Montse y el zapatero (3)

Continúa la bajada a los infiernos de la humillación y depravación de Montse, convertida en una zorra dispuesta a cumplir los deseos de su "zapatero" con tal de tener otra vez su polla en el coño.

El viernes acabo con aquella paja y conmigo muerta en el sofá hasta que llego mi marido, disimulando el dolor que sentía en mi vagina y sobre todo mi culo intente hacer una vida de los mas normal.

El sábado mi marido me propuso salir a dar una vuelta por el parque y me excuse diciéndole que no me encontraba demasiado bien, para andar tenia todavía yo el culo y así, nuevamente paso el sábado, entre el sofá, la cocina, la tele…… hasta la hora de ir a dormir.

El viernes por la noche caí dormida de inmediato, pero esa noche estaba completamente despierta, no me podía sacar de la cabeza aquellas dos mañanas y lo que había sentido, me habían tratado mal, casi una violación, me habían hecho cosas que yo nunca había hecho y sin embargo había disfrutado como una perra en celo.

En verano siempre duermo con una camiseta y unas braguitas de algodón y sin darme cuenta, mientras recordaba me había puesto boca arriba y mis piernas se iban separando, señal de que me estaba empezando a mojar. Lleve una de mis manos por debajo de la braga y efectivamente, bueno, tampoco me hacia falta tocarme para notar que estaba mojada, mi coño volvía a estar abierto y palpitante.

Empece a masturbarme con mi marido dormido profundamente a mi lado, me quite las bragas y me metí un dedo, estaba completamente abierto otra vez, así que me metí otro dentro y los iba agitando hasta que quise hacer una cosa.

Me levante de la cama y sin hacer ruido fui a la habitación donde tenemos el ordenador, busque la pagina web de mi video, quería ver cuantas visitas tenia en mi video, busque en mi móvil el código promocional que me había enviado el zapatero, pero ya no funcionaba, por lo visto solo era útil para una vez. Busque en el cajón la tarjeta que utilizamos para compras en la web e introduje el numero, estaba pagando por ver mi propio video, pensé.

Y aparecí en la pantalla, la primera vez no me había fijado, pero el video comenzaba conmigo entrando en el zapatero, vestida y con buenos primeros planos de mi cara y un titulo superpuesto que traduje como

“Montse, ama de casa y zorra” o algo así

El video llevaba algo mas de dos mil visitas y me dispuse a verlo, separe mis piernas y me fui masturbando lentamente mientras me veía en la pantalla del ordenador, ya me molestaba la camiseta así que también me la quite, quedando desnuda en la silla, abierta de piernas y haciéndome una paja mientras me veía en la pantalla, por un momento pensé en que le diría a mi marido si me pillaba así, pero, ahora solo podía masturbarme viendo las perrerías que me hacia el zapatero.

Estuve un buen rato viéndome, cada vez que estaba a punto de correrme paraba para poder alargar más mi placer, pero no pude llegar al final del video y me corrí en la habitación, casi me caigo de la silla del orgasmo que tuve.

Lo recogí, me puse la camiseta, que no las bragas y me volví a la cama, mi marido continuaba dormido y no se había enterado de nada, ni de la paja ni de mis actividades mañaneras.

Yo ya había tomado una decisión, volvería a buscar mi zapato, ¿Que iba ha hacer con un solo zapato?, pero le pediría al zapatero que no me la metiera por el culo, había mejorado mucho, pero todavía sentía algún dolor al ir de vientre y limpiarme.

El domingo parecía no pasar y la noche no acabar, hasta que por fin sonó el despertador. Seguimos la rutina habitual, café, besos, adiós cariño, no trabajes mucho…

Me duche y empece a vestirme, me puse unas braguitas normales, como siempre, “para lo que me van a durar”, pensé y esta vez ya sin sujetador, tampoco tengo las tetas muy grandes, así que no se notaria y tampoco era cuestión de perder un sujetador cada vez.

