Mis vacaciones (3: en el gimnasio del hotel)
La tercera parte se la dedico a Pablo que me contacto después de leer la segunda parte.
MIS VACACIONES III (En el gimnasio del hotel)
Primeramente gracias a todos los que me han mandado sus comentarios, para eso puse mi dirección, para recibir toda clase de correos, sí, sí toda clase de correos, ya saben chicos… Aquí va la tercera parte de mi relato (Mis Vacaciones I y II), aunque todavía hay más.
La tercera parte se la dedico a Pablo que me contacto después de leer la segunda parte.
Estaba en el comedor del hotel comiendo con mis padres. Tenia la mirada en el infinito, pensando en lo que había pasada por la mañana, como un prácticamente desconocido me había follado y encima yo había disfrutado como nunca. Oía la conversación de mis padres como si viniera de muy lejos. Toda la comida me sabía igual, era un gusto extraño pero agradable, saboreaba cada bocado intentando descubrir que era y disfrutando de su gusto, hasta que me di cuenta de que no era la forma en que estaba cocinada, era mi boca la que sabia así. La comida me sabía a leche calentita, sabía a la corrida que el compañero de Pedro me había echado en la boca. Sentado en la silla, sentía como mi hoyito empezaba a cerrarse, no había tenido tiempo de lavarme, en cuanto llegué a mi habitación de la habitación de Pedro, llegaron mis padres y bajamos a comer. Sentía una agradable sensación mientras mi culito se relajaba y al irse cerrando como se me salía poco a poco toda la corrida con la que Pedro me había llenado mi culito hasta entonces virgen de polla.
Allí estaba yo, comiendo con mis padres y con mis pensamientos puestos en los dos cipotones que me habían hecho comerme, en las dos corridas de leche caliente que me habían dado, cuando siento que mi padre me toca el brazo para llamar mi atención:
- ¿Estas oyendo?, que te estoy diciendo que esta tarde tu madre y yo nos vamos a ir visitar un pueble de aquí cerca y volveremos tarde, seguramente tengas que cenar tu solo. Si quieres puedes pedir que te suban la cena a la habitación o bajar aquí y cenar, así sales de la habitación y descansas un poco de haber estado TODA la tarde estudiando.
Recalcó muy bien lo de toda la tarde, para que no me olvidará de mi castigo por haber suspendido.
Después de dormir un rato la siesta, intente ponerme a estudiar, pero me entraron los remordimientos de conciencia y los prejuicios de mi educación tradicional. Pensé en que yo era un hombre, y que me gustaban las mujeres, me atraían las chicas de mi clase y del barrio, yo no era maricón, no me gustaban los hombres. Entonces vi en la mesa de la habitación un folleto del hotel que anunciaba el gimnasio. Pensé que si en estos días hacía un poco de ejercicio y pesas, me sentiría más hombre y si encima me ponía un poco cachas para cuando volviese de vacaciones a lo mejor podía ligarme a alguna chica.
Me puse un pantaloncito corto de hacer deporte (short creo que se dice) encima del bañador que todavía no me había quitado y baje al gimnasio que estaba en la planta sótano del hotel.
Al abrirse las puertas del ascensor la planta sótano parecía un sitio abandonado, no había nadie. Seguí una flecha que indicaba gimnasio por un pasillo desierto que giraba varias veces derecha e izquierda. Una puerta doble de cristal abierta de par en par y la luz encendida indicaba que el gym estaba abierto, pero no había nadie dentro. Claro, si la gente va de vacaciones al hotel, lo último que van ha hacer es encerrase en un sótano a sudar.
Entré en el gym, había maquinas, de todo tipo, colchonetas, espejos, bicicletas… y sonaba música de discoteca, supongo que para dar ritmo a los ejercicios. Yo miraba de un lado a otro, pero no veía a nadie, entonces me vi en los espejos de la pared, de cuerpo entero. ¿ese era yo? No podía ser, ahora comprendía palabras de Pedro de esta mañana “una nenita como tu”, veía mi reflejo ahí con esos pantaloncitos tan cortos, todas mis piernas blancas al aire y sin vello ninguno. Al haber tantos espejos podía incluso verme de perfil sin girarme, la curvatura de mis nalgas… era digna de una adolescente, tan firmes tan redonditas, tan tiernas.
Entonces le vi, no se de donde había salido, ahí estaba él, un tiarron enorme, 1,85 o 1,90 de altura, moreno, fuerte, cachas, de piel morena, llevaba una camisetita de tirantes que dejaba sus fuertes y bronceados brazos al aire y tan ceñida que podían adivinarse a la perfección la hendiduras de sus músculos abdominales. Y abajo llevaba, lo que en un principio me pareció un culotte de ciclismo, creo que era una especie de maya elástica, por encima de la rodilla, se le pegaba totalmente marcando los voluminosos cuadriceps, y mas arriba… se le podía adivinar todo el paquete!! Se le veía la bolsa de los huevos, redonda, gorda, y encima…bien perfilada por la maya, su polla, la tenia en posición horizontal, apuntando a la derecha, en reposo, pero aún así tenia aspecto de ser gordita.
