Montse y el zapatero (5) el tatuador

Cumpliendo las ordenes de mi Amo fue al estudio de tatuación que me había indicado. Ya no me importaba ni como podría explicarle un tatoo a mi marido ni las consecuencias que ello podría tener.

Había pasado unos días desde la visita a la prisión y no había vuelto a tener noticias de Vladi, yo me torturaba entre la sensatez que me decía la cabeza, que no volviera a llamar, que me olvidara o no se lo permitieran en prisión y lo que me pedía mi cuerpo, que me volviera a llamar, que me hiciera sentir su puta, lo que si había decidido es que en ningún caso yo haría nada por contactar con él, cuando recibí un mensaje en mi móvil.

“Recuerde su cita en el estudio TATOO para mañana a las 10h”

Me quede horrorizada, no sabía que me iban a hacer, ¿Qué haría si lo querían hacer en un sitio visible? Pensé en no ir, dejarlo, pero parecía que me estaban leyendo el pensamiento porque en el mismo momento un clic me indico la entrada de un nuevo mensaje con un archivo, lo abrí y era una foto mía en mi posición de exhibición, o sea, con las manos tras la nuca y las piernas abiertas y evidentemente se me veía la cara, era una clara amenaza, no podía hacer nada, estaba atrapada.

Así que al día siguiente fui a la dirección que me habían indicado, la verdad es que esperaba encontrarme un tugurio, pero era un local pequeñito, pero limpio y arreglado, en las paredes se veían fotos de los tatuajes que habían recibido y tras un mostrador una chica completamente tatuada que me saludo alegremente.

-Hola, soy Montse, vengo de parte de Vladi- le dije

-Así, te estábamos esperando, espera un momento, en seguida te atendemos- contesto señalándome unas sillas.

Todavía no me había sentado cuando la chica se acercó.

-Acompáñame Montse, Mika te está esperando.

La chica abrió una cortinilla y me llevo por un pasillo con cuatro salas con la puerta tapada con cortinas, como los probadores de las tiendas, en alguna se escuchaba el sonido de la maquina de tatuar en marcha.

Me llevo hasta la última del pasillo, descorriendo la cortina e invitándome a entrar.

-Mika, aquí tienes a Montse, viene de parte de Vladi- Me presentó.

Me encontré con un hombre maduro, más de 50 le calculé, con una gran barba, vistiendo unos pantalones rotos y una camiseta de tirantes que dejaban ver sus brazos y cuello completamente tatuados y pircings por toda la cara.

La habitación estaba decorada con fotos de tatoos, había una camilla como las que utilizan los masajistas y una mesa con los instrumentos de tatuar.

-Buenos días, Montse- me saludo amablemente, por su acento y aspecto supuse que también era de los países del este, pero hablaba muy bien español.

  • ¿Así que vienes de parte de Vladi, buen tío, ha tenido mala suerte- me dijo?

  • ¿Qué me vas a hacer? - me atreví a preguntarle.

-Vladi me ha encargado que te haga el símbolo de su Bratvá-

  • ¿Qué es una Bratvá-

-Es su hermandad- contestó.

-Venga, vamos a empezar, desnúdate- Me ordenó

  • ¿Cómo, que me desnude? Le dije incrédula.

-Pues eso, que te desnudes, ¿Cómo voy a hacerte el tatoo si no lo haces?

-¿Pero como que me desnude, donde vas a hacerme el tatoo? Volví a preguntar

El hombre sin levantar la vista de la maquina de tatuar que estaba preparando me dijo

-Mira, si no quieres vete, no me hagas perder el tiempo, lo hablo con Vladi y vosotros os arregláis- contesto.

¿Tienes un vestuario? Pregunte ingenua.

-Si, este, ¿no lo ves? -contesto señalando toda la habitación.

No me quedaba otra, así que empecé a desnudarme, llevaba unos tejanos, camisa y ropa interior, no sabia donde iban a hacerme el tatoo, pero no esperaba tener que desnudarme.

Me quite la camisa y el hombre no parecía prestarme la menor atención, estaba liado con la máquina, pero se levantó de la silla y me dijo que volvía en un segundo, salió de la habitación dejando la cortina completamente abierta, me acerque a ella y la cerré, pero inmediatamente del hombre la volvió a abrir.

