Momentos

Un padre, una hija, un momento. Por situaciones de la vida compartiré con ustedes testimonios, no seré yo quien juzgue si es correcto o no.

Un padre, una hija, un momento. Por situaciones de la vida compartiré con ustedes testimonios, no seré yo quien juzgue si es correcto o no.

Esto comenzó en un momento de mi vida en la que sentía que podía controlar el mundo y mas aun cambiar el mundo, algo que ahora me parece increíble pues el tiempo se encarga de controlar nuestros sueños haciéndonos concientes de nuestras capacidades y limitaciones, en ese entonces mi vida estaba salpicada de emociones y percibía que podía conseguir cualquier cosa que me propusiera, tenia 16 años y era una chica simpática y bella, estaba segura de eso, por la forma en que me silbaban los hombres al caminar por la calle, en las fiestas siempre bailaba, invitaciones al cine nunca me faltaban, en fin una se da cuenta, esto me daba seguridad en mi forma de actuar y ver la vida, y ahí estaba preparándome para la importante tarea, destacar en el próximo baile con mis dos mejores amigas, Noelia y Patricia, para esto mi nombre es Nora. Estábamos las tres en casa de Patricia practicando los bailes de moda de ese año, asunto importante y trascendental para que una resalte en tan magno evento, saber la coreografía de las canciones de moda, de las tres amigas, yo era la única que tenia novio y vaya novio, el mas guapo del colegio, era envidiada por todas, además de guapo era muy noble y educado, que mas pedirle a la vida, pues nada, lo tenia todo.

Terminábamos nuestros últimos ensayos y estaba atenta al reloj ya estaba por llegar en cualquier momento, mi gran novio Antonio, le decía por cariño Tony, bueno yo y todo el colegio. Vino puntual como siempre y salí con Noelia. Nos fuimos los tres comentando banalidades de la vida de adolescentes. Los tres vivíamos relativamente cerca en un conjunto de edificios de departamentos, dejamos a Noelia en su edificio luego nos fuimos al mió. Al llegar a mi piso y tocar el timbre, abre mi padre la puerta, le digo a Tony que me espere un momento fuera, ingreso y saludo a todos en casa, costumbre familiar desde que tengo uso de razón, mi mama y mi hermana, mi padre, luego vuelvo a salir.

Momento mágico de la despedida de dos enamorados, besos por acá, caricias mas allá y ya sentía que la temperatura de mi cuerpo se elevaba, Tony sabia acariciar y sabia hacer sentir, su pene erecto rozaba mi cuerpo y mi excitación iba en aumento, mas mi cerebro me decía que razone y luego me separe del el, empujándolo y diciéndole que no podíamos hacer nada. Besos tiernos, promesas de amor eterno, abrazo inmenso sintiendo que nuestros cuerpos se fusionaban en uno solo. El me observo con esa mirada que me mataba de emoción, pero fuerte yo, me acerque rápido le di un beso en la mejilla, mañana nos vemos le dije, cerré la puerta y me fui corriendo a mi habitación a encender la radio y agradecer a la vida por tanta dicha.

Me percato entonces que me olvide de pedir un libro a Noelia que pereza salir, pero ni modo, la pereza se combate con decisión. Me encamine a la casa de mi amiga, ingrese al edificio y subía por las escaleras, eso si era lo mas difícil, ella vivía en el ultimo nivel. Subí los 5 niveles del edificio, ascensor no existía, pero era feliz así ejercitaba mis piernas para que sean mas firmes, estaba por tocar la puerta, cuando escucho unos suspiros y besos, que provenían de la casa de Noelia, bandida pensé así que tenia novio, bien que nos hacia creer que estaba sola, menuda sorpresa que se llevaría al ser descubierta.

Toque el timbre y me hago a un costado, ella abre la puerta, doy un saltito y me planto frente a ella con una sonrisa de oreja a oreja, sorpresa le dije mirándola a ella, siguiente segundo miro por un costado, sentado en el sillón Tony. Mis neuronas aceleradas, mi razonamiento, mis ideas, mi reacción, eres una perra y le di una tremenda cachetada, media vuelta y a correr.

Sentía que mis piernas perdían consistencia, se volvían como gelatina, o seria la tierra que perdía su solidez, sentía que llovía pero era por las lagrimas que no me dejaban ver, corrí como si estuviera en alguna surrealista competencia conmigo misma, llegue a mi casa, toque la puerta, mi padre abriendo como siempre, simplemente me eche sobre el pecho de él mientras, mi pobre padre atinaba solo a preguntar que me pasaba, yo solo lloraba y decía que el mundo era injusto. Mis lagrimas eran muchas, mi padre solo me abrazaba, acariciándome el cabello, ahí entendí que no importa lo que pase en el mundo, siempre encontrare entre sus brazos real amor y paz.

Fueron semanas en las que no dormía, me aislé del mundo, fiestas, cines, paseos, solo quería morirme nunca iba a sentir amor por nadie, nunca otro hombre iba a ganarse mi confianza, sentía que la vida no tenia sentido ni el universo forma. Estudiar para que si me iba a morir, comer, beber, nada tenia sentido me abandonaba en la agonía dulce o una venganza, para luego morir en paz. Eso si morirme para que esta pareja miserable, sufran y sientan culpa.

Le conté a mi madre y ella me dijo algo que se quedo grabado en mi mente, la vida es como un dulce asediada por muchas abejas, las que disfrutan de ella son los que se atreven, las que dudan solo miran, me dio un te helado y se fue, quería un abrazo, un consuelo, ella inteligente esperaba que reaccionara y me levantaría, pero yo solo quería seguir muriendo.

