Moldeando a laura-2
Axel continúa su historia de morbo con Laura y cada vez es más intenso el morbo entre ellos
MOLDEANDO A LAURA-II
En esos momentos tenía a Laura en mis manos, y sabía que aunque no estaba tocando su sexo, el morbo de la situación, excitación y los estímulos que se proporcionaban siguiendo mis instrucciones harían que no tardara en correrse. En ese momento le pregunté de nuevo:
- ¿Subimos el nivel?
- Siii, por favor, si
- ¿Si qué?
- Perdón. Si mi amo, por favor
En ese preciso instante se escuchó un sonido seco al fondo de la estancia y una voz apagada que decía:
- ¡Laura!¡Laura!, ¿está ahí?...¿puedo pasar a limpiar el salón?
- ¡Joder! Es Ester la mujer que limpia en mi casa, me había olvidado de ella ¿Qué hacemos?
Que en esa situación Laura me preguntara a mí, denotaba que mi trabajo y su excitación estaban dando unos magníficos frutos. Debía ser ella la que hubiera decidido racionalmente, dando el juego por acabado o deshaciéndose de ella. Estaba claro que había que subir la apuesta y decidí hacerlo…
Se estaba presentando una situación límite, pero para mí límite significaba un nivel superior, una oportunidad en relación al sexo y al morbo. Era Laura la que tenía una situación apurada real y quién, supuestamente, debía resolverla. Pensé que lo más inteligente era no forzar demasiado la situación; había tenido mucha suerte encontrando a una mujer como Laura que se excitara con esta sumisión soft de una forma sorprendentemente rápida, y debía jugar bien mis cartas para explotar al máximo esa situación para el placer de ambos…
- Escúchame bien Laura: ponte el mínimo de ropa para estar visible, le abre la puerta y le dices que pase a limpiar al salón
- Pero…
- ¿Prefieres que acabemos aquí la conversación…?
- ….No….está bien –y la escuché decir- ¡un momento que te abro Ester!
Sin duda en condiciones normales nunca me hubiera hecho caso, pero estaba claro que la excitación y el morbo la dominaban; tal vez yo era solamente el oportuno acicate que animaba algo que ella tenía oculto y latente desde hacía mucho tiempo. Escuché sonidos confusos que me daban a entender que se estaba colocando la misma indumentaria que me había descrito. Unos segundos después escuché el eco lejano de una conversación ininteligible y los sonidos de alguien que se acercaba y movía varios objetos. Enseguida comenzó a sonar un aspirador con su zumbido característico. Un momento después fue Laura quién cogió el teléfono y retomó la conversación
- Axel…¿estás ahí?
- ¿Cómo dices?¿cómo me has llamado?
Escuché unos pasos sordos en el suelo y como se alejaba el sonido del aspirador; Laura proseguía la conversación pero se notaba claramente que había desconectado el manos libres y se dirigía a algún lugar de su piso lejos de la tal Ester.
- Lo siento tío, pero es que ha estado a punto de pillarme, me da mucha vergüenza.
- No te he autorizado a llamarme así. Bueno, pues entiendo que si la situación ha cambiado supongo que todo esto ya ha perdido su sentido. Ha sido un placer
Y colgué. No le di tiempo a decir nada. Tal vez fue un acto impulsivo por mi parte, egoísta diría yo, pero realmente no me apetecía seguir con un juego que ya no me aportaba la dosis de morbo que despertaba mi interés, que me hacía sentir vivo. Objetivamente, si es que ese concepto se puede aplicar a una situación en la que manda más el morbo, el sentimiento animal y primitivo y la pasión que el ser racional, me sentía como un niño al que le habían quitado su juguete. En realidad es paradójico, porque en el sexo siempre lo que más me ha puesto es esa conjunción entre lo mental y lo animal, entre la pasión y el control de la mente, sobre todo de la mente de mis compañeras de juego. Pero siendo sincero, no tenía ninguna duda de que mi nueva compañera de juegos no tardaría en llamar; ahora mismo se estaba debatiendo entre su orgullo magullado por un desconocido que la había dejado colgada, que podía prescindir de ella, que la controlaba, y el deseo que la atenazaba y que nunca había sentido con esa intensidad, y que sabía que no podía sentir sin la ayuda del que había despertado esa faceta, prácticamente desconocida para ella, y ese otro en este caso era yo.
Pasados no más de dos minutos mí móvil sonó. Evidentemente no atendí su llamada. Debía tomarme en serio, no podía darle a atender que las reglas que le había marcado se podían alterar a su antojo, a pesar de las circunstancias sobrevenidas. Volvió a sonar mi móvil, y tampoco respondí. Un minuto después llegó el primer whatsapp:
“¿Porqué no coges el teléfono? ¿No me irás a dejar así?”