-Déjala así- ordenó.

Me quite los pantalones dejando las dos prendas en un perchero que había y en braguitas y sujetador espere que volviera el hombre.

Lo hizo acompañado de otro hombre.

-Es mi ayudante- informó.

-Quítate toda la ropa, las bragas y el sujetador también, te quiero completamente desnuda y túmbate boca arriba en la camilla- ordenó.

Sabía que suplicar no serviría de nada, así que me quite la poca ropa que me quedaba y completamente desnuda, otra vez, delante de dos desconocidos, me tumbe en la camilla, estaba fría y di un respingo.

Los hombres se colocaron uno a cada lado de la camilla y empezaron a mirarme con cara de profesionales.

  • ¿Qué te parece? - pregunto el ayudante

-Quedara bien- le contestó

  • ¿Hay que depilarla- seguía el ayudante

Y sentí su mano colocarse sobre mi pubis, ¿Dónde iban a tatuarme? Me preguntaba

-A dicho Vladi que no, que lo hagamos justo por encima del vello- le dijo el tatuador.

Entonces me di cuenta de que encima de mi había un espejo, que sin duda estaba puesto para que los clientes pudieran ver como iba el trabajo, así que pude ver a los dos hombres estudiando mi pubis como si fuera un lienzo en blanco.

Me pusieron un papel en esa zona, era un calco para tener un patrón a seguir y vi lo que me iban a tatuar, era un águila bicéfala dentro de un circulo de unos cinco centímetros de diámetro, ¿cómo iba a ocultarle eso a mi marido, pensé?

Mientras por el espejo podía ver como el ayudante mantenía tersa la zona del pubis donde iban a tatuarme, sentía sus manos frías en mi piel y enseguida escuche el zumbido de la maquina y como la maquina se clavaba en mi piel.

Me dolía, pero la verdad es que tampoco era insoportable, no sé el tiempo que estuvimos, y por el espejo iba viendo como se perfilaba el águila, que encima era de colores, hasta que finalmente dieron por acabado el trabajo, en el espejo podía ver un águila rusa, en color oro perfilada en negro, con algún texto en ruso, era horrible, estaba perdida.

  • ¿Qué significa el texto?-pregunte

-Que perteneces a la Bratvá y cualquier miembro de ella puede utilizarte a su antojo y también que cualquiera de ellos te protegerá de otras hermandades- me explico.

-Levántate y ponte en la posición- me dijo el tatuador.

Me levanté y me puse en la posición de exhibición que había aprendido, con las manos en la nuca y las piernas separadas. Entonces sacó el móvil y empezó a hacerme fotos, de cuerpo entero en las que con toda seguridad se veía mi cara, primeros planos del tatoo, en algunas el ayudante se arrodillo a mi lado señalando el tatoo y el tatuador hizo lo mismo, hicieron todas las que quisieron, ¿Dónde irían a parar esas fotos, me vería expuesta en las paredes de ese estudio de tatuado, en alguna web especializada en tatoos?.

Cuando se canso se hacer fotos me indico que volviera a subir en la camilla y me iba a curar el tatoo.

Me volví ha estirar como me indicaban, pero el hombre se puso entre mis piernas y estiro de mi hasta que casi quede con el culo colgando del borde de la camilla, entonces comenzó a ponerme una crema hidratante por toda la zona del tatuaje y acabo poniéndome un trozo de film transparente cubriéndolo.

-Listos- me dijo el hombre

  • ¿Puedo irme_ pregunte incorporándome sobre mis codos en la camilla y manteniendo mis piernas colgando de la camilla y al tatuador entre ellas?

-Espera que tengo que cobrarte el servicio- Me dijo mientras se abría los pantalones y se sacaba la polla.

-No, por favor, no me folles- le pedí mientras sentía ya como frotaba su capullo por mi coño.

Me levanto las piernas y las puso sobre sus hombros, quedando mis rodillas a la altura de sus orejas y en esa postura me la fue metiendo poco a poco.

-Joder tía, que estrecho, como la siento apretada- me decía mientras yo iba sintiendo como iba entrando en mí.

