Momentos de un aspirante cornudo
Ratos o momentos del día que me hacen sentir cornudo
Me llamo Alfredo, soy el marido de Alba y tengo cuarenta y seis años. Me considero heterosexual aunque recientemente he descubierto mi tendencia hacia la bisexualidad. Me encanta escribir relatos eróticos, normalmente la protagonista principal suele ser mi esposa. En estos relatos intento plasmar mis fantasías más íntimas y oscuras.
De una lectura de mis historias, fácilmente, podréis deducir que mi mayor anhelo es ser un marido cornudo, también suele decirse un buey o alce por lo de la cornamenta. Más concretamente un cornudo mamporrero, sumiso y humillado por el macho alfa que folla a mi esposa mientras me masturbo contemplando la escena.
He constatado que mi fantasía es más habitual de lo que pensaba. Recibo muchos correos, tanto de supuestos corneadores ofreciendo sus servicios como de maridos que desearían ver a sus esposas follando con otros hombres, jóvenes o viejos, pero siempre mejor dotados que nosotros.
Hay otro dato que me llama la atención. En la gran mayoría de los casos, los cornudos y aspirantes a cornudos, éramos tremendamente celosos. Nos molestaba que otros hombres se acercasen a nuestras novias o mujeres, pero siempre hay un desencadenante, un hecho, que hace que brote en nuestro interior el deseo de ser un cornudo. En mi caso lo expongo en el relato fantasía cornuda de fecha 13 de Junio de 2013, publicado en la sección microrelatos de esta web.
Para nuestra desgracia y me incluyo en el grupo, nunca –salvo honrosas excepciones- veremos cumplido nuestro deseo. Las dudas y miedos al que dirán nuestras mujeres, la familia, y sobre todo el hecho de tener hijos impiden su materialización. Por eso nos refugiamos en webs de maridos cornudos y corneadores, y en páginas de relatos eróticos siendo nuestros preferidos los de infidelidad, tríos, dominación y no consentido.
Estas categorías de relatos suelen tener un denominador común, machos poderosos seducen a novias y mujeres felizmente casadas, derriban sus barreras y tapujos hasta follarlas sacando su lado más oscuro y bajos instintos o pasiones.
Pero eso no impide que los aspirantes como yo a cornudos consentidores, no tengamos nuestro momento o rato cornudo, hechos o situaciones que pueden producirse en cualquier instante del día, y que hacen que nuestras pollas se pongan duras y nos entre un deseo imperioso de masturbarnos.
Les voy a contar algunos de esos hechos o situaciones, que en mi caso son ciertas y que han inspirado en gran medida mis relatos. Quiero contarlos en forma de agradecimiento a mi esposa Alba.
Gracias Alba por tu sinceridad desde el día que nos conocimos y por hacerme partícipe de algunas de tus aventuras.
Gracias Alba por haber tenido un novio antes de conocerme a mí. Nunca follaste con él ya que llegaste virgen al matrimonio, pero me excita saber que otro hombre te llevaba al parking del pabellón de deportes a meterte mano. En esas ocasiones tu ex te pedía que llevases falda para acariciar y magrear con toda impunidad tus nalgas, tus muslos. Te sobaba las tetas y pellizcaba tus pezones, abrías tus piernas para él y te masturbaba metiendo sus dedos en tu húmedo coño hasta correrte. Y tú mi querida Alba, le ponías un preservativo para comerte su polla y lamer sus testículos, para ordeñarlo y no manchar vuestra ropa y el coche. Afortunadamente, la ciudad donde vivimos es pequeña, una tarde coincidimos con tu ex y me lo presentaste, pude ver el rubor en tu cara mientras hablabas con él. Mi polla se puso dura como una piedra y me masturbé en el baño del bar mientras tomabais un café. Ha sido una de las mejores pajas de mi vida.
Gracias Alba por contarme como veraneabas en el pueblo de tus tíos, que dormías con tu prima en la misma cama por falta de espacio, y como tu prima por las noches, cuando creía que estabas dormida te acariciaba los muslos, el culo, los pechos, metía su mano por dentro de tu braguita llegando a masturbarte mientras te dejabas hacer. Incluso estando de lado haciéndote la dormida te girabas y ponías boca arriba para que te acariciase mejor. Tu querida prima nunca supo que estabas despierta, ¿o si?. Se casó con un Belga y me la presentaste el día de nuestra boda.
