Misterioso Ser del Mar Caribe... Esther

Y fue así que de pronto él bajó sus manos, tomándome por ambos muslos, me abrió, pegando su cuerpo de ser posible, más al mío, su enorme falo, rozando todo mi trasero y acercándose a mi cueva, la que ansiosa lo esperaba.

En esa noche de verano, se suponía que mi marido ya hubiera llegado, pero no, a las 9:00pm casi, no llegaba aún, y yo… pues no puedo negar que me sentía tan caliente como la noche misma. Me había preparado tomando un largo baño anticipándome para una noche de intensa pasión, la verdad la planificación me tenía muy ardiente.

En esta noche calurosa por demás, me había remojado por largo rato y aún así, me sentía húmeda… mire tras la ventana, viendo el mar… las olas rompiendo contra la arena y las rocas una y otra vez… Sin pensar corrí quitándome la ropa, total ya era de noche no habría nadie por aquellos lares. Mi vecino más cercano andaba en un viaje de negocios, por lo que no debía preocuparme, el lugar estaría solitario. Así que con la adrenalina corriendo por mi cuerpo, de prisa me dirigí a la playa, cuyas olas me seducían… me llamaban… me pedían que les entregara mi cuerpo para ellas poseerlo y eso mismo hice, ya en la orilla del mar, me despoje de lo poco que me faltaba y sin mirar, acostumbrada a la soledad del mar, desnuda me adentre en sus profundidades.

Miré la luna, que bella a lo lejos brillaba, observé las estrellas que adornaban la noche para mí. Respire profundo el inigualable olor que solo en el mar puedes inhalar, levante mi rostro buscando que la rica brisa nocturna refrescara mi rostro. Cerré los ojos, deje mi imaginación volar

De pronto sentí que algo rozaba mi cuerpo, asustada abrí mis ojos buscando en la oscuridad. Nada, el agua tranquila, solo una que otra ola rompiendo contra la orilla, nada más. Respire hondo, buscando serenarme pero entre el susto y la adrenalina del deseo corriendo por mis venas, fue algo difícil. Me sentía muy caliente, y el agua rozando mis senos, provocaron que pronto mis pezones estuvieran muy rectos, paraditos muy duros, obviamente reclamando atención. Así sumergida en las aguas del Mar Caribe, en aquella total oscuridad, mis caderas comenzaron a danzar, al ritmo que las olas imponían en ellas

Baje mis manos buscando mi centro, mis dedos lentos comenzaron a explorar, ahí en la entrada de mi conchita uno y otro suave deslizaron en mi interior, buscando de alguna manera terminar con aquella agonía que corría por mi. La más absoluta necesidad invadía mi cuerpo, mis pezones dolían de tanto necesitar, mis dedos aunque en alguna manera calmaban, mi cuerpo deseaba un inmenso falo para cabalgar.

Una vez más cerré mis ojos lamentando que mi marido aún no hubiera llegado, bajé lentamente mi rostro, mis labios se apoderaron de uno de mis pezones, comencé ahí un erótico lamer, mi lengua una y otra vez mamando, tomando cada botón mío entre sus labios, lamiendo, pasando la lengua sin tregua… buscando aliviar un poco su dolor, mis manos en el centro mismo de femineidad, intentaron mitigar… y fue así que sentí unas manos tomándome por mi cintura, jalando mi cuerpo desnudo, pegándome a su cuerpo completamente desvestido como el mío.

Ahora si estaba segura que yo ya no estaba sola. Sentía por completo aquel cuerpo junto al mío, sin duda alguna estaba tan caliente como yo, pues era innegable aquella verga dura entre mis nalgas. El me tomo por debajo de mis senos, más bien por la cintura, pero yo quedaba de espaldas a él, no lograba verle, solo sentía aquel pene entre mis nalgas, y aquella sensación intensa me encanto. Sentí como "él", me halaba a las profundidades del Mar Caribe y francamente de no haber estado tan caliente, sintiendo su enorme falo en mi trasero, quizás me habría preocupado, pero sintiéndolo rozando mis nalgas y las manos de el moviéndose sobre mi cuerpo caliente, mi mente se rehusó a pensar en otra cosa que no fuera sentir.

Cuando entendió que la profundidad era suficiente, se detuvo. Ahí me apretó más contra su cuerpo, era imposible no sentirlo entre mis pompas, sus manos soltaron mi cintura para lentas subir a mis senos. Sin ningún miramiento, comenzó a estrujarme los pechos, con ambas manos buscaba abarcarlos completos, cosa que no pudo, porque si bien no tengo unos senos inmensos, no son pequeños, pero aún así una y otra vez el me los amasaba, lentamente apretando a la vez mis pezones, y ya así, en mi innegable calentura, comencé a culear, un "Ahhh, ahahh" no lo pude evitar, mis nalgas parecían haber adquirido vida propia, y se contorsionaban, buscando aquel inmenso pene que cada vez percibían más duro entre ellas.