Me puse el mismo vestido del viernes, durante el fin de semana le había cosido nuevos botones, me puse la gabardina por encima, el otro día me había resultado imprescindible y me dispuse a salir a la calle, me mire en el espejo y me parecía que no daba mal, una mujer de algo mas de cincuenta años, un poco gruesa, pero me parecía deseable a los hombres, abrí la gabardina para ver el vestido y entonces se me ocurrió algo que no era mas que una demostración de mi sumisión hacia aquel hombre. Me quite el vestido, me quede solo con las braguitas y me volví a mirar al espejo y me di cuenta de que me faltaba algo, me faltaba el collar, lo rebusque en el armario donde lo había dejado y me lo puse, apretándomelo como lo había hecho el zapatero, me volví a poner la gabardina encima y así, solo “vestida” con unas bragas de algodón y un collar de perra salí a la calle.

Caminaba hacia el zapatero y me daba la sensación de que todo el mundo sabia que iba desnuda bajo la gabardina, que todos los hombres lo sabían, como si tuvieran un sexto sentido para detectar putas, y así hasta el local, pero cuando llegue me esperaba una sorpresa.

El local estaba cerrado y en la persiana había un cartel que ponía “Cerrado por motivos familiares”, quede desconsolada y dispuesta a volverme a casa cuando sonó el claxon de un coche a mi espalda, me gire y era el zapatero.

-Subir coche- me dijo

Y yo, me subí, sin pensar donde íbamos, en el coche de aquel tío, pero me subí y arrancamos.

-Quitar gabardina- ordenó

Se me heló la sangre, aquello otra vez, no estaba saliendo como yo pensaba y deseaba.

-No puedo quitármela, no llevo nada debajo- le conteste.

-¿No?, como ser de puta- respondió riendo.

-Quita gabardina o quitar yo- me dijo

Como siempre aquella no era una petición, un por favor, si no me la quitaba, me la arrancaría con toda seguridad. Así, que la desabroche y me quite, cubriéndome tontamente con ella.

El zapatero la cogió y arrancándomela de los brazo la tiro al asiento de atrás y quede en el asiento, notaba el frio del cuero, solo “vestida” por mis braguitas y temiendo que me las hiciera quitar también, pero tuve suerte y no lo hizo, al menos por el momento.

-Buena perra- exclamo él, al tiempo que me retorcía un pezón.

-Ahora quitar bragas- me ordenó -Perras no llevan ropa-

Sabia que no tenia ninguna opción, así que levantando el culo del asiento me las quite y las tire al asiento de atrás como había hecho él con la gabardina.

Estaba completamente desnuda en un coche, con un desconocido que me llevaba ves a saber tu donde y expuesta a las miradas de cualquiera que pasara por nuestro lado.

El hombre llevo una de sus manos a mi coño y lo encontró mojado.

-Perra caliente, siempre mojada- reía mientras me metía un dedo en el coño, que si, estaba mojado y necesitado de tener aquella polla dentro.

Me saco la mano y llamo a alguien con el manos libres del coche y volvió a llevarla a mi coño, hablaba con alguien en su idioma mientras me seguía tocando el coño cada vez mas excitada, con toda seguridad hablaba de mi, creía, el hombre mi miraba mientras continuaba la conversación y yo cada vez estaba mas abierta de piernas, facilitando esa masturbación sin importarme ya que alguien pudiera verme.

Se acabo la conversación y el zapatero dejo de tocarme, dejándome otra vez a las puertas del orgasmo, parecía su especialidad, pero eso a mi lo que me daba eran unas enormes ganas de follar, de correrme de una vez, sentía mi coño palpitar buscando una polla, unos dedos que me hicieran correr de una vez. Me vino a la mente esos peces sacados del agua abriendo y cerrando la boca en busca de oxigeno y me imagine a mi coño igual, abriéndose y cerrándose en busca de aquella polla que me tenia drogada, parecía que sufriera síndrome de abstinencia, abstinencia de polla.

