Misogino
No entiendo a las mujeres.
Lo siento si le molesta a alguien, pero siempre he considerado a las mujeres como bichos ruines y despreciables cuyo mayor cometido en la vida es joder al hombre. Se me puede considerar un misógino, sí, pero no puedo evitarlo. Tampoco puedo evitar que me gusten, me gustan a rabiar. Es una tortura. Imaginaros cualquier cosa que no soportéis e imaginaros que no podéis pasar de ello. ¡Qué putada!
En mi caso, para conseguir controlarme me dedico a entrenar. Soy deportista y estudiante. Si no estudio, entreno y, si no entreno, estudio. Así consigo quitármelas de la cabeza. Estoy en el equipo nacional de judo y mi mayor ilusión es clasificarme para los mundiales y la próxima olimpiada. Todavía me faltan bastantes puntos así que hay que machacarse.
Ya lo dice mi madre...
-Luis, ten cuidado que a los veinte años se piensa más con eso - señalando la polla- que con esto - señalando la cabeza.
Conclusión, hay que tener la única neurona ocupada para no estar pensando todo el día con el capullo, bastante difícil por cierto.
También es verdad que no ligo nada, soy un auténtico desastre. Soy incapaz de enrollarme con tías, debe ser que las tengo pánico. Aunque siempre hay algún colega que lo hace por ti y te presenta a alguna. En estos casos mi conversación es la de un idiota integral ¡No sé que decirlas! Así que, en poquito tiempo, la chavala de turno se va con cualquier excusa, supongo que pensando ¡Qué tío más muermo! Y tienen razón. Verdaderamente soy un inútil con el sexo femenino.
Mi misoginia, seguro, viene derivada de mi éxito con el sexo débil, que, por cierto, de débil nada de nada. Ahora, para mi desgracia, las costumbres van cambiando. Antes eran los chicos los que intentaban enrollarse con tías y ellas se dejaban o no. En estos tiempos son ellas las que se lanzan, las que eligen y cazan lo que quieren. Si viene una y te pide rollo, estás perdido. Siempre te consigue, por lo menos conmigo. Te usa, tu te enamoras como un idiota, entonces ella pasa de ti y te deja hecho polvo.
Al decir de ellas estoy bastante bueno, fibroso, fuerte, guapito de cara... Pero piensan que mi intelecto ocupa lo que la picha de un virus. Soy como la típica rubia tonta en versión masculina. Además soy incapaz de quitarme este sambenito. Y eso que no saco malas notas; estoy en tercero de económicas, pero no se puede hablar de economía con nadie. Reconozco que es un coñazo. Voy a una chavala y le digo que el punto de equilibrio de los salarios, con respecto al producto interior bruto, vendrá dado por un aumento de la productividad, no del salario monetario... Tarda menos y nada en mandarme a tomar por saco.
Ayudando a toda esta visión del sexo contrario está mi hermana. Es lista, bastante mona, siempre muy arregladita y es la que más se mete conmigo.
-Luis, hijo, a ver si espabilas. Cono no cambies un poquito, no te vas a comer una rosca en tu vida. ¡Si es que eres un coñazo!
¡Qué chica tan agradable! Desde luego me da unos ánimos... Y así sigo, más virgen que el día en que nací y, por las trazas, así seguiré. La cretina de Belén, mi hermana, me podría echar un cable, hablarles de mí a sus amigas, qué se yo... Si ve que no consigo nada por mis propios medios...
En fin, me resignaré, este fin de semana tengo competición y necesito por lo menos tres puntos. Sino, adiós a los mundiales y todo el entrenamiento a la mierda.
Joder, joder, joder. Estoy todo el puto día pensando en ellas, en lo buenas que están todas... así no voy a ningún sitio.
-Luiiiiisss - Ni hermana me llama desde su cuarto
-Queeee - Esto parece una casa de locos, todos a gritos...
-Puedes venir un momento
-Para quéee. Estoy estudiando.
-Veeeen. Porfa.
¡Que coñazo de tía. ¿qué querrá ahora? Voy a su cuarto y me la encuentro tumbada en la cama trajinando con la cremallera de su pantalón.
-¿Qué quieres? - le pregunto un tanto mosqueado. Nunca me hace ningún favor y encima me los pide a mí.
-Ayúdame con la cremallera, anda. No me la puedo subir.
No me extraña. No sé ni como se ha podido meter los pantalones, habrá tenido que usar un calzador.