Mi mirada seguía clavada en el dibujo que se su bulto hacia en las mayas cuando oigo:
-Hola nene
Su voz me hizo despertar, levante la vista y vi una sonrisita en su cara mientras me miraba fijamente.
-Ho..hola
-¿Te hospedas en el hotel?
-Sí, sino no habr…
-Bien, entonces empecemos, que veo que tenemos mucho que hacer – ni siquiera me dejo terminar la frase.
-¿Mucho que hacer? Pero si yo solo he bajado ha…
-Claro que mucho que hacer jajajaja, ¿te has mirado en el espejo? Tenemos que perfilar esas piernecitas que tienes y también los abdominales. A ver, quitate la camiseta.
No se si fue por su manera imperativa de ordenármelo o su voz profunda de macho o por qué siempre he sido obediente con la gente mayor que yo o representase algún tipo de autoridad o por qué simplemente nunca me he enfrentado a nadie y prefiero acceder a lo que me dicen y evitar situaciones tensas, pero el caso es que según termino él de decirlo yo ya me estaba quitando la camiseta.
-Lo que me suponía, un vientre fofo y delgaducho, hay que ponerlo firme. Ven!, vamos a la cinta a calentar, el calentamiento es muy importante antes de…de hacer ejercicio jeje, ya sabes.
Puso su mano en mi espalda, entre mis hombros y me empujo hacia delante, al dar el primer paso intentando separarme de él, su mano descendió hasta la zona de los riñones y entonces baje la velocidad de mis pasos porque no quería que siguiera descendiendo. Con su mano en la parte baja de mi espalda me fue guiando hasta unas cintas de correr, que estaban frente a una pared de espejos, y entonces…zas, me dio una nalgada con toda su manaza abierta en mi culito,
-Vamos nene, súbete en esta – dijo dando la vuelta a una de las cintas y apretando unos botones para que se pusiera en marcha.
Yo obediente, me subí y empecé a andar, y según él iba apretando el botón fui incrementando el ritmo hasta empezar a correr. El se subió a la cinta de mi derecha y la puso en marcha, yo le veía a través del espejo que teníamos en frente. Se quitó la camiseta y en ese momento me acordé que yo ya no llevaba la mía.
La cinta iba más deprisa de lo que yo hubiera querido, pero como no sabía como funcionaba no pude bajarle el ritmo. Para no caerme tenía que dar zancadas algo largas, lo que hizo que apenas empezar a correr, el pantaloncito de deporte que llevaba se me subiera y se me metiera entre mis nalgas. Yo notaba como me las separaba y notaba la incomodidad de tener la tela enrollada metiéndose en mi raja.
Levante la mirada y me vi reflejado en el espejo de la pared. Mire como tenia el pantaloncito por delante, y también se me había enrollado hacía arriba, dejando casi totalmente al descubierto mis muslos y marcándome mi paquetito, no se por qué pero me pareció que se me veía un buen bulto jeje…pero…entonces desvié la mirada para ver el reflejo de…de…todavía no sabía su nombre. Lo que vi no es que fuera un soc…pero me dejo impresionado y me hizo cambiar de opinión al instante sobre lo que me pareció mi bultito…aquello era…no sé…era tremendo como se le marcaba a la perfección todo el cilindro de su cipote, llevaba la dirección de su pierna derecha, parecía como si su cuadriceps en la parte alta tuviera una deformidad abultada sobresaliendo del músculo. Me dí cuenta que era la segunda vez que me fijaba en su paquete, y esta vez parecía como si hubiese engordado, al menos sí que había cambiado de posición, pero…¿por qué estaba otra vez fijándome en como se le marcaba…su…su…apetitoso rabo a ese tío? Pero si nunca había hecho eso! A mi eso no me iba!
Fui levantando la mirada, no me lo podía creer, era algo superior a mí, mi mirada se recreaba en el reflejo que el espejo me devolvía de aquel macho. Mis ojos buscaban y se recreaban con cada detalle de su cuerpo, como el elástico de las mayas ó lo que fuera, se pegaba a su cintura de tal manera que al correr no se le movía de su sitio, me fije en lo firme de su abdomen, con cada zancada que él daba sobre la cinta sus músculos se movían de manera firme, sin temblores, sin rebotes. Sus pectorales…ufff se notaba que trabaja en un gimnasio y seguramente pasaba mucho tiempo ejercitándose.
Entonces vi su cara, y le vi mirándome directamente a los ojos, sin inmutarse, seguro, firme, seguramente disfrutando de cómo mis ojos iban recorriendo todo su cuerpo. Me pareció que me guiño un ojo…y a mi… no se donde…se me empezó a dibujar una sonrisilla en los labios…y entonces me fijé como él giraba la cabeza, me miró directamente mi culito, no através del espejo, y sonrió ampliamente. Y yo, en vez de pensar en por qué un tío así me miraba el culo y sonreía, me hice una imagen mental de cómo se verían mis nalguitas enfundadas en esos pantaloncitos mientras corría en la cinta. Y no me gusto lo que vi, seguramente con cada zancada al correr, mi nalgas temblarían y rebotarían por el efecto del choque de mi pie con la cinta, me imagine mis nalgas fofas, blandas…en contraste con sus músculos firmes, su abdomen, sus pectorales…Empecé a sentir vergüenza, pero no porque un extraño me estuviera mirando el culo, si no por no tener un culito bonito y firme que no temblase al correr, y en ese momento apoye mis manos en dos barras laterales que tenia la maquina e incline un poco el tronco hacia a delante, sacando un tan solo un poco hacia atrás mi culito, pensé que así mis nalgas se estirarían, y parecerían algo más firmes y no temblarían tanto como lo que yo estaba viendo tan solo en mi imaginación.
