Mis vecinos (4)
Ultimo capitulo del relato
Mis relaciones con Paloma cada vez iban mejor. Casi todos los días la usaba. Un viernes la avise que el día siguiente tenia cosas que hacer y que no la vería y posiblemente el domingo tampoco.
El domingo montado en mi coche me aposte en la puerta del garaje y espere a que Carlos saliera a correr. Puntual como un reloj vi salir el automóvil de soplagaitas. Le fui siguiendo, paso de largo por el parque donde decía que corría. Siguió hasta una zona de descampados relativamente cerca del barrio, era una zona de cruising. Estaciono el vehículo y comenzó a dar un paseo. Había varios tipos que hacían lo mismo y poco a poco vi cómo se iban emparejando. Carlos también lo hizo y desapareció entre los árboles.
Me acerque con cuidado sabiendo lo que me iba a encontrar. Un tipo apoyado en el tronco de un árbol y Carlos arrodillado comiéndole la polla. Saque varias fotos con el móvil, especialmente cuando recibió la lechada en la cara. Luego cambiaron las posiciones y el tipo le hizo una mamada. Mire las fotos en el visor y aunque no eran de muy buena calidad podrían servir. Esa mañana ya no “ligó” más y se marchó, volví a seguirle hasta que llego a casa. El sábado pasó sin más novedades.
El domingo siguiente repetí la operación pero esta vez me lleve la cámara de fotos. Llegamos al mismo sitio y rápidamente se lio con un hombre de unos 60 años, me dio la impresión que no era la primera vez que estaban juntos.
Carlos comenzó a mamarle la verga. Una vez que la puso dura, se quitó el pantalón del chándal y se puso a cuatro patas. El tipo se la metió con poca dificultad. A Carlos se le puso dura la polla al momento. Saque muchas fotos que esta vez sí quedaron perfectas y entendí muchas cosas, el tipo era gay sin salir del armario y por mantener las apariencias se casó con Paloma.
Los días siguientes me hice atender por mi perra a primera hora de la tarde y vigile a Carlos a la salida del trabajo, Terminaba a las 19 horas y hasta las 21 no iba a casa. De la tienda solía ir a un centro comercial y trataba de buscar algún rollete en los baños. El tema estaba claro.
El sábado siguiente le espere en el garaje.
-Hola vecino –me saludo-
-Hola –respondí secamente y le tendí un sobre con unas cuantas fotos-
Al verlas se puso a llorar directamente.
-A mi casa –le dije-
Sin decir nada se dirigió al ascensor. Una vez entramos y ya algo mas calmado me pregunto:
-¿Qué quieres?
-Vas a ser un buen chico y harás todo lo que te mande.
-Lo que quieras pero que Paloma no se entere por favor.
-Yo hare lo que quiera y tú solo lo acataras y que tu mujer se entere o no solo depende de lo que yo decida. ¿Está claro?
-Sí, Julio.
-Desnúdate.
Cuando termino no deje de admirar su cuerpo, Era un cuerpo bonito, cuidado, bien musculado sin exageraciones, con poco vello, se notaba el gimnasio que hacía en la hora de la comida. Di un par de vueltas viéndolo y sopesándolo como si fuese un animal, quería que notara ese examen.
Debo confesar que hacía mucho tiempo que no estaba con un hombre, cuando era joven si me relacionaba con otros chicos, claramente yo era bisexual pero por las circunstancia personales fui dejando poco a poco este tipo de relaciones.
-Quítame la ropa.
Inmediatamente lo hizo. Era un gay pasivo y además sumiso, aparte de que le tenía agarrado por los huevos, metafóricamente
-Ahora me vas a hacer una mamada.
Sin decir nada se arrodillo y empezó a tocarme la verga y con la otra mano los huevos. Me miro a los ojos y vi su cara de anhelo, deseo y al mismo tiempo roja de vergüenza por ser descubierto. Se la metió en la boca y comenzó a succionar. El cornudo lo hacía bien.
No tarde mucho en estar a tono. Me separe de él y le di un par de bofetadas para que hubiera duda de quien mandaba. Casi obtuvo una erección completa.
Le agarre del pelo y con cierta violencia le lleve al sofá. Le senté y yo me subí en el sillón. Se la metí en la boca y comencé a follarle la boca, sujetándole con una mano la cabeza para que no pudiera moverla, realmente le estaba follando la boca.
Profundizaba hasta la garganta, si estaba acostumbrado el soplagaitas que no le dieron ni siquiera arcadas. Me corrí en su boca y se tragó todo el semen.
Me baje del sofá y le ordene que me limpiara la verga, cosa que hizo gustoso. Su polla esta dura como una piedra.
-Mastúrbate para mí –le dije-
Sin decir palabra comenzó la tarea. Gimió rápidamente, señal de que estaba muy excitado. No tardó mucho en correrse.