Intento tirar hacia arriba, apenas puedo moverla un centímetro. Si sale con esto a la calle no podrá ir al servicio en toda la noche. No hay dios que la suba....
-Oye Belén, ¿Porqué no te pones otra cosa? ¡Esto no hay quien lo mueva! - Encima me estoy fijando en las braguitas que lleva, por lo poquito que puedo ver parecen minúsculas.
-Tienes razón, se me han quedado pequeños... - Se pone de pie y se quita esos pantalones tan ajustados... Efectivamente sus braquitas son verdaderamente pequeñas. Se dirige a su armario y rebusca entre las perchas qué ponerse. Tengo una visión beatífica de su culito. Realmente lo tiene bien puesto, las bragas enseñan más que tapan... ¡Qué 18 años tan bien llevados!
Si no fuera mi hermana le diría cualquier cosa ¡Qué buena está la condenada! ¡Dos mío! ¡Me estoy poniendo cachondo! Hago de tripas corazón, verdaderamente estoy salidísimo. Si solo ver a mi hermana en ropa interior me pone es que estoy verdaderamente mal.
-Bueno, si no quieres nada me voy a mi cuarto - Le digo dando media vuelta. ¡Hasta la polla se me ha puesto tiesa!
-No espera, dime qué tal me queda esto. - Me quedo como un pasmarote con las manos cruzadas delante del paquete intentando disimular mi estado.
Se pone una faldita que más parece un cinturón ancho... ¡Joder! Si se agacha lo más mínimo se le ve hasta el paladar...
-¿No pretenderás salir así? ¡Se te ve todo! - Realmente me estoy poniendo frenético. Debería decirle que está de puta madre y salir de allí.
-Tienes razón. Un poquito corta ¿No?
-¿Un poquito? Bueno, es una forma de decirlo.
-Espera que busco otra cosa....
Sigue enredando en el armario. Con la cantidad de ropa que tiene no me extraña nada que se tire tres horas eligiendo...
Saca otra falda cortita, pero no tanto. Le queda que te cagas, Belén tiene un tipazo...
-Esa está muy bien - Le digo - Te queda fenomenal
-Si - Dice dándose una vuelta delante de mí - Pero esta blusa no pega.
Ni corta ni perezosa se quita la camisa. ¡Mamma mía! ¡No lleva sujetador! ¡Ni me había fijado! ¡Joder, qué tetas! No son grandes, son perfectas. Actúa como si yo no estuviera. Se ha quitado la falda, para no arrugarla dice. Está en braguitas delante de mí mientras busca un sujetador en un cajón. Saca uno que hace juego con las bragas, se lo pone y se me acerca...
-Abróchamelo, anda - Dice, como la cosa más natural del mundo. Me tiene a rojo vivo, creo que lo está haciendo a propósito. Nunca he visto a mi hermana en ropa interior, se cuida muy mucho de cambiarse en privado. Mucho menos le he visto las tetas. Lo sabe, así que no sé que pretende ahora.
Haciendo un esfuerzo doble, uno por salir de allí, otro por disimular como tengo el cacharro, le digo que me voy. Si esto sigue así me voy a tener que hacer la paja del siglo y no me apetece.
Me mira un momento y mira mi pantalón. Como es holgado, casi no se nota nada, pero creo que se ha dado cuenta de mi estado...
Sin embargo, no parece que tenga ganas de dejarme en paz...
-¿Vas a salir hoy? No me digas que te vas a quedar en casa un viernes...
¿Se lo estará pasando bien provocándome? Sigue en ropa interior, sigue estando buenísima y mi polla sigue empalmada a tope.
-No, no salgo. Tengo que estudiar y el domingo hay competición. Tengo que dormir bien este fin de semana.
-¡Siempre estás con el maldito judo! Que si tienes que estudiar, que si tienes que entrenar... ¡Eres más aburrido que una ostra! ¿Porqué no te vienes con nosotras?
-¿Con vosotras? ¿Y quienes sois vosotras?
-¡Pues mis amigas, que pareces tonto!
-¡Si, hombre! Yo solo con vosotras. ¡Mucho arroz para poco pollo! - Lo que me faltaba, solo con una panda de tías... Me devoran antes de empezar. Además, seguro que esta empieza con sus bromitas y con que no me como una rosca. Carnaza para ellas, seguro.
-Ni lo sueñes. Seguro que empezáis a meteros conmigo y me dais la nochecita.
Belén se pone simpática. Malo, malo. ¿Qué tramará?
