Monumento

Este es el relato de una verga sabrosa y un culo durito dándose placer a la luz de la luna como animales. Qué rico es tirar en público.

Los tragos siempre han sido mis aliados, desde que comenzó mi vida sexual unos cuantos polvos han sido gracias a ellos y no es que sea el más tirador de este mundo pero a mis 24 años llevo unos cuantos polvos.

Desde que entre a la universidad no me preocupo tanto por los estudios como lo hago por unas rumbas y unos culos, en cada fiesta de la que sé me aparezco por allá, esa es la forma en la que he conocido a una gran cantidad de panas y es que cuando toco fondo nadie esta pero siempre me he manejado así, “conozco” a muchos y a la vez a pocos pero mi cara es reconocida por muchos, porque soy pana, soy Marcos el que le gusta la rumba, el loco que siempre parece estar fuera de control y se las sabe todas.

Muchos me llaman mardito o coño e madre de puro “cariño”. Soy un trigueño de ojos marrones claro, 1.75 m de altura bastante velludo, cuerpo definido, coco rapado y con una verga de 23.5 cm.

Soy de los que ha llegado mas de una docenas de veces a clases borracho y otras, un poco drogado, soy aquel que los profesores miran con cierto desprecio por mi falta de interés pero aun así pasa las materias. Soy amigo de todos en cada clase, bueno no de todos pero si de la mayoría.

Como castigo de la vida el viernes que es uno de los días sagrado para mi como todo farandulero, siempre tengo clases hasta tarde, he tratado con mis influencias, con cambios de horarios, de profesores pero casi nunca puedo recuperarlos pero como mi alma es fiestera así reventado como salgo busco en donde es el punto pa’ beber hoy. Donde hay liquido vital posiblemente haya algo de acción y bueno la típica jodedera.

Tengo la mala costumbre de llevar siempre algo de alcohol en la camioneta, aunque muchos la consideran buena costumbre es que siempre hay que estar preparado en Venezuela nunca se sabe una ley seca de emergencia, una subida abrupta de los precios, cierran las licorerías antes de tiempo o peor aun se queman las licorerías (que el señor nos proteja).

Quiero relatarles una de mis historias de unos de esos viernes en los que no se piensa mucho o tal vez se piense mas con la cabeza de abajo y el culo se ve afectado.

Yo vivo en Cumaná, una pequeña ciudad en el oriente venezolano, donde el ron y las frías nunca faltan, y si no hay fiesta en casa de uno de mis conocidos, o la vaina en la discoteca esta fría entonces corremos a pasarla bien en el monumento, una zona frente a la playa, donde los fines de semana se acumulan unos cuantos carros con pinga de sonidos y bueno que comience la fiesta.

Esa vez salimos 4 en busca de movida, Pablo, Carlos, Enrique y yo que nos quedamos tomando unas frías detrás de la camioneta, estábamos casi a orilla de la playa una zona oscura en donde el movimiento esta mas pa` uno, música a todo volumen y unas cuantas jevas dando espectáculos al ritmo de un regueaton de los viejos, con esto me refiero a restregarle las nalgas en el guevo a los tipos con cara de que se la estaban comiendo, resaltando que algunas parejas se perdían y una que otra camioneta en total oscuridad se movian de lo mas raro jaja.

A las dos de la mañana habíamos bailado con algunas chamas que estaban explotadas, Pablo y Carlos se habían perdidos con dos de ellas y quede con Enrique, resulta que nuestros supuestos cuadres fueron a contestar una llamada y… chao. Mentiría si les dijera que no sentí arrechera, me habían dejado con el guevo medio parado es que esas no eran chamas eran unas lobas que sabían como moverlo y lo gozaban.

Enrique había notado mi cambio tanto de humor como de tamaño en la zona de abajo.

-¿Qué paso marico quedaste picao jaja?

-Picao y medio y tu también, le respondí colocando mi mano en su bulto que se notaba bastante grande y por impulso se echo para atrás jaja.

-Deja deja que me puede gustar el jueguito.

-Jaja vamos a ver. Volví a colocarle mi mano pero ahora restregando mi mano en su bulto completo.