Una mano, primero posándose en mi nalga derecha, abarcándola por entero, luego acariciándola para enseguida apretarla y estrujarla, me saco de mis pensamientos y mis imágenes mentales.
-Pues sí, tienes buenas nalguitas y son tan firmes como parecen – dijo mientras que con la otra mano bajaba de velocidad y paraba mi cinta – pero esos muslos no parecen igual de firmes. Vamos a tener que fortalecerlos y ejercitarlos o no aguantarás.
-¿aguantar?...pero… – empecé a decir.
-Claro, jeje, aguantar un motón de cosas, subir escaleras, una buena…caminata, un partido con los amigos…ya sabes.
-Sí, sí, claro… - no sabía a qué venía eso de aguantar pero para no parecer tonto yo dije que sí, para eso él era el monitor del gym, él es el que sabía.
-Ven, que te voy a poner…te voy a poner a hacer unas sentadillas, ven por aquí.
Me llevó hasta un banco de estos de gimnasio que estaba enfrente de otra pared de espejo. El banco esta en medio de una especie de pórtico hecho con hierros. Arriba del toda había una barra con pesas a ambos lados. Él quito varios discos.
-Vamos a quitar algo de peso, porque la primera vez creo que te va a costar un poco. Ven ponte aquí en medio, mirando al espejo para que veas tus movimientos y puedas corregir la postura.
Se puso detrás de mi y me cogió con ambas manos por las caderas situándome debajo de la barra con pesas y mirando a la pared de espejo. Él estaba pegado totalmente a mi, haciéndome sentir el calor de sus pectorales desnudos sobre la piel de mis hombros, ya que él era más alto que yo. Haciéndome sentir también su…su abultada entrepierna en la parte baja de mi espalda, recordé como tenía colocado su rabo cuando se lo miré cuando estábamos en la cita, y entonces pude distinguir lo que creo que era la cabeza de su polla, un capullo gordo, redondo apoyándose en lo alto de mi nalga derecha. Sentí como sus manos empezaban a subir por mi costado, haciendo algo de presión en mi cuerpo, yo permanecía inmóvil mirando mi propia imagen en el espejo, lo que me permitió ver a la vez que sentir o no se si sufrir o disfrutar como su grandes manos iban subiendo por mis costados. Sufrí y disfrute a la misma vez como se me ponía por todo el cuerpo la carne de gallina al sentir ascender sus fuertes manos presionando con fuerza mis cuerpecito, tuve que separar mis brazos de mi cuerpo para permitirle que siguiera subiendo, no se por qué hice eso, supongo que como era lo que él quería, pues yo lo hice, y sufrí la presión de sus manos en mis costillas, me apretaba con fuerza y rigidez. Siguió subiendo hasta que me hizo levantar los brazos hacía arriba, yo intente agarrarme a la barra para no tener que soportar el peso de mis brazos, pero no llegaba a la barra.
-Vaya!, parece que no llegas, espera un momento – y se despego de mi para ir a buscar una especie de tarima o taburete bajo pero ancho.
-Sube los pies aquí – dijo poniendo el taburete de madera debajo de la barra.
Me subí a esa especie de tarima ancha, me agarre con ambas manos a la barra, y vi a través del espejo y sentí como con sus manos volvía a cogerme por las caderas.
-Ahora separa un poco los pies para tener más estabilidad - y diciendo esto dió un paso hacía delante para volver a pegar su pecho contra mi espalda desnuda.
Al cambiar la altura…ahora…su…su cipote dormido presionaba contra mi nalga derecha, sentía todo lo largo de su barra en todo mi glúteo.
-¿Listo? – zasss, me dio un azote en mi nalga izquierda con toda su mano abierta – venga vamos a empezar a endurecer esos muslitos que tienes, levanta la barra y sácala de sus apoyos.
Levanta la barra y la sostuve en el aire con los brazos estirados, la verdad es que pesaba.
-Ahora ves bajando la barra hasta a apoyarla en tus hombros por detrás de tu cabeza, yo te ayudo – y estiro su manos para ayudarme sujetar la barra, tuvo que echar su cuerpo un poco hacia delante y sentí con más fuerza su polla presionar contra mi nalguita.
-Bien nene. Empecemos. Para hacer bien este ejercicio tienes que ir doblando las piernas poco a poco todo lo que puedas y luego volver a estirarlas. Para ayudarte te miras en el espejo para no desequilibrarte y mantenerte recto. ¿entendido?
-Sí.
-Bien, pues venga empieza, yo te ayudo con el peso, que creo que te he puesto algo de más.