-Venga, anda. Te prometo que no nos metemos contigo. No seas muermo. Necesitas oxigenarte un poco. ¿Qué más te da estudiar esta noche? Por un día no pasa nada y tienes todo el sábado para dormir.
La verdad es que me estaba apeteciendo. ¡Hace tanto que no salgo por ahí! No sé como lo hace pero mi hermana consigue de mi lo que quiere. De todas formas no las tengo todas conmigo.
Me voy a mi cuarto a vestirme. Tampoco me esmero demasiado en mi aspecto pero si me afeito y me ducho en un pis pas.
Al bajar al salón Belén me está esperando sentada en el sillón. Está imponente con su minifalda y su camiseta sin mangas. Se ha arreglado su melena castaña y fuma un cigarrillo de forma indolente...
-¿Ya estás? Fenómeno. Venga, vamos que he quedado dentro de un cuarto de hora.
-¿En mi coche?
-¡Claro! No querrás que vayamos en metro.
Ya decía yo. ¡Cuánta amabilidad! Lo que quería es que la llevara en mi coche. Si es que no escarmiento. ¡Que facilidad tienen las mujeres para aprovecharse de mí!
En fin, no voy a decir ahora que no, quedaría fatal. Cogemos mi buga, comprado con la beca de la federación y no vamos de farra. Bueno, de farra ella, que yo tengo que conducir.
Nos movemos por una zona de moda a las afueras de Madrid. Yo me empiezo a encabronar porque no hay quien aparque. Al final, dejo a Belén en la acera y yo me voy a casa Dios a dejar el puto coche. Cuando vuelvo, media hora después, está en un pub con sus amigas, la música a toda castaña e intentando ligar con unos tíos con pinta de metrosexual. Me miro en un espejo y, aunque no tengo nada que envidiar a esos tíos, no se fija en mí ni una tía.
La amigas de mi hermana me saludan con un ¡Hola!, ¿qué tal?, sin más y pasan olímpicamente de mí. Intento enrollarme con alguna pero tienen una habilidad cojonuda para darme de lado.
En fin, me quedo más solo que la una toda la noche, voy como un perrito faldero detrás de ellas mientras van de un pub a otro. Sólo me he tomado una cerveza y estoy de Tónicas hasta el culo. Vaya mierda de noche, si esto sigue así me piro a casa y que Belén se vuelva en taxi. Luego me dirá de todo pero me la pela.
Estoy por tomar la decisión cuando se forma un poco de bronca entre mi hermana, sus amigas y unos tíos que no dejan de dar la brasa. Me acerco y les digo que dejen en paz a las chicas, que no quieren saber nada de ellos. Se descojonan de mí, son cuatro o cinco, muy chulitos ellos.
Vuelvo a insistir todo lo educado que puedo, veo que llevan medio colocón y se quieren hacer los gallitos. No estoy de humor para payasadas, la cosa se va calentando. Dicen que son unas zorras, unas calientapollas, que si quieren rabo ellos les van a dar ración triple... Se están poniendo muy pesaditos... Uno de ellos coge del brazo a Belén y le intenta meter mano, está muy pasado...
Me voy para él y le separo de un empujón, antes de darme cuenta me han soltado un hostión en toda la cara y me tumban patas arriba. Ya no veo nada, me levanto como un rayo y uno de ellos ya está en el suelo hecho polvo. Al segundo le rompo el codo con una luxación, no lo va a volver a mover bien en su vida. Al tercero le marco un Morote que da con sus huesos por tierra, por si acaso le piso la cabeza, le machaco la nariz. Del cuarto y quinto me deshago en un periquete.
La escena es un tanto dantesca, un par de narices rotas, un par de codos, alguna costilla... Y los gorilas de los pubs que se acercan a ver que pasa. Salimos de allí por patas, seguro que los municipales están a punto de llegar. Se jodió todo. Las amigas de mi hermana desaparecen en taxi, nosotros tenemos que andar, casi correr, durante un cuarto de hora hasta llegar al coche.
Nadie nos sigue, Belén está medio cagada del susto. Yo voy con la cara señalada pero poca cosa. ¡Los hay gilipollas!. Por fin llegamos al coche y salimos zumbando. Son las 4 de la mañana. Vaya nochecita. No tardamos demasiado en llegar a casa. Mi hermana no ha abierto el pico en todo el viaje, parece que se ha quedado impresionada. Yo tampoco tengo nada que decir. Bueno, si le diría que porqué van provocando por ahí, pero no merece la pena. Bastante mal lo ha pasado la pobre.