Una noche mientras lloraba, sin lagrimas, era un llanto seco, ingreso mi padre a mi habitación se acerco a mi cama y me abrazo, me acurruque, era tan lindo sentirse así protegida, cuidada, mimada, me dijo al oído, ¿como quieres verlo morir? , sonreí y seguí llorando, le dije papi nunca lo dejare de amar. Él me dijo ámalo si quieres hasta morir, pero se digna para vivir. Ahí estaba como una niña acurrucada para sentir el amor y calor de mi padre. Papá nadie me va a querer, nadie. Eres hermosa y cualquier hombre será feliz de estar contigo, me respondió.

Papi por que me hizo esto y rompí en llanto.

Ya encontraras al hombre de tu vida, apenas empieza a recorrer tu camino, me decía.

Hombre mas bueno que tú nunca habrá papá.

Lo abracé como nunca, Quería sentirme protegida, era verano el calor era intenso, mi pecho estaba sobre su pecho, sin brasiere y vestida con solo una pijama de tela delgada.

Nuestra mejillas cercas, el hablándome muy quedo casi al oído, sus manos grandes sobre mi espalda, estuvimos así 5 minutos o dos horas, el tiempo no lo se, nunca lo sabré, solo me di cuenta que estaba mas serena de sentirlo, y esa serenidad se volvió una sensación dulce, mi mejilla rozaba la suya, abrazados, el rozándome la espalda, ¿se me ocurrió a mi o a él?

Sentí sus labios cerca a los míos, muy cerca, lo bese yo o el me beso, no se, pero se sentía bien sentirse besada y besar, luego se sentía bien ser acariciada y acariciar, después sentirse tocada y tocar, ese roce de cuerpos que despierta el acaloramiento interno.

Papá esta mal le decía mientras lo besaba.

Nora esto no esta mal, esta muy mal me respondía mientras me seguía besando.

¿Te gusto? Pregunte con voz muy suave.

Muchísimo me respondió.

Papá no me toques ahí que pierdo el control.

El control ya esta perdido, me respondió.

Mi pelvis se movía con ritmo acompasado, tratando que de sentir más calor de su mano, mis instintos eran fuertes era una hembra, no una hija. ¿Quien controla a una hembra?

Papá cierra la puerta por favor

Mi papá se levanta y asegura la puerta con cuidado y también apaga la luz. Me paro y me saco la pijama, solo quedo con mi bikini blanco de algodón parada ahí, el se acerca me abraza y me besa en los labios, me sentía muy pequeña. Mientras lo besaba desenfrenadamente note sus esfuerzos por sacarse la camisa, después sentía piel mucha piel sobre mi piel, piel candente y caliente. Muevo mis caderas para facilitar la caída del bikini, pues mi padre intentaba bajarme mi ropa íntima, muevo para ayudarlo en la tarea, un instante más y siento como cae sobre mis pies, estoy desnuda de ropa y muy vestida de pasión.

Ultimo segundo para intentar el control, pues mi padre se separo de mi luchando con el cinturón de su pantalón para quitárselo, mas la sangre ya estaba acelerada en mi cuerpo, podía parar ahí, pero acaso alguien puede detener el giro de la tierra, me acerco y le bajo yo la ropa intima de mi padre, sentí su calor su olor de hombre, su carne, su sexo. No debía seguir, estaba mal muy mal, pero que rico que se sentía.

Me pegue a el como si fuera una niña o lo hice como si fuera una mujer, sentía como su sexo quemaba y sentía que me incendiaba yo por dentro también. La cama haría ruido al movimiento de nuestros cuerpos, jale el cubrecama al piso, para estar con los pies y el cuerpo sobre la protección del silencio de la tierra, me recuesto, siento como el cuerpo grande de mi padre me roza el mió, mis piernas se relajaban e instintivamente se abren, para luego sentir como era penetrada, arañe suavemente la espalda de mi padre, cerré los ojos y me sentí deseada, me sentí amada, me sentí mujer.

Empezamos la danza del movimiento íntimo de pareja…. Cosquilleo delicioso, caricias, besos, que cada segundo crecía en intensidad, gritaba en silencio, por dentro gemía a morir, nacía otra vez del hombre que me hizo nacer. Mi cuerpo se ondulaba a cada movimiento del de mi padre, seguía su ritmo, gritaba y gemía en silencio, mordiéndome mi mano por momentos y en otros mordiendo el pecho de mi padre, también mordía la cubrecama, solo quejidos y respiraciones muy quedas, el ritmo aumento sabia que vendría después, no nos decíamos nada, solo el brillo de la pasión en nuestros ojos iluminaba la habitación oscura, sentí mucho cosquilleo interno y mucho placer. Luego mi padre hace un movimiento de retirada brusco, y siento como parte de mi vientre, parte de mi pecho y hasta una mejilla es salpicada por la esencia de hombre de quien me dio la vida, después un momento de quietud y silencio. Luego él me levanto en sus brazos y me recostó sobre mi cama, sentía su olor a hombre sobre mi cuerpo, ese olor fuerte e intenso, me tapo con el cubrecama, mientras sentía como la humedad del semen de mi padre se desplazaba por mi mejilla, por mi pecho y por mi vientre.

Él no decía nada ni yo tampoco, sentí luego como se vestía, mientras mi cuerpo se relajaba, mientras toda mi habitación olía a amor y pasión. Se acerco y me dijo al oído que siempre seré su niña, me dio un beso en la mejilla y se fue. Se que estuvo mal, pero no tenia fuerzas para pensar, el sueño invadió mi cerebro y dormí, como hace muchas noches no dormía, ya mañana pensare.

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