Mis sobrinitas violadoras… (III)

Mis sobrinas Pili y Luci, me hacen la mayor trastada de su vida junto a sus tres mejores amigas a las que yo había bautizado como el trío calavera, o al menos era lo que pensaba, aunque cada vez estoy más seguro de que fueron seis y no cinco las violadoras

(En esta tercera y última parte de este relato escabroso pero muy morboso, les hablaré propiamente de la violación de aquellas incansables jóvenes calientes…)

En el primer capítulo les hablé de la situación previa a vivir yo con  mi tía Luci, de la aparición de su marido Sebastián y de mi cumpleaños.

En el segundo capítulo les relaté como engendré a mi sobrina Pili con casi toda seguridad en la misma primera noche que comencé a follarme a mi tía Luci, en aquel memorable e intenso día de mi cumpleaños y como fueron los siguientes meses conviviendo con ella, follándola todos, absolutamente todos los días hasta el mismo día antes de nacer mi sobrina Pili, mi hija…

En este tercer y último capítulo de hoy, les relataré todos los detalles de una violación múltiple aunque muy organizada, que varias jóvenes me realizaron casi sin descanso, durante una inmovilización absoluta que duraría casi cuarenta y ocho, dieciocho años después y en mi casa, con un final ciertamente misterioso.

Fue una situación tremendamente frustrante, al menos durante los primeros momentos.

Les pondré mis amables lectores en antecedentes.

Empecemos.

Mi tía Lucia, como saben, había muerto en el mes de agosto. Unos días antes, como saben, me había pedido que cuidase de sus dos hijas. Al querer confirmar con ella cuando su vida se apagaba, si mi Pili era hija mía, no me dijo que sí, pero tampoco me dijo que no. En todo caso yo tenía ya asumido que sí lo era por aquel detalle trascendental del diario. En todo caso sus ojos no me mintieron.

Mi tío Sebastián se había suicidado apenas un mes antes, dijeron que en un accidente, pero todos intuimos, yo el primero, que había sido en un ataque de arrepentimiento por el mal causado a mi tía al irse sin avisar.

La tristeza en los días siguientes a la muerte de mi tía era evidentes, especialmente en mi madre, del resto de mis tías y de toda la familia en general. Visitaba a mi madre todos los días, que obviamente era la más afectada.

Mis sobrinas se habían mudado a mi casa, después de la promesa hecha a su madre en vida,  y estaban empezando a hacerse con la rutina de aquellos primeros días, en su nueva situación.

Yo estaba ya totalmente independizado sobradamente desde que mi abuelo paterno me ha puesto al mando del grupo de empresas. Ya se lo he comentado a ustedes en otros relatos.

En ese momento estaba solo. Me había divorciado de mis dos primeras mujeres, de la última muy recientemente,  y la tercera estaba a punto de entrar en mi vida, al año siguiente.

Si hubiese estado casado, no me habrían violado.

Una lástima.

En aquella casa tan grande estábamos tan solo los tres. El próximamente violado y las presuntas violadoras, mis dos sobrinas, Luci y Pili.

Tanto Luci la mayor, como Pili la menor empezaron con buen pie, aunque no tardarían en torcerse. Sus edades, 19 y 18 prácticamente en aquellos momentos lascivos.

Habían sido unas malísimas estudiantes, las dos. Habían repetido cursos hasta la saciedad.

Habían sido expulsadas varias veces por ser indisciplinadas.

Sin duda, mi tía y sus problemas depresivos no habían ayudado a establecer un ambiente familiar propicio, para una educación básica con sentido común y ética en aquella casa. También el abuelo Remigio había muerto hacía años que podía haber influido en la educación de las niñas. Mis padres aunque viendo juntos en aquella gran casa familiar, sin resignarse del todo, dejaron hacer a mi tía Lucia.

Mi madre hubiese querido hacer más por sus sobrinas y hermana desde que su marido desapareció, pero mi padre le indicaba que debía dejar cierta libertad de actuación a su hermana.

Entre unas cosas y otras, el tiempo paso.

Mi madre me había contado algunos detalles al respecto de mis dos sobrinas. Aunque no había hecho mucho hincapié en ninguno de ellos, como les digo, por causa de no contradecir a mi padre, siempre imbuido de un espíritu liberal y demasiado transigente, al menos teóricamente.

Aquel año de 2.004, yo ya contaba con treinta y seis años. Había vivido prácticamente todo tipo de experiencias, como todos ustedes han podido comprobar incluso desde mi más tierna juventud.

Jamás pensé en qué podía ser violado por unas jóvenes ardientes y sexualmente muy promiscuas.

Pero sin dua¡da, seria violado.

Ya me habían comentado amigos y conocidos de que mis sobrinas Luci y Pili fumaban, bebían, se echaban porros, incluso se habían metido algún pastillazo, y que habían hecho de todo con los muchachos más lanzados de la localidad.

También la edad pide guerra. Ellas eran muy guerreras. Eran jóvenes.

Tan solo me decía  mi madre, que mis sobrinitas estaban necesitadas de algún bofetón que otro.

Vaya si mi madre las llega a ver violándome. Las mata.

Pero sigamos.

A pesar de todo ello y en honor a la promesa que le había hecho a mi tía, decidí intentar que mis sobrinas, fuesen por camino recto.

Hable varias veces con ellas de planes de futuro. Septiembre se aproximaba. Las tanteaba a ver si querían hacer una carrera profesional, o incluso trabajar en la empresa.  Yo me haría cargo de todos los gastos.

¿Os gustaría ser enfermeras? ¿Peluqueras? ¿Queréis trabajar en la empresa?

Ya lo veremos tito. Me contestaban, una y otra vez.

Después de unos pocos días de recogimiento, tras la muerte de su madre, enseguida empezaron a salir de fiesta nuevamente, prácticamente todos los días de la semana. Los viernes y sábados no aparecían por casa casi nunca.

Les había llamado la atención al respecto.

Siempre ponían cara de corderitas degolladas. Pedían perdón y me sonreían.

Los jóvenes y no tan jóvenes de entonces, se reunían en los denominados botellones a beber sin ningún tipo de control a las afueras de las ciudades. En las grandes ciudades, muchos parques aglutinaban miles de jóvenes bebiendo hasta al amanecer todos los fines de semana. Después de beber venían los excesos, las peleas o incluso algo peor.

