Mónica la sirena sometida

Este relato pertenece a una serie de relatos de tres chicas que desde diferentes caminos, han encontrado un mismo modo de vivir. el relato de presentación de estas chicas se llama Solo por instinto y lo he publicado con otro Nick porque creía que esta cuenta estaba cancelada. Que lo disfrutéis.

Mónica, la sirena sometida.

Cuando desperté, sentía un gran peso sobre mí, los ojos, los oídos, mis manos, todo mi cuerpo parecía bloqueado. El pánico se apoderó de mí porque después de todas las torturas, juegos, sesiones a las que había sido sometida, esta no tenía parecido con nada del pasado.

Decidí tranquilizarme y mientras despertaba, una voz me hablaba y cuando supe que era mi amo, dentro del pánico y el desconocimiento total del sitio en el que me encontraba, esa voz, era lo único que mantenía mi cordura.

“tranquila perrita o más bien, sirena, mi puta sirena.

He tenido que dormirte para poder comenzar este juego tan divertido y original que ha sido idea de uno de tus admiradores de internet.

Te preguntarás dónde estás, qué está pasando y por qué estás encadenada.

Deja que tus sentidos te digan poco a poco dónde estás, siente tu cuerpo, lo que le rodea y tu posición. Por ahora sólo te puedo decir que te ves encantadora. Tan sensual, sometida, vulnerable, la fantasía de cualquiera.

Estás en un acuario de 25 metros cúbicos, arena especial para acuarios y unos compañeros de habitación, muy especiales.”

Veía manchas que se desplazaban arriba y abajo, de derecha a izquierda de color rosa y morado, el agua hacía difícil la visibilidad, no despertaba del todo pero la luz ayudaba a tener una mejor perspectiva de lo que estaba a mí alrededor.

“20 peces te acompañarán durante siete días en tu aventura submarina y si acarician tu piel, se enredan en tu pelo, no los ataques porque puedo castigarte, son peces tropicales de cientos de euros y no quiero que les hagas daño.”

Mi amo sabía de mi fobia a los peces, solo el mirar uno en un acuario, me provocaba terror y ahora tenía que convivir con 20 de ellos.

Saber que sus aletas, sus escamas rozarían mi piel, me causó ansiedad y quería gritar, llorar, salir de allí pero era inútil.

Estaba encadenada de mis muñecas, las piernas las tenía unidas por algo que cuando quise darme cuenta, no podía entender lo que estaba pasando.

Al gritar, mi voz simplemente había sido apagada, tenía un dispositivo que me permitía respirar, una manguera adherida a mi cara, que se extendía desde la parte superior del acuario y me proporcionaba aire.

“Tranquila, zorra, es momento de enfrentar tu miedo y jugar con tus amiguitos acuáticos.

Lo que te mantiene con vida es esa fina manguera que atraviesa el cristal superior de tu nuevo hogar, no está conectada a ningún tanque, es el mismo aire que tú y yo, podemos respirar pero si me enfado contigo puede que haga esto.”

Miré sobre mi cabeza y veía a mi amo caminar hacia la izquierda del acuario y hacer girar una tapa sobre el conducto del aire. Cuando quise dar una gran bocanada de aire, era demasiado tarde.

Empecé a retorcerme en lo más profundo del acuario, el aire me faltaba y no podía nadar a la superficie, veía su risa tras el cristal, disfrutando de mi impotencia, la angustia a la que estaba sometida y cuando creía desfallecer, quitó la tapa del conducto y pude respirar otra vez.

“Eso que has sentido, puede repetirse si no obedeces.

Ahora estás en tu cama, tu trono, es una ostra gigante, justo de tu tamaño donde dormirás, descansarás y jugarás con los peces y tranquila porque está diseñada para que si me apetece cerrarla, tu postura sea la más incómoda posible.

Desde la cintura hasta tus pies, te han pintado la piel de color rosa y desde las rodillas hasta los talones, llevas un material plástico que tiene forma de cola e impide que separes las piernas, he decidido que así sería más fácil follarte por tus dos orificios separando solo un poco los muslos, a ti te dolerá más y tu posición será incómoda pero eso no importa.

En tus tetas, llevas un sujetador hecho de aluminio, forrado de nilón morado para que sea más estético.

El sujetador lleva instalado un receptor que me permite activar todas sus funciones con este mando.”

De su chaqueta, sacó un pequeño mando que acercó al cristal y una a una, fue enseñándome todas las funciones del sujetador.

Finas púas que sobresalían de las copas para perforar mi piel, no me hacía sangrar, pero pinchaban mi piel, provocando dolor y sufrimiento; dos anillas en mis pezones que vibraban en diferentes velocidades y que al mismo tiempo, emitían descargas eléctricas y pequeños dientes que hacían la función de pinzas para presionar mis pezones.