Llegamos a casa sin problemas. No creo que venga nadie a buscarnos. Eso sí, por esa zona no podemos volver en una buena temporada. Acompaño a Belén a su cuarto, está fumando toda nerviosa...
-Quédate un momento Luis, no me dejes sola ahora...
Me espero sentado en su cama mientras ella está en el baño. Tarda un rato, se debe de estar desmaquillando. Cuando sale me quedo embobado mirando. Lleva un camisón corto, debajo se le transparentan algo las bragas. Naturalmente se ha quitado el sujetador. Tiene la cara limpia y el pelo recogido en una coleta. Está preciosa.
Se sienta a mi lado y enciende otro pitillo.
-¡Vaya gilipollas! - Es lo primero que me dice. No se si se refiere a mí o a los tarados que acabo de hostiar. -No sé porqué los tíos, en cuanto se os dice la mínima, os creéis con derecho a todo. ¡Que panda de imbéciles! Si no llegas a estar tu, no se que hubiera pasado.
Me siento halagado. Es la primera vez que mi hermana se muestra agradecida conmigo.
-¡Vaya paliza les has dado! ¡Y eran cinco! No sabía que eso del judo sirviera para tanto...
Apaga el cigarrillo, se vuelve y me abraza. Recuesta la cabeza en mi hombro. Noto sus tetas en mi pecho, no se que hacer, a falta de nada mejor, le doy palmaditas en la espalda. Ella me acaricia la nuca, me está poniendo nervioso pero prefiero que no note nada...
Cada vez se está apretando más a mí, no sé si lo hace a propósito o no... Me suspira al lado de la oreja... Es mi hermana, es mi hermana, es mi hermana, no dejo de repetirme...
Su caricia se hace más intensa, me está besando el cuello ¡Joder como me está poniendo! Como quien no quiere la cosa se va situando de frente a mí, se me ha sentado encima. No sé si decir algo, levantarme o quedarme quieto. En esta postura tiene que notar mi polla como un garrote. No dice nada ¿A que juega? Sus caricias en mi pelo me están poniendo a cien, ni contar los besos en el cuello.
Ahora se ha lanzado a por una oreja, me la está chupando, me muerde el lóbulo, me mete la lengua en el oído. Dios, Dios, Dios. ¡Me está poniendo a mil!
-Belén, Belén, quieta. ¡Estate quieta! -¿Soy yo el que he dicho esto? ¡Si estoy deseando lo contrario!
-Ssssssshhhhh. No hables - Y me besa en la boca. Reacciono, ¿De que va esta tía? Me pongo de pie de un salto
-¡Oye Belén! ¡¿Se puede saber qué haces?!
-Te necesito Luis, te necesito- Se pone de pie también y me vuelve a besar. Su lengua intenta abrir mis labios, me los muerde, me abraza muy fuerte.
¿Qué me necesita? ¿Por qué?. Nunca me ha necesitado para nada, solo para llevarla en coche o para subirle una cremallera.
De todas formas, hoy ha sido un día raro. Se me ha puesto medio en pelotas delante de mí, seguro que sabía que los pantalones no le entraban. ¿Porqué me quería poner cachondo? Estoy hecho un lío, y muy caliente, estoy a punto de hervir, a punto de caramelo. ¡Ella lo sabe! También sabe que me tiene a su merced. ¡Pero que cabronas son las tías!
Intento volver a resistirme. ¿De donde saco las fuerzas? No se. Solo sé que si la dejo hacer me lleva al huerto.
-Oye Belén - Le digo muy cariñoso. Tienes a todos los chicos que te de la gana como para andar enrollándote conmigo. No me parece muy normal. Eres una chica preciosa, puedes escoger a quien quieras...
-Por eso. Te escojo a ti. - Hale, te cagas. ¡A esta tía las consideraciones morales se la traen al pairo!
-Si, Belén. Pero yo no estoy disponible. Soy Luis.
-Ya sé que eres Luis, pero eres al que quiero. - ¡Coño, esta tía es de lo más cabezota!
-Vamos a ver. ¿Desde cuando me quieres? ¿Es por lo de esta noche?
-No, hombre. Te quiero de siempre. Siempre he querido estar contigo. Cada vez que te decía que eras un muermo y un coñazo, todo eso, era para que te interesaras por mi.
¡Vaya chorrada acaba de soltarme! Debe de ser que no entiendo a las tías para nada. Si me están vacilando, no me intereso por quien me vacila, menos mi hermana.