Se adivinaba arrogancia en el tono de su mensaje. Se sentía dolida. Pensaba: ¿Cómo iba yo a prescindir de una hembra como ella?. Parecía no querer entender la esencia de mi juego y del rol que cada uno tenía en él…porque no nos engañemos: sea cual sea el tipo de sexo y de situaciones que nos satisfacen, por más pasión que le pongamos al vivirlo/disfrutarlo, por más intensamente que incidan todo ello en todo nuestro ámbito personal y vital, el sexo no es más que eso, un juego: el juego más divertido.
Respondí con otro mensaje:
“No te he dicho ni que te fueras del salón ni que quitaras el manos libres. Has transgredido las reglas ”
La respuesta se hizo esperar un largo minuto; pasado este tiempo la pantalla anunciaba que había comenzado a escribir su respuesta. Tras unos minutos llegó su mensaje, se notaba que había dudado y pensado mucho antes de decidir que enviar; eso suele suceder a las personas inteligentes que se debaten entre su moral y su disfrute
“Lo siento, pero me he puesto muy nerviosa. Aún estoy muy caliente, amo. ¿qué tengo que hacer para que me perdones?
Bien, esto me ponía de nuevo en ventaja y la iba a aprovechar, como no
“Necesitaré comprobar si realmente estás comprometida con lo que me dices, además, estás castigada. No pensaras que esto te va a salir gratis”
Y le di a enviar. Lo leyó de forma inmediata y su respuesta no se hizo esperar
“Lo que tú desees amo”
“Quiero una foto tuya desnuda. Se te tiene que ver por completo. Aún no he podido disfrutar de la visión del cuerpo de mi esclava”.
Y envié. Desde luego, si me remitía esa imagen sin problemas, la situación se iba a poner mucho más que interesante. Tras un par de minutos llegó el ansiado mensaje y tenía el archivo adjunto. Lo abrí con ansiosa excitación, quería ver si aquella hembra me iba a entregar ese tributo. Lo que vi me hizo abrir los ojos como platos y sentir un cálido cosquilleo en mi bajo vientre para iniciar la erección. Laura se había puesto de pie frente a un espejo de cuerpo entero del que debía ser el armario de su dormitorio, y mientras con la mano izquierda se levantaba la camiseta para mostrarme sus generosos pechos, con la derecha realizaba la foto de su cuerpo capturando con su iphone la imagen que le devolvía el espejo. Su cuerpo era espectacular. Destacaba un vientre plano y un fantástico cuerpo bien torneado, (piernas, abdomen…), con unas preciosas piernas, un pubis bonito y bien cuidado sobre el que se marcaba un pequeño triangulo de pelo castaño oscuro, pero sobre todo lo que llamó poderosamente mi atención, fueron sus pechos de generoso tamaño, redondos, erguidos, con una aureola oscura, más bien pequeña, contraída por la excitación y unos erectos pezones que parecían dos misiles a punto de salir a por su objetivo. Me pareció suficiente tributo y decidí llamarla y continuar donde lo habíamos dejado. Quería poseerla.
- Si mi amo, que bien que me hayas llamado…gracias
No tenía muy claro como comportarse ahora; mantuve el silencio para ponerla aún más nerviosa
- …¿Está ahí?...¿hola?...
- Sí estoy aquí. Espero que te quede claro de una vez como funciona esto. Si quieres seguir, yo decido qué, como y cuando, ¿entendido?
- Si, amo
- Bien. Ahora colgaré y quiero que me llames, pero que lo hagas en modo video llamada, ¿está claro?