Y al final, activó las tres funciones, haciendo que otra vez, me retorciera de dolor y lastimar mis muñecas encadenadas.

“a qué es divertido?

Sí, lo sé, pensarás que no tengo humanidad pero realmente quien no la tiene eres tú, por eso puedo hacer esto. Eres un juguete, un objeto de uso y disfrute, no tienes a nada y a nadie y solo vives para esto.”

Creo que sus palabras dolían más que todos sus juegos y juguetes. Cuando creía que había aceptado y me había acostumbrado a mi realidad, siempre tenía algo nuevo que me hacía recordar que mi otra vida, había desaparecido.

“Frente a ti, está una gran pantalla, donde verás a quien paga por verte, la gente podrá proponer, juegos, actividades y sus fantasías para ver que las cumples y los castigos si no haces lo que ellos piden o no lo haces como lo desean.

A medio día por la pequeña puerta que está sobre tu cabeza, te alimentaremos, tu comida entrará al mismo tiempo que la comida de tus peces así que compartirás la hora de comer con ellos, si se acercan a ti, se cariñosa o sabes lo que pasará.

Tus necesidades las harás de la siguiente manera.

Sobre ti, podrás ver que medio metro del acuario no tiene agua, es un espacio razonable para que puedas subir, e inclinarte de tal manera que tu culo se ajuste al dispositivo que puedes ver, expulsarás todo y solo será una vez al día, si no lo haces cuando veas que el dispositivo es activado, no podrás hacerlo en el acuario porque contaminarás el agua y no pienso limpiarlo ya que solo estarás dentro 7 días.

También verás colgada una cánula que saldrá al mismo tiempo que la manguera de succión, esta cánula la introducirás en la uretra y mearás tranquilamente pero solo una vez.

Tu alimentación consistirá en fruta, verdura y poco más ya que queremos que orines lo menos posible y tus eses, sean fáciles de succionar y extraer, no porque me importe que sufras menos sino que mis peces son muy caros, no quiero que contamines el acuario y no pensaba invertir en dispositivos más caros para tu limpieza.

Será divertido viendo como limpias tus intestinos, doblada 90 grados, mirando a la cámara sonriendo agradeciendo el favor que te hago manteniendo tu casa libre de mierda.

En la única pared de concreto del acuario, verás

Una cruz, anillas, cadenas y muchos otros juguetes que pueden usarse también bajo el agua.

Quiero que seas consciente de lo que te aguarda, dejaré que te acostumbres al agua, la presión, a la luz y tus movimientos.

Te liberaré para que puedas moverte por todo el acuario y te adaptes a tu nuevo hogar, en unas horas, emitiremos el primer capítulo de La sirena sometida.”

Sentí cuando las muñequeras metálicas, automáticamente se abrieron.

Mi primera reacción fue llevar mis manos a mi cara, mi pelo.

La rugosidad en la piel por las horas que llevaba sumergida, la dificultad para mover mis brazos por la presión y mis ojos llorando pero que mis lágrimas no eran nada, se perdían en el agua que me rodeaba desapareciendo en la inmensidad de ese acuario, insinificantes como yo.

No entendía por qué a mí me pasaba todo eso, no entendía, qué me llevó a vivir de esa manera pero cuando pensaba en ello, una vibración, se activaba en mi coño. En vez de nadar a la superficie, intentar romper el cristal superior y escapar de mi prisión, mis manos fueron a mi sexo.

Tenía un vibrador dentro de mi coño y acompañaba las vibraciones, jugando con mi clítoris. La vibración de

los pezones se unió a la fiesta y como colofón, en el broche del sujetador, un dispositivo situado estratégicamente sobre algún punto de mi columna, una serie de descargas estimulaban e incrementaban mi excitación.

Aceleraba mis movimientos en el clítoris, las vibraciones se incrementaban, y mis gemidos, a través de la manguera, eran escuchados por mi amo en el exterior.

Quería correrme, era lo único que deseaba, no pensaba en otra cosa, solo en correrme y acabar con esa tortura.

Salí de la ostra gigante, me recosté sobre la arena y siguiendo las contracciones de mi vagina, me corría como una posesa.

“jajajajajaja. ¡lo sabía! ¡No eres más que una puta!

¡Qué cerda!, ¡qué guarra estás hecha!

Cuando te liberé, pudiste haber nadado hasta la superficie, intentar encontrar una salida, romper alguno de los cristales, buscar tu libertad pero en cuanto tu coño tiene cosquillas, solo quieres complacerte, darte placer sin importar que tu vida esté en juego. No te importa nada más que darle placer a tu almeja y mírate, ahora vives en una.

Ahora te veo, satisfecha, tirada en la arena, se puede ver tu sonrisa a pesar de la manguera para que respires.

Tu cara de zorra perdida es un poema, la puta del mar, eso eres, la sirena puta del mar.

