Momentos incestuosos. Primer relato
Relato corto....relato intenso. Este es uno de los muchos relatos cortos, instantáneas, momentos, como capturas de pantalla de la vida, recuerdos, retales, una miscelanea de pensamientos, cosas que escribes cuando estas ociosa.
Ya no sabes diferenciar que es tu saliva o mi flujo, pero te lo tragas.
Me lames, me sorbes, incluso me muerdes los labios carnosos. Te quedas pegado a mi sexo.
Sobre la mesa, y casi desnuda. Acabas de sacarme las bragas, que tenia bajadas hasta los tobillos. Me volteas violentamente. Y quedo boca abajo. Con los pechos pegados sobre el mantel de plástico.
Te entretienes recorriéndome el culo con la lengua. Te gustan tanto las turgentes nalgas de mi culo. Me subes una de mis rodillas a la mesa, te gusta observar mis nalgas brillantes de saliva, redondas, firmes, enrojecidas por tus palmadas. Deseas morderlas, amasarlas, apretarlas con fuerza, mientras lames y sodomizas mi ano con la lengua.
Ahora me comes el culo y el coño. Y me penetras con dos dedos.
Comienzo a gotear. Acercas tu boca como si quisieras beber de una fuente, estas muy sediento, como al acabar una partido de fútbol. Te paras.
Coges aire mientras me magreas las tetas. Te untas las manos con mi flujo vaginal y los esparces por los pezones, que se endurecen al instante, al sentir el contacto de tus dedos.
Siento como te abres paso con la polla que ya no puede estar más dura, si no te revienta. Enrojecida, casi amoratada. Entras duro, con rudeza y poco a poco ya la siento toda entera. Me lames el sudor de la espalda. Me envistes con rabia, mientras te miro de reojo volteándome hacia ti.
Te insulto.
- Cabrón .... hijo de puta... aaahhg ¡¡
Me abrazas, me besas en las mejillas y me dices con la voz entrecortada por los jadeos.
- Te ....quiero, me ...vuelves loco ¡¡
Y siento tu lefa, abundante, caliente y espesa, que me llena las entrañas. Tu polla dura, palpitando en mi sexo. Tus últimas embestidas de cadera golpeándome contra la mesa.
La sacas de mi coño aún bien dura y hermosa, rezumando una leche espesa. Te la agarro, ansiosa, y lamo lo que no me has dejado dentro de mi.
Disfrutando de tu sabor agridulce y tibio. Limpia, brillante y lustrosa, queda ante mis ojos.
Te subes los calzoncillos y los pantalones mientras te digo.
- Empieza a poner la mesa, .... tu padre está a punto de llegar a casa.