-Y encima te estas mojando, ya me dijo Vladi que eras una buena puta- exclamo

Y era verdad, estaba empezando a sentir placer y estaba mojada, además él había empezado a retorcer y estirar mis pezones como si quisiera arrancármelos de las tetas y mientras podía ver al ayudante sacando fotos de la follada, ¡¡¡que afición tenía todo el mundo en hacer fotos!!!

Yo ya me estaba retorciendo sobre la camilla, del dolor en mis pezones como del placer que me estaban dando la follada, además el tío alternaba la tortura a los pezones con masajearme el clítoris y aquello me estaba matando.

En un momento se puso a estirar del clítoris y le decía al ayudante, que, por cierto, no perdía detalle.

  • ¿Qué te parecería un piercing en el clítoris Rafa?

Me quede horrorizada al escuchar aquello, no podía ni imaginar el dolor que podría sentirse con una cosa así.

-No por favor, eso no, no lo hagáis- suplique mientras seguía retorciéndome de placer.

-Uuumm putita, ¿no te gustaría?, te iba a quedar precioso y no veas el placer que te daría cuando te comieran el coño- me decía con voz melosa mientras a la vez estiraba y retorcía mi clítoris.

-No, por favor, no lo hagáis- contestaba con la voz rota por el placer.

-Rafa- escuché que decía- tráete el estuche con los piercings de clítoris- le pidió

-No, no, no quiero, por favor, no- con la voz cada vez menos convincente por el placer.

El tal Rafa salió disparado, supongo que no quería perderse ni un minuto de mi follada y volvió al instante con un estuche como de joyería.

-Dame la anilla pequeña y separale los labios, que se vea bien el clítoris- le pidió a su ayudante

Rafa se la dio y él sin sacarme la polla y siguiendo con un mete saca lento, pero constante.

Rafa no se lo pensó dos veces y me separo los labios dejando a la vista mi inflamado y dilatado clítoris.

-Sácale unas fotos Rafa- le pido también.

Y Rafa separaba mis labios con una mano mientras con la otra hacia un par de fotos a mi clítoris.

El tatuador me metió la polla hasta el fondo y se puso a trastear en mi clítoris.

-No, no lo hagáis, no quiero, por favor- aunque parecía más el maullido de una gata en celo que una súplica, estaba a punto de correrme.

-No te preocupes, solo quiero que lo veas- me contesto.

-Toqueteo un poco, sentí un poco de presión en el clítoris, pero ningún dolor.

-Listos, sacale un par de fotos y se las enseñas a Montse- Le pidió a Rafa.

Y todo eso con la polla dentro de mí, Rafa saco las fotos y como le habían dicho me las mostro, en ellas podía ver una anilla de plata hacia la mitad del clítoris.

  • ¿Qué te parece? - me pregunto mientras volvía al mete saca, con clara intención de socavar mi voluntad

-No sé, no sé qué hacer, ¿Dolerá? – le pregunte ¿Cómo podía empezar a dudar en una cosa así?

-Como un pendiente, tonta y además Rafa y yo tenemos un sistema con el que casi no sentirás dolor, al contrario- me decía zalamero.

  • ¿Cómo se lo explicare a mi marido? - continuaba dudando cada vez más, con la voz cada vez mas entrecortada por el orgasmo que se acercaba.

Tenía respuesta para todo.

-Te costara menos ocultarlo que el tatoo, siempre lo llevaras dentro de las bragas- respondió.

-Veo que lo quieres, te lo voy a poner- me dijo.

-No, noooo, por favooor- proteste ya sin ninguna convicción y a punto del orgasmo.

-Rafa, prepáralo todo- le dijo mientras intensificaba el ritmo de la follada y bajaba mis piernas que había mantenido todo el rato en sus hombros.

Se agarraba a mis caderas y me follaba con intensidad, y note como me llegaba el ansiado orgasmo, el también lo notó y me la saco de golpe, dejándome como el zapatero en la prisión, a las puertas del orgasmo.

-No por favor, hazme correr, hazme correr, no me dejes así- Le suplique.

-Un momento zorrita- ahora seguimos.