Empecé poco a poco a doblar las piernas y…enseguida me di cuenta que por culpa del peso que tenía en los hombros no podía inclinarme hacía delante o me caería, así que tenía que mantener mis hombros en la vertical de mis pies, y para doblar las piernas solo me quedaba una opción, sacar mi culito hacía atrás. Pero…detrás de mi…estaba él, y con su paquetón apoyado en mis nalgas…pero tenía que hacer lo que él me había dicho e ir doblando la piernas para hacer bien el ejercicio.
-Venga, ¿a qué esperas?, vete bajando, sin miedo, que yo te sujeto la barra para que no te pese tanto.
Si no quería defraudarle por no poder hacer el ejercicio no me quedaba más remedio que empezar a doblar las piernas a la vez que sacaba mi culito hacia atrás. Él tenía los brazos en alto sujetando la barra de mis hombros, pero no se movía! Tenía que empujar con mis glúteos en su…su entrepierna, pero no solo era empujar, al ir doblando mis piernas, mi nalgas empezaron a resbalar sobre su culotte o sus mayas hacía abajo, yo sentía como mi nalga derecha iba frotando poco a poco hacía abajo su mástil de carne. Llegó un momento en que no podía doblar más mis piernas a no ser que él ser retirase un poco hacía atrás y me dejase más espacio para sacar aún más mi culito.
Entonces él también empezó a doblar sus piernas, yo pude sacar un poco más mi culito hacia atrás notando como la tela de mis pantaloncitos se me metía entre mis nalgas por efecto de la presión y su entrepierna, dejando por abajo más parte aún de mis muslos al descubierto y no se si incluso el inicio de la redondez de mis nalguitas.
-Así, muy bien, así nene, bajando y doblando bien las piernas para fortalecer esos muslitos que tienes – Note como el peso de mis hombros se aligeraba – Venga ahora empieza a subir, que yo te ayudo con el peso.
Pero él no solo me ayudaba con el peso, sino también empujando con su pelvis en mi trasero. Según iba subiendo notaba como mis nalgas “mordian” la tela de mis pantalones cortos, la sensación que tenía era que toda la tela estaba entre mis nalgas y no quedaba nada para tapar el inicio de mis nalguitas. Lo normal (al menos hasta ese día) hubiera sido que me diera vergüenza que un extraño del que ni siquiera sabía su nombre no solo pudiera verme mis nalguitas sino que encima estuviera restregando su paquete por ellas, pero la vergüenza me vino al pensar que podría ver lo blanquitas que tenía la piel de mis nalgas por la falta de sol.
Al terminar de subir y tener totalmente estiradas mis piernas de nuevo, volví a sentir doto el peso sobre mis hombros y también…su…su polla se le estaba poniendo dura!!, la podía sentir hacia presión en mis nalgas.
-Muy bien nene, la primera la has hecho bien, ahora empieza a bajar otra vez.
Mis piernas volvieron a doblarse soportando todo el peso de la barra, notando como los músculos de mis muslos se tensaban empecé de nuevo a poner mi culito en pompa presionando contra su bulto endurecido. Volví a descender notando como mis nalgas resbalaban hacía abajo sobre su paquete, haciendo que mis pantaloncitos subieran todavía un poco más metiéndose en mi rajita.
-Eso es nene, muy bien así se baja. Ahora vuelve a subir que esta vez no te voy a ayudar con el peso porque sino no le vas a sacar fruto al ejercicio.
Es cierto que no me ayudo a levantar la barra de mis hombros, pero sí que no dejo de empujar mi culito hacia arriba con su paquetón, ya que lo notaba bastante mas abultado que antes.
Para la tercera flexión note como quitó las manos de la barra para ponerlas a ambos lados de mis caderas, separó un poco más sus pies, balanceándose primero a un lado y después al otro con lo que su abultada entrepierna se refregó contra mi culito quedando esta vez justo a la altura de mis nalgas.
-Venga nene – zassss, me dio una buena nalgada con toda su manaza abierta que sentí en parte en mi piel desnuda confirmándome todo lo que mi pantaloncito se había subido por efecto de las flexiones – que te estas portando bien, vuelve a flexionar que te vamos a corregir un poco la postura.
Empecé una vez más a doblar mis rodillas para ir descendiendo, él pasó una mano por delante de mi cintura apretándome contra él, lo que me hizo sentir su ya endurecida polla justo en medio de mis nalgas. La otra mano la puso en la parte baja de mi espalda, justo en los riñones empujándome un poco hacia delante.
-Tienes que doblar un poco la columna hacia delante, así que tu espalda haga un poco de curva para que no te hagas daño en los riñones – supongo que me sintió un poco indeciso y por eso continuo diciéndome – venga nene, que no te de miedo sacar y empinar esas nalguitas que tienes, no te pasará nada por poner un poco el culito en pompa, además tienes buenas nalgas deberías estar orgulloso de ellas. Cuando te puede pasar algo y hacerte daño es si no tienes una buena postura.