Aunque trato de su leche no fuera al suelo, algo si cayó.
-Límpiate la mano, cerdo –le ordene-
Termino y le agarre del pelo para bajarle de sillón.
-Cerdo, tengo de mear, abre la boca –le dije-
Vi su cara de asco.
-Por favor –suplico-
Me quede mirándole y le di otro par de bofetadas.
Abrió todo lo que pudo la boca y comencé a orinarme. Se le lleno.
-Traga –ordene-
Se lo fue tragando pero parte fue al suelo. Cuando termine le dije:
-Ahora limpia el suelo.
Sin dudarlo paso la lengua por el suelo mojado de semen y meados.
Una vez que terminó la limpieza y siguiendo de rodillas en el suelo le hable.
-Estarás siempre a mi disposición para lo que quiera de ti.
Mientras tanto busque su móvil y me hice una llamada perdida para tener el número.
-Y si no ya sabes lo que te espera. ¿De acuerdo?
-Si –dijo en hilo de voz-
-Ahora vete y sigue con tu rutina, no quiero verte por casa fuera de tu horario habitual.
Se fue vistiendo, bueno ponerse el chándal, por lo que no tardo mucho. Ya en la puerta se me ocurrió una cosa.
-Todos los días cuando vayas a llegar a casa por la noche me enviaras un whatsapp contándome como te ha ido el día, si has ligado en los aseos, las veces que te masturbas, cuando follas con tu mujer, bueno ya sabes, todo.
oo0oo
Habían pasado unos 15 días desde el sometimiento del soplagaitas, mi perra me daba muchas satisfacciones y el soplagaitas de su marido también me alegraba la vida, algo menos porque no le usaba a diario como a ella.
Carlos tenía una vida sexual muy activa según me contaba en los whatsapp que me enviaba, el soplagaitas se estaba desmelenando. Yo aún lo le había penetrado ya estaba esperando un momento especial.
Aquel domingo la use de forma muy placentera y follándola por el culo, cosa que no hacía con frecuencia ya que no quería que el ano estuviera muy abierto ya me disfrutaba mucho abriéndolo y la perra también lo hacía ya que se acostumbró al placer posterior al poco dolor que le provocaba la penetración. Estaba contenta y parecía feliz. Tome una decisión sobre un tema que llevaba madurando algún tiempo.
Preparé las cosas para el siguiente fin de semana. Paloma pasó casi todo el día en mi casa, comimos juntos, hicimos la siesta y le procure unos cuantos orgasmos. A media tarde dirigí el tema al terreno que me interesaba.
-Paloma creo que ha llegado el momento de que te vengas a vivir aquí –le dije-
Me miro con los ojos muy abiertos y con cara de no creerse lo que había oído.
-Me encanta la idea –contesto- pero que hacemos con el cornudo.
-Está previsto, no te preocupes.
-¡Qué cabrón eres!
Mande un mensaje a Carlos.
“Cuando llegues pasa primero por mi casa, la puerta estará abierta”
Poco antes de la hora en que llegaría el soplagaitas, dije a Paloma:
-Arrodíllate.
Le puse un collar de perro con su correspondiente cadena. La lleve de paseo por el salón y el pasillo. Volvimos al salón y me senté en el sofá. Le mostré la verga y se acercó a comérmela.
En esto estábamos cuando oi la puerta, Carlos ya estaba en casa. Me quede mirando hacia la entrada, cuando nos vio se quedó parado, aunque aún no sabía quién era la mujer.
-Hola –dijo en voz baja-
-Mira quien ha venido, perra.
Paloma se giró y se quedó estupefacta cuando vio a su marido, claro que la cara de Carlos no era para menos.
-¿Pero qué es esto? –Pregunto Carlos-
-Te presento a mi perra –dije yo-
Paloma guardo silencio pero no supe identificar los sentimientos que reflejaba su cara.
-¿Cómo has podido hacerme esto, Paloma? –inquirió-
-Déjame en paz cornudo –respondió-
-La situación, soplagaitas, es sencilla –intervine yo- Tu mujer, bueno debería decir tu ex ha decidido, a solicitud mía, venirse a vivir conmigo.
-Pero, pero –trataba decir algo-
-Silencio –ordene- Carlos tienes dos opciones, una el divorcio y la otra incorporarte a mi servicio, pero en ambos casos firmaras los papeles del divorcio y si elijes la segunda los guardare hasta que convenga que os divorciéis.
No dijo nada, parecía que estaba evaluando la situación, por lo que se me ocurrió una cosa.
-Vete al baño, piénsalo si optas por quedarte preséntate desnudo ante nosotros, tienes cinco minutos.
Fue lentamente hacia el baño. Estando ya solos, Paloma me dijo:
-Podías haberme avisado de tus intenciones. Casi me muero del susto.