Como recordaran los lectores de España, los botellones empezaron a generalizarse en nuestra España querida, a finales del siglo XX y ya en 2002, el Gobierno de Aznar, redactó la primera ley denominada antibotellon. El desastre del Prestige y la derrota de 2004 del Partido Popular en el gobierno de entonces, principalmente por los atentados de Atocha auparían a Zapatero al poder aquel año, lo que no propicio una mejora del botellón, sino todo lo contrario.

Del mismo modo en cuanto a drogas y sexo, ya habían pasado los peores momentos del Sida, desde los años 80. Los jóvenes habían dejado de pincharse para esnifar y fumar porros de manera mayoritaria. Las conductas sexuales se habían liberalizado sin miedo a embarazos no deseados, pues el uso de píldoras anticonceptivas llego a generalizarse a la mayoría de las jóvenes. Incluso, en los últimos años de Gobierno de Zapatero, en 2009, se regularía la denominada píldora del día después.

Mis sobrinas a tenor de lo que me comentaban amigos y conocidos, hacían de todo. Salían solas o con grupos de amigos y amigas del instituto y de su antiguo barrio.

Generalmente salían con un grupo de amigas, muy parecidas que se vestían de una manera muy rara. Muy oscuras. Luego a eso se le llamaría estilo gótico, más o menos desde que las hijas de un gran cargo político, que ya he mencionado,  aparecieron en una televisión americana en una visita a la Casa Blanca.

Yo entonces, por sus vestimentas, a las amigas de mis sobrinas, las llamaba, el trio calavera.

Pasaban por casa alguna vez. Escuchaban música con mis sobrinas. Salían a fumar al patio. No se portaban mal, pero no me fiaba.

Fumaban y bebían las cinco. El mueble bar me lo tenían devorado.

A finales de agosto, me empezaron a dar la paliza con la fiesta.

Querían organizar una fiesta de despedida de verano en el patio de casa para todos sus amigos.

El patio de mi casa era idóneo.

Los vecinos, estarían todos o casi todos de vacaciones o en sus casas de campo. La piscina era pequeña, pero con el césped y la barbacoa, era un lugar idóneo para montárselo muy bien en una reunión de jóvenes para hartarse de todo.

Estuvieron días y días dándome la tabarra con la puta fiesta de los cojones.

Al fin les dije que sí. Seria aproximadamente el 25 de agosto, más o menos, cuando les di la aprobación.

Luego, al día siguiente, vendría la cara de pedir dinero para las cosas.

Tito danos algo para comprar.

Les di 200 € para que comprasen todo lo que necesitasen. Sorprendidas y exultantes se lanzaron a mi dándome besos y abrazos.

Les hice prometerme que recogerían todo. Que controlasen a todos sus amigos y que no me rompieran nada. Les dejaría la casa entera para todos ellos, para que no se sintiesen mal y a gusto yo me iría ese fin de semana de vacaciones.

No se lo creían.

Al preguntarles la fecha de la fiesta me dijeron que sería el primer sábado del próximo mes septiembre, el día 4 para ser exactos.

En la localidad donde vivíamos entonces, por esas fechas, siempre se celebraban unas fiestas muy especiales en la primera semana de septiembre. Este año por el Covid-19, seguro que no hay tanta fiesta y alboroto.

Me pareció bien apartarme en aquellos días ajetreados de la localidad y decidí tomarme unos días de vacaciones con Luz, mi amante colombiana.

Llevaba tiempo prometiéndoselo y mi reciente último divorcio me había dejado mucha libertad para los fines de semana.

Volvería el domingo por la noche.

La fiesta habría pasado.

No me venía mal también descansar de la empresa. En aquellas fechas previas a las fiestas de nuestra localidad, hay mucho trabajo.

Siempre me ha gustado anticiparme a todo y descansar en esas fiestas.

Es un infierno la ciudad en fiestas, al menos para mí. Mis sobrinas seguro que no opinan lo mismo que yo. Cada cual es cada cual y yo ya iba madurando en edad en aquel momento temporal.

Camino de los cuarenta.

Me organicé debidamente para dejarme el lunes 6 y el martes 7 de septiembre, totalmente libres.

Descansaría antes de empezar a afrontar la campaña del siguiente año.

La localidad donde vivimos se fundamenta básicamente en el mundo agrícola y ganadero y de ellos el sector vinícola y el sector del cordero y de los quesos de oveja, son los principales.

En la oficina no me esperaban hasta el miércoles 8.

Me despedí el lunes 30 de agosto de mis sobrinas.

Las volvería a ver el domingo 5 de septiembre por la noche.

La empresa  la deje en buenas manos, las mejores, mi secretaria personal y con ciertos poderes, María Dolores se haría cargo de todo. A ella le gustaba que le dijesen Dolo simplemente.

Era y es una mujer ciertamente muy especial. Disciplinada en el trabajo. Incansable para todo lo que le ordenaba. No tenía vida privada según creo. Jamás hablamos de ello. Me hubiese gustado follarla, sí, sin dudarlo, pero como por aquí decimos. No metas la polla en la olla. A fin de evitar problemas, jamás le hice ningún comentario inapropiado. Ella a mí tampoco.

Tenía absoluta confianza en ella, sabía mis claves secretas de Internet y de mis cuentas bancarias y tarjetas, también la combinación de la caja de seguridad en mi despacho, e incluso tenia llaves de todas mis casas, pues ella se encargaba de esos pequeños detalles que da reparo encargar a un extraño como regar unas macetas y cosas así.

Cuando había ido a alguna de mis casas, nunca lo notaba. Era muy cuidadosa con los detalles.

En mi fuero interno fantaseaba con hacerla mía incluso secuestrándola, atándola y vendándola. Follarla sin contemplaciones. Estaba realmente muy buena. Alta. Con un atractivo y sensual cuerpo. Buenas tetas aparentemente y unas buenas caderas donde agarrarse, claro en teoría.

Dicen que no hay delito en pensar en delinquir.

Yo meditaba en mis adentros la posibilidad de follármela sin que ella se diese cuenta. Pensé en narcóticos. Pensé en disfraces. Pensaba pero siempre desechaba la idea. Mis empresas, más bien las de mi abuelo paterno, eran prioritarias. Una cosa es la obligación y otra la devoción, aunque fuese sexual.

Hablando de disfraces no he podido dejar de recordar cómo una vez contrataría pocos años después,  los servicios de una estilista especializada en Madrid, para poder acostarme con la novia de un amigo. Habré de contárselo a ustedes algún día.

Fue una anécdota de lo más lujuriosa.