No se el tiempo que circulamos por la ciudad, nos dirigíamos a los suburbios, no parecía que nadie se hubiera dado cuenta de como estaba en el asiento del coche.

Como digo no se el rato que estuvimos conduciendo hasta que aparco el coche delante de una especie de chabola, con algo de terreno delante, cercado con una valla, en la calle se veían adolescentes hablando al rededor de una barril con una fogata y eso que era verano y hacia calor, bebiendo, con litronas en las manos.

El zapatero bajo del coche y fue hacia mi puerta que abrió de par en par.

Yo quise coger la gabardina para taparme un poco, pero el estiro de mi con fuerza sacándome del coche. Estaba en la calle, “vestida” solo con un collar de perra delante de varios adolescentes que me miraban con deseo.

Los chicos me decían algo, pero todo eran idiomas que no conocía, menos uno que escuche claramente en español.

-Preparate, te van a poner el coño como un bebedero de patos- me gritó riendo.

Mientras el zapatero había abierto la puerta de atrás rebuscando algo en el asiento, se estaba tomando su tiempo, sin duda también para que aquellos chicos me pudieran ver bien.

Ahora estaba muy asustada, ¿Como había podido caer mas bajo, ser tan tonta?, ¿Como podía esperar que después de ver el video y sabiendo a lo que se dedicaba y el contenido de la web pudiera haber pensado que me iba a echar otro polvo monumental y listos?

Ademas el hombre había sido muy astuto, al dejarme completamente desnuda me impedía salir corriendo, huyendo, a ningún lugar, ¿Donde iba a ir en ese barrio desnuda?

Yo me tapaba el pubis y los pechos como podía, ademas los chicos se habían acercado a mi y me habían acorralado contra el coche, diciéndome cosas, pero sin tocarme ninguno de ellos, debían tenerle mucho respeto al zapatero.

El ruido del portazo del coche me devolvió a la realidad, el hombre solo había cogido la gabardina y mi bolso y vi como en la mano llevaba una cadena de perro y me la ponía en la argolla de mi collar y estirando de mi como una perra, como en lo que me había convertido, me arrastraba hasta la puerta de la verja.

Entramos en el terreno, una pequeña parcela llena de hierbajos y chatarra, a la derecha de la chabola había lo que parecía un antiguo gallinero y es hacia donde me llevo el zapatero, dando tirones a la correa a poco que me retrasaba.

El gallinero, una vez cerca de él, pude ver que efectivamente había sido un gallinero, tenia una puerta metálica, el hombre quito el candado y me hizo entra dentro.

-No me metas ahí dentro, por favor- le pedía, intentando evitar que me metiera en ese sucio gallinero.

-Follare contigo lo que quieras, seré tu puta, haré lo que quieras contigo, pero llevame a casa, mejor, vamos a la zapatería y me follas allí- pedía.

-Ya eres mi puta- contesto – Y claro que harás lo que yo quiero- Contesto mientras me introducia allí y ataba la correa a uno de los palos.

El hombre salio cerrando la puerta con el candado tras de él.

-No muevas, perra, en un rato vengo- y lo vi meterse en la chabola.

No se el rato que me tuvo allí, no tenia reloj ni nada para medir el tiempo, pero seguramente más de una hora si que estuve, desnuda, atada por el cuello en un sucio gallinero. Al principio estaba de pie, al menos me había dejado los zapatos, pero al rato el cansancio me hizo sentar en el suelo lleno de mierda de la gallinas, anteriores “vecinas” del gallinero.

