Mónica, mi cuñada

Continuacion de "Becky, mi sobrina" http://todorelatos.com/relato/72392/ Mónica y mi mujer en competencia sobre quien tiene las mejores tetas. Todos salimos ganando!

Pregunté a Becky:

- Eres virgen?

- No exactamente, yo he usado los juguetes de mama…

- Pero, yo he sido el primero?

- Si Tío, tal cual lo soñé desde niña. He cumplido mi sueño!

- Me alegra. Ven acá y déjame besarte. Te lo mereces.

Le di un beso apasionado mientras le sobaba las tetas y jugaba con sus pezones. Le pedí que me dejara bañarme porque su tía – mi mujer - no tardaría en regresar. Se levanto y se fue a su recamara mientras yo me arreglaba.

Tal parecía que estas vacaciones serian muy especiales…

Estaba en la sala, viendo la televisión, cuando llegaron mi mujer y su hermana Mónica. Aun a sus cuarenta-y-tantos años, ella lucia muy bien. Venia vestida con unos pantalones ajustados. Su raja se notaba en estos y me preguntaba si usaba pantys. Sus nalgas eran grandes y redondas, muy apetecibles. Usaba una blusa color naranja, con un escote tremendo. Al poner las bolsas en el suelo, pude ver sus tetas mas que medianas, y sus pezones color rosa. Libres, se tambaleaban dentro de la blusa. No usaba sostén.

Levanto su cabeza y se dio cuenta que la estaba viendo. Sonreí. Ella regresó la sonrisa también. Siguieron yendo al auto y trajeron más bolsas y Mónica repetía el agacharse y dejarme disfrutar de sus lindas tetas que se mecían cada vez que se agachaba con las bolsas de sus compras.

- Y tu, flojo, no nos ayudas a bajar las bolsas de la comida? Dijo mi mujer.

- Ah, si, claro que si.

Me levante y me dirigí al carro. Allí estaba Mónica, empinada sobre la cajuela, tratando de alcanzar una bolsa en lo profundo de esta. Me acerque y me coloque tras ella.

- Déjame ayudarte mujer.

Me incline hacia delante, rozando mi mano por su brazo extendido. Mi verga sobre su culo empinado. Espere una reacción… Mónica no se             quito. Su culo se movió levemente, sintiendo así mi polla sobre el.

Alcance la bolsa de mandado que se encontraba en la cajuela. La saque y me separe de Mónica. Ella también se enderezo.

- Gracias por ser tan amable, dijo.

- No, Mónica, gracias a ti por habernos invitado a tu casa. Si en algo te puedo ayudar, madamas házmelo saber…

- Seguro. Ay algunas cositas que necesitan compostura. Ya te daré la lista…

El resto del día fue normal. Las hermanas no dejaban de compartir historias entre si. Yo me dedique a ver un poco de televisión y a leer el periódico para ponerme al corriente de lo que sucedía en la ciudad.

A la hora de la comida mi cuñada preparo una sopa de fideo deliciosa, acompañada de pollo en salsa de vino blanco. Mientras sentados en la mesa, note que Mónica se había desabrochado su blusa de manera que sus tetas se dejaban ver. No usaba sostén. Al tratar de alcanzar las tortillas, se levanto un poco de su silla y, al estirar su brazo sobre la mesa, pude ver su teta derecha por completo. Su pezón obscuro estaba duro, parado. Que delicia. Después, hizo lo mismo para alcanzar un pedazo de pollo que estaba justo frente a mi. Al tomarlo, sus dos tetas colgaban justo frente a mi. Si hubiese querido, las hubiera podido agarrar!

Mónica se dio cuenta de mi indiscreción y sonrió un poco. Miro hacia mi y me dijo:

- Compadre, a ti que te gustan mas? La pechuga o los muslos?