Les anticipo que uno de mis mejores amigos, aun casado, tuvo una amante que de vez en cuando recibía a cambio de dinero, mucho dinero, a algunos hombres. He de confesar que contraté incluso a un detective privado para asegurarme de los chismes y también por morbo, lo confieso.

Intente follármela por dinero, pero jamás aceptó, dado que le resultaba vergonzoso, según me aseguró,  traicionar a su amante con uno de sus mejores amigos.

Un poco obsesionado, opté por el disfraz y el maquillaje profesional para conseguir follármela sin darse cuenta de ello. Ella jamás se enteró y él tampoco. Se llamaba Tomas, moriría años después de un ataque al corazón. Ella, una marroquí imponente con nombre impronunciable, siempre le amó.

No sé qué será de su vida. Pero le eché el polvo más morboso que jamás he echado nunca. Bueno fueron dos. Ya les contaré de algunas de sus habilidades sexuales y como me organice con la peluca, el disfraz y el maquillaje

Terminemos con Dolo.

En fin, yo deseaba a Dolo, pero casi siempre finalizaba mis pensamientos calenturientos con sensatez. Si cuando nos jubilemos ambos, pensaba, ambos teníamos la misma edad, si sigue sola, la invitaré a salir, a ver qué pasa.

Inconscientemente intuía que yo le gustaba. Pero jamás evidenció absolutamente nada de nada. Fue y sigue siendo su actitud, una actitud absolutamente profesional.

Decirles que no sé dónde vive, ni el día de su cumpleaños. Solo sé que somos del mismo año 1.968. Que vivió con sus padres hasta que murieron y ahora vive sola. No sé nada más.

Vuelvo a mis sobrinas que me enrollo como siempre.

Antes de irme les volví a insistir en que tuviesen cuidado con la fiesta. Que no hiciesen nada malo y que recogiesen todo.

Por favor niñas, les dije, que no tenga que cabrearme con vosotras, como última frase antes de partir para mis vacaciones.

Me dijeron que sí. Me volvieron a besar y a abrazar. Estaba ilusionadas con la fiesta, se notaba.

Había quedado con Luz mi amante en irnos de vacaciones a Torremolinos toda la semana. Del lunes al domingo.

La semana fue genial.

Luz y yo Disfrutamos de lo lindo. Paseos. Baños. Muchas coquinas en “La Coquina”. Muchos espetos en casi todos los chiringuitos. Mucha cervecita fresquita, algún que otro vino. Paellas. Marisco cocido y a la plancha. Algunos bailes en los locales al aire libre al lado de la playa. Un steak tartar en casa Antonio. Mucho SPA en el hotel y mucho sexo. Mucha lluvia dorada, que hacía tiempo que no teníamos tiempo para disfrutarla recíprocamente. Lo que nos encantaba a ambos. El hotel Amaragua es un lujazo de hotel.

Una semana inigualable. Buen sexo en cantidad y calidad.

El domingo después de comer, cogimos el coche, y volvimos a nuestra tierra. Llegamos a casa de Luz sobre las nueve. Nos duchamos. Habíamos parado a tomar un aperitivo durante el viaje.

No se me ha de olvidar contarles un episodio entre semana, antes de seguir.

En medio de la semana como les digo, para ser más exactos, el jueves, Luz me quiso dar una sorpresa.

Ella es muy prudente siempre, sabia de mis aficiones a los clubs liberales. Allí en Torremolinos hay varios, aunque excepcionalmente el más antiguo y con más clase, tiene de nombre Kamelot, es un lujo de sitio. Su dueña era una gran persona. Ahora lo lleva su hijo. He ido muchas veces solo y otras muchas veces acompañado.

Aquella noche de jueves veraniego, Luz quería devolverme de alguna manera el placer de esa semana maravillosa que estaba pasando. Así me lo dijo. Ella es muy inocente y sincera en todo, ya la conocen.

Allí, en Kamelot,  además de comer decenas de coños y alguna que otra polla en el cuarto oscuro, hice una trastadita erótica. Luz no hizo nada, según dijo, solo se había dejado besar por dos mujeres solas un rato, o al menos es lo único que vi. Luego me había metido al cuarto oscuro a liberar pasiones de coños. Si acaso Luz hubiese hecho algo, podía haber hecho cualquier cosa, tiene libertad para ello,  me lo hubiese dicho. Creo. Había estado casi toda la noche oyendo música y charlando con aquellas chicas.

En un momento de un enorme morbazo que me dio al levantar una cortina en uno de los Glory Hole que allí había, y ver una mujer comiendo una enorme polla mientras su marido disfrutaba del espectáculo, le dije a Luz que hiciésemos lo mismo. Ella dijo que no le apetecía. Luz pasa conmigo, le suplique, yo lo haré “todo”, tú no tendrás nada que hacer.

Accedió.

Ella sabe de mis aficiones a comer pollas también. No siempre, solo en momentos álgidos de mucho y sensual morbo.

Pasamos a otro de los oscuros Glory Hole. Los hombres se agolpaban por decenas en aquel pasillo metiendo sus pollas en todos los agujeros libres a ver si tenían suerte. En el nuestro enseguida entro una polla.

Me comí esa polla y las tres siguientes bajo la atenta mirada de Luz. Que gratificante es comerse y lamer una polla dura hasta que sale el deseado y ansiado semen. Tanto la leche propia, como la leche ajena están buenísimas. Leche calentita y sabrosa. Uhm.

La experiencia fue bestial y aquella noche le eché a Luz en el hotel, uno de los polvos más gloriosos de mi vida. Iba demasiado excitado. Tremendamente motivado para sexo especial de agradecimiento sincero.

Sigamos con el domingo, ya en casa de Luz.

Hasta entonces no me había acordado en ningún momento de mis sobrinas.

Echamos un hipotético último polvo semanal, en esta semana festiva, al que se unió poco después, nuestra común amiga Noelia, que estaba deseando, de que llegásemos para comerle el coño a Luz. La había llamado un montón de veces a lo largo de la semana.

Había estado Noelia, una semana entera sin lamer su coño favorito.

Estaba el coño recién lefado de Luz, cuando llego Noelia. No me había dado tiempo a lamer en condiciones, cuando tuve que abrirle la puerta desde el interfono.

Se desnudó en un abrir y cerrar de ojos y se lanzó al coño.

Noelia no dijo nada. Mamo coño con ganas y con deseo. Como ya me conoce, lamio leche sin tragársela y me la paso enseguida a mi boca.

Toma vicioso, que sé que te gusta. Me dijo. Como me iba conociendo ya, Noelia.

