Monitora de campamento

Fui infiel a mi novio cuando era monitora de campamento.

Hola, mi nombre es Silvia. Tengo 26 años. Soy española y vivo en Barcelona. Si tuviera que hacer una descripción de mi persona diría que soy una chica simpática, muy cariñosa y sobretodo extrovertida. Físicamente soy bajita, mido 1,58 m, soy de pelo moreno y media melena, liso, ojos de color miel y en cuanto a mi cuerpo puedo decir que soy una mujer con curvas, el pecho lo tengo bastante normal, uso una 90 de sujetador y mi culo diría que es ligeramente grande pero sin considerarlo gordo, ya que tengo las caderas bastante pronunciadas, y da aspecto de culo grandecito. Peso 51 kilos. Me gusta vestir de forma natural, sin ser demasiado provocativa, aunque a veces hay excepciones.

Tengo novio, se llama Ricardo, y llevo con él más de 8 años, por lo que imaginareis que fue el primero con el que me probé y hasta hace relativamente poco, el único. Y digo poco porque el pasado verano le fui infiel, quizá promovida a hacerlo porque era el único que había probado. Además me sirvió para quitarme una curiosidad que me comía por dentro y ahora estoy con él estupendamente.

Todo empezó cuando decidimos ser monitores de un campamento. Nos apuntamos porque queríamos hacer algo novedoso y así pagarnos parte de las vacaciones al siguiente mes. Fuimos monitores durante 15 días. Nos apuntamos con el grupo de los de 17 años, ya que si son demasiado pequeños es bastante duro y sacrificado. Además con el grupo podíamos charlar un poco más y llevar un trato más directo. Nos apuntamos juntos pero intentábamos no llevar un trato de novios durante la estancia porque no daría mala imagen. Yo fui tutora de unas 5 tiendas de chicas y mi novio de las de chicos, pero allí realizábamos el trabajo de uno y de otro todos los monitores. En total cada uno llevábamos a unos 15 chavales, y exceptuando dos o tres en el grupo de las chicas eran todas muy agradables. A Ricardo le tocó lidiar con un grupo bastante más travieso ya que estaban en plena edad hormonal, y querían ser un poco líderes a su manera. Concretamente había una tienda de tres chicos que se llamaban David, Miguel y Óscar que daban bastante la nota, pero no eran malos chavales, David quizá era el más alborotador. Parecía bastante espabilado para su edad, se notaba que había tratado con amigos mayores que él y en un grupo bastante macarra. Pero eran bastante majos y simpáticos.

Todas las noches nos tocaba ir por la noche a las tiendas y vigilar que todo estuviese apagado y tratando de que se durmieran, pero era un tarea bastante difícil, ya que era el momento de charla y cachondeo en la mayoría. Ricardo aprovechaba y con alguno hablaba un rato y se echaba un cigarro. Pero luego les convencía y decía que al día siguiente estaba allí a las 7 de la mañana para levantarlos, y accedían apagaban las luces y se acostaban.

A mí me toco la cuarta noche y fui apagando las luces de linternas de multitud de tiendas y llegué a la tienda de Miguel, Óscar y David, y les dije que apagasen la luz que ya era hora. Y entre unas pocas de protestas oí que dijo uno "si nos acostases tu…", ya sabeis típicas chorradas de adolescencia. La verdad es que a partir de eso me empecé a fijar en que los tres me miraban bastante por el día, aunque llevasen gafas de sol se notaba, y encima hacían comentarías por lo bajo y se reían.

