Mis vecinas las putas

Me voy a vivir con mis abuelos por problemas en casa pero mi relacion con ellos hace que una vecina me aloje en su casa y asi descubro como no es una casa cualquiera.

Mis vecinas la putas

Después de las vacaciones pasaron una serie de cosas en mi casa que me obligaron a salir de ella e irme a vivir durante un tiempo a casa de mis abuelos. No me hacía mucha gracia pero bueno las circunstancias son las circunstancias. Al llegar allí me recibió mi abuela y abuelo como era de costumbre con indiferencia ya que no teníamos mucho contacto. Se me iba a hacer una larga temporada. Me dejaron un cuarto pequeño con una cama y una cómoda. No tenía nada mas. Salí a ver la televisión un rato pero estaban viendo programas de cotilleo y no me dejaban ver otra cosa. Decidí salir a dar una vuelta y me conecte a internet desde un ciber que estaba algo lejos de donde vivían mis abuelos.

Al volver por la noche subí en el ascensor a una mujer algo rellenita de grandes pechos y por su acento debía ser colombiana. Yo me baje en el quinto piso y ella siguió hasta el séptimo. Al llegar a casa de mis abuelos me dijeron que aquello no era mi casa y que debía aceptar sus normas y esas no eran horas de llegar. Yo le dije que apenas eran las 11 de la noche pero no atendieron a razones y la bronca siguió. Me fui a mi habitación y me eche a dormir.

Al día siguiente también me fui al ciber y al volver por la tarde me volvía a encontrar a la mujer de grandes pechos que estaba esperando en la calle. Me preguntó si vivía allí y le conté que era temporal lo de vivir con mis abuelos que eran los viejecillos del quinto. Puso mala cara al saberlo. Yo me reí y dije que a mi tampoco me gustaban mucho. Ella se rió también y entonces me subí al piso. Ella se quedó allí esperando. Cuando estaba llamando la ascensor me quedé un rato observándola y vi como llegaba una chica de color. Se saludaron y vinieron hacia el portal. Yo me metí en el ascensor antes de que me vieran y subí sin esperarlas.

A la mañana siguiente mi abuelo me mandó a comprarle tabaco porque a él no le apetecía salir. Al volver me encontré otra vez con aquella mujer que venía cargada de la compra. Me ofrecí para ayudarla con las bolsas, lo cual me agradeció mucho. Le cogí varias bolsas y se las subí a su casa. Me paré en la puerta de su casa.

¿Te las dejo aquí? pregunté mientras me paraba en la puerta de la casa.

No, pasa. Déjamelas en la cocina. ¿Quieres una coca cola o alguna otra cosa? –me dijo mientras abría la puerta de la casa.

Vale, si, una coca cola me vendría bien. –dije mientras pasaba las bolsas a la cocina.

Mire la casa y me di cuenta que eran dos unidas. Habían tirado el muro que une los salones y tenía un salón enorme lleno de sofás. Tenía unos cuadros bastante eróticos colgados.

¿Te llaman la atención los cuadros? –me preguntó.

Si, son algo subidos de tono. –contesté sonriendo.

Es que esta casa es algo especial, pero tienes que guardarme el secreto. –me dijo arrimándose a mi.

¿Especial? –pregunté.

Es una casa de citas. –me dijo acercándose a mi oído.

Pues no lo parece. –dije yo intentando salir del paso.

Si, lo que pasa es que las chicas ahora se han ido a comprarse unos modelitos.

¿Entonces tu eres la jefa? –dije yo algo avergonzado.

Si –dijo riéndose– la jefa. Me caes bien y eso que no se ni como te llamas.

Mi nombre es Juan. ¿Y tu?

El mío es Mirella. –dijo suavemente.- Es raro que un chico tan amable tenga unos abuelos como los tuyos.

Veo que los conoces. Estoy con ellos por obligación. No me hace mucha gracia. Cuanto menos tiempo pase en esa casa mejor. –contesté.

A esta casa puedes venir siempre que quieras. Serás bien recibido.

Me tomé la coca cola hablando un poco con ella sobre su negocio y sobre mi vida y luego me fui a casa de mis abuelos a darle el tabaco a mi abuelo. Obviamente me cayó una gran bronca por todo lo que había tardado. Le di el tabaco y me encerré en la habitación. Me llamaron para comer y en la comida otra vez lo mismo. Yo ya estaba algo cansado de escuchar siempre voces. Yo sabía que incomodaba mucho a mis abuelos pero no tenía a donde ir hasta que mis padres arreglasen su problemilla. Me dejé la comida a medias para no discutir mas y no escuchar tonterías de mis abuelos y me fui al ciber a pasar la tarde porque no podía mas.