Había dejado el niño a su novio y a su suegra. Con la excusa de ver a su amiga íntima, se había venido corriendo como una loca a su casa.

Seguro que aquella noche no volvió a la suya. Alguna excusa tonta le diría, que no alteraría la mente del inocente cornudo.

Desesperada de coño. Noelia se puso las botas.

Yo me follé a las dos por turnos, aunque mucho más  a Noelia en los momentos de tríos, pues es la que siempre tenía el coño más libre y a punto. El otro coño, el de Luz, casi siempre estaba en su boca.

Echaba bastante de menos a Noelia y me la follé durante por lo menos una hora, en varios turnos. Ella mientras comía coño sin parar aunque a veces daba sensuales besos en la boca de Luz. Le eche un par de leches y me sorbí su coño otras tantas.

En un momento que dejo descansar a Luz, ésta cachonda me comió un momento la polla, y al ponerse dura nuevamente aprovecho y se montó. Me dio un poquito de meneíto follatil hasta que me volví a correr. Tenía ganas de polla después de tanta comida de coño.

Como siempre hacia, su mano tapo el coño para evitar salidas innecesarias de mi sabroso semen y se acopló en mi boca para vaciarse, mientras yo relamía por última vez esa noche ese coño, que debería ya de estar bastante lamido por la boca viciosa de Noelia.

Al final me había follados dos veces a cada una.

Me empecé a vestir. Se acurrucaron. Parecían ambas cansadas.

Me volví para mirarlas antes de apagar la luz, aunque al verlas abrazadas y rendidas me pusieron nuevamente muy cachondo, por un instante estuve tentado de volver a meterme en la cama, pero al ser cerca de la una de la madrugada, me fui para mi casa.

Seguro que se hicieron otro repasito después. Ya me contaría. Luz me lo cuenta todo.

No esperaba ningún ruido en la casa. Supuse que mis sobrinas estarían por la plaza o por la zona de bares. Eran los últimos momentos de la fiesta local.

Había pensado en ellas y en su fiesta, mientras llegaba a casa. Ponerse bien de copas, fumar porros o incluso alguna pastillita y follar con amigos. Eran muy zorras. Era evidente. Aunque jóvenes ya tendrían una vida sexual muy dilatada. Conozco el paño.

No quise salir al patio. Si estaba sucio, no quería cabrearme. Iría directamente a dormir.  Mi dormitorio estaba al otro lado de la casa. Puse el ventilador del techo en el mínimo. No me gusta el aire acondicionado, me reseca mucho la garganta.

Me duché nuevamente para estar fresquito y me tumbé desnudo en la cama, con el firme y único propósito de descansar muy bien.

Me quedé como un tronco. Estaba derrotado del viaje. Había follado casi toda la mañana a Luz. Después el viaje. Luego el trio con Noelia. La había cogido con ganas. Hacía semanas que no me la follaba con tanto morbo. Tiene un culito agraciado y un coño muy profundo a pesar de su corta edad.

Estaba soñando con uno de mis sueños más recurrentes. La ruleta rusa sexual.

Ya les he hablado de ella en el pasado. Llegaría a fabricar una para las fiestas liberales pocos  años más tarde.

De momento era un sueño recurrente.

Era una ruleta en la que había muchas mujeres, al menos seis u ocho, con un hueco central por el que entran y salen sin molestar a nadie, pasando por debajo.

En mi sueño, casi siempre eran todas las chicas de la empresa donde había comenzado a trabajar. Todas tumbadas y con los coños abiertos esperando ser folladas. Aunque a veces cambiaba de protagonistas.

Se tiraba la ruleta y después de varias vueltas, donde se paraba, a follarme a la que quedaba enfrente de mi polla.

Otra variante en esa posición es comer el coño de la afortunada que salía.

He llegado a jugar mentalmente con ese juego muchas veces. Se conoce que de tanto pensar en él, lo llevo siempre en el subconsciente.

He llegado a correrme muchas veces soñando con el morboso juego.

Follar y lamer coños, permanentemente hasta estar agotado, o no tener nada de leche.

Hay otra variante que es, follar con sus bocas. Colocadas inversamente las mujeres con sus bocas abiertas.

Vueltas de ruleta.

Meter la pollaza en el coño que ha quedado enfrente y follarlo, o lamerlo según toque o según el gusto de cada uno, hasta que se corra una y otra vez en cada tirada, dependiendo del protagonista.

La suerte decide el coño, sea para follarlo o bien para lamerlo.

Para que no se meneen las cachondas de esas mujeres, asir sus caderas con las piernas flexionadas y cinco minutos de follada o lamida sin parar.

Sacar la polla o retirar la lengua, según el juego y volver a tirar, y volver a follar o lamer otros cinco minutos en la siguiente parada.

Y así sucesivamente. Indefinidamente.

Ese en suma era el juego. Fácil y muy morboso, al menos para mí.

El juego termina al no poder correrse más o que la lengua no de más de sí del jugador protagonista del juego

En cuando a las mujeres de las ruletas pueden cambiarse indefinidamente a su voluntad, necesidad o calentura de coño.

Las multiorgasmicas jamás quieren cambiarse, mientras que las uniorgasmicas se cambian con frecuencia.

El juego puede durar muchas horas, si se desea.

Cuando el juego es real, lo habré hecho decenas de veces, es mucho más morboso, verlo que hacerlo.

Me desperté excitadísimo, soñando con la ruleta.

Sentía mi polla cachonda, húmeda. Sentía mucho calor en ella. Sentía un calor sinigual.

Parecía un sueño tan real.

Mi polla disfrutaba como nunca en un sueño.

Parecía una lamida tan real.

Algo pasaba. Era un sueño o realidad.

De pronto, sentí algo raro.

Estaba atado de pies y manos. La polla me la notaba súper dura. Me la estaban lamiendo realmente.

Dejaron de hacerlo.

Tenía vendados los ojos e incluso me habían puesto cinta adhesiva de embalar en la boca para que no pudiese hablar o quizás gritar pidiendo auxilio.

Terminé de despertarme aunque seguía tremendamente excitado.

Note ruidos y cuchicheos en la habitación.

Sentí varias personas que se aproximaban a la cama y que algunas de ellas o quizás todas se subían en ella.

Alguien me empezó a comer la polla de nuevo, pero era real.

Otra mano me rozaba los huevos. Sentí otra boca en mi polla. Inmediatamente otra boca más.

Eran varias personas. Al menos tres, o quizás cuatro.

