Model Call
Sofia y su novio John se han metido en un lío y es cuestión de vida o muerte que consigan dinero. A Sofía se le ocurre presentarse como modelo en una página sado de internet.
A mí esto no me gusta un pelo, Sofía.
Calla, y sigue con las fotos, ya sabes que no tenemos elección.
Sofía siguió posando para su novio mientras éste la fotografiaba con su cámara digital.
Sofía era una joven de unos veinte años rubia, delgada y no muy alta. Era atractiva de cuerpo y de cara, tenía los pechos pequeños pero muy bonitos y un trasero redondo y enormemente atractivo. Sus ojos azules y su sonrisa encantadora la hacían ser muy fotogénica, además tenía cierto talento, posaba con bastante naturalidad y mirando fijamente a la cámara. Las fotos tenían que mostrar lo máximo posible de su cuerpo así que Sofía sólo llevaba puesto un diminuto bikini rosa formado por un tanga y un top mínimo atado a la nuca y la espalda por unos delicados cordeles.
Su novio John tenía cara de pocos amigos, eso de que Sofía quisiera participar como modelo en una web sado era un poco intragable. No es que John fuera especialmente celoso pero tampoco era liberal o tolerante con su pareja. Por fin, un poco harto de todo aquello dio la sesión de fotos por terminada, echó la cámara sobre la cama y se sentó muy mosqueado en el sofá.
¿Qué tal han salido?, dijo Sofía cogiendo la cámara.- Oye, no están mal, ¿sabes que podrías ganarte la vida con esto?.
No tenemos tanto tiempo, dijo John con sorna, sabes de sobra que hay que reunir el dinero para la semana que viene.- Sofía se empezó a enfadar por la actitud de su novio.
Precisamente hacemos esto para conseguir el dinero, es lo único que se me ocurre.
Pues ya te podías haber buscado otra manera, esa web es una pasada, lo que les hacen a las tías me parece asqueroso y humillante. Además te van a ver miles de personas desnuda y haciendo haciendo ¿es que no te das cuenta?.
Te repito que es lo único que podemos hacer, ya sabes lo que nos pasará si no pagamos. A ti te matará y a mí... me entran escalofríos sólo de pensar lo que hará conmigo, prefiero lo del sado mil veces. Al fin y al cabo serán dos o tres sesiones y después se acabó. ....¡Venga!, Sofía cambió el tono de su voz, no seas tonto y ayúdame a escoger las fotos, y diciendo esto llevó la cámara hasta donde estaba su novio y acariciándole la entrepierna le dijo melosamente. - Luego te dejaré que me quites el bikini y me acuestes en la cama, te la voy a comer muy despacito, como a ti te gusta, ¿qué te parece?.
John rechazó violentamente a Sofía y se puso de pié.
-¿Sabes lo que te digo?, creo que en el fondo disfrutas con todo esto, no eres más que una puta.
¿Ah sí?, Sofía se cabreó mucho esta vez. Te recuerdo que no he sido yo quien se ha metido en líos con un narco mafioso, y también te recuerdo que me voy a entregar a un tío desconocido para que abuse de mí y me torture delante de una cámara sólo para salvarte a ti el culo, así que si no te gusta el plan te marchas y en paz.
Buena idea. John cogió entonces la puerta y dando un portazo se marchó a la calle.
Eres un gilipollas reprimido. Le gritó ella. Sofía estuvo a punto de tirar la cámara contra la pared, pero se reprimió aguantándose las lágrimas y la impotencia. Ese imbécil no se merecía el sacrificio que ella estaba a punto de hacer por él. Sin embargo le había metido a ella en el asunto y si no conseguía el dinero también ella pagaría las consecuencias.
El caso es que posar semidesnuda ante la cámara y el rechazo de él le habían dejado muy caliente. Cerró el pasador de la puerta de la calle no fuera que él volviera y se dispuso para una de sus sesiones de sexo solitario. Encendió el ordenador y mientras se ponía en marcha fue a la cocina a por una cerveza, un vaso y unas pinzas de la ropa, después se fue hasta su mesilla de noche y sacó un consolador y unas bolas chinas. Para cuando se sentó ante el ordenador éste ya estaba encendido y conectó la cámara para descargar las fotos.