Viendo "él" como mi cuerpo comenzó a contorsionarse, sin ponerle ningún reparo, bajo sus manos, ya que yo seguía en la misma postura, lo que le dejo entrever que no tendría oposición alguna de mi parte, pues aquello de estar de espaldas a "él" no sabiendo quien era, añadía un grado de morbo adicional, y lo que estaba sintiendo me tenía al borde del orgasmo. Todas mis terminaciones nerviosas me lo advertían, mi cuerpo tenso, me lo dejaba saber, notaba que estaba al borde de un grandioso orgasmo, y mi cuerpo lo deseaba como nunca. Y fue así que de pronto el bajo sus manos, tomándome por ambos muslos, me abrió, pegando su cuerpo de ser posible, más al mío, su enorme falo, rozando todo mi trasero y acercándose a mi cueva, la que ansiosa lo esperaba.

"Dame, hazme tuya, por favor no me dejes así, quiero, quiero, no sabes cuanto deseaba esto, que me clavaran muy rico, que me poseyeran sin miramientos, solo con gran pasión" -- le susurre, ardiente, ya la verdad no pensaba, solo quería estallar, no importaba como, solo quería estallar. Ya en aquella rara postura, donde solo podía sentirlo entre mis nalgas, y en la entrada de mi chochita, sus manos ambas a la vez se dirigieron a mi clítoris, sus dedos entraban en mi concha y sentían, lo rápido que se podían deslizar, entro uno, dos, tres, perdí cuenta de cuantos de sus dedos entraron en mi, hasta que muy pronto sentí aquella verga, rompiéndome, abriendo su camino y apoderándose de mi chocha caliente. Ella me llenó, como nunca antes había sido llenada, invadió todas mis paredes vaginales, sin dejar espacio a nada, y ya dentro de mí comenzó, a poseerme, me embistió con gran fuerza, no me dejaba casi ni respirar, solo sentía una y otra vez, como me clavaba, sus manos subían a mis senos, sobando sin parar, o bajaban separando más mis piernas, buscando que su falo entrara más hondo en mí.

"Que rico, que rico, vamosss dame más, clávame profundo, hazme tuya y no pares jamás. Que rica verga tienes, que rico me llenas…" - - le susurraba a la vez, que mi cuerpo seguía sus embestidas. De pronto lo saco de mi cuevita, y me jalo por las nalgas, a todo yo seguía de espaldas a "él" , como pude paré mis nalgas, invitándolo a clavarme por mi culito, a que me hiciera suya en todos los sentidos, que me poseyera toda, que no dejara nada de mi, sin que "él" disfrutara y fue así que "él" no dudo, sacando la poya de mi chochita, pronto me cojió por el culito, fue rápido, grite sin poder remediarlo "Ahhh, coño, puñeta, que rico me cojes papito, ahhhh, ahhh, clávame, clávame, no pares, aha ahha " – gritaba yo ya enloquecida en aquella increíble danza, donde aquel personaje me hacía suya, como nunca antes, y ya así clavada tan duro por mi culito, no pude evitar, y comencé aquel viaje sin regreso, sintiendo como explotaba, en un orgasmo intenso. "Aaaaaahhhhhh, ahhhhahaha que rico" – grite, y "él" sintiendo como mi culito le apretaba aquella inmensa, y grande verga, sintiendo mis temblores, mis gritos, se unió a mi, gritando también, al explotar dentro de mi culo, corriéndose conmigo, y llenando mi ano de sus semen caliente. "GGGrrrrrrrrrrrrrggggggghhhhhhrrrrrrrrrr" –su gruñido fue inconfundible, aquel sonido al estallar corriéndose dentro de mí, no era el de un hombre, noooo… aquel ruido que emitió, definitivamente era de un ser extraño, que me estaba poseyendo sin ninguna oposición de mi parte…Aquel sonido, una especie de gruñido en definitiva no era un hombre, aquel que me hacia suya definitivamente era algo… muy diferente…un ser que jamás imaginé saldría de las profundidades del Mar Caribe para tomarme, para hacerme suya y poseerme como nadie jamás lo había hecho.

Ya después de ambos haber explotado y de nuestros líquidos haberse unido, de aquella manera tan intensa, el nuevamente me llevo a la orilla del mar, todo el trayecto con su verga clavada en mi, pues nunca la retiro de mi culito… al soltarme en la orilla… sentí como la brisa soplaba más fuerte, y escuche como un susurro me pedía "Regresa, quiero poseerte todas las noches…" —y ya después de esto, "él" desapareció sumergiéndose una vez más en las aguas del Mar Caribe

Amigos si quieren saber si regresé por más… tendrán que dejarme en sus comentarios sus opiniones y sobre todo si quieren que hayan más encuentros con mi misterioso ser del Mar Caribe