Por cierto zorra, tienes dos amiguitos en tu pelo y otro descansando en tu estómago y recuerda se cariñosa con ellos.”

Por el orgasmo, me relajé, no sentí cuando esos peces se acercaron y en segundos, el resto, vinieron a mí.

No reaccioné, al estar relajada, los peces no me vieron como amenaza y cubrían mi cuerpo.

El pánico me hizo levantarme, nadar para alejarme de ellos, sentir sus aletas chocar conmigo, entrar entre mis muslos, rozar mi piel, me daba asco, miedo, terror, era algo difícil de describir.

Lloré, nadé hasta la superficie y me di cuenta que no podía escuchar nada, gritaba y gritaba pero no podía escucharme, creía que mientras estaba dormida para colocarme el sujetador y la cola, también habían cortado mis cuerdas bocales. Llevé mi mano a la garganta para comprobar si tenía alguna erida que me diece una respuesta, pero la piel estaba intacta.

Seguía moviendo mis piernas con dificultad por la cola, con los brazos me mantenía a flote y lloraba por no poder escucharme, por no entender lo que estaba pasando.

Entonces vi su cara a través del cristal y su sonrisa era el preludio a algo que no quería escuchar.

“te estás preguntando por qué puedes escuchar mi voz y no tus gritos, muy sencillo:

Te he instalado dos pinganillos que han sido introducidos y pegados con un pegamento especial, es a prueba de agua, evita que se dañe el dispositivo aunque una vez termine esto, no puedo asegurarte que no sufras algún daño

Puede que solo se desgarre la piel de la parte externa ya que hemos tenido que sellar el conducto auditivo para que no entrase agua, puede que se dañe el oído por dentro al extraer el pinganillo, sinceramente no lo sé.

Por cierto. Cuidado con lo que haces porque puedo controlar el volumen del dispositivo y aumentar el volumen sin que te des ¡cuenta!”

Lo último lo dijo con el volumen al máximo, llevé mis manos a la cabeza por el dolor que sentía, dejé de mover las piernas y me sumergí hasta el fondo.

No podía pensar, no podía concentrarme, la cabeza me dolía, la tristeza y el dolor, ocupaban mis pensamientos, estaba en crisis.

Mientras caía, los peces se desplazaban hacia la superficie para evitar ser aplastados por mí. La caída era lenta y una vez en el fondo, descargas en mi culo, coño y pezones, empezaron a torturarme junto con la voz de mi amo.

“te dije que debes ser cariñosa con los peces, te dije que debes jugar con ellos, te dije que debías ovedecer o sufrirías las consecuencias.

Esto te pasa por no obedecer.”

No podía quitarme los vibradores, no podía quitarme el sujetador, lloraba, me retorcía en el fondo del acuario, me agitaba y respiraba cada vez más rápido.

Vi como tapaba el conducto del aire y entonces sí que el dolor y sufrimiento se convirtieron en un infierno.

“¿vas a ovedecer?, ¿serás sumisa y harás todo lo que yo diga?”

Moví la cabeza para decir Sí y quitó la tapa del conducto, pararon las descargas y el volumen del pinganillo volvió a la normalidad.

“muy bien, aprendes rápido.

Adaptate a tuhogar durante los próximos 7 días, prepárate para las peticiones de tus admiradores y recuerda que eres.”

Me jiré para ocultar mi cara de las cámaras, llevé mis manos a mi coño como un intento inútil para calmar el escozor producto de las descargas, poco a poco los peces otra vez, venían a mí, nadaban a mi alrededor y otros descansaban en mi espalda.

Ya no me importaba nada, el pánico por los peces, se convirtió en resignación, la misma resignación a cada prueba, tarea y humillación a la que había sido sometida durante todo ese tiempo desde que fui desvirgada, ofrecida como moneda de cambio por mi novio y obligada a ser algo que jamás creí llegar a ser.

Mónica calla, Carolina se acerca y la coge en brazos.

Con su mano derecha hace por limpiar sus lágrimas y besa los labios de Mónica para consolarla.

Angélica también se acerca y abraza a Mónica.

No se atreve a decir algo que consuele a Mónica por contar su relato o a Carolina que la ha afectado escucharlo.

Angélica se debate entre comprender el sufrimiento de Mónica cuando vivió esa experiencia y el morbo por haber sido ella, la sirena en el acuario. Por imaginarse vestida como sirena, siendo observada por internet por cientos de personas admirando su cuerpo, su sensualidad como sirena y disfrutar de todo ello.

Continuará.

La serie de la sirena sometida será publicada en la categoría sado.

Si queréis leer la presentación de las protagonistas, podéis encontrar el relato “Sólo por instinto” en la categoría de dominación en esta página.

Gracias por leer, valorar y comentar el relato.

Todos son fantasías que algunas sería genial cumplir y otras simplemente

son fantasías.

Fin.