Dio un trago a la cerveza y se puso a elegir media docena de fotos en las que creía que había salido algo mejor. Ese bikini era realmente sexy y realzaba bastante su belleza. Sofía sabía que no tendría excesivos problemas para que le aceptaran en aquella web pues en el físico se consideraba claramente por encima de la media de las modelos que solían participar en la misma.
Una vez elegidas las fotos tecleó el nombre de la página en cuestión y ésta apareció en pocos segundos. Una enorme araña aparecía en la carátula, además de las consabidas advertencias legales de que aquello era una página de BDSM y de que sólo podían entrar adultos, que las modelos tenían más de dieciocho años, etc., etc. Sofía entró en la página, ya era una asidua desde hacía muchos meses. De hecho era una de sus favoritas aunque a John no le gustaba. Los vídeos de la web en cuestión eran un poco repetitivos pero bastante fuertes y excitantes. Un tío de casi cincuenta años vestido de negro y llamado PD solía empezar entrevistando a las modelos que respondían sentadas en una silla, aún vestidas. El vídeo se solía desarrollar en una especie de garaje bastante sórdido.
Pd les preguntaba a las modelos por sus medidas, por la primera vez que habían tenido relaciones sexuales, su primera experiencia sado y cosas así. Tras esto el individuo en cuestión iba hacia ellas, las ataba a la silla y las iba desnudando cortando la ropa a jirones con unas tijeras, mientras una voz electrónica relataba las opiniones y comentarios que los usuarios vertían en un chat. Después empezaba el espectáculo. Evidentemente había mucho de espectáculo y de teatro en todo aquello, sin embargo, algo de cierto también había.
Las modelos habían de soportar sesiones de bondage bastante severas con abusos sexuales de todo tipo y por supuesto había cierta dosis de dolor y sufrimiento. La mayor parte de las veces ellas no tenían que actuar sino sólo soportar las perversas ideas de PD y los visitantes de la web que hacían peticiones desde el chat. Aunque parecía estar diseñada para público masculino, Sofía se ponía realmente cachonda viendo los videos, y fantaseando con que ella era una de esas chicas.
Esta vez el vídeo de la semana era especialmente morboso y perverso. Un coche todoterreno iba por una pista forestal a muy poca velocidad pues tiraba de tres chicas muy jóvenes que no tendrían más de dieciocho o diecinueve años.
Estas parecían bueyes atados a una yunta, caminaban completamente desnudas, con los pies descalzos y las manos atadas a la espalda.
Las tres estaban amordazas a un largo palo transversal que tiraba de ellas. Obligadas a caminar en esa postura, las jovencitas se herían los pies y gemían y jadeaban de cansancio.
A Sofía se le dilataron las pupilas y se le puso el vello de punta sólo de ver aquella fantasía sado y sin dejar de mirar a la pantalla empezó a soltar los nudos del sujetador quedándose en tetas. Acto seguido se puso a acariciarse los pezones con una mano mientras metía la otra por la braga del bikini. El vídeo continuaba y las tres jóvenes seguían andando a trompicones, alguna ya lloraba y se quejaba amargamente.
- Joder, pensaba Sofía mientras se masturbaba, ¿cuánto les pagarán por dejarse hacer esas cosas?. No se podía acariciar cómodamente los labios de la vagina, así que se quitó las bragas. Estaba mojada del todo, la joven se llevó los dedos a la nariz y aspiró el olor de su propio sexo. Nunca se le hubiera ocurrido hacer eso delante de su novio, pero le encantaba hacerlo cuando estaba sola.
Por fin, el todoterreno llegó a un claro, tres tipos salieron de dentro y fueron a desatar a las chicas. En realidad sólo les quitaron la mordaza y tras obligarlas a arrodillarse les forzaron a hacerles una mamada. Ellas lo hicieron sin replicar.
