmmmm me alegro que lleves tus medias de liga también en verano mmmm…, no sabes como me has puesto todo el curso cuando te veía en la biblioteca con esos vestiditos y faldas por los cuales asomaba curiosa la liga de tus medias- dijo Miguel expresando el morbo que esas medias le producían.

Jajajaja, no hace falta que lo jures… yo también te espiaba a ti y lo malito que te ponías!- respondió con picardía- la liga no se asomaba curiosa yo le hacía asomarse para ti, jajajajaja- dijo riendo Sophie.

Y también enseñabas una pequeña parte de tu canalillo, para ponerme malito?- dijo Miguel con aún más morbo, mientras se sorprendida de lo grandes y lo apetitosos que eran  los pechos de Sophie.

Jajajaja, Éstas… se asoman solitas… son tan grandes…se asoman por todos los escotes… por su gran… volumen… destacan..ellas solas…-decía entrecortadamente Sophie debido a que Miguel estaba muy ocupado provocándole una inmensa excitación a Sophie, mientras con una mano intentaba abarcar uno sus enormes pechos, le besaba el cuello y la mano libre estaba bien entretenida dentro del tanga de Sophie. Todo ello, estaba excitando tanto a Sophie que le costaba hasta hablar. Pero no evitaba que mientras le sujetara la cabeza a Miguel, para que éste siguiera con su cuello, y con la otra magreara el enorme bulto que resaltaba de los pantalones de Miguel.

Miguel dejó sus labores, para quitar el vestido a Sophie. Cuando lo hizo, la observó con vicio. Mientras Sophie posaba y se giraba como en un pase de modelos privado. Llevaba un conjunto negro de sujetador y tanga. Esas medias de liga. El sujetador parecía es era una prisión para esos enormes pechos. Y aquel minúculo tanquita mostraba un culo brasileño de ensueño. La imagen de aquello provocaba tal excitación a Miguel, que le faltaba que se le cayera la baba.

Por ello con prisa Miguel se desvistió. Fuera camisa y pantalones. Se quedó solo con sus zapatos y sus bóxer, por los cuales asomaba la punta de su enorme pene.

Se dirigió a Sophie, la tumbó boca arriba sobre el capó del coche. Y quitó con desesperación el tanga, para dejar al descubierto su sexo totalmente depilado. Y luego le quitó el sujetador para liberar a esos grandes y blancos pechos, con esas aureolas tan grandes y rosadas y esos enormes pezones. Se bajó los calzoncillos. Cogió a Sophie por la cintura con un brazo. Con el otro brazo le sujetó el cuello. Todo ello para besarla mientras introducía sin problemas la totalidad de su enorme pene, gracias a la gran cantidad de jugo que rezumaba el coño de Sophie. Es primera estocada hizo que Sophie se corriera a chorros.

Woah! Que… enorme… la… tienes! Me he… corrido… nada más…. sentirlaaaaa – dijo Sophie entre los jadeos que le provocaban las embestidas lentas y con fuerza que Miguel le estaba provocando.

Pues entra toda enterita, gracias al coño tan maravilloso que tienes. Espera y verás, las veces que te hago correrte- dijo Miguel susurrando al oído de Sophie.

La situación tan porno, ella desnuda sobre el capó, Miguel follándola con los calzoncillos bajados, el comentario susurrado en su oído, hizo que Sophie, se corriera por segunda vez.

Miguel siguió repitiendo sus embestidas  en la misma posición, y besando con pasión a Sophie. Mientras de tanto en tanto dejaba de besarla para susurrarle al oído- Qué rica que estas!- repetidas veces.

Miguel reclinó a Sophie sobre el capó para concentrarse en magrear y comerse esos deliciosos pechos y hundir su cara en ellos, mientras seguía con sus embestidas.

Me estas matando de gusto!  Como sigas así, me voy a correr otra vez–dijo Sophie, mientras notaba que su cuerpo se preparaba para el tercer orgasmo.

Yo también, me voy a correr preciosa mía! –anunció Miguel.

Sigue! Siigue!- respondió Sophie mientras realizaba un maravilloso movimiento de caderas con cada penetración.

No llevo condón! No puedo! Donde quiere que me corra?- Dijo Miguel, nervioso por la excitación que estaba alcanzando.

Tu sigue! Así! Fuerte! Y lléname con tu leche caliente! Que no pasa nada! Tomo la pastilla!- dijo  Sophie entre gritos de gusto.

Escuchado esto, Miguel comenzó un ritmo frenético de penetración.

Me corroooooo, que gusto! Oooooohhh!- dijo Miguel con la corrida más deliciosa que había tenido jamás.

Aaaaaaaaaahhhhhhhh!- Gritó Sophie a pleno plumón. Mientras se estremecía y arqueaba su espalda, se corría a chorros.

Si que vas a ser un vicio adictivo… Dijo Miguel cogiéndola tiernamente del cuello y besándola.