Salí a la calle bastante enfadado y nervioso y me choque con Mirella.

¿De donde vienes tan enfadado? –me preguntó.

Mira no me hables. Estoy atacado. Mis abuelos me ponen de los nervios. No puedo hacer nada. No me puedo mover. Nada. –le contesté yo.

Anda cálmate. Sube y nos tomamos un café juntos y me cuentas y así te desahogas.

Venga vale, me vendrá bien. –dije calmándome un poco.

Subimos a su casa y me preparó un café. Yo estaba con ella en la cocina. Y le pregunté si molestaba me iba por si algún cliente tenía que venir. Me dijo que no, que estuviese tranquilo. Yo la miraba y me pareció de todo menos una mujer que vende su cuerpo. Era de 46 años y de Colombia. Me dijo que llevaba en España 10 años. No tenía hijos pero si había estado casada allí en Colombia. Tenía un cuerpo algo rellenito pero llamativo. Además su color de piel llamaba mas la atención. Vestía bastante elegante y era muy guapa, además de tener unos grandes pechos como ya dije al principio.

Nos sentamos en el sofá y seguimos hablando de todo un poco. Nos tomamos el café y ella me acarició la cara.

Eres un chico encantador y muy guapo. –me dijo.

Gracias yo no se que decir. –dije yo con la cara colorada de vergüenza.

He visto que miras mucho mi escote. ¿Te gusta? –dijo mientras se estrujaba las tetas.

Yo...

Besa mi canalillo. –me dijo señalándolo con la mano.

Pero yo no puedo... no se como decírtelo.

¿Pagarme? Tu tranquilo. Tu eres especial. –dijo mientras se bajaba algo mas el escote dejando al descubierto sus grandes pechos algo caídos ya por su edad.

Yo...

Tu vas a ser como mi bebe. Vamos bebe chupa mis tetitas. –me dijo agarrando mi cabeza y llevándola a sus pechos.

Yo empecé a chupar uno de sus pezones que estaba bien duro. Mirella agarraba su teta y la movía para que se la chupase mejor. Mi lengua acariciaba su pezón y mis labios lo absorbían metiendo en mi boca toda la carne del pecho que podía. Ella me acariciaba la cabeza con una mano y con la otra se acariciaba por encima de la falda. Mi boca pasaba de un pezón a otro lamiendo bien todo el pecho que era enorme. Cuando mi lengua cruzaba de un pecho al otro y mi cara quedaba enfrente del canalillo ella agarraba sus pechos y los estrujaba entre mi cara.

Lo haces muy bien mi bebe. –me dijo gimiendo.

Me alegra que te guste, Mirella. –respondí yo.

Ven bebe, vamos a mi cama. –dijo mientras se levantaba, me agarraba de mi mano y me hacía seguirla.

Entramos en su habitación. Dio la luz pero era una habitación algo oscura. Las sabanas de la cama eran oscuras al igual que las cortinas. La luz no iluminaba mucho, solo lo suficiente para ver como ella se quitó la ropa y se sentó en una punta de la cama.

Vamos bebe, arrodíllate ante mi. –me dijo en tono imperativo.

Será un placer. –contesté yo.

Entonces me metí entre sus piernas ella cuando notó que mi cara se acercaba a su coño y mi lengua lo rozaba cerró sus piernas atrapando mi cabeza entre ellas. Eran una piernas algo gorditas y su coño estaba muy bien arreglado y mojado. Mi lengua pasaba con facilidad entre ellos mientras ella me apretaba cada vez mas entre sus piernas y pasaba su mano por mi pelo. Poco después dejo de apretar sus piernas las abrió. Pero al soltar mi cabeza la agarro con sus manos y la llevó apretándola mucho mas hacia su coño haciendo que mi cara quedase totalmente empapada con sus líquidos. Lo hacía con fuerza y se veía que disfrutaba viendo como yo tenía que hacer todo lo que ella quisiese.

Ahora desnúdate y túmbate aquí a mi lado. –me dijo mientras se tumbaba en la cama.