Al rato de estar allí vi como se abría la puerta de la calle y entraba el cámara, cargado con su equipo. No se el rato que estuve allí encerrada, hasta que escuche abrirse la puerta de la chabola y salir el zapatero de ella, me levante esperando que por fin me hiciera salir de allí, al abrir él la puerta me di cuenta de que en la mano llevaba una cola larga, como de un zorro o un mapache, mas bien de zorra, que era en lo que me había convertido, al principio de ella asomaba un dildo negro y en la otra mano agarraba una fusta. Había visto esas colas en fotos y videos y sabia para lo que era, para acabar de convertirme en su zorra.

-Pon rodillas- me ordenó.

Yo, sumisa, en el nuevo rol de mi vida que había descubierto, así lo hice, el zapatero se puso detrás de mi y sentí el dildo entrando en mi ano, la verdad es que no me costo nada aceptarlo, debía tenerlo ya muy dilatado y ademas no era muy grande, justo para mantener la cola en mi culo.

Con el dildo ya metido en el culo quise levantarme pero él me lo impidió.

-Zorras no andan de pie, van a cuatro patas-

Y yo, obedecí, andando a cuatro patas hacia la chabola, sintiendo las piedras clavarse en mis rodillas y en mis manos y en mi culo los golpes de fusta que me iba dando el que se había convertido en mi Amo.

¿Y sabéis que?, estaba disfrutando con aquel tratamiento, me sentía excitada y con el coño mojado mientras me dirigía hacia la puerta, con mi culo ardiendo de los golpes de fusta y las manos y rodillas doloridas de ir a cuatro a patas, ¿en que me había convertido? Pensé por un momento.

De esa guisa me llevo hasta la puerta de la chabola, que abrió para que pasara dentro, siempre a cuatro patas, aquella sala se parecía mas a un cuarto de torturas de la inquisición que ha una habitación para vivir, sin duda era un calabozo que el zapatero se había montado para llevar a sus zorras y disfrutar de ellas en él.

Por todas partes se veían látigos, cuerdas, una cruz de San Andrés en una de las paredes, una mesa acolchada y con tobilleras, un sucio camastro……

Tuve realmente miedo de lo que pudiera pasarme, lo que pudieran hacerme allí dentro, sin ninguna posibilidad de escapar.

Me arrastró hasta el centro de la sala y me hizo poner levantar.

-Pon manos detrás nuca y piernas abiertas, zorra- ordenó

Así lo hice, obedeciendo sumisa.

El zapatero se acerco a mi y vi que llevaba un rotulador de esos indelebles y me escribía algo en el pubis:

“SLUT HOT”

-Puta caliente- tradujo para mi

“BITE NIPPLES”, escribió sobre mis pechos

-Morder pezones- continuaba traduciendo

Me dio la vuelta y sentía el rotulador garabatear en mis nalgas.

“NEED A BIG DICK”

-Necesita una gran polla- leyo el zapatero.

El cámara ya había comenzado a filmar sacando primeros planos de los escritos sobre mi cuerpo, el rotulador era de tinta permanente y lo primero que pensé es en como me los borraría para que no los viera mi marido.

Continuaba como él me había indicado cuando vi la puerta abrirse y entrar en la habitación un hombre.

Instintivamente me cubrí los pechos y el pubis, pero el zapatero me dio una fuerta palmada en el culo mientras me gritaba.

-No tienes permiso tapar, vuelve a posición-

Así lo hice y los dos hombres y el cámara se pusieron a hablar entre ellos, no entendía, pero estaba claro que hablaban de mi, me miraban, se reían, con todo seguridad planeando lo que iban a hacerme.

Estuvieron unos minutos hablando hasta que se dirigieron hacia mi y cojiendome cada uno de un brazo me llevaron en volandas hasta una zona de la sala que no me había fijado, tapada con unas cortinas como las de los boxes de los hospitales, descorrieron las cortinas y pude ver una sillón de ginecólogo, con toda la parafernalia que había visto en mis visitas al ginecólogo.

Me gire hacia el hombre gritándole

-¿Que me vas a hacer?, por favor, déjame marchar – Suplicaba, intentando evitar que me sentaran en aquel sillón.