-Deja chamo que nos pueden ver ¿tu eres marico?

-Mírame a los ojos y dime que no te gusta jajaja. Dije eso sabiendo que ya Enrique estaba bastante tomado.

Unos segundos de silencio pusieron el ambiente tenso pero a mi no me preocupaba eso si les decía lo que había pasado a media universidad, muchos ya me conocían y muchos le dirían que era jodiendo porque así soy yo.

Enrique tenía 23 años, es un moreno atlético, galán de la universidad. Extrovertido como el solo. Su cara de malo lo hacia bastante atractivo, pero en ese momento parecía un gran muro de concreto, se notaba que la situación le había incomodado.

Enrique se veía incomodo mas no molesto cosa que me daba un acierto en lo que quería para hoy. Fue una cerveza la que nos tomamos y todavía no me había hablado yo tampoco le había insistido.

-Chamo deja la vaina, no te toco mas jaja disculpa por la joda.

-No es la joda Marcos es que estamos en público chamo que va a pensar la gente.

-Nadie nos vio vale.

No se creyó lo que le dije no me mantenía la mirada fija y lo que hizo fue observar todo alrededor y responderme en monosílabos.

En una de esas que fue a buscar una caja de cigarros en la guantera, aprovechando la oscuridad y que la camioneta de ese lado estaba vacía, fui detrás de él y en cuestión de segundo le toque la espalda con un dedo haciéndolo voltear, aproveche ese momento para empujarlo de espalda hacia la camioneta y arrancarle un beso a lo salvaje.

Se resistió y tranco más sus labios, trato de separarse pero yo profundice mi beso y posé mi mano en su paquete que en cuestión de segundo se empezó a poner duro y con ello la resistencia se fue disipando

La lengua que antes estaba rígida no resistió la presión y empezó a moverse por toda mi boca al igual que la mía, nuestros sabores a cerveza, tabaco y algo de maría se unieron. Mordía sus labios y metía mi lengua con sed de Enrique y el me correspondía con las mismas ganas que yo.

Ahora era dueño de su cuello que era recorrido por mi lengua y besado por mis labios. Pequeños mordiscos en la parte baja del cuello que fueron intercambiados de vez en cuando por suaves chupones y besos hasta llegar a su oreja que desato muy suaves aunque notables suspiros en él.

La música, las voces y los pasos cercanos no me hicieron dudar cuando agachado frente a Enrique desabroche su jean y saque aquel guevo duro y ardiente, que desprendía un fuerte olor a macho detalle que me puso más caliente y aproveche para probar con mi lengua aquel líquido que brotaba de la raja de su glande para luego meterme la cabecita que tenia un sabor de los mil demonios. Cuando lanzaba una mirada hacia arriba lo veía con la boca abierta y con la cabeza echada un poco hacia atrás.

Mi lengua recorría de sus bolas bastante proporcionadas, pasando por su palo y llegando a su cabecita donde me centraba en el frenillo haciéndolo a veces contraerse con mis chupones. No pude soportar más y me metí esa verga completa hasta la pata, pero en ese momento paso algo bastante curioso justo entre ese escondite donde estábamos paso un chamo delgado dando traspiés, abriéndose el cierre paso a mi lado y situándose en la orilla empezó a orinar, estaba mas que claro que no se había fijado en nosotros porque estaba hasta el culo de no sabemos que jaja

Había parado la mamada ya que Enrique noto también la situación y se cago (se asusto no piensen mal), hizo seña para que me parara y cuando nuestro corta nota que nutrió una eternidad al mar cumanés se fue, Enrique no espero un segundo y me empujo por los hombros haciéndome arrodillar de nuevo para meterme esa verga venosa y con una tremenda cabezota, hasta el fondo.

En vista que estábamos al aire libre y con tanta gente a nuestro alrededor mi excitación no podía ser mayor, esto de verdad me gustaba, con una de mis manos me hacia la paja mientras con la otra acariciaba las bolas del moreno y su verga gozaba de mis caricias bucales.