Vi en el espejo como Rafa le daba unas pinzas con unas aberturas en su extremo, mientras notaba su capullo rozarse por mi coño, me lo metía un poco y lo sacaba, con lo que estaba todo el rato al borde del orgasmo, pero sin llegar a tenerlo.

Sujeto el clítoris con esas pinzas por la base y estiro de él, pude ver una aguja que me pareció enorme y a Rafa con la anilla en la mano, en ese momento me arrepentí de todo eso.

-No, para, he cambiado de opinión- les pedí

Pero por toda respuesta el tatuador me la metió otra vez hasta el fondo, poco a poco, mientras estiraba con fuerza de mi clítoris.

Ya antes estaba al borde del orgasmo y ahora sentía como me llegaba otra vez, con fuerza, como tenia los orgasmos desde que trataba con esta gente.

Levantaba mis caderas corriéndome como una zorra, cuando note la leche del hombre derramándose en mi interior y el orgasmo exploto en mí, grite de placer cuando sentí un gran dolor en el clítoris, atravesado de punta a punta por la aguja, grite de dolor, sentía a la vez el placer del orgasmo, el dolor de la aguja y la leche del hombre en mi interior.

-Como me gusta coincidir al traspasar, tu orgasmo, el mío y el pinchazo, ha sido perfecto- decía el tatuador.

Miré al espejo y pude ver mi clítoris atravesado de parte a parte, todavía sujeto y estirado todavía por las pinzas, el placer de orgasmo había pasado y ahora solo sentía el dolor del clítoris, bueno y la polla del hombre en mi coño, que no me la había sacado mientras continuaba trabajando.

Continuaba mirando al espejo y vi como rápidamente sacaba la aguja y Rafa le daba la anilla que era parecida a un pendiente, el ayudante estiro de mi clítoris y el otro, quitando las pinzas paso rápidamente la anilla por el agujero dejando mi clítoris anillado.

-Ya está- dijo el tatuador.

Así era, en el espejo podía ver mi pubis y mi coño “luciendo” un gran tatuaje y un piercing.

  • ¿Puedo follarmela Mika, por favor, tengo los huevos a punto de explotar?- pidió el ayudante, casi suplicándolo.

-Haz lo honores- le contesto, sacándome la polla del coño y dejando su lugar al chico, mi opinión, ni ganas contaba para nada.

Así que el chaval se puso entre mis piernas y vi como se sacaba una polla normalita la colocaba entre mis labios y me la metía hasta el fondo de un solo golpe, no le importo que el coño estuviera encharcado de la lefa de su jefe.

Me follo durante unos minutos, yo solo sentía dolor en el clítoris y era como una muñeca rota soportando las envestidas del chico, al menos la cantidad de leche que tenía en mi coño me lubricaba y hacía que no sintiera dolor al follarme.

No duro mucho, supongo que estaba muy caliente después de todo lo que había visto y con grandes resoplidos descargo también dentro de mí, volvía a sentir la leche de unos machos saliendo de mi coño a borbotones.

Me ayudaron a levantar de la camilla, y me indicaron que me pusiera en la posición, así, de pie y con las piernas separadas notaba su lefa resbalar por el interior de mis muslos.

-Oscar, Pepe, venir a ver esto- escuche decir al tatuador.

De inmediato el tal Oscar y Pepe se plantaron en la habitación donde yo estaba completamente desnuda, no hice ni intención de taparme, ¿Para qué?

Los cuatro hombres estaban a mi alrededor, alabando el trabajo del tatuador, como su fuera un animal, los móviles volvieron a aparecer, tomando todo tipo de fotos de mí, cara, cuerpo, primeros planos….

Me tocaban el culo, las tetas, alguno el piercing, haciéndome dar un respingo, un pequeño gemido de dolor.

-La vais a marcar más- preguntó uno de ellos.

-Por ahora no- contesto el tatuador- estamos pendientes de lo que quiera su Amo-

-Pues uno en el pezón le quedaría de muerte- escuche que le respondía mientras me estiraba el pezón.

No por dios, pensé, que no quieran hacerme otro, pensé para mí.

-No, hasta que no lo diga Vladi no haremos nada más- Le respondió.

Los tres hombres se fueron, quedándome a solas con Mika.

-Ya puedes vestirte- me indicó mientras se sentaba en la camilla.