Mientras me hacía sacar mi culito hacia fuera él no paraba de aprovechar para hacerme sentir su…su tremendo…tremendo y ahora durísimo rabo justo en medio de mis nalgas, haciendo presión, separándolas, haciéndome sentir el calor que desprendía ese cilindro de carne.
Cuando llegue otra vez abajo, mire al espejo y me pareció tener la postura de un pollo, con la cabeza en alto, el culo bien para fuera, la espalda bien doblada, todavía con su mano en mis riñones empujando para abajo y también le vi a él grande y fuerte, tanto que mi figura delante de él nunca llegaría a ocultarlo su reflejo.
-Venga, ahora para arriba – y empezó a hacer presión con la mano que tenia puesta por delante de mí para guiarme hacía arriba.
Al empezar a subir me dí cuenta de que con su mano no era con lo único que me estaba presionando hacia arriba, en mis nalgas…bueno…entre mis nalgas…sentía…estaba sintiendo una presión…algo muuuuy duro…era…no podía ser otra cosa que su capullo!!! La gorda cabeza de su polla estaba apuntando al cielo dentro de su culotte y con ella me empujaba justo en medio de mis nalgas hacía arriba.
Pero…cuando se había colocado ese cipotón mirando para arriba? La ultima vez que pude verlo estaba dormido siguiendo la dirección de su pierna…todavía no se en que momento se lo puso así, por qué creo que para tanta carne se ponga apuntando hacía arriba él tuvo que meter la mano y ponerla en ese dirección.
Al estar yo sobre esa especie de tarima y él con las piernas bastante abiertas, justo al llegar arriba y terminar de enderezar mis piernas perdí el contacto de su capullo, pero nada más empezar a bajar fue lo primero que note, era como hacer tope con algo duro y rígido que al hacer contacto parecía dejarse vencer e ir descendiendo a la vez que yo doblaba las rodillas. Pero justo antes de terminar la flexión, el tope no siguió cediendo, se quedo estático y entonces, al yo tener que seguir doblando mis piernas para acabar la flexión, se deslizó un poco por mi rajita que separa mis nalgas, aunque bueno, más sería al revés, supongo.
Con cada flexión ese deslizamiento era más largo, cada vez él me acompañaba menos en la bajada para sentir como mi raja deslizaba sobre su capullo, pero en la subida su..su cabezota se clavaba entre mis nalgas y me empujaba hacía arriba.
Yo empezaba a disfrutar ese roce, sintiendo su capullo deslizar desde la parte de debajo de mi rajita hasta casi la mitad, hasta la altura de mi hoyito. Sintiéndolo empecé a imaginarme como era, lo veía gordo, ligeramente ahuevado, brillante, terso, de piel suave pero firme, rojizo más que rosado, mirándome con su ojito en el centro…
Parecía como si ya no estuviese haciendo flexiones, sino acariciando y haciendo deslizar su capullo por entre mis nalgas.
-Muy bien nene, así, lo haces bastante bien, muy bien para el primer día, aunque vas a tener que practicar mucho.
Ya había perdido la noción de las flexiones, ni siquiera llevaba la cuenta, estaba concentrado sintiendo como su capullo recorría mi rajita, intentando sentir su forma, su redondez, su calor, su dureza, e incluso me sorprendí a mi mismo intentando que se parase justo a la altura de mi hoyito, que, por mi falta de experiencia, no sabía como a pesar de la follada que le habían dado por la mañana, con solo sentir ese rabo cabezón resbalar arriba y abajo, empezaba a palpitar, abriéndose y cerrándose como deseoso y pidiendo que le den más.
-Muy nena, ya hemos sudado un poco, para ser el primer día esta bien, pero mañana más, eh? – dijo ayudándome a dejar la barra de mis hombros en su sitio.
-Sí, sí, claro, mañana más – dije como respondiendo a una orden.
¿Nena?, ¿me había llamado nena? Ya no sabía si era mi imaginación, o realmente me había llamando nena, pero…ya no podía decirle nada, además…no me hubiese atrevido a recriminarle nada, él era el instructor, el monitor del gimnasio, allí él representaba la autoridad, yo no hubiera podido recriminarle que me llamará nene o nena o como me hubiese llamado.
-Ahora vamos a la sauna a abrir un poco los poros y relajarnos después del ejercicio.
-Vale…aunque…yo nunca he estado en una.
-No te preocupes, tú sígueme, es muy relajante.
Entramos en una puerta que ponía vestuarios y tenía en la puerta el típico muñeco que representa los hombres como los de los servicios en los bares y todos esos sitios. Era una sala amplia, con bancos de esos que los asientos son tiras de madera y sin respaldo, había taquillas en las paredes para dejar la ropa. En una de las paredes había una puerta o más bien un paso porque no había puerta para poder cerrar que daba paso a las duchas y los lavabos, y en otra pared había una puerta cerrada de madera.
Se dirigió directo a la puerta de madera, a la derecha había una estantería con toallas dobladas y colocadas. Cogió dos toallas y las puso en el banco más cercano a la puerta y sentándose empezó a quitarse las zapatillas.
-Venga, no te quedes ahí parado, a la sauna no se puede entrar vestido. Desnúdate.
-Sí, sí, ya voy.