Mire hacia mi mujer y le mostré una cara de confusión…

- Pues, la mera verdad…me gustan los pechos. Especialmente si están duritos…

Mónica miro a mi esposa y le dijo:

- Ay manita, así los tendrás…

- Pues si, mis tetas aun siguen muy bien… mira…

Mi esposa se levanto la blusa y nos mostro sus tetas, sorprendiéndome por completo.

- No, así no se vale. Traes sujetador. Estos ayudan mucho con la apariencia, dijo Mónica.

Mi esposa, en dos segundos se desabrocho y sus tetas quedaron al aire.

- Quieres tocar? Ven…

Mónica se paro y camino hacia mi mujer. Le toco las tetas y se las apretó. Con sus dedos apretó sus pezones. Mi verga ya estaba comenzando a ponerse dura. Primero, por las tetas de Mónica y ahora porque era ella quien tenia en sus manos las tetas de mi esposa!

- No pues si, el compadre es muy suertudo con unas tetas como las tuyas. Con razón dice que es un hombre que le gustan. Las mías no están tan mal, saben?

- Pues ‘ver para creer’, dijo mi mujer.

Mónica se desbrocho los botones de su blusa y sus tetas aparecieron ante mi mujer y yo. Eran de buen tamaño, pero bien macizas. Sus pezones erguidos estaban rodeados por unas aureolas de buen tamaño, igual de obscuras.

- A ver, déjame tocar… dijo mi esposa

Mónica se paro frente a ella. Mi esposa se las agarro y confirmo que estaban duritas. No necesitaba presionar los pezones de Mónica. Estos ya estaban parados y duros por si mismos.

- Mira querido, si que están duras. Ven, tócalas…

Mónica volteo su cabeza para verme y me guiño un ojo. Me pare y tome asiento en la silla junto a mi mujer. Tome las tetas entre mis manos. Eran un poco mas grandes que las de mi esposa y, era cierto, estaban de muy buen tocar. Las apreté un poco para confirmar cuan macizas estaban.

- Es cierto, comadre, están muy bien todavía.

- Cuales ganan compadre? Las mías o las de mi hermana?

- Cada una de ustedes tienes lo suyo… Las de usted me gustan por sus pezones que bien las adornan. Y también porque se sienten macizas.

- Que cabrón, dijo mi mujer… y las mías?

- Ahhh, las tuyas porque son de un tamaño perfecto. Apenas caben en mi boca de manera perfecta; como si estuvieran hechas para mi madamas.

Mis manos aun masajeaban las tetas de Mónica y sus pezones parecían explotar.

- No, no estoy satisfecha…dijo mi esposa. Esto me suena a empate. Tenemos que definir un ganador.

- Pues, creo que la única forma es que el compadre nos las mame para ver cuales le apetecen mejor; dijo Mónica

- Buena idea. Que empiece por las tuyas!

No lo podía creer. Las dos hermanas con sus tetas frente a mi. Mónica se paro frente a mi, con sus tetas justo en mi cara. Comencé a chupar los pezones, luego le lamia las aureolas y después le chupaba las tetas metiéndomelas en la boca lo mas posible. Mientras mamaba una, mi mano jugaba con la otra. Con mis dedos jugaba con los pezones y luego, con mi mano las apretaba. Una y otra teta estuvieron en prueba. Muy buenas.

Mónica comenzaba a gemir en voz baja. Su respiración aumentaba. Mi mujer, al vernos se paseaba la lengua por los labios. Se estaba excitando.

- Bien, para ya. Ahora me toca a mi, dijo mi mujer…

Mónica tomo el asiento de mi mujer y esta se paro frente a mi. Mi boca comenzó el mismo patrón de trabajo. Primero los pezones, seguidos por la aureola, luego mamando la teta entera. Primero una, luego la otra. Así seguí por un par de minutos. Mi mujer comenzó a respirar mas aceleradamente. Su cuerpo vibraba al tiempo que alcanzaba un orgasmo. Mi cuñada se sobaba sus propias tetas mientras miraba el trabajo que realizaba yo.

- Ahhh. Ahhh. Dijo mi mujer al llegar el clímax.