¡Joder! No ha tardado ni un segundo en volver a besarme. Me intenta abrir los labios... Ha cogido una de mis manos y la ha llevado hasta sus tetas. Ahora entiendo la palabra turgente. Así son sus pechos, turgentes. Más blandos de lo que parecen, suaves, tersos. No tan blandos, no sé describir exactamente como son. También son los primeros que toco.
Me está desabrochando el cinturón y el botón de los pantalones, en un momento ha metido la mano por mis calzoncillos y ha agarrado mi rabo. ¡Qué sensación! Abro mis labios y busco su lengua, está rugosilla, tiene un regusto a tabaco pero me encanta. Muerdo sus labios con cuidado... ¡Al diablo la moral!
Me está bajando los pantalones, mientras tira de ellos, cojo su camisón y se lo saco por la cabeza. Sigo de pie mientras empieza a besarme la polla, le da lengüetazos, se la mete en la boca, me la chupa... Jamás me la han mamado, la sensación es la leche, su boca está caliente, me empiezan a temblar las piernas... Me corro, lleno su boca de semen, me mira, se lo está tragando, sigue aspirando con fuerza... No he tardado ni un minuto en soltarlo todo. Si esta es mi capacidad con las mujeres, mejor me retiro del oficio.
Se levanta y me besa, esto sabe a polla, pero viniendo de ella me encana. Se tumba en la cama y me atrae hacia ella. Me quito la camisa y la abrazo. Otra sensación maravillosa, sentir sus tetas directamente sobre la piel de mi pecho. La beso con ganas, con pasión, le muerdo el cuello y las orejas... Enseguida me dirijo a su pecho. Me hace gracia la marca del biquini, parece que lo lleva puesto.
Sus pezones son pequeñitos, rugosillos, enseguida se han puesto tiesos... Belén está suspirando, parece que le gusta... A mi más. Mientras le como las tetas le acaricio las piernas, tiene unos muslos de ensueño, bastante duros y firmes, me encantan. Le sobo el culo, ese culo que esta tarde me llamó tanto la atención, es suave, blando y duro a la vez... Le bajo las bragas, llego a su cueva que acaricio sin entrar. Solo este gesto hace que me vuelva a empalmar.
Reprimo mis ganas de metérsela, no sé si quiere, nunca he follado. Prefiero comerme su coñito como ella me la ha comido a mí. El olor es sumamente excitante, me atrae como la miel a las moscas. Lo beso, ella suspira, meto la lengua... Belén gime, mueve sus caderas, me acaricia el pelo... De su hoyito sale una humedad maravillosa, no se describir su sabor pero me pone como una moto. Intento mover muy rápido la lengua y parece que le gusta, cada vez se agita más. Encuentro lo que supongo es su clítoris, lo chupo con cuidado pero con firmeza, ella está levantando el culo de la cama como si me follara la cara, gime más fuerte, yo chupo más y más, le meto un dedo y lo froto por dentro, se retuerce, arquea mucho la espalda y se corre, que gozada verla correrse así...
-AAAAHHHHHHH, AAHHHHHH, AAAAAHHHHH
Estoy a punto de volverme a correr, ¡joder! ¡No aguanto nada! Me incorporo sobre ella, nos volvemos a besar, ahora sabe a coño, a polla y a tabaco ¡Vaya mezcla! Me acaricia un poco el nabo y me corro sin remedio. ¡Si es que estoy más excitado que la leche! La he puesto perdida de semen pero parece que no le importa.
Se me han bajado mucho los humos pero sigo queriendo penetrarla. Lo malo es que mi chisme no parece responder a mis deseos, la tengo morcillona, solo deseo que se empalme otra vez, cuanto más lo pienso menos funciona...
-Relájate cariño, tranquilo... -
¿Me ha llamado cariño? Esto ya es lo más. Me da la vuelta en la cama y se pone encima de mí. Me besa, me acaricia, le sobo las tetas, el culo... Esto sigue igual, me está entrando un yuyu de la hostia. No se desanima, va besándome el pecho, la tripa... Me coge el nabo y lo chupa, me lo está volviendo a mamar ¡UF! ¡Que gozada! Un cosquilleo me arruga las pelotas... No sé si es una experta o no pero me está encantando.
Se gira ofreciéndome su tesoro, lo chupo, juego con la lengua, cuando le meto el dedo gime con mi polla en la boca... Me olvido de todo lo que no sea su almeja, su culito sonrosado... Cuando me doy cuenta, vuelvo a tener una erección de campeonato... Se da otra vuelta, echo de menos ese coñito que me estaba comiendo, aquí la que manda es ella. No dice nada pero hace todo, yo solo me dejo llevar.