Gracias Alba por soportar a tu antiguo jefe, era un verdadero hijo de puta que a la mínima ocasión intentaba rozarte. Te indignabas mientras yo me excitaba cuando te desahogabas conmigo. Muchas veces he fantaseado como te magreaba y te hacía suya en su oficina mientras te esperaba en el portal.
Gracias Alba por soportar a tu jefe actual, es muy buena persona lo reconozco, pero me queda la leve sospecha de tu viaje con él a la exposición de Zaragoza. Te llamé a la doce menos cuarto de la noche, me contaste que todo había ido sensacional en la feria de muestras, habías cenado con tu jefe y tomado una copa. Te pregunté si estabas sola en la habitación y contestaste que sí. No era cierto escuché perfectamente durante nuestra conversación el tono de llamada de otro móvil. Me excita pensar que quizás aquella noche tu jefe se acostó contigo. También me calienta pensar en el tiempo que pasáis solos en la tienda de muebles, como te seduce y corteja, te tumba en una de las camas de la exposición y te folla a placer. Jugué una vez al pádel con él y nos duchamos juntos, como aspirante a cornudo no pude evitar mirar de soslayo su verga, no está mal dotado. Cariño no sabes lo que te pierdes, o ¿si lo sabes?.
Gracias Alba por decirme como te entró aquel joven llamado César en el pub de salsa. Por contarme como se arrimaba mientras bailabais y le sentías pegado a ti y como durante un breve instante posó sus manos en tus nalgas, no deberías haberle mandado a la mierda aquella noche de cena con tus amigas. Recuerdo el polvo que echamos aquella noche como uno de los más intensos de mi vida.
Gracias Alba por hacer topless en la playa para que todos los hombres puedan ver tus preciosas tetas un poquito caídas debido a tus cuarenta y cuatro años, -con esas areolas grandes de color marrón color chocolate y tus pezones aún más oscuros-. Uno de mis mayores placeres es ponerme las gafas de sol y ver como otros hombres, viejos o jóvenes, muchos con disimulo otros con descaro te miran las tetas. ¿Porqué me gusta comprar baratijas a los vendedores ambulantes de la playa?, para que te vean de cerca. ¿Porqué a la mínima ocasión me meto en el mar o me voy al chiringuito a tomar una cerveza?, para dejarte sola en la esperanza de que te entren. Es una pena que ya no practiques topless, te da vergüenza delante de los niños y mira que insisto.
Gracias Alba por ir a la sesión de masajes que te regalé por tu cumpleaños. Recuerdo que regresaste a casa muy indignada, pensabas que el masajista se había extralimitado bastante. Tuviste que ponerte una especie de tanga de cartón dejando tus nalgas al aire, te tumbaste en la camilla y con una toalla te tapaste el culo. El señor te masajeó la espalda, retiró la toalla que cubría tus nalgas y te la puso en la espalda. Te masajeó las piernas, los muslos y tu delicioso trasero. No te gustó y me hice el ofendido, incluso te planteé la posibilidad de ir a la policía y poner una denuncia. Es una de las veces que más me he excitado, saber que otro hombre ha visto tus encantos tan de cerca, que ha acariciado tus muslos y tus nalgas. Tuve que ir corriendo al baño a masturbarme.
Lo que no sabes es que escuché a las secretarias del trabajo hablar de ese masajista. Una de ellas también salió indignada después de una sesión, con la misma sensación de que se había extralimitado, pude escuchar el nombre del centro de masajes y busqué su dirección. Personalmente fui a contratar tu sesión y de paso conocer al hombre que finalmente te sobó.
Gracias Alba por usar faldas justo por encima de la rodilla o minifaldas. Me excito muchísimo, -sobre todo si estamos con gente-, cuando te sientas, cruzas las piernas y enseñas tus muslos. En algunas ocasiones he llegado a ver tu tanga, espero que otros hombres también lo hayan hecho.
Gracias Alba por usar faldas justo por encima de la rodilla o minifaldas cuando vas a trabajar en bicicleta, con el pedaleo se ven tus muslos y a veces tu ropita interior. O cuando subimos por las escaleras del centro comercial. Una vez sorprendí a un señor intentando mirar debajo de tu falda.
