Mis vacaciones de verano

Me guió a como le hiciera, poco a poco le fui perdiendo el asco y si no me encantaba el sabor, tampoco me desagradaba, algo que me gusto fue el escucharlo gemir disfrutando de lo que yo le hacia y era como pagarle por el placer recibido la noche anterior.

Mis vacaciones de verano.

Holas a todos, disculpen la tardanza, pero aquí estamos de nuevo, agradezco todos los mails que me enviaron, espero que esta continuación de mi relato sea de su agrado.

Después de lo que había sucedido esa noche nada fue igual para mí, el despertar a algo que no conocía antes, bueno o malo no sabia pero me había gustado.

Era un día caluroso a los acostumbrados de todos los veranos que pasábamos en el rancho por lo que todos desde que se levantaban iban directo a la regadera para empezar el día, mi tío y los primos se habían ido al campo, la primera en brincar de la cama fui yo, tenia que ir con mi abuela ya que iríamos al pueblo cercano a comprar víveres para la semana, así que tenia que darme prisa y empecé a bañarme mas no me di cuenta cuando mi primo entro al cuarto de baño, había regresado por unas semillas, trate de cubrirme un poco mi desnudez, solo se ríe y me dice - para que te cubres si ya te he visto y completita, un color se me iba y se me venia de la pena porque me había visto, si es cierto me gustaba mi primo, pero sabia que no podía pasar mas de ahí.

En eso se acerca a mi, me toma de la cintura y empieza con besitos suaves en los labios, baja al cuello, luego a los pechos, recuerdo que los toma con sus dos manos, se los acerca a la boca, - me dice que le encantan así como los míos, que no se cansaría nunca de besarlos y acariciarlos, en cambio yo estaba inmóvil no me animaba a abrazarle o acariciarlo, por lo que pone mi mano en su pene que ya se encuentra duro por la excitación y empiezo a frotarlo sobre su pantalón y saco el pene, vi que le brillaba y en la punta se le veía la mielecita, me pregunta que si alguna vez había visto o besado alguno, a lo que respondí que no, recordé una amiga de la secundaria nos contó que ella ya había visto uno, que le había gustado mucho el sexo oral, que con su novio un chico mayor que ella se había iniciado, en todas las compañeras había curiosidad por saber del tema claro, pero no pasaba de ahí.

Ahora me encontraba en el cuarto de baño ahí sin saber mucho que hacer, entonces me pide que me ponga de rodillas y me pide que se lo bese, me sorprende me dio asquito el solo pensar tenerlo en la boca, luego me dice que lo meta a la boca y le digo que no, pero dicen que la curiosidad mato al gato, después de insistir acepte, con las dos manos lo lleve a mi boca, me pareció desagradable el sabor, y quise parar, el seguía insistiendo que continuara que el me enseñaría como hacerlo y que también me gustaría.

Después de que me guió a como le hiciera, poco a poco le fui perdiendo el asco y si no me encantaba el sabor, tampoco me desagradaba, algo que me gusto fue el escucharlo gemir disfrutando de lo que yo le hacia y era como pagarle por el placer recibido la noche anterior, a como lo escuchaba la corrida no tardaba en llegar, mientras tanto el seguía masajeando mis pechos y jalaba mis pezones, que en ese momento estaba durísimos, mi conchita empezaba a mojarse, una y otra vez entraba y salía su pene de mi boca y el disfrutaba del momento, nos asustaron unos pasos muy cerca y el salio a toda prisa y yo termine de bañarme, me vestí, salí de ahí, me fui ala casa de mi abuela, ella ya estaba barriendo el patio como todas las mañanas, ya estaba lista para irnos por los víveres, nos subimos a la camioneta y uno de los peones nos llevo.

Era la 1 de la tarde cuando ya estábamos de regreso, parecía que había traído comida para un regimiento y así era, iba a llegar familiares de la capital a pasar unos días en el rancho, lo que nos esperaba, por un lado me daba gusto porque vería a mi familia que hacia tiempo no veía, pero al ocuparse la casa de la abuela tendría que dormir de nuevo en la casa de mi primo y lo mas seguro que el seguiría buscándome en las noches para continuar lo que había quedado pendiente, sabia de sobra que lo que estábamos haciendo no estaba bien y ya me estaban llegando los remordimientos.

Al día siguiente ya había casa llena, todo mundo entraba y salía de la casa, unos comían y otros esperaban el lugar para comer, entre risas, platicas, se hizo de noche mi abuela empezó a repartir lugares para dormir, unos en las camas, otros en catres y otros en el piso, de todos modos había mucho piso, yo solo tome mi pijama y me fui a la casa de mis tíos.