A las dos noches me tocó otra vez guardia, mientras yo iba Ricardo se quedaba en la tienda con otro compañero que teníamos hablando, o leían, o se acostaban. Mi novio era un poco celoso y prefería que hiciera yo guardia alegando que me quedaba sola con el compañero de tienda y eso no le gustaba, además nadie sabía que éramos novios y el otro no tendría preocupación si yo le gustaba en tontear conmigo. Así que esa noche fui de nuevo apagando luces y llegué por atrás a la tienda de mis tres chicos, y me fumé un cigarro mientras cotilleaba (muy de mí) a ver que decían. La tienda tenía una ventanita de esterilla en el tejado, pero estaba cerrada por dentro y aunque no les viera les oía perfectamente. Estaban hablando de chorradas que se mandaban por internet con los amigos, que sí uno sobre entradas fuertes en el futbol, otro de animales que se habían comido a humanos, y alguno que otro, hasta que empezaron con el de tías en pelotas (era de esperar). Óscar decía que él tenía un amigo que le mandaba dos al día de media sobre tias en pelotas y Javier decía que a él le mandaron uno sobre un tío que se corría como un burro en la cara de una… Se les estaba yendo de las manos y Óscar dijo que él había traído una revista porno que era la ostia, y David le dijo que no era verdad y sonó como si empezara a rebuscar, y Óscar le dijo que hay no estaba y que esperase que se la daba. Yo me quedé un poco cortada porque no me imaginaba que llevasen una revista a un campamento, y cuando hoy las hojas pasar decidí actuar ejerciendo de mayor. Abrí la puerta de par en par, para pillarles, diciendo que apagaran la luz ya, y rápido David escondió la revista, aunque yo cogí y le dije que que era. Me dijo cortado y dubitativo que era el programa de actividades, y le dije que seguro, que por eso lo escondía, y empecé a decirle que me lo diese. Estaba claro que no quería, pero le presioné diciendo que me lo diera, diciendo que fuera lo que fuera yo ya había pasado por su edad y conocido a chicos y no me iba a asustar. Al final me la dio diciendo que no era suya, pero sin culpar a su dueño. Yo no aguanté y me eché a reir, y se la devolví diciéndole que no se lo diría a nadie, pero que yo les valía a los tres, que ya eran mayores para andarse con esas tonterías. Y Miguel dijo que es lo que tenía estar a dos velas, yo me reí y salí de la tienda, oyendo a Óscar que decía "joder, que marrón", y se rieron. La verdad es que la situación de ponerme los galones y ejercer de adulta me gustó, pero incluso ya me empecé a imaginar a los chicos masturbándose con la revista y eso me trastornó la mente un poco, se puede decir que me calentó un poco.

Al día siguiente al verlos creo que sentí yo más vergüenza que ellos, aunque evitaban algo las miradas. Tocaba día libre, no había actividades programadas, y los monitores decidimos ir a una piscina que tenían en las instalaciones. Estuve tomando el sol boca arriba al lado de Ricardo y al incorporarme vi que estaban delante mía a unos 6 o 7 metros los tres con apoyados sobre los brazos con la cabeza en mis pies, estaban hablando, y me volví a recostar. Me di cuenta que si me miraban lo que veían era directamente mi entrepierna, aunque yo tenía las rodillas juntas. Me incorporé al poco rápidamente y me entonces es cuando me di cuenta de que habían estado mirando ya que cambiaron la vista rápidamente. Empecé a hablar con Ricardo pero tenía en mente que me estaban mirando. La cosa es que decidí, para jugar un poco calentarles, y además me estaba poniendo a mí también la situación. Abrí un poco las piernas, al poco me incorporé y empecé a darme crema sin mirarles para que no pensaran que estaba haciéndolo a propósito. Me di la vuelta y me puse boca abajo, en una ocasión hice como que me sacaba el bañador del culo. Al rato me incorporé, y me puse a cuatro patas antes de levantarme, con lo que si estaban mirando me verían el culo en todo su esplendor, mientras le preguntaba a Ricardo si quería algo. Al final me incorporé y fui al bar a comprar una Coca-Cola. Al volver vi que seguían allí, por lo que si hubiesen estado antes mirando me hubiesen visto bien. El pensar que podían haber estado mirando me calentó bastante. Al final nos fuimos a duchar y cuando me fui de la piscina seguían allí.