Cogí mi ropa y empecé por ponerme las braguitas, al subírmelas tuve que hacer una mueca de dolor y eso que eran de algodón, un poco viejas y me iban holgadas.

El no dejaba de mirarme, yo intenté seguir vistiéndome, pero cuando empecé a ponerme el sujetador me dijo

-Joder tía, me has vuelto a poner cachondo, como me gustan las maduras putillas como tú.

Me dijo mientras se abría la bragueta y volvía a sacarse la polla.

-Hazme una buena mamada, que me ha comentado Vladi que eres una experta-

Me acerque a él solo con mis braguitas verdes de mujer respetable y me metí su polla en la boca, estaba todavía un poco morcillona, pero en seguida empezó a ponerse dura, la succionaba haciéndole el vacío, le frotaba el frenillo con la lengua, besaba su capullo… así que enseguida note que se iba a correr, no me sujeto la cabeza ni nada, pero yo recibí toda su corrida en mi boca, tragando toda su lefa, tanto que ni una gota callo sobre mi cara.

-Joder tía- dijo él – que razón tenia Vladi, como la chupas- exclamó.

-Venga, vístete, que se me hace tarde- me dijo

Acabe de vestirme y me fui, el dolor en el coño cuando andaba era muy fuerte y también sentía la lefa salir de mi coño, menos mal que esta vez llevaba bragas y pantalones, si no hubiera dejado un rastro, como las babosas, pensé.

Encima había venido en transporte público y me costo horrores llegar a casa, casi no podía andar.

Cuando al fin llegue a casa me fui a nuestra habitación, allí tenia un espejo de cuerpo entero y me desnude completamente, mire mis bragas, llenas de leche de los dos tíos y entonces me mire en el espejo, quite el film del tatoo y el reflejo en el espejo me derrumbo, el tatoo era más que evidente y grande de los que me había parecido en el estudio, sobresaldría por encima del borde de cualquier braga y el piercing se veía claramente, brillando con la luz de la habitación.

Caí de rodillas llorando, ¿Cómo podía haber llegado a esto, como se lo explicaría a mi marido, arruinaría nuestra vida?, decidí que se lo diría esa noche cuando llegara, me puse solo el albornoz, sin nada debajo para decírselo, no podía soportar el roce de unas bragas y me estire en el sofá a esperarlo.

Cuando al fin llego estaba dispuesta a explicárselo todo, se sentó en el sofá a mi lado, me levanté dispuesta a abrirme el albornoz y enseñárselo y confesarlo todo.

-Cariño, tengo una cosa que decirte- empecé abriéndome el albornoz.

El aparto la vista del televisor y se quedo mirando el tatoo y el piercing.

-Soy la amante de un mafioso ruso? -le solté de golpe.

  • ¿La amante, querrás decir la puta? Contestó

-Lo se desde hace unas semanas, me llamó tu zapatero, el tal Vladi y me envió algún video y fotos tuyas en plena acción- Continuaba

Me quede de piedra, en ningún momento sospeche que mi marido estuviera al tanto de mis actividades.

-Me dijo que tenia dos opciones o tragaba y me hacia el tonto o te dejaba, me iba de casa y desaparecía, pero que le estabas dando mucho dinero y no iba a renunciar a ti hasta dejarte seca, fueron sus palabras textuales, seca- explicaba.

  • ¿Qué hiciste? – Pregunté

-Le dije que me diera unos días y lo denuncié a la policía, no se si lo de la redada ha tenido algo que ver con mi denuncia o no, pero como se enteren seguro que me matan- Decía al borde del llanto.

No sabia que hacer, yo había destruido nuestra vida y ahora no teníamos salida, estábamos atrapados por mi culpa, por mi coño.

  • ¿Qué podemos hacer cariño? Insistí

-Primero no llamarme cariño nunca y segundo nada, no podemos huir no podemos hacer más que soportarlo hasta que te deje seca- me dijo mirándome con un odio en su cara como nunca lo había visto.

-Me voy unos días de casa, ya volveré, mientras disfruta follando con tu ruso-Escupió.

Se levanto y saco de nuestra habitación una bolsa con sus cosas, que ya tenia preparada y sin decirme nada más, se fue de casa.