- Si amo
Fui yo quién colgó y un minuto después recibía la videollamada
- Bien, me has mostrado todo menos tu culo, quiero que te des la vuelta y me lo enseñes en el espejo, vamos, gírate
Se dio la vuelta, giró el teléfono y levantando su camiseta me enseñó un portentoso culo redondo, generoso, rotundo
- Fantástico culo, me complace mucho. Está hecho para dar y recibir placer
- Muchas gracias mi amo
Lejos de ruborizarse, mis palabras parecieron calentarla. Se la notaba satisfecha, orgullosa
- Está bien, ahora quiero que vuelvas al salón y hagas exactamente lo que te diga
Su rostro se contrajo en un rictus casi de terror pero no dijo nada en contra
- Está bien…
Volvió a ponerse las braguitas y estirarse la camiseta y me llevó a través de las imágenes por un largo pasillo decorado con algunos cuadros en los laterales, parquet en el suelo, molduras en el techo y una tenue iluminación led, hasta llegar a una puerta con doble hoja y vidriera tipo francés de color blanco a juego con el lujo que destilaba todo lo que había visto hasta el momento. Se escuchaba el aspirador claramente. Al llegar a la puerta se paró en seco y acercó su móvil a su boca para no tener que elevar la voz
- Ya estoy aquí, mi amo
- No aún no estás dentro. Acércate a la puerta y déjame ver bien todo el salón
Así lo hizo, la abrió e inició un movimiento de ciento ochenta grados que me permitió visualizar toda la amplia estancia. Tenía un tamaño considerable y en su extremo izquierdo se encontraba un ventanal que dejaba pasar la luz natural, junto al que se encontraba un enorme sofá frente al que había una enorme mesita de madera y, frente a esta, dos magníficos sillones con reposabrazos y en uno de ellos debía de estar Laura minutos antes. En el lado derecho estaba la mesa, rodeada de sillas, un gran mueble, otro ventanal, un aparador con una vitrina y, junto a él una mujer morena, de formas generosas que se aplicaba en usar el ruidoso aspirador
- Laura, acércate a esa chica, ¿como se llama?
- Ester…
- Si, acércame a Ester, quiero verla de cerca. Utiliza cualquier excusa
Dio unos pasos mirando mi imagen en el móvil con cierto temor, supongo que pensando su siguiente movimiento, y se acercó hasta Ester.
- ¡Ah! Hola Laura, dime…
Acto seguido pisó un botón sobre el lomo del aparato y este ahogó su sonido como si fuera un suspiro de alivio. Pude ver la cara de apuro de Laura que no sabía que decirle, mientras pasaban los segundos. Mi voz la sacó de su trance
- ¿No me presentas a tu amiga?
Me miró casi con espanto y girando el teléfono me dirigió hacia la imagen de la tal Ester. Lo que vi me sorprendió gratamente. Era una mujer de unos cuarenta años pero muy bien llevados, de cabello moreno y largo un tanto ondulado, recogido en una cola. Tenía grandes ojos marrones, adornados por unas bonitas pecas, una boca con unos generosos y carnosos labios una bonita piel y hasta donde pude ver, un voluminoso pecho que abultaba bajo la fea bata de trabajo de color blanco y cuadritos azul claro con grandes botones transparentes de arriba abajo, y que no podía disimular los atributos de su dueña.
- Hola, - contestó la morena- soy Ester, trabajo para la Sra. Laura dos tardes a la semana
Una bonita sonrisa iluminó su cara y me devolvió la excitación perdida. Me resultaba curioso que siendo menor que mi compañera tuviera tan asumido su rol y la tratara de usted. Laura se apresuró a responderle
- Vamos, ya te he dicho muchas veces que no me llames de usted
- Ya, pero es que no me sale…
- Bueno te dejo, que no quiero distraerte…te dejo que acabes
Y Ester volvió a poner en marcha el ruidoso artefacto.
Laura, yo no te he dicho que te alejaras de ella
Pero…
De hecho, me gustaría que te las ingenies para que pueda ver a través de su escote, tiene unos pechos magníficos
Haré lo que pueda; espera
Laura se acercó sigilosamente hasta donde estaba Ester, que entre el fuerte sonido del aspirador y su posición de espaldas a Laura en ese momento, e inclinada hacia delante no la vio venir; Laura fingió que rebuscaba algo en un cajón del mueble junto a la trabajadora y, girando el teléfono me proporcionó una perspectiva privilegiada del escote, donde dos magníficos pechos se bamboleaban dentro de un sujetador de color negro con encaje, más delicado y sensual de lo que cabría esperar de alguien que quiere estar cómoda durante una tarea eminentemente física. Mi erección fue instantánea. Laura se separó de ella y fue a sentarse al sofá de espaldas a la chica
- Magníficas tetas ¿no crees?
- Si…
- ¿Te han gustado Laura?
- Bueno sí…supongo
- Vamos esclava no andes con rodeos
- Si ciertamente parece que están muy bien
- ¿Sabes?, creo que nos tenemos que hacer una paja a la salud de las tetas de Ester
- …Está bien, como quieras mi amo
- Vamos adelante, levanta tu camiseta, quiero ver tus tetas, ¡vamos!
Lo imperativo de mi tono la sacó de la duda y levantó su camiseta para dejarme ver aquellas dos maravillas.