Esa noche hizo guardia nuestro compañero de tienda y al día siguiente no pasó nada excepto alguna que otra mirada. A la noche siguiente me tocó hacer guardia y estaba algo nerviosa imaginando el decirles que apagasen la luz. Cuando llegué hice como si nada y les dije que apagasen la luz. Pero antes de irme David dijo que si le había dicho a alguien lo de la revista, y le respondí que no, entonces me dijo que él no necesitaría esa revista si tuviese a alguien como a mí. Me quedé de piedra, le reí y le dije que bajase la voz que era tarde. Entré a la tienda y le dije que no pasaba nada, que yo no era nadie para prohibirle nada y que por mí como si estuviese todo el día en ello. Otra vez me empecé a imaginar masturbándose a los tres y me empecé a poner caliente. David dijo que tampoco estaba todo el día como los monos, y sacó la revista y me dijo que además las fotos no pasaban ni del desnudo. Y entonces le dije que como si no fuera suficiente para que se masturbaran con ella. Él dijo que no, que necesitaba ver más, que eso sólo no le valía. Entonces ejercí de nuevo de mayor y reí y le dije que conocía a los hombres y con una mirada es suficiente casi para que se corrieran. Con todo esto yo me estaba calentando mucho. El me miró con los ojos entornados y dijo al poco, pues a mí no, y se empezaron a reír los tres. Sin saber bien por qué lo hice, bueno, más bien porque estaba un poco caliente y se habían reído los tres, le puse la mano en el vaquero y vi que estaba empalmado, entonces le dije que correrse no, pero que poco le faltaba y nos reímos yo, Óscar y Miguel, aunque estos últimos les costaba, tenían una risa nerviosa. David se quedó estupefacto. Y antes de que hablara le dije, mira cuando tu vas, yo vengo, a mí no me durarías ni 5 minutos. David se quitó los botones del pantalón y con el calzoncillo puesto se veía la erección y me dijo: "Prueba". Ahí me acobardé un poco, pero no podía dejar eso así, me había dejado mal y eso no me gustaba. Además estaba muy cachonda ya (sólo al escribirlo y recordarlo me pongo). Miré a Óscar y le dije que vigilase para ver si venía alguien. Al principio no reaccionó, pero luego fue a la entrada, aunque no paraba de mirar hacia dentro para ver que sucedía. Estaba muy nerviosa, sólo había visto en directo la polla de Ricardo y sólo, lógicamente, había tocado esa. Al final le retiré los calzoncillos y la ví. La primera impresión fue que era más gorda que la de mi novio, no mucho más larga, pero sobretodo era más vasta y un poco fea. Al final la cogí y empecé a hacerle una paja. Miguel miraba y resoplaba y Óscar hacía que miraba de vez en cuando fuera, pero no quería perderse el espectáculo. Entonces David empezó a decir que era impresionante y se le ponía la voz melosa. Yo estaba ya excitadísima. Noté entonces que se iba a correr y se corrió sobre su sudadera a la altura de la tripa mientras soltaba un largo "aaaaahhhhhhhhhhhhhhhh" aunque bajito. Creo que fueron menos de 5 minutos, y le dije que si veía quien llevaba razón y me echó una sonrisa, y dijo que le había pillado flojo. Al darme la vuelta vi a Miguel y me dijo que si me iba sería injusto y Óscar dijo que lo corroboraba. Les dije que estaba tardando mucho, y les confesé que estaba con Ricardo y se rieron. Le dije que no comentasen nada. Y dijo Óscar que el no podía acostarse así. Estaba tardando mucho y le dije que les debía una a los dos, que de verdad me iría, pero que acabaran ellos hoy con lo que habían visto. Salí casi corriendo de allí sin imaginarme lo que había hecho. Al llegar a mi tienda estaba el compañero acostado, pero despierto y Ricardo leyendo. No sospecho nada ya que a veces se tardaba en mandar apagar a todos las luces. Les dije buenas noches a los dos y me fui a mi saco. Ricardo apagó la linterna, puso la alarma del móvil y dio las buenas noches. Yo no podía dormir, estaba super húmeda y nerviosa como para hacerlo, di un tiempo para que se durmieran y me empecé a masturbar. No lo hacía a menudo, pero ese día era necesidad. Me daba gusto pero no me llenaba, y además tenía que cohibirme porque estaban los dos al lado. Me fui a mi mochila y cogi el neceser con la excusa por si me veían salir les diría que tenía una emergencia. Fui al baño de las chicas y cerré una puerta y me empecé a masturbar tranquila, pero estaba excitadísima, miré a ver que había por allí para frotarme o meter y al final abrí el neceser y vi el desodorante que iba a ser esa noche mi alivio. Me lo metí varias veces y creo que ha sido la mejor masturbación de mi vida. Al llegar a la tienda me acosté y noté que me dolía un poco de haber sido demasiado brusca. Me dormí más tranquila.

A la mañana siguiente tenía un nudo en el pecho al levantarme y ver a Ricardo, me sentía mal. Ese día estuve un poco distante con él por sentirme tan culpable y al encontrarme con los tres chavales me dio mucha vergüenza y casi no me miraron porque iba con Ricardo.

Al terminar de comer, fui a la basura a tirar todo y vino Óscar y me dijo que estaba cachondísimo de pensar en todo lo de ayer. Le dije que parasen ya o terminaba de golpe y se fue. Había abierto la caja de los truenos y me arrepentía un poco de aquello.