Me senté en el banco de enfrente y me empecé a desnudar mirando y observando como lo hacía él. Primero me descalcé, luego me quite los calcetines igual que hizo él. Entonces se puso de pie. Su paquete quedó justo a la altura de mi cara y no ha mucha distancia porque la separación entre bancos no era mayor de un metro.
No pude evitar mirarle directamente todo su paquete bien marcado, todavía se podía ver bien perfilado en el culotte su cipote bien colocado en el centro, se notaba a la perfección su capullo bien hinchado en la parte arriba, casi casi al borde del elástico. Metió los pulgares por ambos lados del elástico del culotte y empezó a bajárselos.
Oooohh, no me lo podía creer, se iba a bajar el culotte delante de mí, iba a poder verle la polla a ese macho y encima teniéndola bien dura por todo el roce con mis nalgas, iba a poder ver en directo el pollón que me había estado restregando por mi rajita hacía tan solo un momento.
Primero apareció su..su…mmmm delicioso, brillante, jugoso y duro capullo, gordo y reluciente con una gotas de liquido justo la punta, era tal y como me lo había imaginado mmmm o tal vez es que tengo en la fina piel de mis nalgas el sentido del tacto más desarrollado de lo que creía jeje. Al seguir bajando empezó a aparecer todo su tronco, ligeramente curvado, venoso…y que venas!, con la piel oscura, parecía incluso moreno.
Yo no me daba cuenta, pero estaba con la mirada fija en aquel impresionante nabo, como hipnotizado, con la boca ligeramente abierta del asombro, todavía con uno de mis calcetines en la mano.
Al seguir bajándose el culotte, aparecieron sus huevos…uffff, vaya bolas!!! Sin duda esos eran los huevos de un macho, en ese momento me dio por pensar que mis huevos nunca podrían llegar a ser como aquellos.
Al verse liberado del culotte, su rabo quedo en posición horizontal, mirándome con su ojo justo en medio de aquel capullazo brillante y jugoso. Entonces dejo caer el culotte al suelo y levantando los pies para deshacerse de el se giro para coger una toalla y ponersela alrededor de la cintura.
-Jejeje, pero no te quedes ahí como atontado, que tampoco puedes estar muy cansado, no hemos hecho tanto ejercicio. Venga, desnúdate.
-Sí, sí, voy – mierda, seguro que esa risita era porque me ha pillado mirándole el cipote con cara de asombro y admiración, que corte, creo que incluso note en mi cara como me ponía algo colorado.
Entonces fui yo quien se pudo de pie, y me puse de espaldas a él porque no quería que viese mi pequeño bulto entre mis piernas y pensara que ver su polla me había excitado y porque cuando me quedará desnudo no quería que viese mi pollita e hiciese comparaciones. Primero me quite el short de deporte quedándome solo con el bañador tipo slip que lo tenia casi todo bien metido entre mis nalgas, y luego me empecé a bajar el bañador, intenté que cayera solo hasta el suelo pero la tela se enrollaba y no había forma, así que tuve que inclinarme para ir bajándomelo.
Me apoye con una mano en el banco y con la otra me ayudaba a sacar el bañador por primero un pie y luego el otro, mi espalda estaba casi en noventa grados y mi culito totalmente expuesto hacía ese macho de gimnasio. Y justo en ese momento….ZAS!!! Recibí una buena nalgada con toda su mano abierta.
-Vaya buen par de nalguitas que tienes nena!!! – me dijo mientras no despegaba su mano de mi nalga derecha y empezaba a sobarla de arriba a bajo, casi abarcaba toda una de mis nalguitas con su manaza de macho – deberías estar orgullosa del buen culito que tienes.
-Gra…gracias… – pero …pero…como que gracias?? Un tio me estaba metiendo mano estando yo desnudo y solo se me ocurre darle las gracias…
-Vamos a ver esos músculos – dijo poniendo su otra mano en mi otra nalga y empezando a sobarla – no vaya a ser que nos hayamos pasado con el ejercicio y tenga mucha tensión acumulada.
Mientras decía esto no paraba de sobarme las nalguitas, amasarlas, separarlas y luego fue bajando haciendo lo mismo con la parte de atrás de mis muslos. Yo seguía reclinado en noventa grados apoyado con tan solo una mano en el banco, en la otra todavía tenia mi bañador.
-Bueno, parece que tus músculos no están resentidos por el ejercicio, ahora venga, vamos a entrar en la sauna. – Zas!!! Y volvía a darme un buen azote justo donde el anterior, y…empecé a notar algo de escozor en la zona, creo que me había dejado la nalga algo roja.
Se dirigió hacía la puerta de la sauna con su toalla alrededor de la cintura. Yo cogí la otra toalla para ponérmela igual que él.
Al intentar ponérmela alrededor de la cintura:
-Pero….esta toalla es muy pequeña…voy coger otra.
-NO!! No cojas otra. Esa toalla es justo la que necesitas – dijo abriendo la puerta de la que salió algo de vapor.
Ese “no” tan rotundo, como una orden, me dejo algo paralizado, así que entre sumisamente detrás de él con la toalla en la mano cerrándose la puerta detrás de mí.
