Mónica (IV): Piscina y baño turco
Me llevo a Mónica a la piscina del hotel y al baño turco para seguir emputeciéndola obteniendo excelentes resultados.
(Recomiendo leer las partes I, II y III)
Tras la sesión en la habitación del hotel, Mónica estaba cachonda perdida, ya me la había follado un par de veces, le había metido varios consoladores y le había afeitado el coño, aparte de la sesión fotográfica digna de cualquier revista porno.
Con las mismas le dije que nos íbamos a la piscina del hotel que estaba en la planta del sótano. Le puse las braguitas que se había traído que eran blancas y muy pequeñas. Me pareció demasiado escandaloso llevarla así hasta la piscina del hotel, así que le puse al albornoz sin abrochar y las zapatillas de tela que suelen poner en los hoteles. Mónica estaba supercachonda, mientras le hacía todo eso no paraba de tocarse el coño y tirarse en la cama. Le dije bien claro que ella no era dueña de su ropa nunca más, y que no se la moviera ni cambiara de posición bajo ningún concepto, que si yo le quitaba algo o le bajaba las bragas que no se la subiera ni se la colocara de nuevo. Me respondió con un morreo diciéndome que era mi puta y que haría todo lo que le dijera.
Antes de salir me dijo que quería mear. Le dije que se diera prisa. Se puso a mear delante de mí sin ningún pudor. Se echó la braguita a un lado y meó un buen rato. Eso me dio ideas para futuras aventuras. Mientras meaba le puse mi polla en su boca y se puso a chuparla con ganas.
No le dejé abrocharse la bata para que se le vieran las bragas y una buena parte de las tetas. Llegamos a la piscina sin cruzarnos con nadie. En la piscina había un par de señoras con sus maridos y dos chavales jóvenes bañándose. Le quité con suavidad la bata a Mónica. El personal no daba crédito a lo que estaba viendo porque Mónica parecía que iba desnuda. Más aún cuando se duchó antes de meterse en la piscina porque sus bragas se transparentaban totalmente. Se le veía el coño perfectamente, y se veía perfectamente que no tenía ni un pelo. La verdad es que era una situación de pura exhibición. Nadie la quitaba ojo. Mónica trató de no darle importancia a la situación, se metió en la piscina y se puso a nadar. Yo me metí y me puse a jugar con ella. Podíamos jugar con comodidad porque no conocíamos a nadie. La cogía de la cintura y la volvía a tirar al agua. Cuando estaba dentro del agua le metía la mano a lo bestia en el coño, le bajaba las bragas y se las volvía a subir. Mónica se retiraba un poco y después se volvía a juntar. Llegué a meterle dos dedos en el culo y a pasearla por la piscina con los dedos dentro del culo. Las señoras miraban con cierta indignación lo que le estaba haciendo porque no eran mucho mayores que Mónica. A los chavales se les veía encantados. De hecho estaban sentados en el borde la piscina y no quitaban ojo de todo lo que le hacía. En un momento dado me puse a abrirle las piernas para que las bragas dieran totalmente y se le saliera el coño por los lados. Mónica reía y me tocaba la polla todo lo que podía. Después le dije que se estuviera quieta un momento y me puse en el agua a remangarle las bragas de forma que le dejé las bragas a la altura del clítoris con todo su monte de venus expuesto y por la parte de atrás a la mitad del culo. Le dije que saliera de la piscina y se diera una vuelta completa sin taparse en absoluto. Mónica lo hizo sin importarle nada que la vieran. La señoras la observaban indignadas y de hecho le dijeron que de qué iba, que cómo era capaz de exhibirse así. Mónica les dijo que ella iba como quería y que si no le gustaba que no miraran. Lo cierto es que el paseo no podía ser más escandaloso porque se veía claramente el coño casi al completo y se notaba que iba pidiendo polla. Cuando terminó de dar el paseo me dijo que quería mear. Le dije que fuera al servicio y me esperara allí. El servicio estaba algo retirado en un lado de la piscina al pasar la sauna y el baño turco.
Pasaron un par de minutos y fui al servicio de mujeres directamente. En uno de los cuartos estaba Mónica totalmente espatarrada sentada en la taza frotándose el coño con fuerza. No me lo pensé dos veces y como tenía ganas de mear me lo hice en sus tetas. Aunque al principio le sorprendió un poco, enseguida puso las tetas para que se las regara y se fue esparciendo mi meada. Cuando terminé de mear le metí la polla en la boca para que me la limpiara. Mónica sin dejar de tocarse el coño se puso a chuparme la polla. Enseguida le quité las manos del coño. No quería que se corriera todavía, la quería así de caliente todo el tiempo. Mónica se llevó de nuevo las manos al coño. Le saqué la polla de la boca, le di dos tortas y le dije si no había entendido bien mis órdenes. Mónica se quedó un poco cortada, pero no le di tiempo, le cogí de la nuca y le metí la polla en la boca. Mónica siguió chupando con ganas hasta que me corrí. Hice que se lo tragara totalmente. Después me dijo que era la primera corrida que se tragaba en su vida.