-La primera impresión es importante, pero te vas llevar una sorpresa y entenderás muchas cosas del cornudo.
Le fui comentando y enseñando las fotos de las actividades de su marido. También le mostré los whatsapp que me enviaba. Paloma no decía nada. Cuando terminamos habló.
-Eres un auténtico cabrón, “mi cabrón”
La sonreí y acaricie el pelo. Volví a ponerla a cuatro patas, le dije que era para que Carlos viera lo buena sumisa que era.
Casi estaba terminando el plazo concedido cuando aprecio Carlos desnudo.
Yo estaba de pie con la cadena de la perra en la mano.
-Que te quede muy claro como es la situación –comencé a decirle- Yo soy el dueño y señor de ambos. Tu Carlos, desde ahora conocido como el soplagaitas o el cornudo, además de ser mío, eres también esclavo de Paloma, mi perra. Hará lo que quiera contigo.
-Si Amo –contesto-
Mire a la mujer y vi que sonreía. Solté la cadena y me acerque.
-La perra ¿qué es? –pregunte-
-Mi Ama.
-Y si es tu Señora y está a cuatro patas ¿Qué haces tu de pie? –le dije mientras que le daba una bofetada.
Inmediatamente se puso a cuatro patas y lo le di una patada tirándole al suelo.
-Si ella está a cuatro patas, su esclavo como ¿debe estar?
-Por debajo de su Dueña –respondió tumbándose en el suelo-
-Perfecto –dije yo- ponte boca arriba.
Acerque a Paloma para que le viera bien.
-Fíjate –le dije- si es sumiso que solo con lo que ha pasado hasta ahora como tiene la polla.
La tenía semi erecta.
-Ya lo veo, Julio.
Y dirigiéndose a Carlos le dijo:
-Me vas a pagar todos los años que me has tenido sin saber lo que es el sexo, cornudo.
Dicho este le retorció los testículos hasta que grito.
Le dije que se incorporara y a Carlos que se pusiera a cuatro patas. Le separe las nalgas.
-Mira su culo lo tiene mucho más abierto que tú, ha tragado muchas veces pollas.
-Es verdad, así no le dolerá pero tampoco será tan placentero como cuando te follas mi culo.
-No lo sé, porque lo se la he metido, pero seguro que no tiene comparación con mi perra.
Cogí una cuerda y ate las manos del soplagaitas por la espalda, con lo que se tenía que sujetar poniendo la cabeza en el suelo.
Me lleve a Paloma hacia un mueble y saque del cajón un arnés.
-Póntelo y toma posesión de tu propiedad. –le dije-
Le ayude a ponerse el arnés que tenía un pieza para que ella se la metiera en la vagina y una protuberancia para el clítoris.
Se acerco al cornudo y apoyo la punta del consolador en el ano. Comenzó a empujar y lentamente fue entrando hasta la mitad.
-No entra más –me dijo-
-Si entra, lo que tienes que hacer es dar un golpe seco de riñones para que le entre entero.
Así lo hizo, Carlos grito de dolor como yo esperaba que sucediera.
-Si te duele te aguantas, cornudo –dijo Paloma-
Comenzó a bombear, lento, se veía su nula experiencia en el uso del artilugio, ya aprendería. Al poco me fije y la polla del esclavo esta dura.
Le dije a Paloma que lo comprobó con la mano.
-La tiene más dura que cuando pretendía follarme –me dijo- ¿Te gusta esto eh?
-Si mi Señora me gusta –respondió-
De repente Paloma saco en arnés y vino hacia mi. Hablándome al oído me hizo unas preguntas. Luego volvió a ponerse dentaras de su marido e inicio de nuevo la penetración anal del cornudo.
Esta vez le costó menos trabajo y comenzó a bombearle
-Como te gusta tanto que te den por culo –le dijo- quiero que te corras solo con la follada.
-Como quiera Ama, aunque no sé si seré capaz.
La escena me puso como una moto, así que decir follarme el culo a Paloma. Se la metí con cuidado pero su esfínter ya dilataba fácilmente.
La sumisa se olvido de su marido y comenzó a mover el culo sobre mi verga pero mis empujones servían para follar el culo del cornudo.
Los dos nos corrimos casi al mismo tiempo. El soplagaitas no lo consiguió con gran disgusto de Paloma.
-Punto perro cornudo –le dijo no eres capaz de satisfacer a tu dueña.
Permaneció en silencio y mirando al suelo avergonzado.
Agarre a Carlos del pelo y le puse con la cabeza apoyada en la mesa. Seguía con las manos atadas a la espalda, le separe las piernas. De su pantalón cogí el cinto, que era de cuero, y se lo ofrecí a Paloma.
Se acerco y le paso por la espalda y las nalgas la punta del cinto.