-No necesitas una toalla más grande para lo que vas a hacer – dijo sentándose en un bando de madera y apoyando la espalda contra la pared.
-Pero tu toalla es más grande…
-Porque la mía es para sentarme – dijo abriéndose la toalla y dejando libre su rabo que apuntaba al techo – y la tuya no lo es.
-¿la mía no lo es?...entonces par…
-Para que la pongas en el suelo y te ARRODILLES!! – dijo separando los pies y señalando el suelo entre ellos.
Me quede ahí de pie, viendo otra vez su cipote inhiesto, duro, erguido de forma orgullosa, y a la vez estaba sorprendido y algo paralizado por su respuesta y sobre todo el tono imperativo.
-Venga nena – dijo agarrandose el pollon por la base y meneándolo – mira como me has puesto. Venga: ARRODILLATE TE HE DICHO! y ponte a comer polla que es a lo que has venido.
-…eh…sí…sí…ya voy… – su voz fuerte, decidida, imperativa…me dejó en blanco, no sabía que hacer o decir así que solo me quedaba una salida, obedecerle y arrodillarme.
Extendí la toalla entre sus pies, y me arrodille ante él. Con los pies juntos y las rodillas igual, pose mis nalguitas en los talones. Al levantar la mirada…ooohhh…vaya par de huevos!!!, fue lo primero que vi, su pollon estaba bien tieso apuntando al techo y debajo colgaban dos buenas pelotas firmes y gordas mmmmm.
No había calculado bien al poner la toalla y estaba algo retirado del banco, tuve que levantar mi culito, poner mis manos en el suelo entre sus pies y…entonces mi cara quedo justo rozando su estaca que la tenía bien vertical.
-Jejeje parece que eres una buena putita ya te has puesto a 4 patas, pero recuerda lo que te he dicho de doblar un poco la espalda, tienes que hacer bien las posturas, venga que yo te vea, me voy a encargar de enseñarte bien.
Entonces volví a arquear un poco la espalda, sentí como mi culito se empinaba, y con el calor de la sauna sentí algo de airecillo fresco entre mis nalgas, supongo que al arquear la espalda se me habían separado un poco. También al arquear la espalda, mi cabeza avanzo hasta que mi nariz rozo la base de su polla y mis labios sus hermosas pelotas. Mmmmmm a pesar del poco ejercicio que suponía para un macho musculoso como él lo que habíamos hecho en el gym, pude notar através de su aroma de que había sudado. Mmmmmm como se me metía ese olor por la nariz, estaba oliendo su esencia a macho y estaba disfrutando de ella, algo tenía aquel olor que me hacía desconectar mi mente y seguir aspirando. Tanto me hizo desconectar y tanto aspirar, que él se dio cuenta.
-¿A la nena le gusta el olor a polla?
Yo levante la mirada pero no sabía que decir.
-¿¡No contestas!? – zas!!! Se agarro el pollon por la base y me dio con el en toda la cara, lo hizo tan rápido que ni lo vi – venga puta, no te de vergüenza admitirlo, para ser una buena putita te tiene que gustar el olor a rabo caliente.
-Sí.
-¿sí, qué?
-Sí, me gusta – dije sin moverme de posición, a 4 patas, con mis labios rozando sus huevos, mi culito en pompa y mis ojos mirando hacía arriba, hacía mi superior.
Zasss!!!! Me volvió a dar otro pollazo en la cara, esta vez más fuerte porque todavía tenia su mano agarrándosela bien fuerte por la basa, incluso hizo que se me moviera la cabeza. Pero enseguida volví a dirigir mis ojos hacía arriba como buscando una explicación.
-Vamos zorrita, se buena y dile a tu macho que es lo que te gusta.
-Me…me gusta…el…el olor a polla.
-Bien nena, eso es lo que quería oír, vas a ser una buena putita, yo te enseñaré y adiestraré pero tienes que poner de tu parte y esforzarte ¿quieres?
-Sí – zasss esta vez no fue un pollazo, me dio con toda la mano abierta en mi cara, creo que me dio bastante flojo en comparación con todo fuerte que podría haberme dado.
-¿sí, qué?
-Sí, me esforzaré para aprender a ser…a ser una buena…putita.
-Claro que lo serás, vas a ser una buena puta, no hay más que ver como te gusta oler mi polla con esa naricita de nena. Ahora pruébala, a ver si también te gusta como sabe.
No espere a recibir otra bofetada. Bajé mi mirada hasta su capullo, levanta una mano del suelo y de agarré su cipote por la base e hice un poco de fuerza para ponerlo más horizontal, porque sino no llegaba con mi boca hasta la punta de su polla, al menos estando con las dos rodillas y una mano en el suelo. Entonces saque la lengua y apoye su capullo en ella. La verdad es que a pesar del calor de la sauna, podía sentir el calor que emanaba la cabeza de ese nabo tan duro.
Moví mi lengua por la parte de abajo del capullo, le di algunos lengüetazos y la verdad es que sabía igual que olía, pero distinto. El sentido del gusto no es igual que el del olfato, el sabor de su rabo se extendió por toda mi lengua, aunque había partes de ella que todavía no habían entrado en contacto con su polla. Levante la vista para ver su cara y si percibía alguna muestra de si lo estaba haciendo bien o no.
