Monic - 11
Regresa su primer cliente, dos compañeras son vendidas
MONIC – 11
Llevaba 6 meses en la casa, lo sabía ya que el médico me había visitado 6 veces, y como lo hacía una vez por mes, era la única manera de poder medir el tiempo, durante ese tiempo había recibido a razón de un cliente por día, mi culo ya estaba bien a acostumbrado a recibir vergas de todos los tamaños, grandes, pequeñas, delgadas y gordas.
Un día, Naomi y Yoly nos comunicaron que abandonaban la casa, habían sido vendidas a dos jeques árabes, pero antes tenían que ser operadas, antes de abandonar la casa nos prometieron que antes de marcharse definitivamente pasarían para enseñarnos su nuevo aspecto, no les importaba la operación, ya que ambas se habían convertido en Transexuales voluntariamente, desde niñas se sentían atrapadas en cuerpos que no les pertenecía y como siempre habían querido ser mujeres el primer paso había sido el de ser Transexuales.
Durante los tres meses que estuvieron ausentes ingresaron 3 nuevas chicas, se llamaban Rita, Vanesa y Astrid, tenían 26, 27 y 29 años respectivamente, Rita y Vanesa habían sido engañadas y transformadas involuntariamente, Astrid llevaba como Transexual 4 años ejerciendo por libre, le prometieron el oro y el moro incluso que le pagarían la operación de reasignación de sexo, a las otras dos, como sus tendencias eran de homosexuales les dijeron que estarían en un centro donde nadie las molestaría y no tendrían que recorrer las calles ofreciéndose en barrios de Gay, pero para desgracia de ellas, no sabían de que iban a ser transformadas, ninguna de las tres eran vírgenes.
Cuando Naomi y Yoly, regresaron para despedirse definitivamente, estuvieron todo el día con nosotras, nos dijeron en que había consistido la operación y que además les habían hecho unos retoques a nivel rostro, liposucción y otros retoques, nos enseñaron como las habían dejado. En realidad les habían fabricado unas autenticas vaginas, tenían una gran sensibilidad en el nuevo clítoris que les habían hecho a base de su glande, ya habían experimentado su capacidad de recibir buenas vergas, ya que les habían facilitado unos expansores vaginales que tenían que metérselos todos los días durante dos meses eran de diferentes grosores y su función era evitar que la piel de sus vaginas se pegase lo que evitaría la penetración, poco a poco deberían introducirlos para acostumbrar a sus nuevas vaginas a recibir vergas de diferentes calibres. Serian enviadas a los países de sus amos y serian confinadas en los arenes de sus amos, podrían salir a la calle, pero en las condiciones estipuladas por la ley musulmana, ataviadas con el Chador, que les cubría de pies a cabeza, dejándoles únicamente a la vista los ojos, no podrían hablar con ningún hombre y solamente cuando se dirigieran a ellas, no podrían conducir automóviles y caminar siempre por detrás de sus amos, en sus casas podría vestir como quisieran pero nunca a la vista de hombre que no perteneciesen a la familia de sus amos, es decir, podrían andar en sus casas completamente desnudas y estaba al servicio sexual de sus amos, las habían comprado para ser maquinas de sexo. Quedaron en ponerse en contacto con nosotras cuando pudiesen para informarnos de sus nuevas vidas. Nunca supimos que fue de ellas, según lo que nos contaron, fueron vendidas varias veces para satisfacer las necesidades de sus nuevos amos.
Un día solicito mis servicios aquel hombre que había sido mi primer cliente, cuando lo vi, me lleve una alegría, enseguida me acerque a él y le dije:
- Te he echado de menos durante estos seis meses, que ha sido de tu vida, ¿Ya no me quieres o tienes a otra chica que sea mejor que yo?
- No Monic, es muy difícil encontrar otra chica como tú, he estado muy ocupado, pero hablemos en tu cuarto.
Lo agarre de la mano y me lo lleve a mi cuarto, le puse su bebida preferida y lo fui preparando, lo llene de besos y cariños, nos dimos una ducha juntos, mientras hablábamos me dijo que se llamaba Sebastián, y que era funcionario, pero no podía decirme que tipo de funcionario.
Durante la estancia le dije que me había visitado una mujer, que era abogada, y que estaba muy interesada en mi caso, a tal punto que me había propuesto de que si conseguía sacarme de la casa que fuese su amante, pero le había dicho que antes tenía que consultarlo contigo, ya que también me gustabas mucho, me pregunto su nombre y yo se lo di.
La jefa me había dado permiso para que durmiese en la casa, eso quería decir que había pagado bien por su estancia en la casa, me satisfizo mucho, ya que de esa manera solo tendría un cliente para mi sola toda la noche.
Durante la tarde, el 69 fue el comienzo, su pene me sabia gloria, durante su ausencia debió de estar en total celibato, ya que la primera descarga fue impresionante, experimentamos diferentes posturas para penetrarme, el sentado y yo dándole la espalda, me agarraba mis pechos sintiendo sus caricias sobre ellos con esas manos cuidadas y maravillosas, en la postura del misionero, levantándome las piernas hasta sus hombros, a cuatro patas la última fue la de cuatro patas pero fui yo la activa, dejándose el penetrar, eran las 2 de la madrugada cuando decidimos descansar, nos dormimos haciendo la chara, ya no utilizaba el sujetador para dormir, me había acostumbrado a mis grandes tetas, al acostarnos el me abrazo de tal manera que sus manos hacían de sujetador abrazando mis tetas con cariño, si cambiábamos de postura el siempre me agarraba una teta, una de mis piernas siempre la tenía sobre su pelvis de tal manera que su pene y el mío estaban en continuo contacto.
Por la mañana me desperté, y como la vez anterior lo desperté cabalgándolo una mamada necesaria para levantar el mástil de la bandera y después guardar el sable en mi funda, lo cabalgue como si del derbi de Kentucky se tratase. Nos duchamos se vistió y me dio una propina muy muy generosa. Al despedirse me dijo que muy pronto tendría noticias suyas.
Ese día baje tarde a desayunar me puse lo más guapa posible y las chicas al verme me dijeron:
- ¡Qué buena noche pasaste con tu amigo, ya nos contaras como te fue?
- Las cosas de la alcoba se quedan en la alcoba son particulares y muy intimas.
- Y tan intimas, me dijeron, como que son de cintura para abajo, jajajaja.
Las nuevas comenzaban a trabajar, un poco tímidas pero se fueron soltando poco a poco