Evidentemente todo fue inútil y entre los dos hombres me subieron al sillón mientras el cámara ya lo filmaba todo.

Me sentaron en el sillón y ataron fuertemente mis piernas y mis brazos con unas correas al mismo dejándome completamente inmovilizada uno de los hombres se acerco entonces a mi y me puso una mordaza de cuero en la boca, entonces pude ver en el techo un espejo que reflejaba mi imagen, con mi cuerpo “tatuado” con aquellos mensajes y una gran flecha que me iba del pubis al coño, en el sofá, temblaba de miedo al pensar que me estaban preparando aquellos hombres y todo me lo había buscado yo por las ganas de sexo que el zapatero había provocado en mi, pero no era una excusa, había sido una tonta, una imbécil y ahora estaba pagando las consecuencias.

El cámara ya había instalado la cámara en un trípode desde donde podía grabar todo lo que me iban a hacer y el zapatero se había colocado entre mis abiertas piernas.

-Coño puede con mi polla, ahora ver si puede con mi mano- me decía riendo mientras agitaba su manaza ante mi cara.

Yo ya tenia las piernas separadas, en la postura típica de ese tipo de sillón, pero él acciono algún mecanismo que hizo que mis piernas se abrieran todavía mas hasta provocarme dolor en las ingles.

El otro hombre también estaba a su lado y me estaba abriendo los labios del coño, podía verlo todo en el reflejo del cristal y ademas el sillón tenia unas orejeras que me impedían volver la cabeza, solo podía mirar o cerrar los ojos y yo no podía dejar de mirar lo que me estaban haciendo.

El zapatero había juntado los dedos de una de sus manos y los estaba frotando por mi coño, que el otro hombre mantenía abierto y expuesto.

-Esta mojada, como siempre- rió el zapatero

Y era verdad, estaba excitada de encontrarme en esa situación, expuesta a todo lo que aquellos tres hombres quisieran hacerme y me gustaba sentirme tan utilizada.

El zapatero seguía apretando su puño contra mi coño y por el espejo podía ver que había metido sus dedos hasta la segunda falange, pero eso no era suficiente para él, seguía apretando y rotando el puño mientras lo hacia.

Ya no había necesidad de que el otro hombre mantuviera mi coño abierto y ahora se dedicaba a juguetear con mi clítoris, lo estiraba, lo masajeaba y aunque empezaba a sentir dolor en el color, no era menos verdad que estaba en el séptimo cielo.

El zapatero saco la mano de mi coño y se levanto, dejándome con el coño abierto.

-Mantén caliente- le dijo a su compañero mientras el salia.

El hombre se puso entre mis piernas y vi en el espejo como se sacaba la polla, no era como la del zapatero, nada podía ser como aquella polla, pero si era considerablemente mas grande que la de mi marido, me la apunto en en mi dilatado coño y poco a poco me la clavo toda dentro, yo solo podía gemir con la mordaza en la boca, el tío me la metía y sacaba poco a poco, veía como su capullo salia completamente de mi para volver a meterse hasta que su pubis chocaba con el mio, estuvo unos pocos minutos así hasta que volvió el zapatero.

-No perder tiempo, eh Vladi?- comento él jocoso.

-Noooo- rio el otro mientras me la sacaba y dejaba nuevamente su lugar al zapatero.

-Hoy no manteca de cerdo- me dijo el zapatero mientras separando mis labios vaginales dejaba caer una gran cantidad de lubricante entre ellos.

Volvió a empezar a meterme la mano en el coño, por el espejo podía ver como iba entrando con facilidad, aunque ya empezaba a sentir algo de dolor, no mas del que sentía en mis abiertas ingles.

Apretaba a la vez que rotaba su mano y poco a poco la veía introducirse en mi hasta llegar a sus nudillos, entonces el otro hombre empezó nuevamente a masajearme el clitorios, el dolor en mi coño empezaba a ser fuerte, yo me agitaba, lo poco que podía, en el sillón, mientras gemía de placer y dolor a la vez.