Se ha puesto a horcajadas encima de mí, ha cogido mi miembro con una mano y se lo está metiendo, sentándose poco a poco, sujetándose con las rodillas. Me mira un momento y sonríe, cierra los ojos, pone cara de gusto ¡La que tendré yo! Esto es un éxtasis maravilloso. Falta un poquito por meter pero ya he llegado al fondo de Belén. Intento introducirme más, parece que le duele, se tumba encima, me cabalga, se frota contra mí, sus tetas se estampan en mi pecho, ya he dicho que me encanta la sensación. Cuando se levanta un poco, rebotan al son de sus acometidas. Se vuelve a tumbar, se mueve mucho más rápido, acelera y acelera como una loca, está gimiendo muy fuerte, me muerde el hombro, me abraza fortísimo, se tensa entera y al cabo de unos segundos se relaja, está toda sudada...
Intenta recuperar el resuello con la cara metida entre mi cuello y el hombro, se incorpora con mi polla tiesa aún dentro del coño, se aparta el pelo de la cara y me sonríe. Se mueve muy despacito de adelante a atrás moviendo solo las caderas. Se inclina sobre mí, me muerde los labios, le devuelvo los mordiscos. Juego con sus pezones, siguen estando tiesos, me encantan...
Sin decir ni mu se saca mi rabo, lo apunta a su ojete y vuelve a sentarse sobre él. Pone cara de esfuerzo, casi de dolor... Se levanta de la cama y me deja allí plantado
-¿A dónde vas? - Le pregunto asombrado
-Espera, no te muevas.
Se mete en el cuarto de baño y sale con un bote de crema. Me embadurna la polla y se echa también en el culo. Se sienta sobre mí, vuelve a intentar metérsela en el trasero... Parece que ahora funciona, su cara me parece más de puta que de otra cosa. Pienso en cuántas veces habrá hecho esto y con quién... Me está destrozando la polla, me va a romper el frenillo, estoy sintiendo más dolor que gusto... Aprieto los dientes, no quiero que lo deje, le sujeto las nalgas con las manos, intento que vaya más despacio... Por fin se ha ensartado enterita, menos mal... Está quieta, mejor, supongo que los dos nos hemos de acostumbrar el uno al otro.
Empieza a botar, lo hace despacito, mejor, sino me destroza. Está incorporada, se está haciendo una paja mientras me folla, le sobo las tetas, quiero comérselas pero no se acerca...
Se levanta poniéndose a cuatro patas...
-¡Métemela Luis! ¡Venga, no te pares!
Me pongo detrás de ella y se la enchufo, despacito que todavía estoy escocido. Con la crema entra bastante bien. Cada vez voy más rápido, casi me da flato, me tumbo sobre ella y soy yo el que le mete un par de dedos por el coño. Mueve el culo de forma enloquecedora, de adelante a atrás, lo gira, me está haciendo ver las estrellas... Creo que se va a correr, se agita debajo de mi como una loca. Acelero más para intentar coincidir con ella, no es fácil, me canso mucho...
De repente se deja caer tumbada boca abajo, me arrastra con ella, gime muy fuerte mientras muerde la almohada...
-MMMMMFFFFFFF, MMMMFFFFFFFFF, AAAAAHHHHHHH
Me quita la mano del coño, me la aprieta muy fuerte con la tensión de su orgasmo y yo me corro dentro del culo de Belén. Su esfínter me aprieta la base del nabo a golpecitos mientras descargo todo... Me quedo hecho polvo sobre su espalda, estamos empapados de sudor... Me aparta suavemente, estoy agotado, nos tapamos con las mantas mientras me da un beso.
-Buenas noches Luis.
-Buenas noches.
Se queda dormida enseguida, yo estoy pensando en lo que ha pasado. Al cabo de un rato me voy a mi cuarto, no sé si mis padres están en casa, mejor no arriesgarse.
No puedo dormir. ¿Me ha utilizado mi hermana? ¿Me quiere de verdad? ¿Volverá a follar conmigo? ¿Se lo contará a sus amigas? ¿Les dirá que su hermano es un pringado y que se le puede manejar como una quiera?
No se... Me gustaría que por la mañana Belén me aclarara las cosas, a lo mejor me hace cambiar de idea con respecto a las mujeres. De momento soñaré con el primer polvo de mi vida.