-Te voy a castigar cornudo desobediente –le dijo- Quiero que cuentes los azotes.
Le aplico primer correazo en las nalgas, no muy fuerte. Le dije al oído que tenía que ser más dura.
La fui dirigiendo para que el castigo fuera largo y no lastimara al perro. No dejaba de gritar y de suplicar que parase. Le oí contar correazos hasta 28 y decidí que era sufriente ya que Paloma hubiera seguido.
Cayó al suelo retorciéndose.
-Para se la primera vez, está bien el castigo –le dije- ya tendrás otras oportunidades y te iré enseñándote.
-Ahora haremos que se corra –proseguí- ya que no tendrá muchas ocasiones para hacerlo si a ti te parece bien.
-Lo que tu digas, Julio.
-Soplagaitas ponte a cuatro patas –grite-
Temeroso, Carlos, obedeció inmediatamente.
No dejes de mirar su polla le dije a mi sumisa, su ama.
Poniéndome en posición le penetre de un solo envite. Se quejo de dolor, supongo, por lo que le di varios azotes en su rojo culo. Paloma me miro sorprendida pero me sonrió.
Comencé con el mete saca, salía hasta el borde de su ano y metía de un solo golpe.
-No te jode el cornudo, se le ha puesto dura –oí a Paloma-
Por señas le indique que le masturbara.
-Por tu bien espero que no te corras antes que yo puto.
-Si Amo –contesto.
Seguí fallándole, me costó un poco más de tiempo llegar al orgasmo por las corridas previas. El perro estuvo a punto bastante antes que yo, pero por magnificencia de su ama que controlo la masturbación no lo hizo hasta que yo me corrí.
En el suelo había una buena cantidad de leche.
-Eres un cerdo, limpia lo que has manchado.
Con la lengua comenzó a lamer todo el semen derramado. Una vez que termino y con los dos de rodillas dije:
-Mi polla esta sucia ¿quién quiere limpiarla?
Evidentemente se ofrecieron los dos. Así que les deje hacer a ambos.
Ya con la verga limpia me entraron ganas de orinar.
-Soplagaitas tengo ganas de mear.
Se acerco y se puso en posición. Orine en su boca mientras que iba tangándoselo. Paloma nos miraba con estupefacción pero no dejo de hacerlo. Me la seco y limpio.
Cuando termine, sin decirle nada se puso a limpiar el suelo de las gotas que habían caído.
Mi perra se me acerco y me dijo al oído:
-Yo también tengo ganas, ¿puedo?
-Es tuyo puedes hacer lo que quieras con él.
Le explique cuál era la forma más cómoda de hacerlo.
-Cornudo tu ama necesita un wáter.
Carlos se le aproximo y se puso en posición.
-Así no cornudo. Acaso no sabes cómo lo hacemos las señoras.
Le agarro del pelo y lo tumbo en el suelo.
Se puso en cuclillas sobre la boca del esclavo y comenzó a mearle. Esta vez desperdicio menos cantidad pero no importaba ya que luego tendría que secar el suelo.
Cuando mi perra termino le acerco el coño y le ordeno:
-Limpia y seca mi coño de los restos.
Reposamos unos minutos y pregunte al sumiso:
-Carlos conocido como el soplagaitas y el cornudo después de lo que ha sucedido aquí te voy a preguntar por última vez ¿Quieres irte y salir de nuestras vidas o quedarte y pagar por todo el daño que has hecho a tu ex, Paloma, mi perra sumisa?
Tardo unos segundos en contestar, se lo pensaba, eso me pareció bien.
-Me quedo si mi Ama lo desea y me acepta como su esclavo.
-De acuerdo, quédate –contesto Paloma-
Pasaron tres o cuatro días yo había hablado con Paloma sobre el tratamiento que debía recibir Carlos, en el que nos pusimos de acuerdo.
Ese día cuando vino de trabajar se presento como siempre desnudo ante sus amos.
-Como has aumentado tus actividades sexuales desde que te saque del armario –le dije- Hemos decidido evitarlo.
Le mostré una funda para pene CB, era una sucesión de varios anillos metálicos que impedía que pudiera masturbarse y en caso de que tuviera un erección, le dolería y ya se preocuparía de no tenerla.
-Un amigo mío le ha incorporado un pequeño GPS para saber donde estas y donde vas, ya sabes que solo puedes salir para ir a trabajar.
Dicho esto le puse la funda.
-Como te gusta ser una hembra –dijo Paloma- he decido concederte el placer de conviertas en una. Mañana iremos al médico para que inicies un tratamiento hormonal para que vaya feminizándote poco a poco. Cuando lo merezcas te pondremos pechos y quien sabe que más.
No dijo nada. Se arrodillo y comenzó a besar los pies de su Ama.