-Vamos zorra, empieza a comer polla que es a lo que has venido, a ver cuanto sabes.
Sus palabras iban directamente de mis oídos a mi cuerpo y hacían que mis músculos actuasen, no pasaban por mi cerebro, yo no pensaba, ya que antes de que el terminase la frase, mis labios ya estaban en forma de “O” rodeando la punta de su polla y mi lengua en forma de cuenco dando a su capullo la bienvenida a mi boquita, mientras mi cabeza avanzaba para que centímetro a centímetro su rabo me llenara la boca.
Según iba avanzando mi cabeza para que mi boca tragara más rabo, tenía que inclinar más mi cuerpo hacía él, eso sí jeje, sin olvidarme de seguir arqueando mi espalda, de manera que mi culito parecía empinarse más todavía. Cuando su capullo hizo tope en mi garganta, mi cabeza empezó a retroceder, mis labios seguían sellando mi boca alrededor del tronco de su majestuoso cipote, y rastro de saliva iba quedando en su tronco dando un brillo bellísimo a esa herramienta de carne dura.
Cuando todo el tronco estaba fuera de mi boca y solo el capullo quedaba dentro, creo que por instinto mi lengua empezó a intentar abrazarlo, haciendo círculos sobre el, sintiendo através de mi lengua la suavidad de la piel que lo cubre, e intentando acaparar el agradable calor que se desprendía de el. Entonces paré esta maniobra y volví a empezar a avanzar mi cabeza para volver a tragarme su pollón. Levante tan solo mis ojos, porque claro jeje, no podía inclinar la cabeza entera para mirarle ya que mi boca no hubiese quedado alineada con su rabo, y mi intención era tragármelo.
Le mire a los ojos, supongo que buscaba su aprobación ya que yo me estaba esforzando en hacerle una buena comida de nabo. Mi boca iba engullendo centímetro a centímetro su estaca de carne hasta que me volvió a hacer tope en la garganta e igual que antes, mi cabeza empezó a retroceder hasta dejar solo su sabroso capullo dentro.
-Pero zorrita ¿qué pasa, solo te vas a comer la mitad de mi polla?
Mi cabeza se paró en seco, también mi lengua cuya puntita estaba jugando con el agujero de su nabo, y mis ojos le miraron a mi macho con sorpresa.
-¡Venga, chupa pollas, contesta! – dijo mientras se agarraba su cipote para sacármelo de la boca y arrearme un buen pollazo en la cara.
-Es que…es que no puedo tragar más, me hace tope en la garganta.
-Puuffff, cuanto te queda por aprender!!!, se nota que todavía te han puesto pocas veces a comer rabos. Tienes que aprender a ahuecar y abrir la garganta para que te entre más.
-Es que…además…cuando me hace tope…me dan arcadas si la tengo mucho rato hasta dentro.
-Jajaja, claro putita, eso es porque no tienes costumbre de mamar pollas y eso lo vamos a cambiar, vas a bajar todos los días al gym a hacer tus ejercicios de piernas y nalgas y a entrenar tu boquita para llegar a ser una buena come pollas, ¿vale?
-Va...vale.
-Entonces ¿tu quieres ser una buena putita come pollas?
-Sss…sí…sí quiero.
-¡Pues empieza por contestar bien! – Zas, volví a sentir toda la dureza de su rabo estrellarse nuevamente contra mi mejilla.
-Sí, sí quiero ser una buena putita.
-Muy bien nena, así tienes que contestar para llegar a ser una buena zorra obediente, pero también tienes que aprender muchas más cosas, una de ellas es comer rabos ¿tu quieres aprender?
-Sí. – no iba a responder más, pero entonces me di cuenta de que tenia que contestar bien – sí, quiero aprender a comer rabos.
-Bien pues entonces vas a bajar todos los días para que te ponga a mamar polla. Por dos razones. Primero y más importante porque las que habéis nacido para ser putas tenéis la obligación de encargaros del rabo de vuestro macho, por eso vas a bajar todos los días a atender tu obligación. Y segundo porque la única manera de aprender a ser una buena chupa pollas y que no te den arcadas es practicando todos los días y comer muchos rabos. – hizo una pausa y luego siguió – Ahora tráeme mi mochila que la he dejado en el vestuario y así me fumo un cigarrito mientras tu sigues comiendo polla.
Empecé a ponerme de pie para ir a buscarla.
-¿¡Qué haces zorra!?, ¿te he dicho yo que te pongas de pie? Entonces por qué coño lo haces. Ves a 4 patas que te tienes que acostumbrar a andar como lo que eres, una perrita.
Volví a poner las manos en el suelo y andando a 4 patitas me dirigí a la puerta. Intente no olvidarme de seguir arqueando la espalda, era complicado porque eso me hacía mover mi culito hacía los lados mientras gateaba. Al llegar a la puerta, alce una mano y la abrí saliendo a buscar la mochila de mi macho Pablo, aunque en ese momento todavía no sabía su nombre.