Mis vacaciones en el DF
Cuando me voy de paseo, lo hago para divertirme. En México la pasamos muy chévere, sobre todo porque los chicos son muy calientes y fáciles.
MIS VACACIONES EN EL DF (1 de 3)
Hace poco me fui de vacaciones al DF en México. Era la primera vez que iba. Generalmente viajo solo pero esta vez me acompañaron dos amigos más, uno de mi país Néstor y un alemán que conocí en otro lugar, Helmut.
Néstor es un típico latino, mide 1.80, trigueño, musculoso, con mucho vello en la cara, el pecho, los brazos y el culo, sus nalgas exuberantes parecen de mármol, todo un papazote. Helmut es todo lo contrario, delgado, blanco, cabello castaño oscuro y las cejas casi inexistentes, lampiño y con unas nalgas escurridas pero una verga asombrosamente larga y cabezona.
Como les he contado en mis anteriores relatos, a mi me gustan los chicos lampiños, delgados y también me va con los musculosos pero sin exagerar. Siempre que busco un compañero sexual busco algo parecido. A mis amigos, a cada uno le gustan de diferentes maneras, a Helmut le encantan los negros vergones y nalgones, le arrebata mamar vergas negras y Néstor coge de todo.
El primer lugar que llegamos fue a un bar muy concurrido en calle Londres. La fila para entrar era un poco larga pero los tipos que estaban en ella nos entusiasmaron bastante. Apenas entramos nos dimos cuenta que estábamos en el lugar indicado. En la pista bailaban un par de chicos arrebatadoramente guapos, más bajos de estatura que nosotros tres, que medimos todos más de 1.75.
Comencé a buscar conversación con dos chicos muy guapos, uno era trigueño y algo alto, de cabello en spikes, con mucho gel y el otro era más bajo, blanco y musculoso, con un jeans negro que le marcaba un paquete muy delicioso. Néstor y yo nos enzarzamos con el trigueño, Braulio, que resultó ser dominicano y Helmut seguía la conversación con el otro, Jesús.
Con los tragos y los bailes me comencé a pegar cada vez mas a la espalda de Braulio, mientras Néstor lo agarraba por delante. Los bartenders, desde la barra, nos veían como agarrábamos a lamer, apretar y menearnos los tres. No creo que los mexicanos estén tan acostumbrados a estos menesteres del sexo grupal porque muchas cabezas volteaban a ver con miradas desaprobadoras.
Yo desde atrás le fui soltando la camisa y la correa, para poder seguir tocándolo. Tiene unos pezones muy parados, duros, un pecho muy lampiño y brazos fuertes. Mientras tanto Néstor lo besaba a lo bestia, agarrándole la cabeza para poder meterle la lengua en el fondo de la garganta. En un momento yo también metí mi lengua, los tres fundiéndonos en un solo mar de deseo y saliva caliente.
Cuando comenzó el show de strippers y dragas, el local se llenó más. Entre Néstor y yo llevamos a Braulio a la esquina detrás del freezer y ahí me sacó la verga y comenzó a mamarme con desesperación., se metía la pinga hasta el fondo de la garganta y la sacaba totalmente ensalivada, hasta que chorreaba baba. Aparentemente nadie se daba por enterado, sobre todo porque Néstor se paró frente a nosotros a sobarle las nalgas encima de los pantalones.
Después cambiamos de posición y Braulio le sacó la verga a Néstor por debajo de la camisa y se la comenzó a mamar, todo en una esquina de esta discoteca. Mientras Braulio se metía toda la verga ajena hasta el fondo de la garganta, yo le apretaba fuertemente las nalgas, que eran totalmente lampiñas y duras, redondas y sobre todo muy limpias. En un momento de euforia le mordía y apretaba tanto que el se quejaba como una perra en celo, pero meneaba el culo muy ricamente.