FIN DE LA SERIE.
Mis relaciones con Paloma cada vez iban mejor. Casi todos los días la usaba. Un viernes la avise que el día siguiente tenia cosas que hacer y que no la vería y posiblemente el domingo tampoco.
El domingo montado en mi coche me aposte en la puerta del garaje y espere a que Carlos saliera a correr. Puntual como un reloj vi salir el automóvil de soplagaitas. Le fui siguiendo, paso de largo por el parque donde decía que corría. Siguió hasta una zona de descampados relativamente cerca del barrio, era una zona de cruising. Estaciono el vehículo y comenzó a dar un paseo. Había varios tipos que hacían lo mismo y poco a poco vi cómo se iban emparejando. Carlos también lo hizo y desapareció entre los árboles.
Me acerque con cuidado sabiendo lo que me iba a encontrar. Un tipo apoyado en el tronco de un árbol y Carlos arrodillado comiéndole la polla. Saque varias fotos con el móvil, especialmente cuando recibió la lechada en la cara. Luego cambiaron las posiciones y el tipo le hizo una mamada. Mire las fotos en el visor y aunque no eran de muy buena calidad podrían servir. Esa mañana ya no “ligó” más y se marchó, volví a seguirle hasta que llego a casa. El sábado pasó sin más novedades.
El domingo siguiente repetí la operación pero esta vez me lleve la cámara de fotos. Llegamos al mismo sitio y rápidamente se lio con un hombre de unos 60 años, me dio la impresión que no era la primera vez que estaban juntos.
Carlos comenzó a mamarle la verga. Una vez que la puso dura, se quitó el pantalón del chándal y se puso a cuatro patas. El tipo se la metió con poca dificultad. A Carlos se le puso dura la polla al momento. Saque muchas fotos que esta vez sí quedaron perfectas y entendí muchas cosas, el tipo era gay sin salir del armario y por mantener las apariencias se casó con Paloma.
Los días siguientes me hice atender por mi perra a primera hora de la tarde y vigile a Carlos a la salida del trabajo, Terminaba a las 19 horas y hasta las 21 no iba a casa. De la tienda solía ir a un centro comercial y trataba de buscar algún rollete en los baños. El tema estaba claro.
El sábado siguiente le espere en el garaje.
-Hola vecino –me saludo-
-Hola –respondí secamente y le tendí un sobre con unas cuantas fotos-
Al verlas se puso a llorar directamente.
-A mi casa –le dije-
Sin decir nada se dirigió al ascensor. Una vez entramos y ya algo mas calmado me pregunto:
-¿Qué quieres?
-Vas a ser un buen chico y harás todo lo que te mande.
-Lo que quieras pero que Paloma no se entere por favor.
-Yo hare lo que quiera y tú solo lo acataras y que tu mujer se entere o no solo depende de lo que yo decida. ¿Está claro?
-Sí, Julio.
-Desnúdate.
Cuando termino no deje de admirar su cuerpo, Era un cuerpo bonito, cuidado, bien musculado sin exageraciones, con poco vello, se notaba el gimnasio que hacía en la hora de la comida. Di un par de vueltas viéndolo y sopesándolo como si fuese un animal, quería que notara ese examen.
Debo confesar que hacía mucho tiempo que no estaba con un hombre, cuando era joven si me relacionaba con otros chicos, claramente yo era bisexual pero por las circunstancia personales fui dejando poco a poco este tipo de relaciones.
-Quítame la ropa.
Inmediatamente lo hizo. Era un gay pasivo y además sumiso, aparte de que le tenía agarrado por los huevos, metafóricamente
-Ahora me vas a hacer una mamada.
Sin decir nada se arrodillo y empezó a tocarme la verga y con la otra mano los huevos. Me miro a los ojos y vi su cara de anhelo, deseo y al mismo tiempo roja de vergüenza por ser descubierto. Se la metió en la boca y comenzó a succionar. El cornudo lo hacía bien.
No tarde mucho en estar a tono. Me separe de él y le di un par de bofetadas para que hubiera duda de quien mandaba. Casi obtuvo una erección completa.
Le agarre del pelo y con cierta violencia le lleve al sofá. Le senté y yo me subí en el sillón. Se la metí en la boca y comencé a follarle la boca, sujetándole con una mano la cabeza para que no pudiera moverla, realmente le estaba follando la boca.
Profundizaba hasta la garganta, si estaba acostumbrado el soplagaitas que no le dieron ni siquiera arcadas. Me corrí en su boca y se tragó todo el semen.
Me baje del sofá y le ordene que me limpiara la verga, cosa que hizo gustoso. Su polla esta dura como una piedra.
-Mastúrbate para mí –le dije-
Sin decir palabra comenzó la tarea. Gimió rápidamente, señal de que estaba muy excitado. No tardó mucho en correrse.