- Ahora, quiero que dejes caer saliva en tus pezones y comiences a pellizcarlos y estirarlos
- Uffffff , siii, ummmmm
- Adelante, lleva uno de tus pezones a tu boca y lámelo, saca esa lengua de puta que tienes
- Si, ummmm, aaahhhhhmmmmm
La imagen que me ofrecía era fantástica y se estaba poniendo como una perra en celo en cuestión de segundos, (si es que había dejado de estarlo en algún momento), sobre su hombro derecho, al fondo tras el alto respaldo del sillón se veía a la morena continuar con su tarea
- Vamos. Ahora abre bien tus piernas y ponlas sobre los brazos del sillón aparta tu braguita y comienza a acariciar tu clítoris, seguro que está muy hinchado
- OOooohhhhh, siiii, lo está
- Vamos, coge flujo de dentro de tu coño y mójalo con él, para que resbale bien
Dirigió diligentemente la imagen del teléfono acompañando su movimiento de manera que no me perdí detalle; mientras obedecía me ofrecía una imagen de cuerpo entero con el brazo estirado
- Joder, que gusto, joder, joder uuuuuuuuuummmmmm
Para Ester se hizo evidente, a pesar de que no escuchara nada, que Laura estaba en una posición digamos “comprometida” en el sofá solo con ver las piernas sobresalir por los costados del sillón pero, a estas alturas, a mi nueva amiga le daba totalmente igual
- Eso es acarícialo como te gusta, frótalo con tus dedos, vamos zorra
- Siiii, soy una zorra, soy una puta, soy tu puta
- Eso es, vamos, más rápido
- Si, pero quiero ver como está tu polla mi amo
Su tono de voz iba en aumento, y comenzaba a escucharse por encima del aspirador, que de repente, dejó de sonar. Ester parecía estar interesada en lo que estaba ocurriendo…
- Vamos Laura, demuéstrame lo caliente que estás y lo puta que eres, ¡vamos ahora quiero que te folles tu coñito con dos dedos!
Yo también amplié la distancia para que pudiera verme bien
- Si mi amo, ¡LO ESTABA DESEANDO!
Yo también levanté el tono de mi voz, quería que Ester me escuchara
- ¡ESO ES! FÓLLATE EL COÑO COMO SI FUERA MI POLLA, VAMOS ¡MÁS RÁPIDO PERRA!
- SI, ESTOY A PUNTO DE CORRERME, ¿PUEDO CORRERME MI AMO?
En la imagen que me ofrecía el móvil de Laura, observaba a mi espectacular compañera mover desaforadamente las caderas mientras sus dos dedos follaban desesperadamente su coñito, y con la poca nitidez que me permitía el movimiento agitado y violento en la mano de mi descontrolada amiga, pude observar al fondo como Ester miraba ya sin ningún reparo y su mano izquierda entraba por dentro del segundo botón de la bata, ya desabrochado, y estrujaba uno de aquellos magníficos pechos dentro del sujetador. Mi respuesta fue inesperada para ambas:
- Pregúntale a Ester
Laura me miró sorprendida, pero no paró en su labor, con la cara desencajada por el placer y sus caderas moviéndose a una velocidad endiablada mientras sus dedos entraban y salían a una velocidad vertiginosa de su interior continuó pero no dijo nada. Yo tampoco lo esperaba, mi intención era que la milf entrara en el juego por si sola de alguna manera. Del fondo del salón se escuchó una voz cálida y una tanto tímida, pero lo suficientemente audible que decía:
- Por mi sí…
- Ya has oído puta –añadí yo-
Y a los pocos segundos Laura comenzó a gemir, casi a aullar, ya sin ningún pudor sin importarle el saberse sorprendida, seguramente aún más excitada al ser consciente de ello, y paró en su cabalgada dejando sus dedos bien adentro, poniéndose rígida, mientras sentía el tremendo orgasmo, para acto seguido echar su cabeza hacia atrás, acariciar su clítoris mientras no dejaban de manar flujo y líquido de su interior, como si de una pequeña fuente se tratara
- AAAAAAAAAAAaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh, meeee COOOOOOoooorroooooooo, siiiii, siiiii, siiiii, siiiiiii, Diiiioooooooooooosssssssssss
Aceleré el ritmo de la magnífica paja que le estaba regalando a mi rabo, y me corrí salpicando mi vientre y mi pecho, en un tremendo orgasmo intentando no cerrar los ojos para no perderme aquella magnífica imagen que quería grabar a fuego en mi mente, con Laura gimiendo como la bella y caliente hembra que era y, en segundo plano aquella milf que nos miraba a pocos metros con sorpresa y cara de vicio …
CONTINUARÁ…SI OS PARECE BIEN. AGRADECERÉ VUESTROS COMENTARIOS