Montse, la puta de AmoDoma (2)
Creía que todo había quedado atrás, que la aventura de la tienda había sido eso, una aventura que me habían obligado a hacerlo, pero cuando AmoDoma volvió a por mi no puede resistirme
Hacia varios días que había pasado el día de la tienda y yo había intentado olvidarlo todo, me decía para mi misma que aquellos hombres se habían aprovechado de mi, pero tampoco olvidaba los orgasmos que había conseguido con ellos, evidentemente a mi marido no le había dicho nada.
Así estaba otra vez en mi monótona vida de ama de casa.
Aquella tarde mi marido ya había vuelto del trabajo y estábamos en el sofá viendo un partido de futbol, yo aburrida ojeando una revista cuando sonó mi móvil.
-Hola puta, ¿que estas haciendo?
Aquella frase me exploto como un disparo en mi cabeza, había reconocido aquella voz al instante, era el hombre de la tienda.
Pude reaccionar al momento y le dije a mi marido que era Tere, nuestra vecina y que iba a la cocina a hablar con ella para no molestarlo.
-¿Co,como ha conseguido mi teléfono? Balbucee
-Solo tuve que mirar tu móvil mientras te vestías para nosotros, puta, y quiero que guardes este numero como AmoDoma en tu móvil, puta. Me dijo.
-No puedo hacer eso, si lo ve mi mari
-A partir de ahora cuando te dirijas a mi sobre tu marido lo haces como el cornudo, ¿de acuerdo puta? Y recuerda tratarme con el suficiente respeto, para ti siempre AmoDoma.
-¿donde estas?, me preguntó
-En la cocina. Conteste
-¿En la cocina que? Veo que no has entendido todavía en la situación que te encuentras, mira tu wasap.
Entonces sonó el tono del wasap, lo abrí y tenia una wasap de AmoDoma, con una foto, se me veía en la tienda, desnuda, rodeada por los cuatro hombres mientras yo les cogía la polla a dos de ellos. Me quede helada y muerta de miedo.
-Si no quieres que estas fotos le lleguen al cornudo vas a hacer todo lo que yo te diga sin rechistar, puta.
No tenía ninguna duda de que lo haría y si tenia mi numero seguro que también tenia el de mi marido.
-¿Donde estas ahora? Preguntó
-En la cocina AmoDoma. Conteste.
Sabia que no podía hacer nada mas que seguirle el juego.
-¿Y el cornudo?
-Esta en el sofá, viendo un partido. Le dije.
-Bien, vamos a dejarle tranquilo, el partido es bueno, rió AmoDoma
-¿Que llevas puesto? Me pregunto
Era verano y mi casa es bastante calurosa, así que no llevaba demasiada ropa.
-Una camisa y unas braguitas AmoDoma.
-Ummm, eso quiero verlo. Dile al cornudo que vas a hablar con esa vecina y subes al ático, te estoy esperando. Me ordeno.
Estaba en mi escalera, prácticamente en mi casa, me quede horrodizada, muerta de miedo.
-No puedo hacerlo hacerlo AmoDoma. Suplique, si nos viera alguien, estoy en mi escalara, lo vecinos me conocen. Empezaba a llorar.
-Mira puta. Contesto. si no subes en cinco minutos bajo yo a conocer al cornudo. Apostillo
No le conteste, pero colgué el teléfono y le dije a mi marido, perdón al cornudo que iba una rato a hablar con Tere. El inmerso el el partido soltó un gruñido y siguió mirando la tele.
Salí a la escalera y llame al ascensor, tardaba una eternidad y solo rezaba porque no me viera nadie en ese momento, subí y pique al ático, era una escalera antigua y después del ático había otro tramos de escaleras que subía a los terrados y a la sala de maquinas del ascensor. Al menos que este en el sobreatico, rogaba.
Las puertas se abrieron y me asome, allí no había nadie, a lo mejor no sabia donde vivía, a lo mejor no estaba allí, pensé animada. Pero entonces escuche como me llamaba.
-Así me gusta Puta, obediente, sube aquí, conmigo, se que lo estas deseando ¿verdad puta? Escuche.
Subí el ultimo tramo de escalera y allí estaba él, altivo, orgulloso, sabia que me tenia a su disposición y yo solo iba a humillarme ante él.
Me puse delante de él mirando al suelo, llena de vergüenza.
-Perfecto puta, vamos por faena.- Me dijo- desabrochate la camisa. Ordenó
Sabia que no tenia otra opción, así que empece por el primer botón, el segundo, la vergüenza hacia que lo hiciera despacio así que el morbo para él era todavía superior, vi que me estaba haciendo un video con su móvil, le suplique que no lo hiciera. Pero el contesto que sus amigos no habían podido venir pero querían estar al tanto de lo que pasara, dijo riendo.
En lo que me pareció una eternidad llegue al ultimo botón.
-Ábrete la camisa puta, quiero verte. Me dijo.
El continuaba sacándome fotos, ademas ahora también lo hacia de la escalera, quería que se viera bien donde estaba casi desnuda para él.
-Muy bien zorra, ahora de rodillas y sacame la polla. Ordeno
Lo hice, me arrodille ante él, viendo como se abría la bragueta y sacaba su polla de los calzoncillos.
-Venga perra, ya sabes lo que tienes que hacer.-Me dijo mientras me cogía por la nuca acercando mi cara a aquella polla.
Las lagrimas me caían por las mejillas mientras abría la boca y me la metía todo lo dentro que podía, ademas él me mantenía sujeta por la nuca así que no podía hacer nada mas que chupar y chupar, mientras las babas me salían de la boca, babas que se mezclaban con mis lagrimas cayendo sobre mis tetas.