Sofía siguió masturbándose con más intensidad, las relaciones sexuales entre verdugos y sumisas no eran muy habituales en esa página, así que la novedad le agradó mucho. La cámara se movía de una a otra sacando en detalle la felación y acto seguido hacía un zoom para alejarse y ver toda la escena con el contraste de las tres chicas desnudas moviendo la cabeza adelante y atrás y los tres tíos completamente vestidos de negro dejándose hacer.
Esta vez Sofía estaba realmente cachonda, dio otro trago largo a la cerveza y cogió una de las pinzas de la ropa. Se la llevó abierta hasta su pecho derecho y se agarró un pellizco muy cerca de la aureola del pezón. La chica cerró los ojos y exhaló un suspiro aguantando el dolor. Tras esto cogió otra pinza y se la cerró simétricamente a la primera, después hizo eso mismo con su pecho izquierdo.
Lentamente volvió a la pantalla y chupándose el dedo volvió a masturbarse. Las chicas del vídeo continuaban con la felación sin prisa pero sin pausa mientras sus verdugos, hacían comentarios obscenos sobre ellas. Sofía levantó una pierna y puso el talón sobre la misma para tener mejor acceso a su sexo, entonces cogió el consolador y empezó a masturbarse con él. La chica notaba perfectamente los pinzamientos de los pechos y sus movimientos al masturbarse no hacían más que amplificarlos.
De pronto, PD se sacó la polla de la boca de la chica y sin siquiera masturbarse se corrió en su cara dejándola perdida de semen. No le debió gustar lo que hizo ella, porque el verdugo se puso a bronquearla mientras los demás le miraban anonadados.
- No quería correrme tan pronto, puta, ahora tendré que castigarte.
Sofía dejó por un momento de tocarse interesada por el vídeo. Este se fundió en negro y pasó a otra escena. La cámara enfocó los pies desnudos de una de las chicas y fue subiendo poco a poco recorriendo su cuerpo desnudo, por fin llegó a su cara y Sofía reconoció a la esclava desobediente. Esta había sido atada a un árbol con los brazos en alto y amordazada con un trozo de madera. La chica miraba aterrorizada a lo que tenía delante. Efectivamente, era PD que manejaba un látigo de cuero a pocos centímetros de ella.
- Sí, Sofía suspiró y se puso a masturbarse con más ganas anticipando la flagelación de la muchacha. De hecho, PD no se hizo mucho de rogar y empezó a darle latigazos en el vientre, los pechos y las piernas. Las chica gritaba y lloraba por los golpes mientras la baba le caía de la mordaza mojando sus tetas. A medida que la flagelaba Sofía empezó a vislumbrar con claridad las líneas rojas que iban adornando el cuerpo de la esclava. De hecho sintió cierta solidaridad por su dolor y decidió a ponerse otras dos pinzas más, esta vez directamente en los pezones. Cuando se puso la primera, Sofía no pudo evitar lanzar un grito, pues la pinza le aplastó literalmente el pezón. Su primera reacción fue quitársela, pero no lo hizo sino que hizo todo lo posible por soportar el dolor.
La flagelación seguía y la joven del vídeo respondía con sus lamentos a los latigazos. Sofía apenas podía aguantar el dolor de su pecho pero con dedos temblorosos se dispuso a colocarse la otra pinza en el otro. Otra vez la joven suspiró y ahogó un grito cerrando los ojos. Y para no tener la tentación de soltarse las pinzas cruzó las manos por detrás de la silla como si estuviera atada a ella. En realidad estaba apunto de caramelo.
De repente los ruidos de la flagelación terminaron y ella volvió a mirar a la pantalla del ordenador. Alucinada por lo que estaba viendo, se llevó sus manos hasta la entrepierna y se masturbó tan fuerte que se corrió de la misma.
Efectivamente, en el vídeo las otras dos esclavas habían sacado un gran listón de madera de la parte de atrás del todoterreno, lo llevaron a trompicones hasta donde le esperaba el otro madero y lo depositaron en el suelo formando una cruz en tau con el anterior. Inmediatamente los dos hombres se pusieron a atornillar un madero al otro. A Sofía no le hizo falta mucho para entender que el siguiente castigo consistía en una crucifixión. En sus fantasías sado la crucifixión era lo más así que Sofía se corrió sin remedio.
