Miss Peggy.

Con su falda escolar tipo escocesa de cuadros azules, subida hasta la cintura dejando libres sus hermosas y rosadas nalgas, con una hermosa almeja rosada con bellos cafés, fluyendo de líquido en cada embestida, gimiendo tanto de placer estando en cuadro patas, mientras esos enormes senos se balancea

Con su falda escolar tipo escocesa de cuadros azules, subida hasta la cintura dejando libres sus hermosas y rosadas nalgas, con una hermosa almeja rosada con bellos cafés, fluyendo de líquido en cada embestida, gimiendo tanto de placer estando en cuadro patas, mientras esos enormes senos se balanceaban fuera

rojo del esfuerzo del bombeo en sus entrañas; estaba seguro de que sus gritos se escuchaban hasta la calle, sino hasta la sala donde se encontraban alcoholizándose el Babalu y todos los rufianes amigos de él.

Parando de bombearla, comienzo a besar y a lengüetear sus nalgas acercándome a su ano, lambiendo fuertemente, como si la quisiera penetrar con mi lengua, su voz entre cortada pidiendo que parara.

MISS PEGGY.- Guido, allí no, se veinte rico, para, paraaaaaa.

Más sus suplicas, fueron calladas cuando sintió la frialdad de las gotas de aceite de almendras resbalar por el barranco de en medio de sus nalgas, y lo caliente de mi mano derecha al acariciar en formas de circulo su anito, aflojando su esfínter.

P.- Nooooooooo, pares, anda, métemelo ya.

Rosando la cabeza de mi glande por la abertura que habían hecho mis dedos; recordando todas las veces que había cogido con Miss y todas las veces que me había dicho que La Rana lo había intentado y que la lastimaba, le dolia y paraban de hacerlo; mientras yo, estaba a punto de comerme y estrenar su anillito virgen.

Ella mordía la almohada, entre gemidos y gritos de dolor; mientras mi verga se habría paso dentro de sus entrañas, al tocar fondo pare; estaba estrecha y muy apretadita, tuve que pensar en otras cosas para contener venirme dentro de ella, del grado de excitación

P.- Guido que rico se siente, se siente su palpitar dentro de mí, me gusta.

G.- Pues pal pito, y vengase para acá.

Lubricando nuevamente sus nalgas con aceite, comenzó el vaivén de mi verga dentro de ella; comenzando suavemente y después de ritmos más duros, esta vez sus gemidos eran más profundo, ya eran gritos de placer, acompañados del brincoteo de la cama, en cada vestial embestida, que se escuchaba en el piso de abajo.

G.- Es así como La Rana deseria estar dentro de ti.

P.- Me vale la rana, no pares que me encanta sentirte, eres todo un puerco.

G.- Te voy a llenar tu culo de lechita.

P.- Haz lo que quieras, pero no dejes de darme, ahhhhhh, dame más duro.

Con atrevimiento, y la lujuria llevada al máximo; con la palma deje marcada mi mano en su nalga izquierda; aumentado sus movimientos más rápidos, como cuando se espolea a un caballo, no paraba de gemir, recargado en su regazo, con ambas manos amasaba y apretaba sus senos y pellizcaba sus pezones, le mordía el cuello y le jalaba el cabello, estaba insaciable Miss Peggy.

Ya no salían palabras de su boca, sino el pleno deseo de comerse y tragarse mi verga entre sus nalgas; hubiese faltado espejos en todos los ángulos para que se viera ella la gran puta que se había vuelto, se nota que le encantaba que estuviera dentro de su anito.

Más cuando vimos en la puerta de la recamara al Babalú, con el pantalón abajo y chiqueteándose su verga, no sé cuánto tiempo estuvo viéndonos, pero se ve que ya se había venido, al ver el líquido blanco seminal escurriendo por su mano, y en lugar de cohibir a Miss Peggy, pareciera que le habían dado más cuerda.

Me quita y me cuesta boca abajo, poniéndose en posicionado de rana, comienza a clavarse mi verga en su ano, mientras bamboleaban salvajemente sus pechos, su cara totalmente roja, dándole un espectaculo digno al Babalu para su tercera o cuarta chaqueta.

Sus pechos rojos, y unos pezones que parecían hot cakes hyper rosados, me los acercaba, mordía, y dejaba pequeños moretones y mordías bien marcados en ellos; hasta viniéndome dentro de ella, me galopo con su culito hasta exprimir la última gota del semen de mi verga.

BABALU.- Gran espectáculo me han dado, Snarf y Peggy, yo no voy a decir nada.

Acostados, todos sudados en la cama del Babalú, disfrutando el cuerpo semi desnudo de Miss Peggy; entre besos, mordisqueaba sus enormes pechos, gozando en abrirle su anillo y más que por culpa de la Rana, Ariadna me había terminado, pues el muy puto le fue a decir que me andaba besuqueando con Peggy, cuando la verdad me estaba tirando.

Más ella no quiso problemas, prefiero cortar por lo más sano; mientras entre esa plática con Mis Peggy, descubrí que ya se había tirado al Babalú y que le fascinaba ver como se cogían a las chicas de la flota, por eso no sintió pena de que la viera cogiendo, mientras delicadamente me limpiaba la verga con su legua, buscando restos de semen.

Fue la primera y última vez que Miss Peggy y yo pecamos; mis padres decidieron cambiarme de escuela al centro, para mantenerme. más controlado y con Miss se en frio todo.

Al escribir este relato, decidí ir a buscar a Peggy a su antigua casa; al abrir la puerta me recibió una chica de unos 24 años, con un short de licra pegado, una playera negra de tirantes de copa pequeña, y no traiga brassier, pues se marcaban dos deliciosas cerezas, cabello negro, piel blanca y ojos verdes.

G.- Hola, disculpa aquí vive Samanta.

CHICA.- No aquí vivió hasta hace dos años, se fue a vivir a Ciudad Costera.

G.- Soy Guido, un viejo amigo de la prepa, ella me conocio como Snarf.

Ch.- Si me acuerdo de ti, eras amigo de mi hermano el Conejo, primo de Samanta.

G.- Claro que sí, mira te dejo mi teléfono, y haber si me regala un mensaje.

Mirandola caminar adentro de la casa, deleitándome con el mover de sus nalgas en ese short; trae lápiz y papel, le dicto mi número mientras ella recargada en la mesa lo anota, y yo disfrutando la pequeña caverna que se hace entre su blusa y la fuerza de gravedad, y su cola paradita; voltea a verme y me pierdo en sus ojos verdes, diciéndome.

Ch.- Yo le paso su recado o te mando un mensaje.

G.- Y bueno, con quien tuve el gusto.

Ch.- Me llamo Abigahil.

Despidiese de un beso cerca de los labios, dejando mi verga bien parada; esperando a ver que pasa en el futuro.