Allí estaba de nuevo, casi desnuda, chupándole la polla a un hombre que no era mi marido y en nuestra escalera, con el peligro de que algún vecino me viera.
Empece a notar que se iba a correr y pensaba que se correría en mi boca y ya estaba imaginando como lo haría para limpiarme sin que mi marido, perdón, otra vez, el cornudo, me viera, pero él tenia otros planes para humillarme más.
-Espera perra, no seas golosa.
Me hizo levantar quedando frente a él y me bajo un poco las bragas dejando a la vista mi coño, la verdad es que lo llevaba un poco descuidado y tenia algo de pelo, sobre todo en la zona del pubis.
El lo miraba y comento
-Perfecto para esta vez, pero lo quiero mas arreglado, ¿de acuerdo puta? Preguntó
-Si AmoDoma. Conteste sin mirarle a la cara
Entonces note como me metía la polla entre mis labios vaginales, se frotaba entre ellos, separándolos y apretándola contra mi vagina con fuerza pero sin penetrarme, yo continuaba sin mirar, pero él me ordeno que lo hiciera.
Baje la vista y podía ver aquella polla entre y salir, como si me follara pero sin metérmela, solo de vez en cuando me metía un poco el capullo y yo me estaba calentando, me estaba mojando y empece también a mover mi caderas para sentir mas aquella polla, suplicando para mi que me la metiera hasta el fondo, mientras otro parte me repetía te esta obligando, eres una mujer casada, amas a tu marido. ¿era una puta o una mujer honrada? Ya no lo sabia.
El también frotaba su capullo por mi clítoris, estaba a punto de correrme, él debió notarlo porque paro y saco su polla de entre mis labios.
-Hoy te vas a correr, pero no va a ser conmigo. Me dijo mientras se masturbaba poco a poco.
Yo me mantenía allí, quieta, de pie, con las piernas ligeramente separadas y él mantenía mis bragas ligeramente bajadas por delante, hasta que volvió a colocar su polla entre mis piernas y note como se estaba corriendo, notaba su leche en mis labios, mire hacia abajo y pude ver como la leche le brotaba a borbotones, caía en el interior de mis bragas y el ultimo lo tiro sobre el pelo de mi coño, mientras acababa de limpiarse el capullo contra mi clítoris.
El mismo me subió las bragas y las apretó contra mi coño, dejándome empapada de su lefa y entonces me dijo algo que me heló la sangre.
-Ahora bajas a casa, como si no hubiera pasado nada y le dices al cornudo que te haga una paja, hazlo como quieras, pero quiero una foto de su mano dentro de tus bragas. Ordeno.
-Iremos hablando, me dijo mientras bajabas al ascensor tan tranquilo.
Me abroche la camisa y baje por las escaleras para darme tiempo a pensar, no sabia que iba ha hacer pero la verdad es que me había dejado el coño a punto de correrme y tenia ganas de acabar con un buen orgasmo, así que pensé que en cuanto llegara a casa me metería en el baño y me haría una de las pocas pajas que me había hecho en mi vida.
Así lo hice, abrí la puerta y no se como pero ya estaba sentada al lado de mi marido, el partido había acabado y estaba viendo algún rollo de esos de historia que tanto le gustan.
Me senté, como digo, a su lado y puse las piernas ligeramente abiertas sobre la mesa de centro.
-Mucho mas abiertas las tuve la ultima vez que estuve sobre una mesa. Pensé.
Aquel recuerdo me acabo de lanzar.
-¿Me tocas un poco, porfi?, le pedí al cornudo.
El sin decir nada se incorporó un poco sobre mi, levanto las braguitas y metió la mano hasta mi coño.
-Que mojadita estas. Me dijo, confundiendo la lefa de AmoDoma con mis líquidos, aunque de esos también había bastante.
Hay que reconocer que si algo sabia hacer él es masturbarme, producto de la practica al no poder follarme correctamente, me metía los dedos dentro introduciendo el mismo la leche de AmoDoma bien dentro de mi, frotaba mis labios por fuera pringandome todavía mas con aquella lefa, mi coño, mi clítoris, mis pelos, estaba a punto de correrme, aproveche que él como siempre, estaba apoyado en mi hombro con los ojos cerrados y saque una foto de su mano dentro de mis bragas, ¿me estas haciendo? Me pregunte.
El no se dio cuenta y siguió masturbándome hasta que yo empece a correrme, me arqueaba en el sofá como una caña y me corrí, pero me corrí pensando en AmoDoma y entonces tuve la seguridad de que me había convertido en su puta, en su zorra, en su perra como a él le gustaba llamarme.
Mi marido saco la mano completamente pringada de la lefa de AmoDoma y me dijo que se iba a lavar las manos, seguramente también se haba corrido, pobre, pensé.
Yo continuaba en el sofá, con las piernas abiertas, me baje las bragas y puede ver todo los pelos pringados de leche, cogí el móvil y le hice una foto, separe mas mis piernas y me hice una foto del coño, abierto todavía, sucio, mire la foto y en ella se me veía claramente la cara.
Busque en mi agenda el ultimo numero de teléfono y lo guarde, lo guarde como AmoDona, abri el wasap y seleccione las fotos que acabada de hacer.
-¿Enviar? Pregunto el dispositivo
Me mano tembló, dude, pero cerré los ojos y le di al SI, ahora no había vuelta atrás, AmoDoma sabia que me había hecho suya.