Por supuesto que así no íbamos a quedarnos ahí haciendo el show completo para todo el mundo. Comenzamos a caminar fuera de la calle Londres y nos dirigimos hacia un hotelito bastante bonito que no quedaba tan cerca. Ahí tuvimos que pagar un par de dólares extras para que nos dejaran entrar a los tres a una sola habitación.
Enseguida nos tiramos sobre Braulio, quien ya se había encuerado y se meneaba provocativamente. Yo le agarré las piernas y se las alcé para verle el culito, prieto y apretado, sin un solo pelillo. Le caí a mamar el ojo del culo, se lo lamía con avidez mientras Néstor lo ponía a mamar verga, la cual se tragaba con mas ganas que antes.
Néstor le agarró entonces el cabello y le metía la verga más adentro, sosteniéndole para que no se la sacara. Yo veía como se iba ahogando pero no me importaba. Le mordía las nalgas furiosamente, majándolas y abriendole el culito con las dos manos. Después me puse un rato frente a su cara y lo puse a lamerme el culo, mientras Néstor lo mordía en los hombros y la espalda, cosa que los excitaba a ambos.
En el cuarto había un espejo y encendimos la luz y lo pusimos frente al espejo, para que viera como lo usábamos para nuestro placer.
Yo agarré un poco de lubricante y se lo puse en el culo, metiendole de una sola vez dos dedos. Podia sentir como el culo me apretaba los dedos y eso me excitó mas. Nestor le agarró las piernas y lo mantuvo abierto para que yo le pusiera mas lubricante. Ahora eran cuatro dedos y yo le mamaba la pinga de rato en rato, pero increíblemente no se le terminaba de parar. Me seguí poniendo lubricante y girando lentamente mis dedos, ya había metido cuatro por la punta y todavía veía el culo como trataba de apretar mi mano, el ano se veía abierto frente al espejo y él solo se quejaba por lo bajo y pedía más.
Néstor estaba a mil por hora. Se pajeaba y le halaba el cabello a Braulio, diciéndole todas las cochinadas que quería, lo puta que era, como el culo se lo íbamos a romper y como se le abria, que se veía que le daban tuco todos los días y todo eso me excitaba cada vez mas y mas.
Ya tenía la punta de los 5 dedos adentro y sentía el calor y lo resbaladizo de este culo joven. Ahora tenía la pinga como una barra de hierro y yo temía hacerle daño. El se incorporó y me pidió que me pusiera más lubricante. Yo lo hice y de repente sentí como el se empujó hacia abajo y vi desaparecer los cinco dedos hasta el comienzo del puño, todo adentro. Con cuidado comencé a meter mas la mano y a mover mis dedos, revolviéndole el culo con todo lo que podía y pajeandome con la otra mano.
Nestor lo agarró entonces por los dos talones, lo abrió al máximo y me pidió que le dejara meterle el huevo, ya no aguantaba la calentura. Yo con mucho pesar le saqué el puño y lo pusimos bocabajo, apretándole la cara contra la cama y comenzó mi amigo a meterle la verga hasta el fondo, duro y sin compasión, Yo le abría desde atrás las nalgas y con dos dedos le abría el culo para que la pinga de Néstor lo taladrase con mayor fuerza. AL rato no solo era huevo lo que le entraba sino que yo metía uno de mis dedos y hacía presion para abrirlo más.
No aguanté mucho y le levante la cara para que mi leche le cayera encima. Nestor se le salían las lagrimas del placer y llenó el condón de leche, cuando lo sacó tenía mierda y sangre y el colchón quedó con la leche de Braulio, que sin otra cosa que hurgarle el culo se había venido.
Lo limpiamos un poco, nos acostamos una media hora y después volvimos a culearlo, parado y frente al espejo, le mordí las nalgas y Néstor lo abrió mas para que sintiera bien adentro nuestras cogidas, que se acordara de esa noche como nunca.
Si les interesa saber mas de mi me escriben y con gusto intercambiamos experiencias y fotos.