Cuando note que iba a acabar me fui a sus bolas que tenían un olor a macho, ensalivándolas hasta más no poder y tratando de meterme las dos en la boca cosa que no pude.

Ya sus pantalones y bóxer estaban en sus tobillos, el gozaba con mi garganta profunda, de vez en cuando pegaba unos pequeños gritos que me indicaba que estaba haciendo todo bien. Aprovechando mis babas que por cierto estaban ensuciando sus ropas, un dedo juguetón fue alcanzando nuevos terrenos cada vez más profundos pero Enrique no reclamo ni trato de parar a ese invitado así que me sentí libre de hacerlo.

Con cada embestida que tanto mi boca como su pelvis hacían ese dedo iba mas adentro hasta que traspaso su esfínter, la reacción fue positiva y por su reacción más placentera. Cuando fui a chuparle las bolas de nuevo maniobrando me adentre por debajo llegando muy cerca de su puerta trasera, sus piernas que ahora estaban mas abiertas me lo permitieron.

-Voltéate. En el fondo sonaba una canción de Daddy Yankee llamada limbo.

Con sus manos y rostro en la camioneta, dejando el culo a mi disposición adentre mi cara en toda la raja sabrosa, era un culo pequeño pero de esos bien formados que se nota que han sido trabajado por algún deporte. Mi mano hacia lo propio con su verga muy despacio mientras mi lengua recorría su raja y de vez en cuando varios de mis dedos acariciaban sus adentros.

Su culo se movía hacia atrás dándome a entender que le gustaban las caricias y que quería más. Mi lengua no llegaba más lejos pero mis dedos ya habían logrados algunos resultados dentro de poco tendría ese culito para mi disposición, mi verga seguía dura con ganas de reventar.

Me levante dejando mi pantalón en los tobillos pero no me importaba, fui por los labios de Enrique que me recibieron con furia, mordiendo, halando, chupándonos, un beso de lo mas apasionado y lo mejor con animo de sexo. Nuestras vergas duras como la piedra se acariciaban bañándose la mía de la saliva que hace segundos había dejado depositaba allí, la calidez era sensacional. Mis manos no dejaban de acariciar esas nalgas duras que me tenían duro, a veces metiendo un dedo para darle más sazón a la situación.

Ya había tenido bastante paciencia y dado suficiente placer, ahora era yo el que quería una boca caliente en mi verga de 23 cm, y así se lo di a entender repitiendo lo que hace minutos el me había hecho, lo empuje por los hombros haciendo que quedara a la altura de mi palo.

Chupó mi cabeza haciéndome sentir rico. La agarro con una mano, masturbándola y chupando por todo mi tronco, pero yo quería más y la metí en su boca. Su lengua se movía cuando mi verga pasaba pero yo quería ir mas adentro y la inexperiencia y el tamaño no ayudaban.

A veces cuando me la mamaba, en vista que su cabeza quedo pegada de la puerta de la camioneta, a una distancia que entre su boca y mi cuerpo habían los centímetros de mi verga o sea 23 cm, trataba de meterla hasta el fondo aprovechando la posición, sus arcadas me tenían demasiado excitado pero viendo que lo que estaba haciendo era una burrada decidí pasar a la verdadera acción.

El estaba apoyado con sus manos en la camioneta y yo detrás con mi verga acariciando la entrada de su culo que subía y bajaba por toda su raja.

-Ten cuidado por favor, dijo Enrique.

Lance dos escupitajos que atinaron a la raja y que aproveche para lubricar un poco más la entrada de su culo. Puse mi cabeza en el sitio, dirigiéndola con una mano mientras que con la otra lo agarraba por la cintura. Fue entrando despacito, muy lento para que no sufriera aunque su cara denotaba algo de dolor. Mi verga fue avanzando hasta llegar a la mitad, ya él no tenia la cabeza volteada hacia un lado tratando de verme si no que apoyaba su frente en la puerta. Me quede un rato que se acostumbrara a mi verga ya que a la mitad se engrosa y mientras esperaba, acariciaba su espalda con las yemas de mis dedos haciéndolo temblar.