Hasta que apretó con fuerza y sentí mi coño abrirse por completo, quise gritar pero la mordaza me impedía mas que lanzar gemidos guturales sin sentido, mientras mis babas resbalaban mejilla a bajo, me mire en el espejo y pude ver toda la mano del zapatero dentro de mi coño, toda dentro de mi vagina, yo nunca había dilatado demasiado y ahora alguien podía meterme en el coño toda su mano!

Ademas sentía los cinco dedos de aquella mano moverse dentro de mi, al tener la mano hasta la muñeca el dolor había disminuido y el masaje del otro tío en mi clítoris me estaban llenando de placer, podía ver también al cámara filmando toda la situación, pero eso hacia tiempo que había dejado de importarme.

Notaba que estaba a punto de correrme, pero lo máximo fue cuando el tío se agacho y empezó a lamerme el clítoris, a absolverlo, a tirar de el con sus labios y no pude evitarlo, ni podía ni quería y me corrí como una gata en celo, con una mano dentro de mi vagina y un desconocido chupándome el clítoris.

Estaba fuertemente atada a aquel sillón, pero yo levantaba el culo lo que podía, intentando clavarme mas aquella boca en mi coño, sentir todavía mas adentro la mano dentro de mi, hasta que con el ultimo gemido acabe de correrme, quedando casi sen sentido.

-Como aprieta mano- creí escuchar que decía el zapatero mientra reía.

Note como me sacaba la mano y me desataban del sillón a la vez que permitían que cerrara las piernas, no se el rato que me habían tenido en aquella posición, pero me dolían mas las ingles que el coño.

Me dejaron descansar ya mas relajada mientras los tres hablaban entre ellos, yo estaba agotada, solo tenia ganas de ir a casa, no podía correrme otra vez, pero claro, aquellos no eran sus planes, tenían una zorra a su disposición y la iban a gozar.

El que me había estado chupando el clítoris salio y el cámara y el zapatero me ayudaron a levantar, la verdad es que me costaba mantenerme en pie, entre el rato que había tenido las piernas al borde del disloque y la flojera del orgasmo casi no podía caminar, pero ellos me llevaron casi en volandas hasta el centro de la habitación, donde vi, aterrorizada, que habían puesto un cepo, de esos de las películas de la edad media, que mantienen la cabeza y las muñecas del prisionero sujetas.

-No, por favor- pedía mientras intentaba que no me llevaran hasta aquel potro.

-Llevame a casa, por favor- le pedía al zapatero, que, como siempre, inmune a mis suplicas me arrastro hasta aquel aparato.

Me cogió por la cabeza y me obligo a poner mi cuello en el alojamiento preparado para ello y lo mismo hicieron con mis muñecas cerrando el cepo con un pasador.

Quedaba así con el culo en pompa y las piernas abiertas, a la disposición de lo que quisieran hacerme, ah! Y con el rabo de zorra clavado en mi ano.

Los dos hombres se colocaron delante de mi, desnudándose ambos por completo, podía volver a ver la polla del zapatero, mi amada polla que solo deseaba sentirla dentro de mi.

El zapatero se situó detrás de mi y sentí su glande frotarse entre mis mojados labios, pensé que me iba a penetrar al fin, pero lo que sentí fue una fuerte palmada en mi culo.

-Explicar juego, Zorra- escuche que me decía

-Tu chupar polla de amigo y yo dar mientras palmadas en el culo, yo parar cuando amigo correr en tu boca- Me dijo mientras la primera palmada estallo contra mi nalga.

Inmediatamente el tío me agarro por el pelo y me metió la polla hasta la campanilla, y una segunda palmada me hizo estremecer de dolor, ¿solo de dolor? La verdad es que tenia el coño encharcado solo con ganas de que el zapatero me la metiera, pero ademas la situación me excitaba, estaba en un cepo, con una cola de zorra en el culo mientras un tío me abrasaba el culo y le chupaba la polla a otro.

