Mónica, Pedro y Yo
La opción, la libertad sexual ejercida con conciencia, el trío como expresión, todo aunado en este relato.
Como otros sábados habíamos cenado Pili, Luisa, Mónica, que es mi mujer, Pedro, y yo, tomamos unas copas en los pubs de ambiente y a las tres de la madrugada nos despedimos de Pili, mientras que Pedro y Luisa montaron en nuestro coche, dejamos a ésta en su casa y nos dirigimos hacia la de Pedro, éste nos invitó a tomar la última copa en su casa, mientras subíamos las escaleras nuestras mentes tenían bien claro lo que queríamos. Pili y Luisa nunca imaginarían la relación que existe entre nosotros tres.
Pedro sirvió unos refrescos, nos acomodamos en su sofá, mientras se dedicó con esmero a liar un cigarro de chocolate, muy poquito cargado, como más nos gusta, nuestra conversación se anima, mientras lo fumamos hablamos de lo difíciles que son las relaciones entre hombres y mujeres de la soledad de los bares de copas, gente que se mira pero no se entra, con el universo de goce y disfrute que tenemos a nuestro alcance, hombres y mujeres a través de la amistad y el sexo.
Todo esto hasta que Pedro decide poner música suave y bajar el nivel de luz, a continuación es Mónica la que pregunta quién quiere bailar con ella, yo le invito Pedro a que sea él el que se acerque y rodee con sus brazos la cintura de ella, comienzan a mover sus caderas al ritmo de la música muy lentamente, se miran a los ojos y se dan un suave beso en la boca, veo cómo sus caderas se aprietan y se rozan levemente, en ese momento me aproximo por detrás a Mónica, la agarro por la cintura y comienzo a besarle la nuca, en esto ellos dos se están besando con deseo, nuestras manos empiezan a recorrer su cuerpo, desde su cara pasando por sus tetas, terminando en sus piernas y su culo, la temperatura sube por momentos, Mónica se da la vuelta y me abraza, me besa apasionadamente, mientras Pedro, que queda a su espalda, comienza a desabrocharle la camisa, se la quita, mientras Mónica busca nuestra entrepierna, comienza a acariciarnos por encima de la ropa y comprueba nuestras durezas, yo desabrocho su pantalón. Pedro le desprende de su sujetador, nuestras manos se dirigen a sus tetas que son grandes y bien puestas, caídas hacia arriba, con unos pezones que piden guerra. Nuestras lenguas juegan con ellos y noto cómo se endurecen y se ponen muy grandes, en estos momentos la respiración de Mónica se vuelve más profunda, rodea nuestras cabezas con sus brazos y mira hacia el techo mientras nos dice con una voz melosa -qué bien me tratáis, a continuación le quito el pantalón, me separo y me quito el mío, lo mismo hace Pedro. Entre los dos, agachados, mientras paseamos nuestras lenguas por su espalda y su vientre le retiramos las bragas, yo introduzco mis dedos en su coño mojadísimo muy excitado, suave, caliente, comienza a jadear parece que le ceden las piernas insisto con mis dedos hasta llegar a lo más profundo de su agujero, acelero el movimiento hasta que llega su primer orgasmo con una fuerza arrolladora, su cuerpo se tensa, su coño se contrae, gime, grita se abraza a Pedro, sus líquidos bajan por sus piernas hasta que cae sentada en el sofá rendida por la corrida.