Aunque trato de su leche no fuera al suelo, algo si cayó.
-Límpiate la mano, cerdo –le ordene-
Termino y le agarre del pelo para bajarle de sillón.
-Cerdo, tengo de mear, abre la boca –le dije-
Vi su cara de asco.
-Por favor –suplico-
Me quede mirándole y le di otro par de bofetadas.
Abrió todo lo que pudo la boca y comencé a orinarme. Se le lleno.
-Traga –ordene-
Se lo fue tragando pero parte fue al suelo. Cuando termine le dije:
-Ahora limpia el suelo.
Sin dudarlo paso la lengua por el suelo mojado de semen y meados.
Una vez que terminó la limpieza y siguiendo de rodillas en el suelo le hable.
-Estarás siempre a mi disposición para lo que quiera de ti.
Mientras tanto busque su móvil y me hice una llamada perdida para tener el número.
-Y si no ya sabes lo que te espera. ¿De acuerdo?
-Si –dijo en hilo de voz-
-Ahora vete y sigue con tu rutina, no quiero verte por casa fuera de tu horario habitual.
Se fue vistiendo, bueno ponerse el chándal, por lo que no tardo mucho. Ya en la puerta se me ocurrió una cosa.
-Todos los días cuando vayas a llegar a casa por la noche me enviaras un whatsapp contándome como te ha ido el día, si has ligado en los aseos, las veces que te masturbas, cuando follas con tu mujer, bueno ya sabes, todo.
oo0oo
Habían pasado unos 15 días desde el sometimiento del soplagaitas, mi perra me daba muchas satisfacciones y el soplagaitas de su marido también me alegraba la vida, algo menos porque no le usaba a diario como a ella.
Carlos tenía una vida sexual muy activa según me contaba en los whatsapp que me enviaba, el soplagaitas se estaba desmelenando. Yo aún lo le había penetrado ya estaba esperando un momento especial.
Aquel domingo la use de forma muy placentera y follándola por el culo, cosa que no hacía con frecuencia ya que no quería que el ano estuviera muy abierto ya me disfrutaba mucho abriéndolo y la perra también lo hacía ya que se acostumbró al placer posterior al poco dolor que le provocaba la penetración. Estaba contenta y parecía feliz. Tome una decisión sobre un tema que llevaba madurando algún tiempo.
Preparé las cosas para el siguiente fin de semana. Paloma pasó casi todo el día en mi casa, comimos juntos, hicimos la siesta y le procure unos cuantos orgasmos. A media tarde dirigí el tema al terreno que me interesaba.
-Paloma creo que ha llegado el momento de que te vengas a vivir aquí –le dije-
Me miro con los ojos muy abiertos y con cara de no creerse lo que había oído.
-Me encanta la idea –contesto- pero que hacemos con el cornudo.
-Está previsto, no te preocupes.
-¡Qué cabrón eres!
Mande un mensaje a Carlos.
“Cuando llegues pasa primero por mi casa, la puerta estará abierta”
Poco antes de la hora en que llegaría el soplagaitas, dije a Paloma:
-Arrodíllate.
Le puse un collar de perro con su correspondiente cadena. La lleve de paseo por el salón y el pasillo. Volvimos al salón y me senté en el sofá. Le mostré la verga y se acercó a comérmela.
En esto estábamos cuando oi la puerta, Carlos ya estaba en casa. Me quede mirando hacia la entrada, cuando nos vio se quedó parado, aunque aún no sabía quién era la mujer.
-Hola –dijo en voz baja-
-Mira quien ha venido, perra.
Paloma se giró y se quedó estupefacta cuando vio a su marido, claro que la cara de Carlos no era para menos.
-¿Pero qué es esto? –Pregunto Carlos-
-Te presento a mi perra –dije yo-
Paloma guardo silencio pero no supe identificar los sentimientos que reflejaba su cara.
-¿Cómo has podido hacerme esto, Paloma? –inquirió-
-Déjame en paz cornudo –respondió-
-La situación, soplagaitas, es sencilla –intervine yo- Tu mujer, bueno debería decir tu ex ha decidido, a solicitud mía, venirse a vivir conmigo.
-Pero, pero –trataba decir algo-
-Silencio –ordene- Carlos tienes dos opciones, una el divorcio y la otra incorporarte a mi servicio, pero en ambos casos firmaras los papeles del divorcio y si elijes la segunda los guardare hasta que convenga que os divorciéis.
No dijo nada, parecía que estaba evaluando la situación, por lo que se me ocurrió una cosa.
-Vete al baño, piénsalo si optas por quedarte preséntate desnudo ante nosotros, tienes cinco minutos.
Fue lentamente hacia el baño. Estando ya solos, Paloma me dijo:
-Podías haberme avisado de tus intenciones. Casi me muero del susto.