Parecían que se peleaban por la polla, Otra mano. Otra boca. Dos bocas a la vez. Una tercera boca y lengua con mis huevos.

Obviamente había varias personas, aunque no podía precisar cuántas exactamente.

Era de día, seguro. Notaba la luz del sol aunque tenía una venda puesta. Deberían de ser aproximadamente poco más de las siete de la mañana. Eran años despertándome a esa hora. El reloj biológico lo sabe y te despierta.

Pensé en el día que era. Era lunes. No tenía que ir a trabajar, me había reservado como saben el lunes y el martes para descansar.

Al fin recobré totalmente el sentido de la realidad. Estaba en casa y estaba atado. No era un juego, era real. Estaba atado en contra de mi voluntad.

A veces en orgias y reuniones liberales se jugaba a sesiones de sadomasoquismo. Algunos o algunas eran atados. A veces había personas, hombres o mujeres caprichosas con ser atados o incluso vendados para sentir placer de manera “aparentemente” forzada, estando atados.

Incluso a veces, algunos hombres aprovechaban esas circunstancias para comer pollas o dejarse comer la polla por otros hombres de manera provocada en ambientes claramente bisexuales, pero siempre de manera voluntaria, nunca forzada.

Estaba así, atado y amordazo en contra de mi voluntad. En mi propia casa y en mi propia cama, al antojo de alguien. Eran varias personas, lo había notado perfectamente.

Tenían que ser mis sobrinas a la fuerza, mis malvadas sobrinas. Tenía muy pocas dudas.

¿Luci, Pili, sois vosotras?

Por un lado lo suponía, serian ellas. Por otro lado me extrañaba, al menos en el caso de Pili, me extrañaba un montón. Muy intuitiva, quizás había “sentido” esa unión que tienen los padres e hijos. Aunque a veces como todos saben, los impulsos sexuales son muy fuertes en ambos sentidos.

Nadie contestaba.

Seguían mamando varias bocas mi polla. Obviamente eran varias. Sé de sensaciones de mi polla con varias bocas.

Estaba cabreado por la situación, muy enfadado realmente pero al mismo tiempo, profundamente excitado.

Entiendo que algunas veces el sexo no consentido sea complicado de entender, especialmente en el caso de mujeres, pero sin descartar a los hombres absolutamente, si de hecho se disfruta.

Obviamente debían de ser mis sobrinas. Quizás solo Luci. Quizás con alguna de sus amigas, las del trio calavera, quizás. Mis pensamientos estaban en absoluta contradicción.

No era ético follarse a las sobrinas.

Bueno, tampoco era ético comerle la polla al tío. Obviamente también me follarían en cualquier momento. Pensaba disculpando la situación. También lo deseaba. ¿Todas? Quizás debería sacar de ese pensamiento a Pili. ¿O no? Soy humano e imperfecto. Lo sé.

El tiempo pasaba. No faltaba una boca permanentemente en mi polla.

Intente concentrarme en diferenciar las bocas.

Al menos cuatro diferentes, intuía que eran. Sin duda, estaría el trio calavera.

Me centré en ello. Intentando recordar sus facciones, su pelo, sus olores. A fin de irlas reconociéndolas, si podía.

Reconocer a mis sobrinas parecía más fácil, pero no era así.

Escuche un cuchicheo. Esta polla me la voy a follar, lo siento.

No llegue a apreciar bien el tono de voz. No me pareció ninguna de mis sobrinas.

Noté como una de ellas, de aquellas depravadas maravillosas, se aplicó en cuclillas, cogió mi polla durísima, la restregó por todo su coño varias veces y se la clavó. Me empezó a follar bombeando mi polla con su coño húmedo, caliente y algo estrecho, primero despacio, luego cada vez más deprisa.

No dejaba de follarme. Yo estaba excitado, pero ella mucho más. Se notaba.

Se estaba empezando a correr, por los jadeos, los gemidos y su intensidad. Me puse más cachondo aún.

Un pequeño grito. Ella se había pegado una enorme corrida. No podía soportarlo más y yo también me corrí en una larga corrida con tres o cuatro golpetazos de leche. Que delicia de polvo.

Toma ya. Se ha corrido el “tito”.

Escuche levemente en tono sarcástico, de una de las presentes algo apartada. No me había parecido ninguna de las voces de  mis sobrinas. Hablaban cuchicheando.

Me puse a pensar y a sacar conjeturas. Si todas me follan, y si me follan varias veces cada una, seguro que podré incluso diferenciarlas por sus gemidos, contorsiones o gritos. Es morboso follar con una desconocida, pero también es muy morboso saber a quién te estas follando especialmente si son tus sobrinas o sus amigas. ¿No creen?

Ese primer polvo se lo imputé a una del trio calavera.

La que me había follado, después de unos segundos, seguramente para saborear en tranquilidad su gran orgasmo final, se terminó incorporando, dejo mi polla aun dura al descubierto y se retiró.

Desee por un momento que hubiese puesto su coño en la boca, previa retirada de la cinta que tenía en ella adherida.

No lo hizo. Lástima.

De todas formas, algo disfruté, cuando noté como algún pequeño  chorro de leche zigzagueante caía sobre mi polla, ingle y muslo izquierdos al retirar su cuerpo y su coño de mi agradecida polla.

La desconocida violadora me había follado pero que muy bien.

Note el calor inicial de la leche y luego como se atemperaba, llegando a enfriarse al incidir el ventilador que seguía girando en mi cuerpo.

Al final me confesaría Kika que había sido ella la primera en follarme, porque estaba muy caliente. Al ver mi gran polla no lo pudo resistir. Es la más lanzada de las amigas de mis sobrinas y la más multiorgasmica como descubriría a lo largo de la violación y meses más tarde como leerán en el futuro.

Salvo Kika, Sole y Luci, ninguna más habló en aquellos dos días. Ni Pepi, ni Pili hablaron, sin saber exactamente el motivo. Quizás Pili estaba y no participo. Quizás participo pero no quiso hablar. Se con certeza que al menos cuatro mujeres me follarían, lo había notado en sus diferentes coños al follarlos y luego comerlos gracias a una estrategia como verán. Tuve dudas respecto a la quinta persona. También como verán al final, con respecto a una hipotética sexta violadora final.

Pero sigamos, no quiero adelantarles acontecimientos, pues quiero que ustedes sepan lo que paso de manera ordenada en el tiempo.