Ya desnudos los tres, Mónica sentada en el sofá, excitadísima, nosotros de pie delante de ella, toma con sus manos nuestras pollas, duras como piedras, y comienza a chupar la mía mientras mueve arriba y abajo, con fuerza la de Pedro, me chupa el capullo con maestría, se toma su tiempo, la recorre de arriba abajo con la punta de su lengua para a continuación tragársela entera, con deseo, a mí me destroza, pasa a hacer lo mismo con la de Pedro, mientras masajea la mía arrancándonos los primeros jadeos y quejidos, nos mira y nos pregunta si nos ha gustado. Mónica se tumba en el sofá boca arriba llevándose con ella a Pedro agarrado de la mano, éste se tumba encima, se coloca entre sus piernas y comienza a pasear su enorme capullo por la entrada de su coño, Mónica le pide que se la meta, se lo hace desear, hasta que por fin le clava su polla hasta dentro ella cierra los ojos a la vez que de su boca entreabierta se le escapa un -¡aaah!, le aprieta del culo como ayudándole a que entre más, Pedro comienza un mete-saca rítmico que poco a poco va acelerando, yo estoy cerca de la cara de ella, su mano agarra mi polla, la aprieta, la intenta mover pero se descompasa por los empujones de su amante. Le habla al oído entre jadeos, le pide más, le dice que lo hace muy bien, veo cómo entra y sale esa polla del agujero de mi mujer y me pone loco de excitación, a continuación Pedro se levanta, yo me siento en el sofá, Mónica se arrodilla delante de mí y comienza a chupármela con esa maestría que tiene, Pedro se va detrás de ella y le clava su polla de nuevo, ella empieza a jadear, me come a empujones, jadeando, llegamos los tres a un estado de excitación altísimo, en esta posición nos mantenemos bastante tiempo, Pedro aguanta muchísimo, Mónica pide más hasta que le llega otro orgasmo muy fuerte yo tengo que retirar mi polla de su boca para no correrme todavía, Mónica se contrae, grita y por fin se rinde en los brazos de Pedro, le pide que le abrace, le dice lo que le ha gustado, me mira y me dice ahora te toca a ti, yo estoy sentado en el sofá, se sienta ella a horcajadas sobre mí, coge mi polla con su mano y la lleva a su agujero y se sienta fuerte sobre mí clavándose todo mi miembro en su agujero que está mojadísimo, muy suave y caliente, siento mi polla en lo más profundo de ella otro quejido sale de entre sus labios, sus ojos cerrados, sus tetas delante de mi cara se mueven rítmicamente, comenzamos a cabalgar, le toco las tetas, le como los pezones mientras ella inicia un movimiento de cadera que me pone al borde del orgasmo, le pido que pare para no correrme, me mira, se ríe, está jugando conmigo, me tiene a su merced, sabe que puede hacerme correr cuando ella quiera, Pedro arrima su polla a Mónica, ésta se la empieza a chupar sin dejar de mirarme a los ojos, me está dedicando esta chupada, vuelve a mover las caderas hasta que le tengo que pedir que pare de nuevo, sigue chupando ese capullo de forma que saca de sus casillas a Pedro, se la traga entera, cada vez más deprisa hasta que este le pide que pare para no correrse en su boca, nos tiene a los dos bajo su control, dominados, cualquier movimiento de ella puede provocar nuestra corrida y ella lo sabe.
Mónica nos ha pedido dejar el sofá e irnos a la cama, allí se tumba, yo me coloco de rodillas entre sus piernas la agarro de las caderas y le aproximo hacia mí, ella con sus piernas levantadas las apoya en mis hombros y le penetro de nuevo hasta dentro, vuelven los jadeos de placer: -aaah, así, así, sigue me entra hasta dentro, entera, me vuelves loca, apriétate bien, te quiero sentir entero, yo le digo te voy a follar a tope y comienzo a golpearla con fuerza a medida que crece el placer y la excitación la penetro con violencia, cada empujón es como un choque de caderas, cada vez más fuerte y deprisa hasta que exploto en un orgasmo profundo mientras que Mónica ya grita de placer porque se está corriendo de nuevo sintiendo como le lleno de leche caliente que le rebosa sigo hasta que mis fuerzas me lo permiten consiguiendo que ella se corra otras dos veces más, cuando me separo es Pedro el que ha presenciado la escena ya más descansado pero excitadísimo se tumba entre las piernas de Mónica que le recibe en un estado de locura sexual sin esperar a más se le clava hasta dentro comienzan de nuevo los movimientos los jadeos los quejidos, ella cruza sus piernas por encima de la cintura de él aprisionándolo con todas sus fuerzas, los movimientos se aceleran, Pedro ya no puede más, se lo dice, ella le responde -pues córrete que yo te sienta, estas palabras hacen que él ya no aguante más y se corra con toda la fuerza del mundo, haciendo que Mónica se corra una vez más, espasmos gritos de placer, movimientos convulsivos, hasta que los tres caemos derrotados, tumbados boca arriba y alucinando del gran polvazo que hemos echado, claro que ustedes tendrán claro quién gozó más.
Como veis en este relato no hay descripciones de ropa sexy, de medidas explosivas de provocaciones de exhibiciones, somos gente normal, que vive la vida a tope y quiere aprovechar todas las oportunidades que esta nos brinda. Esta es una historia tan real como la vida misma, llevamos más de dos años teniendo estas relaciones esporádicas de las que gozamos enormemente, cada uno sabemos claramente el papel que tenemos y la posición que ocupamos en el trío, nuestra relación de pareja se ha fortalecido por la complicidad y el morbo que hemos encontrado y que nuestras fantasías se pueden cumplir dentro de la pareja sin buscar nada fuera de ella. Mi mujer pensaba que ella no podría hacer algo así, pero ahora se ha dado cuenta que el cuerpo es para gozarlo y es la que más lo disfruta, que todo lo que no hagamos ahora que somos jóvenes nos lo perderemos para siempre.
Recomendamos a todos los que lean estas líneas que liberen su mente de ataduras y den rienda suelta a sus fantasías, lo disfrutarán.