-La primera impresión es importante, pero te vas llevar una sorpresa y entenderás muchas cosas del cornudo.
Le fui comentando y enseñando las fotos de las actividades de su marido. También le mostré los whatsapp que me enviaba. Paloma no decía nada. Cuando terminamos habló.
-Eres un auténtico cabrón, “mi cabrón”
La sonreí y acaricie el pelo. Volví a ponerla a cuatro patas, le dije que era para que Carlos viera lo buena sumisa que era.
Casi estaba terminando el plazo concedido cuando aprecio Carlos desnudo.
Yo estaba de pie con la cadena de la perra en la mano.
-Que te quede muy claro como es la situación –comencé a decirle- Yo soy el dueño y señor de ambos. Tu Carlos, desde ahora conocido como el soplagaitas o el cornudo, además de ser mío, eres también esclavo de Paloma, mi perra. Hará lo que quiera contigo.
-Si Amo –contesto-
Mire a la mujer y vi que sonreía. Solté la cadena y me acerque.
-La perra ¿qué es? –pregunte-
-Mi Ama.
-Y si es tu Señora y está a cuatro patas ¿Qué haces tu de pie? –le dije mientras que le daba una bofetada.
Inmediatamente se puso a cuatro patas y lo le di una patada tirándole al suelo.
-Si ella está a cuatro patas, su esclavo como ¿debe estar?
-Por debajo de su Dueña –respondió tumbándose en el suelo-
-Perfecto –dije yo- ponte boca arriba.
Acerque a Paloma para que le viera bien.
-Fíjate –le dije- si es sumiso que solo con lo que ha pasado hasta ahora como tiene la polla.
La tenía semi erecta.
-Ya lo veo, Julio.
Y dirigiéndose a Carlos le dijo:
-Me vas a pagar todos los años que me has tenido sin saber lo que es el sexo, cornudo.
Dicho este le retorció los testículos hasta que grito.
Le dije que se incorporara y a Carlos que se pusiera a cuatro patas. Le separe las nalgas.
-Mira su culo lo tiene mucho más abierto que tú, ha tragado muchas veces pollas.
-Es verdad, así no le dolerá pero tampoco será tan placentero como cuando te follas mi culo.
-No lo sé, porque lo se la he metido, pero seguro que no tiene comparación con mi perra.
Cogí una cuerda y ate las manos del soplagaitas por la espalda, con lo que se tenía que sujetar poniendo la cabeza en el suelo.
Me lleve a Paloma hacia un mueble y saque del cajón un arnés.
-Póntelo y toma posesión de tu propiedad. –le dije-
Le ayude a ponerse el arnés que tenía un pieza para que ella se la metiera en la vagina y una protuberancia para el clítoris.
Se acerco al cornudo y apoyo la punta del consolador en el ano. Comenzó a empujar y lentamente fue entrando hasta la mitad.
-No entra más –me dijo-
-Si entra, lo que tienes que hacer es dar un golpe seco de riñones para que le entre entero.
Así lo hizo, Carlos grito de dolor como yo esperaba que sucediera.
-Si te duele te aguantas, cornudo –dijo Paloma-
Comenzó a bombear, lento, se veía su nula experiencia en el uso del artilugio, ya aprendería. Al poco me fije y la polla del esclavo esta dura.
Le dije a Paloma que lo comprobó con la mano.
-La tiene más dura que cuando pretendía follarme –me dijo- ¿Te gusta esto eh?
-Si mi Señora me gusta –respondió-
De repente Paloma saco en arnés y vino hacia mi. Hablándome al oído me hizo unas preguntas. Luego volvió a ponerse dentaras de su marido e inicio de nuevo la penetración anal del cornudo.
Esta vez le costó menos trabajo y comenzó a bombearle
-Como te gusta tanto que te den por culo –le dijo- quiero que te corras solo con la follada.
-Como quiera Ama, aunque no sé si seré capaz.
La escena me puso como una moto, así que decir follarme el culo a Paloma. Se la metí con cuidado pero su esfínter ya dilataba fácilmente.
La sumisa se olvido de su marido y comenzó a mover el culo sobre mi verga pero mis empujones servían para follar el culo del cornudo.
Los dos nos corrimos casi al mismo tiempo. El soplagaitas no lo consiguió con gran disgusto de Paloma.
-Punto perro cornudo –le dijo no eres capaz de satisfacer a tu dueña.
Permaneció en silencio y mirando al suelo avergonzado.
Agarre a Carlos del pelo y le puse con la cabeza apoyada en la mesa. Seguía con las manos atadas a la espalda, le separe las piernas. De su pantalón cogí el cinto, que era de cuero, y se lo ofrecí a Paloma.
Se acerco y le paso por la espalda y las nalgas la punta del cinto.