Las palmadas no cesaban y el tío no parecía tener ganas de correrse y eso que yo ponia todo mi empeño en que lo hiciera.

-Esto molesta- escuché que decía el zapatero mientras me sacaba la cola de zorra del ano.

El zapatero me frotaba el capullo entre los labios de mi coño, pero nunca me la metía y yo lo estaba deseando, y la situación seguía, palmadas y follada bucal, pero sin ningún resultado en la polla de aquel tío.

-Ja,ja,jaaaa, tener culo rojo como culo mono- Les decía el zapatero a los otros hombres.

No sabia el color de mi culo, pero realmente me estaba ardiendo, hasta que, por fin, empece a notar las contracciones de la polla del tío, era inútil intentar sacármela de la boca en la posición que estaba en el cepo, ademas el tío apretó su pubis contra mi cara y entre su polla clavada en mi garganta y mi nariz clavada en la pelambrera del tío casi no podía respirar, así que cuando empezó a eyacular no me quedo mas remedio que tragar y tragar y lo que no iba garganta a bajo caía por mis mejillas y cuando acabo todavía se limpio el capullo en mis labios.

-Ahora no poder continuar Misha- Le recrimino el zapatero.

-Sasha- le dijo al cámara mientras me sacaba del cepo- desnudate tu y Misha coge la cámara.

Iba a suplicarle que solo me follara él, pero sabia que todo era inútil y me deje llevar hasta el camastro con mi cara todavía llena de la lefa de aquel otro hombre.

Mire de reojo la polla del cámara, Sasha, y no estaba mal servido, pero nada era como lo de mi zapatero que se había estirado en el camastro con su tarugo apuntando al cielo

-Ven- me ordenó- clavar tu misma en tu coño de guarra.

Hipnotizada por aquella polla me puse a horcajadas sobre él, que mantenía las manos cruzadas tras su nuca, dejándome a mi toda la iniciativa, la cogí y la lleve entre mis encharcados labios que estaban deseando sentirla entre ellos, sentí el capullo abrirse paso entre ellos y me estaba dejando caer poco a poco, quería sentir entrar despacio en mi, centímetro a centímetro, sintiéndome llena otra vez de aquella estaca, hasta que mi pubis quedo apretado contra el suyo, la tenia otra vez completamente dentro de mi y un suspiro de placer escapo de mi boca.

Yo misma subía y bajaba, rotaba mis caderas sobre esa polla llenándome de placer, hasta que tuve un gran orgasmo, no me costo mucho, era como si llevara toda la tarde conteniendolo, solo esperando aquella polla en mi interior y quede aletargada sobre el peludo pecho del zapatero mientras sentía los últimos estertores del orgasmo, cuando el zapatero me agarro por la espalda fuertemente.

-Sasha,ya sabes que tienes que hacer- le dijo al hombre

Sentí como se subía en la cama y me separaba las nalgas, enseguida supe lo que iban a hacerme.

-No, por favor, no me hagáis eso, no podre soportarlo- suplique

Suplicas que como siempre no sirvieron de nada y sentí como el hombre apuntaba su capullo a mi ano.

-Pon lubricante, joder- le ordeno

-Veras que lubricante utilizo yo- le contesto

Y bajándose de la cama se acerco hasta mi cara y me la metió en la boca.

-Dejala bien húmeda, puta, te va el culo en ello- de dijo riéndose

Y yo, chupe, le deje todas las babas que pude, mientras continuaba con una polla en el culo, una en mi boca y un cámara grabándolo todo.