Sin darme más tiempo para reflexionar, pues los sucesos y acciones se precipitaban sin dilación, otra boca empezó a comerme la polla. Otra se juntó a la anterior. Lo notaba sin dudarlo. Una tercera y una cuarta. Me lamian nuevamente polla y huevos e incluso alguna lengua se entretenía con mi culo muy de vez en cuando. Lastima.

Mi polla la dividían en territorios, mientras una lamia un lado, otra lamia el contrario. Otra mientas tragaba mi glande cabezón. Subía y bajaba sus labios, hacia mi polla, lo notaba. Las otras bocas aprovechaban los espacios vacíos de la polla. Joder que gusto me estaban dando, las muy putas.

Trataba de intuir cinco bocas, pero nunca llegaría a hacerlo ni a acreditarlo en base a todos mis sentidos alertados, salvo la vista.

Me puse a pensar mientras no dejaba de disfrutar de nuevo de diferentes bocas calientes y babeantes que se turnaban. Las muy cabronas, cuando se cansarían del juego. Pensaba. También pensaba que era pronto para cansarse. Que sigan comiendo polla, de  momento ya veremos. Aunque no me había molestado el polvo que me habían echado y sin duda quería más.

En esos pensamientos, y disfrutando de la nueva comida de polla. Alguien me cuchicheo en mi oído.

Tito, te lo estás pasando bien. Me preguntaba Lucia, mi sobrina. La reconocí perfectamente.

Al tener la boca tapada con la cinta solo pude asentir con la cabeza.

Si no vas a gritar te quito la cinta.

Asentí.

De un fuerte tirón me la quitó.

A ver Lucia, que juego os traéis. Le pregunte un poco cabreado, pero no tanto como debería haber sido. La situación me provocaba una enorme excitación. Ya les digo.

Notaron que no estaba muy cabreado.

Me enteraría por fin a continuación de todo.

Mira tito, en la fiesta del sábado, nos pusimos como perras e hicimos un juego de retos.  A Sole se le ocurrió retarnos a que no éramos capaces de atarte y follarte.

Sole era una de  las del trio calavera. Las otras dos eran Pepi y Kika. Estas últimas un poco más retraídas que Sole.

Así empezó todo. Un inocente juego sexual de jóvenes adolescentes. Todas tenían una edad similar, alrededor de los dieciocho o diecinueve años, no más.

Esta mañana cuando hemos venido a descansar, después de pasar toda la noche fuera, notamos tu presencia al ver el coche, subimos a la habitación, nos asomamos y al verte desnudo y empalmado no pudimos resistir la tentación. Te até con cuidado sin que te despertases y luego llamé  a las chicas, se apuntaron enseguida, todavía andaban por la zona de marcha. Ya estaban las tres aquí cuando te empezaste a despertar.

Luci había utilizado el plural sobre mis sobrinas al llegar, pero el singular al atarme. Me quede con ese detalle.

Vaya jueguecito de niñas malvadas y trastos. Les dije.

Cuando va a terminar, le pregunté.

Bueno eso depende, respondió Luci, de manera jocosa y con tono evidentemente burlesco.

Jaja, jaja, jaja, rieron todas o casi todas ellas. De las que mamaban polla, alguna dejo mamar un segundo para reírse y siguió comiendo polla. No todas.

Tito, todo esto terminará, cuando aciertes quien te ha follado.

¿Cómo?

Si, tito, a ver, dime quien ha sido quien te acaba de follar hace un momento.

Pensé, y conteste casi sin reflexionar mucho. Sabía los nombres de las tres. Eras muy característicos y los oía permanentemente.

Sole, ha sido Sole.  Dije aunque sin mucha convicción.

No Tito, has fallado. A ver si la próxima tienes más suerte.

Cuando aciertes quien te ha follado en un turno completo de cinco polvos, te desataremos. No tenemos prisa, y tú tampoco, se atrevió a decir. Hasta el miércoles no tienes que ir a la oficina. Lo sabemos. Nos lo ha dicho un pajarito.

Tenemos dos días enteros, para jugar. Nosotras te follaremos permanentemente y tú tendrás que aguzar los sentidos para tratar de averiguar quién te ha follado.

Si fallas volvemos a comenzar turno, eso sí, cambiando el orden, no te creas que te lo vamos a poner tan fácil.

Así me vais a tener. Pregunté.

Si tito. Lo disfrutaras y mucho, ya lo veras.

Me tendrían dos días atados follándome las cinco en teoría y hasta que no acertase no me soltarían. Bueno, la verdad es que jamás acerté, la serie de cinco, o eso me dijeron.

Yo creo que las muy putas se estuvieron cachondeando de mí, todo el tiempo.

No llegue a contarlos, pero me tuvieron que follar al menos diez o doce veces cada una, durante aquellos malditos dos días.

¿O fueron maravillosos?

Mientras apenas me había repuesto de aquel primer polvo, las bocas que no habían parado de comerme la polla me la habían vuelto a poner durísima, dura como nunca y claro está. Otra volvió a subirse a follarme.

Luci, la capulla de mi sobrina, me dijo. Tito, a ver si esta vez aciertas. Tienes cuatro posibilidades. Obviamente yo no soy.

La primera folladora no había sido Sole. Aposté por Sole esta segunda vez.

Sole era un poco más baja que las otras dos y con mucho más culo y tetas. Notaba como más peso y apostaría por ella. Pili, no era, pues era más delgadita.

Al final de correrse como una loca e incluso chorrear algo de squirting no pude dejar de correrme otra vez junto a ella.

Hubiese deseado que me hubiese puesto el coño en mi boca, pero no me atreví a pedirlo aun.

En la siguiente, lo pediría, a ver si eran condescendientes conmigo las muy cabronas.

Tito, quien te ha follado esta vez.

Sole. Volví a decir.

Bien. Has acertado.

Vas por buen camino, ya veremos cuando termina esto. Muy pronto si afinas la puntería.

Sigamos, chicas. Dijo Luci.

Volvió una boca  a lamer mi polla. Más otra. Una tercera y una cuarta. Esto no paraba. Seguía menos cabreado y más cachondo cada vez.

Nada de seguir. Voy a cambiar un poco el juego, o me voy a cabrear de verdad y os vais a enterar.

A ver Tito. ¿Qué te pasa? ¿No te gusta este juego tan morboso? ¿Con lo que tú eres?

Estas son mis condiciones innegociables. Dije.

Cuando la que me follé me haya sacado la leche tiene que ponerme el coño en la boca, así disfruto de los jugos y la leche que me encantan y de paso tengo posibilidad de conocer los diferentes coños con mi lengua. Una ayudita no estaría mal. Les dije con asertividad.

