Mis vecinos (2)

Continuo amoldando a Paloma

El lunes la envié un whatsapp al móvil diciéndole que quería un correo electrónico con sus sensaciones del fin de semana. Le incluida mi dirección y otra nueva que le abrí a ella para que su marido no pudiera ver los correos, indicándole como debía proceder para ese asunto.  Ese día yo llegaría un poco más tarde mi hora habitual pero no se lo dije a Paloma.

Camino a casa el móvil me notifico la llegada de un correo, pare el coche y me dedique a leerlo, era breve. Sonreí al leerlo.

“Julio han sido sensaciones diversas, me he sentido humillada, no sé porque te hago caso, pero me gusta y he pasado muchas horas excitada. Te lo dije y vuelvo a decírtelo eres un CABRON.”

Al llegar al portal le envié un mensaje diciéndole que fuera a la ventana. Esta vez llego ella antes, como había previsto.

A través del móvil le ordene que se desnudara. Lo hizo lentamente. Llevaba un tanga, cosa que me sorprendió un poco. Se giro mostrándome su culo, comenzó a bajarse el tanga y doblo la cintura para sacárselo. ¡Como me puso, la zorra!

Le ordene que viniera a casa. Ni lo pensó, tal como estaba salió del dormitorio y casi no me dio tiempo a llegar a la puerta cuando sonaba el timbre.

-Eres una puta –le dije- Venir desnuda.

-Has hecho que me desnudara y he supuesto que querías que viniera así.

-Anda, pasa.

Fuimos al salón.

-Por el correo deduzco que te ha gustado el fin de semana.

-Ya lo sabes.

-¿Quieres decirme alguna cosa? –le pregunte-

-Sí, que hagas a mi marido un cornudo.

Sonreí, era lo que yo deseaba.

-Vale, pero tienes que pedírmelo.

-Ya lo he hecho.

-Recuerda lo que te dije en la cafetería.

-Ahhhhh si, Julio quiero que me folles.

-Eso está mejor.

Le acaricie el pelo y le di un pico.

La lleve hacia la mesa y apoyándole la cabeza, le acaricie el culo. Paloma comenzó a suspirar.

Bruscamente con los pies le separe las piernas. Apoye mi verga en la entrada de vagina y agarrándole por las caderas. De un solo golpe de riñones se la metí. Dio un pequeño grito al toparme con el fondo de su mojado coño. Esta operación la repetí varias veces. Luego comencé a bombearla cada vez rápido, Los suspiros se convirtieron en gemidos.

Cuando frenaba el ritmo de la follada me gritaba:

-No pares, sigue así.

En una de estas pausas la agarre del pelo y levante su cabeza.

-¿De quién eres? –le pregunte-

-Tuya –me grito-

-¿Y el cornudo de tu marido?

-Que le den por culo.

Menuda salida, pero me gusto, era más de lo que esperaba.

Volví a darle fuerte. No tardo casi nada en correrse. Yo quería que fuera el mejor orgasmo de su vida así que me acomode a su ritmo de corrida.

Cuando perdió intensidad yo fui incrementado la velocidad y ella volvió a ponerse de nuevo. La follaba más lento que antes e iba dándole palmadas en el culo. Otras veces la levantaba todo lo que podría tirándole del pelo y aprovechaba para apretujarle los pechos con cierta dureza, retorciéndole los pezones. Ella se estremecía y gemía más fuerte.

Note como se tensaba para iniciar otro orgasmo, aumente el ritmo. Me contuve un par de veces para que ella llegara, cuando estaba haciéndolo me corrí, llenándola de semen.

Cuando me separe de ella, cayó agotada al suelo. Me senté en el sofá y la di tiempo para que se recuperara.

De vez en cuando me miraba de reojo, su cara era de satisfacción.

-Eres una puta perra caliente –comente-

-Tú me has convertido –respondió-

-Ven conmigo.

Fue a ponerse de pie.

-De pie van las personas –le dije-

-Cabrón.

Pero vino a cuatro patas.

-¿De quién eres? –pregunte-

-Ya te lo dije antes.

Permanecí en silencio y le retorcí un pezón. Gritó.

-Soy tuya, Julio.

-¿Qué eres?

-Una puta perra caliente.

-Por lo tanto eres…..

-Tu perra, Julio.

Le acaricie el pelo y la di un beso. Alce su mentón y mirándola a los ojos le dije:

-Que no se te olvide de quien eres ni lo que eres.

Volví a besarla.

-Paloma quiero que me pongas la polla dura, métela en tu boca.

Observe como iniciaba el movimiento de aproximación, pero se quedo parada. Le di una bofetada.

-Obedece.

-Es que no lo hecho nunca, no sé cómo se hace una mamada.

Increíble.

-El cornudo nunca me ha pedido que lo hiciera y no he estado con otro hombre hasta hoy.

-De verdad que el tonto es un soplagaitas. Hoy a vas aprender.

-Si Julio.

-Imagínate que mi pene es un helado y hazlo como si fueras a comértelo.

Comenzó a pasar la lengua por el glande. Le daba lametones pero no se lo metía en la boca. Luego fue bajando por el tronco. Totalmente inexperta. Me encantaba

-Ahora métela en tu boca.

Cuando lo hizo, la agarre la cabeza con las dos manos y comencé a subir y bajar. Al poco la solté y siguió succionando. Estuvimos un buen rato, que practicara.

Hice que se pusiera a horcajadas sobre mí, con las rodillas en el sofá. Se la metí.

-Ahora me vas a devolver todo lo que te he dado hoy –dije- Fóllame.

Comenzó a moverse. Torpe, era torpe, seguro que nunca con su marido habían usado esta postura. Por fortuna aprendía rápido. Nos fuimos poniendo poco a poco mientras que subía y bajaba por mi polla y yo lamia sus pechos.

-Puta –le dije de pronto-

Dejo de moverse. La agarre de la cintura y comencé a moverla hacia arriba y abajo. Entendió y comenzó a follarme de nuevo

-Puta –insistí- Quiero que aprendas a regular, que disfrutes de mete-saca y que te contengas. Cuando quieras correrte pídeme permiso.

-Si –contesto-

--Si lo haces mal tendrás un castigo.

-Valeeeeee.

Siguió moviéndose, lo hacía lentamente, como recreándose, evidentemente era la primera vez que montaba a un hombre. Me estaba dando placer, con el tiempo sería muy buena folladora y yo la iba a enseñar.

-Quiero correrme –dijo de pronto-

-No te correrás hasta que yo lo haga, cuando sientas mi semen en tu coño puedes hacerlo.

Aumento la velocidad pero le dije que siguiera al mismo ritmo que llevaba y para animarla le dije que me estaba gustando mucho.

Tardo un buen rato hasta que comencé a sentir los inicios del orgasmo y me deje llevar. Me vacié lentamente dentro de Paloma. En cuanto noto mi semen ella también se dejó ir. Se paró.

-Sigue moviéndote –le ordene-

Obedeció. Fue un orgasmo más tranquilo que el anterior pero mucho más intenso. Al final se cayó sobre mí y parecía semi inconsciente.

Nos quedamos un buen rato en el sofá, relajados. Me sentía bien y supongo que ella también.

La mande para su caso ya que pronto llegaría su marido. Le di un apasionado beso en el rellano de la escalera y le dije.

-Ya te daré instrucciones por correo.