No se cuanto espere aunque pareció una eternidad, ni la música notaba solo lo caliente de ese culo que apretaba tan sabroso la mitad de mi verga. Lance otro salivazo y avance un poco, luego la saqué unos milímetros, para empezar de nuevo a meterla poco a poco.

Cuando casi la metí completa, el no aguanto y con sus manos se abrió mas los cachetes de las nalgas quedando apoyando su cuerpo de su frente hasta que mi pelvis toco directamente con su cuerpo.

Comencé con un suave mete y saca que provoco en Enrique unos cuanto jadeos, se sentía tan rico que desee estar por siempre en ese culito tan rico, no me importaba que nos vieran solo quería gozarlo.

En un momento, saque mi verga casi completa dejando adentro solo el glande, para luego meterla de nuevo.

-Ahhhh

Las embestidas cada vez iban agarrando mas rapidez, y llego un momento en el se echaba hacia atrás para metérsela mas adentro nuestro ritmo eran sorpréndete, estaba reventando ese culito de una forma alucinante. Así estuvimos un buen rato.

Enrique no dejo de jadear y pedir más, petición que no deje de cumplir, ese culo se trago mi verga completa. Uno que otro escupitajo de vez en cuando para lubricar y lanzarla completa hasta las bolas.

-Afff así metela así ay más ¡MÁS!

Mi verga iba y venia en aquel sabroso culo, Enrique había perdido todo rastro de pena hace rato y solo quería gozar, pidiéndola y tratando de metérsela mas adentro. Yo seguía dándole con todas las ganas posibles haciéndolo a veces gemir del gusto.

Yo quería seguir cogiéndome ese culo pero es que era demasiado el placer lo que todo aquello me daba, personas pasando a pocos metros de nosotros, bajo la fría noche y aquel culito que desde hace tiempo quería comerme.

Fue tanto lo que me llevo a gozar aquel culito que no pude aguantar más, y elevando el ritmo de mis embestidas, acabe en 8 chorros de leche en el fondo de aquel culo. Me quede pegado a su espalda con la verga aun adentro, y empecé a menear su verga con una de mis manos, sintiendo sus contracciones. Cuando Enrique acabó en pocos segundos en el suelo, en la puerta de la camioneta, en su jean y en el bóxer perdió sus fuerzas quedando sujeto por mí y apoyado de la camioneta. .

Con nuestras respiraciones todavía agitadas, le di algunos besos en la parte de atrás del cuello, hasta que minutos después la adrenalina y la emoción se acabo y nos dimos cuenta de lo que habíamos hecho y en donde lo habíamos hecho. Siempre hay algo de culpa en el placer.

Nos levantamos los bóxers y pantalones, cuando estábamos casi listos aparecio Pablo con Carlos UFFFFFF casi nos agarran.

Enrique y yo nos dimos una mirada de complicidad pero hasta allí quedo todo.

-¿Cómo estuvo todo?. Pregunte.

-Esas tipas eran unas locas, la pasamos de pinga y creo que mejor la pasaron ellas jajaja.

-Por aquí nos dejaron varados pero bien forzando el hígado, ¿será que nos vamos?.

-Vamos…

Unos cuantos minutos después que dejamos a Carlos y Enrique en su casa, quedamos Pablo y yo solos.

-¡Cuéntame! son tan poco disimulados que no pudieron limpiarse el pantalón lleno de tierra.

-jaja A ti no se te pasa nada vale.

-Ni siquiera has revisado tu celular, cuando te llame activaste la llamada y escuche cosas jajaja tuve que hacer tiempo con Carlos para salvarte la vida me la debes.

-Bueno hoy comí sabroso pero no me arrepiento de nada, mas tratare de repetir jaja.

-Lo que te comiste término con el culo reventao, que forma de caminar ajaja

Se me olvidaba decirles que los amigos con buenos culitos son mejores jajajaja y que Pablo hace dos meses se había tirado a Enrique en secreto.

Espero que les haya gustado el relato y como siempre tratando de que queden mejores. Pueden comentar y dar sus opiniones que serán bien recibidas. ¡Saludos!

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