El hombre no quería correrse en mi boca, así que muy rápido ocupo su lugar en mi culo y sentí su capullo nuevamente en mi ano, apretando y metiendolo enseguida. Debía tener el ano acostumbrado después de la follada del zapatero, pero al tener su polla incrustada en mi coño dificultaba que el otro me la pudiera meter por el culo, pero eso no iba a ser un problema para ellos, se agarro a mis caderas mientras el zapatero continuaba sujetándome contra su pecho y de un solo golpe me la metió hasta sentir sus cojones contra mi culo.

Lance un grito de dolor al sentirla entrar en mis entrañas y por un momento pensé en mi situación. En veinte años de matrimonio nunca le habia sido infiel a mi marido y ahora en una semana estaba tirando por la borda toda mi vida, me habian follado, la boca, el culo, me estaban exhibiendo en una pagina web y ahora estaba en un sucio camastro con dos pollas en mi cuerpo y un tío grabándolo todo.

Pero el tío de mi culo me estaba follando poco a poco y aunque el zapatero no se movía los movimientos del otro hacia que sintiera la polla moverse en el coño y eso me estaba matando de placer otra vez, ¿como podía correrme tanto, por dios?

No se el tiempo que me estuvieron follando, había perdido la noción del tiempo, yo estaba desenfrenada, podían hacer conmigo lo que quisieran, bueno, lo estaban haciendo ya y yo no sabia si me estaba corriendo una y otra vez o era una gran orgasmo continuado lo que sentía, llego un momento que creo perdí el sentido y lo recupere cuando sentí como el zapatero se corría en mi coño, me levantaba con golpe sus golpes de cadera clavándome todavía mas la que tenia en el culo, me sentía llena y como me resbalaba su lefa de mi coño y casi al instante se corría el de mi culo clavándome las uñas en mis caderas.

El tío callo sobre mi y quedamos los tres casi sen sentido uno encima del otro por un largo rato.

-Levantar, joder, no soy colchón- nos grito el zapatero.

Nos levantamos los tres, me resbalaba la leche de aquellos tíos por mis muslos y tenia la cara acartonada de la corrida del tercero.

-Nos vamos- me dijo mientras me cogía del brazo y me arrastraba hacia la puerta.

-¿No,nooo vas a sacarme así- balbucee mientras me arrastraba

El no contesto y por toda respuesta abrió la puerta sacándome fuera y arrastrándome hasta el coche, onde estaban los mismos chicos de antes.

-Vaya, te han puesto bonita- Dijo uno de ellos

-Si, el coño debe hacerlo eco- rio un segundo.

El zapatero me metió en el coche y arranco, llevándome completamente desnuda en el asiento del copiloto.

-Por favor, no me dejes en el barrio así- suplique con lagrimas en los ojos.

El me miro y por toda respuesta me dio mi gabardina que me puse como pude.

Al rato llegamos a mi casa, él sabia exactamente donde vivia y me dejo justo delante de la puerta.

-Yo te llamar- me dijo y se fue.

Afortunadamente había poca gente en la calle y no llame la atención, subí a casa corriendo rogando de no encontrarme con ningún vecino y me metí en casa, cerrando la puerta tras de mi con un gran suspiro.

No quedaba mucho tiempo para que volviera mi marido y me metí en la ducha, tenia que limpiarme y sobre todo quitarme los escritos de mi cuerpo, pero para horror mio no se iban, se habían borrado bastante, pero eran completamente legibles, frote y frote, pero no hubo manera, ¿Como se lo explicaría a mi marido si los veía?, pero para ser sincera, me excite mirándome en el espejo y leyéndolos, conociendo su significado.

Otra vez caliente me puse solo un albornoz, nada mas, sabiendo lo que me jugaba si mi marido lo veía, podría explicarle que era un juego para él, era muy inocente el pobre y seguro que encima se excitaba.

El llego y no se dio cuenta, por no darse ni noto que estaba desnuda debajo de aquel albornoz, cenamos y nos pusimos a ver la tele, el las noticias y yo en mis cosas, que no eran otra que la polla del zapatero en mi coño y deseando ver la nueva grabación y sobre todo volver a estar con él.