Estaban empezando a cenar cuando llegue, me invitaron a pasar para cenar, mis primos aun no llegaban del campo, respire un poco, mi prima le ayudaba a mi tía con la cena. Se escuchaban unas risas en el portal (entrada de el casa) eran mis primos que ya estaban de regreso, se lavaron las manos y continuamos cenando. Después de lavar los platos sucios nos salimos un rato afuera de la casa y nos sentamos en la banqueta a platicar, ya refrescaba un poco la noche, mi tío nos llamo a todos dormir, había que levantarse al día siguiente muy temprano para ir al campo a sembrar, sin ganas nos metimos, después a ponernos la pijama y luego a la recamara a dormir.

Esa noche estaba a la expectativa de que sucedería, a la vez pensaba en que debí quedarme en la casa de la abuela, ya le andaba buscando tres pies al gato y que al final la que saldría perdiendo seria yo, tarde mucho tiempo en conciliar el sueño, cuando desperté eran las 7:30 am., lo primero que hice fue revisar mi pijama y tenia todos los botones abiertos. No podía creerlo, no había sentido nada, ni recordaba si había sucedido algo.

Solo estábamos en la casa mi tía, mi prima y yo preparando el desayuno para cuando regresaran todos del campo, me bañe y me fui a la casa de mi abuela, unos apenas se levantaban, otros estaban desayunando y otros listos para salir a pasear por los alrededores del pueblo.

La siguiente noche estando en la casa de mi abuela, me pide que lo acompañe que quería hablar conmigo, me dijo que siempre le había gustado y que sentía un cariño especial por mi, yo también me sincere con el, que tal vez lo que hacíamos estaba mal pero que el quería estar conmigo, le dije que no podía ser, que podíamos seguir viéndonos pero no habría penetración, no le gusto la propuesta, pero tuvo que aceptar, empezamos a besarnos y acariciarnos, poco a poco fue subiendo la intensidad, lo escuchaba demasiado excitado, me pidió que le hiciera sexo oral ya que le había gustado como se lo hice en el cuarto de baño, cuando mi boca atrapo el pene pude sentir como se estremecía, el escucharlo excitado, me excitaba a mi también y el lo noto en mi respiración, hicimos un sesenta y nueve, esto también era nuevo para mi, mientras el me frotaba el clítoris con sus dedos con movimientos circulares, haciéndome disfrutarle, yo lo hacia gemir de placer mientras le mamaba el pene, me pidió que lo succionara suave y retuviera, después que continuara chapándoselo, una y otra vez, muy suave, por ultimo me pidió que acelerara el ritmo una y otra vez, al igual que el lo hacia conmigo, me dijo que la corrida se acercaba y vi como salían borbotones de leche, me asuste nunca había visto tanta leche, la probé, pero no me gusto su sabor, en ese momento. Cuando el pudo recuperarse continuo conmigo, pues quería que yo alcanzara de nuevo el orgasmo, continuo de nuevo frotando el clítoris, acariciar, besar mis pechos, ya me encontraba fuera de mi, en un momento me había puesto excitadísima y mojada, no tarde mucho en llegar al orgasmo. Que tarde habíamos pasado, de las mas disfrutadas en todos los días en el rancho, nadie se había dado cuenta de nadas, regresamos donde estaban los demás.

Los siguientes días pasaron sin ninguna novedad, solo besos, caricias, ya que todo mundo andaba en lo suyo, paseos y comidas familiares, mi abuela estaba feliz de tener a la familia reunida, por mi parte ya no regrese a dormir a la casa de mis tíos, preferí evitar mas encuentros con el en su casa, a veces nos veíamos a escondidas, después supe que preguntaron por mi, Cuando veía a mi primo cuando llegaba a saludar a la gente y me miraba con una sonrisita traviesa, yo solo bajaba la mirada apenada, de ahí ya no paso, todo mundo regreso a su casa y a la semana siguiente lo hice yo. no hubo mas despedidas.

De eso pues ya pasaron varios años, tengo mucho que no veo a mi primo, el ahora ya esta felizmente casado y vive al norte del país. Al rancho voy poco, ya no es la misma a cuando estamos jóvenes, ahora cada quien su vida, responsabilidades, trabajo, estudio y pareja.

Espero que les haya gustado, espero sus comentarios y si les gusto mi relato pues me califiquen.

Mariaz.