Guardaron unos segundos de silencio.

Trato hecho. Dijo Luci, seguramente porque las demás asintieron.

Mi polla volvía a recibir bocas y bocas. Mi polla creo que aún no se había ablandado ni una sola vez todavía, aunque lo haría de vez en cuando con el tiempo.

Mi polla era muy folladora, deseaba que aguantase todas las violaciones con saber estar, es decir sin achicarse en ningún momento. Confiaba en ella absolutamente.

Una nueva voz se acercaba a mi oído para susurrarme.

Hola “Tito” decía con sorna, no soy Luci, soy Sole.

La cachonda de Sole, me acaba de follar, y muy bien además. Me has hecho incluso eyacular un poco. “Tito” dejaremos descansar un poco a Luci, no sé si quiere ella follarte ahora o es para disimular.

Mi polla volvía a ponerse nuevamente en posición para ser follada, al pensar en Luci. La verdad es que tenía un cuerpazo. También Pili, aunque esta era un poco más delgada. Deseaba probar todos los coños.

Así seguiría el resto de aquellos dos días en que me violaron las zorras de mis sobrinas y sus amigas. Todas o prácticamente casi todas. ¿O no? Jamás lo sabría con absoluta certeza. ¿O si?

En ese momento tuve dudas, aunque como saben todos ustedes, ya les confesé en otro relato anterior que Pili en su despedida de soltera años después me confesaría que también me había follado. Lo había intuido, pero he de decirles que mientras los hechos acontecían, dude en ocasiones que lo hubiese hecho.

En fin, sigamos.

El día continuaba. No paraban de comerme la polla y de follarme.

Unas veces acertaba y otras no al decir quien me follaba.

Poco a poco fui reconociendo algunos de los cuerpos y coños al follarlos y lamerlos, aunque no todos.

No conseguía diferenciar exactamente a las cinco con claridad meridiana. Siempre me quedaba alguna pequeña duda. Tampoco ellas ayudaban, pues parecían cambiar de estrategias de follado. También al darme los coños en mi boca unas lo hacían con más brusquedad y otras con menos, quizás lo hacían adrede. Suaves en ocasiones y calladas. Otras con más contorneo o con más gemidos.

Me follaron muchas veces. Llegue a creer conocer algunas veces a quienes me montaban. Otras veces no. Llegue a creer diferenciar bien entre Sole y Luci, aunque no al cien por cien.

Otras veces, las muy putas diría creer, que disimulaban sus gemidos a propósito, pues casi con todas de seguridad todas ellas a veces cambiaban de postura, y en lugar de follarme a horcajadas mirándome, lo hacían al contrario de espaldas. También ello cambiaba y mucho mi nivel de placer.

Pasaban las horas, y tuve que decirles que necesitaba refrigerio, comer algo y beber agua.

Por fin y sensatamente establecieron un turno para el descanso del violado. Lo agradecí. Estaba un poco entumecido. A Luci se le ocurrió también darme masajes en las piernas y brazos, así como en el cuello con aceite de romero. Eso me alivio mucho. También me excitó y mucho recibir los masajes, pues a veces me los daban a cuatro manos.

Me dieron de comer y de beber. Eso sí, sin desatarme. Me dieron masajes. Me sentía mejor.

Vuelta a empezar con la comida de polla y el folleteo permanente.

Disfrutando todos  nosotros siempre. Ellas de su juego y yo de la situación que me tenía sobrecogedoramente super excitado y morboso.

Cientos de veces he recordado la situación y otras tantas veces me he excitado al recordarla.

También tuvieron que atender mis exigencias de micción. Si bebía había de filtrar. Trajeron una botella de agua a la que cortaron el cuello y me la ponían a modo de cuña cuando la necesitaba. Se reían a veces de la puntual torpeza de alguna de ellas, al coger mi polla para meterla en la botella. Tuve que acostumbrarme a orinar en ella, aun cuando enseguida lo conseguí. Todo es acostumbrarse.

También se apiadaron un poco y al menos en la segunda noche me propusieron descansar unas breves horas. Ahora les cuento. En la primera no descansaron las muy zorras. Tambien a ellas les excitaba y mucho la situación.

El juego seguía casi prácticamente sin descanso.

Realmente llegue a perder la cuenta de las veces que me follaron. Fue fantástico sentir tantos coños encajados con mi polla y especialmente después de correrme como los aproximaban a mi boca y allí se vaciaban en mayor o menor cantidad. Eso sí que me alimentaba emocionalmente.

En algún momento de morbo, pedí incluso que se orinasen un pequeño chorrito dorado en mi boca. Me ponía cachondo ese detalle junto a la leche y sus fluidos. La que se hacía squirting que al final era Sole, creo que ya se lo había dicho, disfruto libremente de ello y promovió varias veces la eyaculación skeneana de su coño en mi boca después de follarme en alguno de sus turnos.

Todas tenían su toque especial follándome, aunque no termine claramente de diferenciar a las cinco, salvo Kika que se configuro como una excepcional multiorgasmica. A veces era reticente a separar su coño de mi boca o de mi polla.

Eres una abusona, le habían dicho Sole o Luci en más de una ocasión.

Pero lleguemos a la segunda noche, la noche del misterio misterioso como llegue a llamarlo.

El día anterior, todo el lunes había sido muy enrevesado, dado que desde los primeros momentos de confusión, las normas, luego los descansos para comer y todo eso, paso bastante rápido. Por la noche, la del lunes cenaron muy  bien, tenían hambre por el esfuerzo seguramente, habían pedido pizzas, se fumaron unos porros, lo aprecie sin dudarlo, entre follada y follada y se bebieron todas, alguna que otra copa.

El martes amaneció, y el ritmo bajo.

Todos nos resentíamos un poco del exceso. Pero el reto era así, y ellas lo mantuvieron. Quedaron en desatarme el miércoles al amanecer, cuando hiciesen exactamente las cuarenta y ocho horas. Es decir a las siete en punto de la mañana del día siguiente.

Todavía me quedaba todo un día de violaciones. ¡Que delicia! Lo único que echaba de menos era poder moverme a placer.

La mañana del martes siguió el ritmo habitual aunque algo más pausado como obviamente pueden ustedes suponer. De todas maneras son unas viciosas mis pequeñas diablillas como las llamé en alguna ocasión a lo largo de esos dos días.

Pero no se dejó de follar ni un solo momento. Especialmente recuerdo los vaciados de coño y los squirting de Sole, y como no los inmensos orgasmos múltiples y seguidos de Kika.