-Te voy a castigar cornudo desobediente –le dijo- Quiero que cuentes los azotes.
Le aplico primer correazo en las nalgas, no muy fuerte. Le dije al oído que tenía que ser más dura.
La fui dirigiendo para que el castigo fuera largo y no lastimara al perro. No dejaba de gritar y de suplicar que parase. Le oí contar correazos hasta 28 y decidí que era sufriente ya que Paloma hubiera seguido.
Cayó al suelo retorciéndose.
-Para se la primera vez, está bien el castigo –le dije- ya tendrás otras oportunidades y te iré enseñándote.
-Ahora haremos que se corra –proseguí- ya que no tendrá muchas ocasiones para hacerlo si a ti te parece bien.
-Lo que tu digas, Julio.
-Soplagaitas ponte a cuatro patas –grite-
Temeroso, Carlos, obedeció inmediatamente.
No dejes de mirar su polla le dije a mi sumisa, su ama.
Poniéndome en posición le penetre de un solo envite. Se quejo de dolor, supongo, por lo que le di varios azotes en su rojo culo. Paloma me miro sorprendida pero me sonrió.
Comencé con el mete saca, salía hasta el borde de su ano y metía de un solo golpe.
-No te jode el cornudo, se le ha puesto dura –oí a Paloma-
Por señas le indique que le masturbara.
-Por tu bien espero que no te corras antes que yo puto.
-Si Amo –contesto.
Seguí fallándole, me costó un poco más de tiempo llegar al orgasmo por las corridas previas. El perro estuvo a punto bastante antes que yo, pero por magnificencia de su ama que controlo la masturbación no lo hizo hasta que yo me corrí.
En el suelo había una buena cantidad de leche.
-Eres un cerdo, limpia lo que has manchado.
Con la lengua comenzó a lamer todo el semen derramado. Una vez que termino y con los dos de rodillas dije:
-Mi polla esta sucia ¿quién quiere limpiarla?
Evidentemente se ofrecieron los dos. Así que les deje hacer a ambos.
Ya con la verga limpia me entraron ganas de orinar.
-Soplagaitas tengo ganas de mear.
Se acerco y se puso en posición. Orine en su boca mientras que iba tangándoselo. Paloma nos miraba con estupefacción pero no dejo de hacerlo. Me la seco y limpio.
Cuando termine, sin decirle nada se puso a limpiar el suelo de las gotas que habían caído.
Mi perra se me acerco y me dijo al oído:
-Yo también tengo ganas, ¿puedo?
-Es tuyo puedes hacer lo que quieras con él.
Le explique cuál era la forma más cómoda de hacerlo.
-Cornudo tu ama necesita un wáter.
Carlos se le aproximo y se puso en posición.
-Así no cornudo. Acaso no sabes cómo lo hacemos las señoras.
Le agarro del pelo y lo tumbo en el suelo.
Se puso en cuclillas sobre la boca del esclavo y comenzó a mearle. Esta vez desperdicio menos cantidad pero no importaba ya que luego tendría que secar el suelo.
Cuando mi perra termino le acerco el coño y le ordeno:
-Limpia y seca mi coño de los restos.
Reposamos unos minutos y pregunte al sumiso:
-Carlos conocido como el soplagaitas y el cornudo después de lo que ha sucedido aquí te voy a preguntar por última vez ¿Quieres irte y salir de nuestras vidas o quedarte y pagar por todo el daño que has hecho a tu ex, Paloma, mi perra sumisa?
Tardo unos segundos en contestar, se lo pensaba, eso me pareció bien.
-Me quedo si mi Ama lo desea y me acepta como su esclavo.
-De acuerdo, quédate –contesto Paloma-
Pasaron tres o cuatro días yo había hablado con Paloma sobre el tratamiento que debía recibir Carlos, en el que nos pusimos de acuerdo.
Ese día cuando vino de trabajar se presento como siempre desnudo ante sus amos.
-Como has aumentado tus actividades sexuales desde que te saque del armario –le dije- Hemos decidido evitarlo.
Le mostré una funda para pene CB, era una sucesión de varios anillos metálicos que impedía que pudiera masturbarse y en caso de que tuviera un erección, le dolería y ya se preocuparía de no tenerla.
-Un amigo mío le ha incorporado un pequeño GPS para saber donde estas y donde vas, ya sabes que solo puedes salir para ir a trabajar.
Dicho esto le puse la funda.
-Como te gusta ser una hembra –dijo Paloma- he decido concederte el placer de que te conviertas en una. Mañana iremos al médico para que inicies un tratamiento hormonal para que vaya feminizándote poco a poco. Cuando lo merezcas te pondremos pechos y quien sabe que más.
No dijo nada. Se arrodillo y comenzó a besar los pies de su Ama.
FIN DE LA SERIE.