Por la noche le tocaba a nuestro compañero de tienda la guardia, pero le di vueltas al tema y tenía que ir a la tiendo de los tres a hablar con ellos. Me reconcomía todo y le dije a Manuel (no había dicho el nombre de mi compañero de tienda) que no se preocupara, que se quedara con Ricardo e iba yo que no me importaba, que ya le había hecho el favor a Ricardo. Entonces Ricardo miró raro quizá porque esperaba quedarse sólo conmigo, pero le guiñé el ojo.

Fui a la tienda sin preocuparme mucho de las encendidas, pero cuando pasaba por alguna decía que apagaran con un grito. Al llegar sonrieron y dijo Óscar que si me había gustado tanto para repetir dos noches. Les dije que no dijese tonterías un poco molesta y que había ido a hablar que no podía hacer nada más por la culpabilidad que tenía. Hubo un silencio incómodo y Miguel, quizá esperando aquello, dijo que nos lo había prometido, y les dije que lo entendieran y me amenazó con decirle lo de ayer a Ricardo. Ahí me pillaron, me quede boquiabierta y dejar a Ricardo era lo último después de cómo me sentía. Al final accedí y Miguel se desabrochó el pantalón, ya estaba empalmado, seguro que llevaba todo el día pensando en lo que le tocaba. Miguel tenía mucho paquete, al bajarle el calzoncillo vi que tenía un polla enorme, no se de medidas mucho pero a lo mejor cerca de 20 cm, y la tenía muy desarrollada, daba la impresión de un pene de persona de 30 o 40 años. Al final le empecé a hacer una paja. David me tocó el culo aprovechando como estaba yo, y le dije que bastaba, y se cortó, se sacó su polla y empezó a masturbarse mirando lo que hacía a Miguel, al final este se corrió. Yo estaba de nuevo muy cachonda. Fui hacia Óscar, le baje el pantalón de chándal y empecé a masturbarle. Óscar tenía un pene normal, de dimensiones parecidas a Ricardo pero muy distinto. Miguel después de correrse fue a la puerta a vigilar porque yo se lo pedí. Óscar tardaba y le empecé a animar diciéndole que me gustaba mucho su polla. David se corrió. Al poco Óscar también se corrió. Reí y me dijo Miguel que si yo quería algo para mí. Le dije que no, que ella sólo hacía eso pero que no quería nada para no ser infiel a Ricardo, y salí de allí. Aunque había hecho aquello, en parte no me sentía tan mal porque no había penetración ni ellos me habían tocado a mí. Era infiel a medias, pero creo que pensaba sólo eso para no sentirme culpable. Al llegar estaban Manuel y Ricardo hablando y le dije a Ricardo que si fumaba un cigarro. Manuel no fumaba y como allí íbamos a dormir no fumábamos dentro.

Le dije a Ricardo fuera que no se mosqueara, que una chica estaba un poco rayada con un chico del campamento y quería hablar con ella. Ricardo dijo que quién era, y le dije que daba igual. El no mostró mucho más interés. Yo había pensado en la ida esta excusa al ver la cara de Ricardo.

Esa noche estaba muy cachonda, pero me tranquilicé un poco y me dormí porque creo que estaba bastante cansada del día anterior.

Al día siguiente nada en particular, lo único que estaba yo muy cachonda porque el día anterior me había quedado a medias. Por la noche tenía guardia Manuel. Me quedé con Ricardo y le dije que estaba muy excitada. Dijo que él también, que llevábamos varios días allí y que era normal, pero que no podíamos hacer nada. Que nos pillaba Manuel seguro. Le apreté el paquete y le dije que se preparara al llegar a Barcelona. Llegó Manuel y nos dormimos.

A la mañana siguiente yo creo que se me había acumulado lo de los días anteriores, estaba muy excitada. No me había quitado la imagen de la polla de los tres chicos de la cabeza. En particular la de Miguel. Por el día todo era discreto. Algún hola con risita pero nada más.