- Compadre, que bien que trabaja. Puede hacerme terminar a mi también? Dijo Mónica.

- Claro que si, pero…podemos ir a la recamara? Sera mas cómodo allá…

Caminamos abrazados los tres hacia la recamara principal. Una cama grande nos esperaba. Apenas entramos al cuarto y nos quitamos la ropa lo mas rápido que pudimos mientras nuestras bocas jugaban entre si. Mi mujer y su hermana se besaban como si lo hubieran hecho siempre. Conocí la lengua de Mónica y ella la mía.

La recosté en la cama. Me acomode entre sus piernas y comencé a lamer sus tetas de nuevo. Una primero, luego la otra. Mi mano buscaba su clítoris y jugaba con este al tiempo que mamaba sus ricas tetas. No tardo mucho en gritar.

- Ayyy, me corro compadre. No pare. Chupa, cómeme, mátame…

Su cuerpo se convulsiono al llegar su orgasmo. Mi mujer nos veía desde la cabecera de la cama, donde se masajeaba su propia panochita mientras se deleitaba con lo que veía. Mónica dejo de moverse por completo. Quedo quieta, disfrutando de lo que acababa de sentir. Me levante para poder apreciar a estas dos bellas mujeres. Mónica abrió sus ojos y dijo:

- Quien esta mejor, compadre?

- Las dos están buenísimas. Me encantan tus pezones pero las tetas de mi mujer están hechas para mi boca. Es un empate!

- Esto no puede quedar así! Insistió mi mujer. Hay que definir un ganador

- Pues, para mi son iguales. Las dos me tienen que reviento de duro! Dije yo.

Mi comadre se enderezo y mirando a mi mujer le pidió permiso para jugar con mi palo que estaba como piedra.

- Seguro, puedes jugar con el. No tienes que pedirme permiso…

Mónica agarro mi verga y la masajeo despacio. Se sentó al borde de la cama y agacho su cabeza para chuparla. Introdujo el glande en su boca y su lengua jugaba con el lamiendo en forma circular. De repente metía su lengua en el pequeño agujero. Me volvía loco!

Una de sus manos agarrando mi palo, la otra jugando con mis huevos. Chupaba y chupaba como si mi palo fuera un rico caramelo. Mi mujer se coloco tras su hermana y comenzó a abrazo a Mónica, una mano jugando con las tetas de esta, y la otra masajeando el clítoris. Las tetas de mi mujer se removían en la espalda de Mónica.

Estuvimos así por casi cinco minutos. Anuncie que me iba a correr y mi mujer se sentó al borde de la cama, junto a Mónica. Ambas abrían sus bocas esperando mi leche. Tome la verga en mis manos y comencé a moverla rápidamente, mientras que las dos hembras jugaban con sus tetas. Las masajeaban y las apretaban. Estiraban sus pezones. Volvían a apretar las tetas.

Mi corrida llego. El primer chorro cayo en boca de Mónica. El segundo en boca de mi mujer. Otros chorros cayeron en sus cachetes y en sus tetas. Mi mujer tomo mi verga en su boca y termino por limpiarla. Mónica se trago el semen que había caído directamente en su boca. Con su mano, recogía el de sus cachetes y sus tetas, introduciendo sus dedos en su boca para chuparlos también.

Mi mujer dejo mi verga para ver a su hermana. Se fundieron en un beso, compartiendo mi sabor entre ellas.

- Les digo que aquí no hay un ganador…hay tres! Les dije…

Nos acostamos los tres en la cama, dejando que nuestras manos exploraran nuestra piel. Platicamos sobre la experiencia y mi mujer me conto que ellas ya habían estado juntas antes, cuando eran apenas unas adolecentes. Nunca antes me lo había dicho. No me importo. Al contrario; ahora quisiera haberlo sabido hace mucho tiempo atrás…

Después de unos minutos, el juego continuaba…

Ver el relato anterior: http://todorelatos.com/relato/72392/