Gracias Alba por usar, en algunas ocasiones, faldas justo por encima de la rodilla o minifaldas cuando conduces. Espero que los usuarios de los autobuses hayan visto tus muslos parada en un semáforo, o hayan podido ver tu intimidad cuando te bajas del coche.
Gracias Alba por el vestido verde que te compraste. La primera vez que te lo pusiste me preguntaste si era demasiado trasparente para ponerte una combinación por debajo, -efectivamente- lo era pero te dije que no. Salimos a la calle y se trasparentaba tu tanga negro, tanto por delante como por detrás. Con la excusa del perro fui durante un rato detrás tuyo, hasta siete hombres se giraron descaradamente para contemplar tu culo.
Gracias Alba por llevarme de compras contigo, sobre todo a esa tienda donde los probadores son de cortinillas, nunca las cierro del todo en la esperanza de que algún hombre vea como te desnudas, te quedas en tanga y sujetador para probarte la ropa.
Gracias Alba por soportar a mi mejor amigo. Es muy cariñoso, siempre te da dos beses cuando te ve, en algunas ocasiones te agarra de la cintura como si fueses su mujer, y tengo contadas tres ocasiones en las que te ha palmeado tus nalgas. Tú te ríes, los dos sabemos que es así, pero me excito como un burro cuando te pone la mano encima.
Gracias Alba por ducharte con la persiana subida, el cristal del cuarto de baño es traslúcido y permite perfectamente que se vean tus formas. Todo esto me lo comentó hace tiempo la vecina de enfrente, si ella te ha visto me imagino que otros vecinos también. Por supuesto no te he dicho nada, deseo que se hayan masturbado viendo tu silueta.
Gracias Alba por no descuidarte y no echar el cerrojo del cuarto de baño de la casa de agroturismo cuando te estabas duchando. Entró Javier y te vió desnuda aunque fuese por unos breves momentos. El pobre entró muy congestionado en la cocina y me lo contó. A duras penas pude contener mi erección. Nos pidió mil disculpas, si en realidad supiese.
Gracias Alba por darme una de las visiones más excitantes que un aspirante a cornudo como tu marido haya visto. Aquel día llegué un poco más tarde a la piscina, estabas tumbada en la toalla con la parte de arriba del bikini desabrochado. Tu querido primo te estaba extendiendo la crema solar por tu espalda, sabía que no te girarías para que te viese las tetas, pero otro hombre te estaba acariciando y deseé que te diese crema por tus piernas y por tus muslos. Estuve un par de minutos contemplando la escena, tuve una erección terrible pero no puso sus manos en tus muslos. Fui directamente al baño a masturbarme.
Gracias Alba por darme otra de las visiones más excitantes que un aspirante a cornudo como tu marido haya visto. Me quedé rezagado en el supermercado, te agachaste a buscar un producto del estante más bajo, tu vaquero se corrió dejando a la vista tu tanga azul y parte de tus nalgas. El reponedor detrás tuvo una perfecta visión de tu prenda íntima y de parte de tu culo durante unos quince segundo. A escasos cuatro metros pude ver como te devoraba las nalgas con la mirada
Gracias Alba por preferir el tanga a la braguita. Es mucho más sexy y hace que tus nalgas destaquen más, sobre todo cuando te pones los leggins y vas a tus clases de Pilates. El monitor tiene una espléndida visión de tu culo, deseo que se haya masturbado alguna vez en tu honor llenándote de su leche caliente.
Gracias Alba por preferir el tanga a la braguita, y por no enfadarte aquel día que se me cayó una de tus prendas íntimas semitransparente y con encaje al tendedero del vecino solterón. Nunca la devolvió, me excita pensar que aún pueda estar en su poder, y que en alguna ocasión haya envuelto su verga en la prenda íntima de mi esposa, se haya masturbado y manchado de su leche caliente.
Gracias Alba por usar la blusa morada, por delante se abre bastante y cuando te inclinas se ve perfectamente tu sujetador. Desearía que algún cliente de la tienda, alguien en el trasporte público o en cualquier otro lugar haya podido mirar dentro de su escote y ver parte de tus areolas y tus marcados pezones.
Como podéis ver mis queridos lectores, cualquier momento del día puede ser propicio para que nuestro espíritu cornudo se manifieste, para sentir como nuestras novias o esposas son deseadas por otros machos, y tengamos que ir urgentemente al baño a masturbarnos como verdaderos monos pajilleros. Gracias Alba.