Por la noche le tocaba guardia a Ricardo, le dije que iba yo. Me dijo que Manuel parecía de confianza, pero le dije que me daba palo quedarme con él y que no sabía de que hablar y mi novio me dijo que vale. Le dije que además iba a ver que me contaban las chicas de nuevo. Cuando salí tenía la cabeza desbocada, no sabía ni que iba a decir a los tres. Al poco llegué a su tienda, y David dijo que estaba seguro de qué iba a ir. Me reí. Les confesé que estaba cachondísima. David dijo que me podía desnudar porque no me habían visto. Estaban los tres en la parte del fondo de la tienda. Me bajé el vaquero hasta las rodillas, ya que estaba de rodillas, y me quité la camiseta y el sujetador. Miguel resopló y dijo que qué buena que estaba. Me puso mucho que dijese aquello, y me di la vuelta y me puse a cuatro patas dejándoles ver el tanga perfectamente. Miré hacia atrás y les dije que si les gustaba. Óscar dijo que ya creía, Miguel dijo "Madre mía" y David dijo que "me daría por todos lados". Se habían desabrochado y tenían las pollas fuera. Me acerqué a Óscar gateando, que estaba en el centro de los tres y me agaché y se la empecé a chupar. David me tocó las tetas y Miguel se empezó a hacer una paja. Mientras se la chupaba a Óscar cogí con cada mano las pollas de Miguel y David y empecé a hacerles una paja. Al poco David se incorporó y se puso detrás mía y me dijo que por favor me dejara que estaba muy cachondo. Yo estaba totalmente fuera de mí y no dije nada. Yo tomaba pastillas anticonceptivas y no me preocupaba mucho de ello. David en ese momento ni se preocupó por aquello. Me bajó el tanga y me la metió, me agarro de las caderas y empezó cada vez más rápido. Apenas dos minutos después, mientras se la chupaba a Óscar, David sacó la polla y gemía mientras se corría sobre la raja de mi culo. Nunca había sentido ese líquido caliente resbalando por la raja del culo. Miguel se puso entonces detrás, le cogió una camiseta que debía ser de David y me limpió. Entonces me la empezó a meter, aquella era grande, bastante pero yo estaba super abierta y la metió bien metida, esta vez me corrí yo por todo y dejé de chupársela a Óscar, que estaba en silencio casi cayéndosele la baba, y gemía en bajito aguantándome. Le dije que no se preocupara que tomaba pastillas y que si quería se podía correr dentro, al poco sentí que apretó sus manos en mi cadera y se empezó a venir dentro. Óscar dijo que no podía más. Se puso detrás de mí y me la puso en la entrada del culo, pero yo giré y le dije que no, que nunca lo había hecho (lo había intentado con Ricardo, pero la primera vez me dolió, le dije que no podía y nunca volvimos a mencionarlo). El me dijo que él tampoco, pero era su sueño. Me puso su dedo y empezó a meterlo. Si hubiese sido Miguel con la polla que tenía no hubiese accedido, pero vi a ver que pasaba con Óscar. Al final me puso su polla en el culo y empezó a empujar. Dolía bastante, pero mi excitación era muy fuerte y casi se convertía en placer. No se cuanto la metió pero empezó con el movimiento y me fui acostumbrando. Llevaba muy poco y se empezó a correr. La verdad es que notaba el semen dentro de mi culo. Y al sacarla noté que empezaba a salir el semen. Les pedí algo para limpiarme y me dieron un pañuelo. Ellos no hablaban. Yo al final me limpié, me vestí y les dije que ni una palabra a nadie y asintieron. Salí de allí, llegué a mi tienda y estaban Manuel y Ricardo dormidos. No tardé en quedarme dormida.

A la mañana siguiente me levanté, quedaban dos días para irme. Ese día era libre, no había actividades y fui con Ricardo a la piscina. Al rato llegaron los tres mosqueteros (todos para una y una para todos). Y se pusieron igual que el primer día. Vi que nadie me podía ver y aparté un poco el bañador para enseñarles mi coño. Estaba otra vez calentísima. Me fui al bar a por una coca-cola. Al volver no estaban. Ese día fue Manuel de guardia y no supe nada de ellos.

Al día siguiente nos íbamos y me acerqué a la tienda de los tres a despedirme. Les dije que nunca había sido infiel a Ricardo, que eran los únicos y que me lo había pasado genial. Miguel me confesó que había perdido conmigo la virginidad. Y eso me encantó. Me dijeron que me habían visto en la piscina y se fueron los tres a hacerse una paja. Me llenó de orgullo. Yo ya estaba desatada, era de día, quedaban 4 o 5 horas para irnos. Dije que vigilara uno en la puerta y que iba a hacerlo con los tres. Me follé uno a uno mientras los otros estaban en la puerta. Me puse a cuatro patas mientras me iban follando, aunque me dijeron que querían por el culo les dije que prefería en el coño que me daba más gusto y accedieron. Me corrí bastante y ellos bastante pronto. Les di un beso y me fui.

Todavía me pongo caliente pensando en todo aquello, pero ahora estoy muy bien con Ricardo. Creo que no lo repetiría, pero tampoco me arrepiento. No quería vivir con curiosidad toda mi vida.