Efectivamente la escena terminó y en el siguiente cuadro, la muchacha que había sido flagelada apareció crucificada en medio del claro. En realidad era una suerte de mezcla entre estrapado y crucifixión pues la esclava tenía los brazos doblados hacia atrás por encima del leño transversal y atados por detrás a los tobillos. Por consiguiente las piernas estaban dobladas y la entrepierna descansaba sobre un listón de madera con cuña en la parte superior. La chica estaba amordazada, esta vez con una bola de goma y le habían colocado unas pinzas en los pezones de las que colgaban unas pequeñas bolas de plomo.
Sofía estaba muy puesta en métodos de tortura, así que entendió de inmediato el gesto de sufrimiento de la chica crucificada e inició su segunda masturbación de la noche retorciéndose las pinzas de sus propios pechos.
No creo que que pueda aguantar mucho, se dijo, joder, te han tenido que pagar mucha pasta por esto, pequeña. Repentinamente Pd obligó a las otras dos esclavas a acercarse a la cruz cogiéndolas del pelo. Las dos estaban maniatadas y una de ellas llevaba un consolador negro enorme delante de la boca agarrado a la nuca con unas correas. Primero obligaron a la chica de la cruz a incorporarse sobre sus piernas dándole un par de fustazos en el trasero y después hicieron que las otras dos esclavas le lamieran el sexo y la follaran con el consolador alternativamente.
No te corras hasta que te dé permiso, le dijo PD a la esclava amenazándole otra vez con el látigo.
Eso era demasiado para Sofía que volvió a tener un orgasmo tras jugar un poco con su propio consolador.
Ya satisfecha, la joven dejó de interesarse por el vídeo, aunque igualmente lo vio hasta el final mientras se iba quitando las pinzas una a una. Por supuesto se dejó las de los pezones para el final y ella misma se las quitó con gestos de dolor y disgusto mal disimulado. Sofía llevaba mucho tiempo sensibilizando sus pezones de esa manera de modo que uno de sus grandes placeres consistía en que su novio se los chupara mientras hacían el amor.
El vídeo terminó ya de noche, con una fogata iluminando la cruz y las otras dos esclavas haciendo el amor con un consolador doble. Una lo tenía metido en el trasero y la otra cabalgaba sobre la otra punta metida en el coño. Por fin todo terminó y volvió a aparecer la gran araña.
Sofía terminó la cerveza, puso a descargar el vídeo al disco duro y fue a ponerse unas bragas y una camiseta.
Cuando volvió al ordenador estaba muy excitada por lo que estaba a punto de hacer, fue a la página principal y eligió la opción "model call", es decir la página en la que se solicitaba participar en la web como sumisa.
En ella se pedían datos personales de correo electrónico, edad, medidas etc. Asimismo había que adjuntar varias fotos en la que se le viera bien la cara y el cuerpo. Sofía pensó que se le veía suficiente con ese bikini así que eligió las cinco mejores fotos que le había sacado John.
De repente pensó otra vez en él.
- Que se vaya a la mierda, en el fondo es un puritano, si quiere cascársela a mi salud que entre en la página y pague como los demás.
Por último, Sofía tuvo que rellenar un menú en el que se especificaban los límites que tendría que aceptar como modelo sado.
- Es curioso que las llamen modelos, pensó, qué manía de no llamar a las cosas por su nombre.
En el susodicho menú le daban a elegir una gran variedad de situaciones, podía elegir el grado de bondage al que podía ser sometida, la introducción o no de dildos y otros juguetes por los orificios de su cuerpo, mordazas, tipos de tortura a los que aceptaba someterse y modos de contacto sexual con otros hombres y mujeres.
A Sofía no le quedaban muchas opciones, tenía que reunir mucho dinero así que no se podía dar el lujo de tener muchos remilgos, y casi sin mirar aceptó en todos los campos el grado máximo de sumisión y tolerancia a prácticas sado.
Finalmente, cuando tenía todo acabado soltó el ratón y casi temblándole la mano le dio a la tecla intro. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando recibió la respuesta automática de agradecimiento por enviar sus datos.
Su novio le había dado la excusa perfecta.