Yo obedecí y me desnude tumbándome a su lado. Ella llevó sus labios a mi cuello y empezó a lamer mi cuello con su lengua mientras su mano bajaba a mi polla y empezó a masturbarme.

Me gusta mucho como me obedeces, bebe. –me dijo al oído.

Yo te obedeceré en todo. –dije yo gimiendo de placer al notar la maestría de su mano acariciando mi polla.

¿En todo? eso puede ser demasiado para ti. –y diciendo esto bajó su cabeza a mi polla y se la trago entera.

En todo. –gemí yo al notar su lengua jugar con mi capullo.

En ese momento era todo suyo. Me tenía muy cachondo. Se tragaba la polla entera mientras me acariciaba mis huevos de una forma suave. Tan solo rozándolos. Mi polla estaba bien tiesa cuando ella sin avisarme se puso encima y se la metió entera dentro de su coño. Entró a la perfección. Yo estaba en el cielo. El placer era enorme. Allí tumbado veía como sus tetas botaban al ritmo de su cabalgada. Me incorporé para lamerla bien las tetas y en ese momento note como se corría y yo no pude evitarlo volviéndome a tumbar y dejando que mi polla también expulsase todo el liquido que tenía acumulado. Siguió moviéndose un rato mas proporcionándome un grandísimo placer y cuando se saco mi polla de su coño bajó con su boca y me lo chupo hasta que quedo limpio de semen.

Después nos bañamos juntos y al salir nos fuimos a vestir a su habitación y me dijo:

Si estas mal con tus abuelos te puedes quedar aquí con nosotras un tiempo.

Pues no me vendría mal. –conteste yo pensando que era un cumplido.

Lo digo de verdad. Vente con nosotras una temporada. –dijo ella mientras se ponía el sujetador y se abrochaba la blusa.

Pero os estorbaría para vuestro trabajo. Además no se donde iba a dormir yo. – le dije terminándome de vestir.

Hace unos días se nos fue una chica y ahora estamos cuatro. Tengo una habitación libre. –me contestó.

De verdad. Me encantaría. Mis abuelos son de lo peor. –le dije emocionado.

Pues dicho queda. Te quedas a vivir con nosotras el tiempo que necesites.

Llamare a mis padres. –le dije a Mirella cogiendo mi movil.

Marque su numero y me senté en la cama. Mirella se sentó a mi lado.

¿Papa? ¿qué tal estáis? –pregunte yo. –que lo he estado pensado y creo que sería mejor irme este tiempo con un amigo de aquí cerca y dejar a los abuelos tranquilos....que los abuelos te han dicho... que dicen que soy un desastre...que te han dicho que soy un mal educado...mira si os parece bien recojo mis cosas y me quedo con este amigo que tiene una habitación de sobra, ¿vale?. Venga papa....

Te dejan, ¿no? –me preguntó Mirella besándome en la mejilla.

Si, pero ahora tengo que conseguir que en este tiempo mis abuelos no me vean. –dije yo.

Eso será fácil. No te preocupes bebe. –me dijo acariciándome la cara.

Pero os tendré que dar algo por vivir aquí. Limpiare o lo que queráis que haga. No voy a vivir de gorra. –dije.

La casa es mía y de hacer algo es lo que yo quiera. Pero no hace falta bebe. Será un placer tenerte por aquí. –me dijo ella volviéndome a besar en el cuello.

No, insisto. De alguna manera te tengo que pagar el hospedaje, limpiando o haciendo recados o lo que quieras. –le dije yo.

¿Quieres ser mi criado? –dijo sonriendo y con un tono picantón. –eso puede ser mas de lo que tu te crees.

Dicho así, parece algo excitante. –contesté pensando en el morbo que me dan los juegos de sumisión.

Después de esta conversación decidí ir a casa de mis abuelos y recoger mis cosas y dejarlas en la habitación libre de casa de Mirella. Era una habitación de color rojo casi todo. la cama, las paredes los muebles, un sofá que tenía. Todo. dejé allí mis cosas y escuche la puerta de la calle.

Bebe, ven que te voy a presentar a las chicas que ya han llegado me dijo.

Voy Mirella.

Espero que el relato haya sido de vuestro agrado.En este relato los nombres y algunos hechos han sido cambiados o modificados para salvaguardar la intimidad de los protagonistas. Agradeceria cualquier comentario que me dejaseis y si quereis poneros en contacto conmigo para charlar sobre cualquier cosa, este es mi dirección de correo: eles_critor@hotmail.com