Tras la sesión del cuarto de baño, no le dejé que se limpiara y le coloqué las bragas remangadas a lo mínimo para que le tapara el clítoris. Era un espectáculo, me estaba poniendo caliente otra vez. Mónica iba cachonda perdida.
Nos metimos en el baño turco a sudar. Mientras estábamos allí le dije que se tocara el coño, que se diera gusto. Mónica no lo dudo y se puso a tocarse el coño con unas ganas tremendas. Los dos chavales jóvenes que nos habían visto entrar en el baño turco se metieron detrás al poco tiempo y pillaron a Mónica infraganti. Mónica trató de parar pero le di un codazo y le dije que no parara, que era una puta y una calientapollas. Como no era capaz de seguir tocándose le dije a Mónica que les dijera a los chavales lo guarra que era y que se tenía que seguir masturbando o que me iba. Mónica los miró, se abrió de patas y les dijo:
- Perdonad, pero soy una guarra de las de verdad y no puedo parar de tocarme el coño de lo cachonda que estoy con todo lo que ha pasado antes.
Los chavales le dijeron que hiciera lo que quisiera, que ellos estaban allí para mirar. Uno de ellos se puso de hecho justo al lado de Mónica. Yo le hice sitio y le dije que la tocara si quería, que le encantaba. El chaval no lo dudó y se puso a sobarle las tetas. Yo creo que Mónica no se daba ni cuenta que le estaban sobando las tetas por la rapidez de la masturbación que se estaba haciendo en el coño. El chaval siguió amasándole las tetas con bastante violencia y el otro vino y poniéndose de pie a su lado le puso la polla a la altura de su boca. Mónica no se daba cuenta de lo que tenía, pero el chaval le cogió la cabeza y se le metió la polla en la boca. Mónica estaba totalmente ida, así que se puso a chupar sin más. El otro chaval le quitó la mano del coño, la empezó a sobar y al rato le quitó las bragas para ponerse el a chuparle el coño. Los gritos de Mónica aumentaron considerablemente, aunque el hecho de tener una polla en la boca hizo que no fueran demasiado escandalosos. Al poco tiempo de estar así el chaval que estaba chupándole el coño la cogió por debajo de las rodillas y le subió las piernas poniéndole las rodillas a la altura de su cara. Enseguida se puso a chuparle el ojete del culo y el coño alternativamente hasta que se puso de pie y se la metió de golpe en el coño. El chaval tenía una polla enorme así que Mónica no paraba de moverse con gestos ostensibles de estar disfrutando de lo lindo. Yo por mi parte los observaba tranquilamente mientras me masturbaba. Al rato cogieron a Marta entre los dos, uno por encima de los brazos y otro por las piernas y se pusieron en el suelo. El que se la estaba metiendo por el coño se la paso al otro que la puso en el suelo abierta de patas y se puso a follarla con una brutalidad algo extrema. Yo estuvo a punto de pararles al ver que se pasaban un poco, pero decidí dejarlos porque Mónica no hacía más que suspirar de placer. Al rato el que la estaba follando se levantó y le dejó su sitio al otro que lo ocupó de inmediato. El que le había sacado la polla la puso a la altura de su boca y se corrió rápidamente dejándole toda la cara llena de leche. Mónica no hizo ningún esfuerzo en quitarse toda la lecha que tenía por la cara. El otro que la estaba follando se salió al rato y se corrió encima de su depilado coño mientras Mónica se ponía levantando el coño y ofreciéndoselo ostensiblemente.
Cuando los chavales terminaron se fueron rápidamente y Mónica se quedó en el suelo. Me empezaba a dar cuenta de la puta que había creado porque Mónica seguía en el suelo metiéndose dos dedos en el coño y frotándose el clítoris a lo bestia. La dejé hacer hasta que tuvo un orgasmo más en el mismo suelo del baño turco. Justo después de tener el orgasmo empecé a ver como se estaba meando abundantemente en el suelo. Me quedé observando como meaba y como ella misma cogía parte con la mano y se la untaba en el coño para quitarse el semen del último chaval. Estuvo un buen rato meando hasta que terminó y se me quedó mirando fijamente. Yo me agaché un poco y la morreé. Se había convertido en una guarra mucho mayor de lo que yo hubiera pensado en principio.
Terminado el morreo nos teníamos que marchar de allí porque aunque la pileta del baño iba a absorbiendo el meado de Mónica, olía un poco mal. Me guardé las bragas de Mónica en el bolsillo del pantalón y le hice salir completamente desnuda. Tenía que recorrer la piscina completa porque su bata estaba justo a la entrada. A pesar de que había más gente que al principio, a Mónica ya le daba todo igual, así que fue andando tranquilamente por el borde de la piscina completamente desnuda y sin la menor intención de taparse nada. La cara de indignación en las mujeres que había por allí era tremenda, incluso una le llegó a decir que no se podía ir desnuda por la piscina, que era muy fresca. Mónica siguió andando hasta coger su bata que se puso sin abrocharse. Yo iba justo detrás de ella. Tras eso nos dirigimos al ascensor y a la habitación.
Aún nos quedaba buena parte de la tarde, pero yo tenía pensado que pasara la noche conmigo en la habitación para seguir follándomela y haciendo de todo con ella…