Para la noche del martes, empezaron a hacer planes de descanso y turnos. Después de cenar nuevamente por encargo. En esta ocasión hamburguesas, mas sus cervecitas, luego su porrito y una copa por cabeza, sortearon turnos de follada, aunque a mí no me dijeron quienes iban saliendo.

Quedaron en follarme de una en una suavemente desde las diez en que terminaron de cenar, por turnos de una hora entera y así las otras ir descansando por turnos.

A las diez la primera. A las once la segunda y así sucesivamente.

Esos polvazos lentos resultaron muy morbosos. Yo creo que alguna repitió y alguna no hizo nada, seguramente porque ya estuviese dormida.

Al fin Sole se despedia. Su último vaciado de coño con un tremendo squirting que me lleno bien la boca, me uso cardiaco.

Lo hemos pasado genial.

Son casi las tres de la mañana. Nos vamos. Me dieron unos besos sensuales y note que al menos eran tres bocas diferentes o eso creí sentir. Sin duda eran el trio calavera que se iba definitivamente a su puta casa por fin, eso sí, dejándome un gratísimo recuerdo de sus coños y fluidos.

Me dejaban descansar por fin, las muy zorritas. Me merecía sin duda un buen descanso. Ellas eran varias, cuatro o cinco folladoras sin duda, pero yo había sido uno solo. Mi polla había sido muy follada aunque eso sí, había sido muy bien follada, y merecía sin duda un descanso.

Estaba cansado.

Me dormí enseguida repasando mentalmente decenas y decenas de orgasmos, suyos y míos.

No sé cuánto tiempo habría transcurrido.

Estaba medio dormido, pero llegue a apreciar que alguien entraba, cerraba la puerta y echaba el cerrojo.

Las niñas no llegaron a echarlo nunca, incluso mantuvieron la puerta siempre abierta pues entraban y salían. Iban al servicio, a la cocina a tomar algo o a beber. Se notaba el trasiego de las jóvenes cachondas violadoras y folladoras viciosas.

Me concentré. Alguien se acercaba a la cama. Suavemente se subió en ella.

Una inicialmente fría y delicada mano me empezó a acariciar.

Sentí una sensación diferente.

¿Soñaba de nuevo? Lo dudaba. El cansancio a veces te juega malas jugadas.

Sin duda estaba despierto. ¿O no?

La luz estaba apagada lo notaba.

Quise decir algo, pero me beso.

No me atreví a decir nada aunque podía haberlo hecho, mi boca era libre para hablar pero no deseaba hacerlo. Estaba absolutamente intrigado y perplejo.

Alguien me besaba el cuello, mis mejillas, mis ojos por encima de la venda que los cubría.

Algunas de las niñas, se había despertado cachonda. Pensé. ¿Sería Pili?

Lo puse en duda. Era algo diferente o me lo parecía. Era otra sensación, algo más “poético”, quizás más sensual, menos salvaje. Más tierno sin duda. La más que aparente desconocida era una extraña para mi cuerpo. Estaba cansado pero cada vez más excitado por la novedad sorpresiva de este nuevo cuerpo sin duda femenino e incluso diría yo más mayor.

Era sin duda o parecía serlo una mujer más hecha, menos joven. Más de treinta que de dieciocho.

Tardo bastante tiempo en comerme la polla, pero mereció la pena la espera. Cuando empezó tímidamente a comerla, la sensación era absolutamente estremecedora. Aunque al principio bastante tímido, poco a poco cogió un ritmo frenético que notaba por varias sensaciones, entre ellas sus gemidos y jadeos ascendentes.

No sé cuánto tiempo había pasado.

Estaba a punto de correrme con aquella maravillosa, ardiente y húmeda boca,  que si llega a seguir un segundo más, mi leche la hubiese inundado. No sé si fue una intuición o quizás lo presintió. Dejo de comer mi polla ardiente y volvió a besarme y a acariciar en esta ocasión todo mi cuerpo.

Beso todo lo besable. Desde mis pies hasta mi cabeza. Sin duda, estaba disfrutando del momento. Yo tambien.

Me besó nuevamente la boca de una manera angelical y amorosa. Pero al mismo tiempo sensual y glamorosa. Disfrute de aquel soberbio beso que nunca acababa, lo disfrute como nunca había disfrutado de un beso de pasión amorosa y bella.

No pude resistir.

¿Quién eres? Pregunté.

Volvió a besarme. No quería hablar y yo no lo volvería a hacer. Sin duda no quería que lo supiese, esa fue mi intuición.

Después de besarnos muy sensualmente y entremezclar nuestra cálida saliva, se subió encima de mí con movimientos sensuales y delicados.

Mi polla estaba esperándola. Así lo sentí.

Se acoplo suavemente y nuestros cuerpos se unieron en una conjunción perfecta.

Estamos lubricados ambos de manera natural gracias a nuestro reciproco deseo de amarnos física y emocionalmente en ese momento preciso. Así lo notaba y así lo anhelaba.

Decir que fue absolutamente maravilloso es quedarme corto. Estaba resultando una experiencia única.

Si, única.

El tiempo pasaba sin pensar en él. Mi deseo de vincularme espiritualmente a aquel cuerpo era casi obligado. Sentía tener la necesidad de amar y ser amado infinitamente por aquella mujer.

Realmente fue una experiencia aparentemente sobrenatural.

Sentía llegar sus orgasmos una y otra vez. Me había corrido una y otra vez en aquella posición.

Unidos por nuestros sexos, ella encima de mí, con sus manos sin dejar de acariciarme y recibiendo besos por todo mi cuerpo. Especialmente unos besos sensuales y únicos en mi boca.

Nuestros cuerpos se iban fatigando. Disfrutábamos como nunca. Se notaba a la perfección.

Volvió a correrse por última vez. Yo también.

Se levantó y de inmediato, como si leyese mi pensamiento, se sentó en mi boca. Era obvio que tenía algo de vello, muy corto. Mis niñas salvajes, mis violadoras, lo tenían todos rasurados. Algo había cambiado.

Me dio de beber todos los fluidos de su latente y caliente maravilloso coño. Lo lamí con ganas y con deseo. Volvería a correrse varias veces. Sin duda era muchísimo más multiorgasmica que ninguna de las amantes que jamás tuve. Incluso mucho más que Kika en las horas pasadas.

Sus últimos estertores de placer me anunciarían al final su despedida.

Me beso la boca con un largo y sensual beso que aprecia una despedida definitiva.

Se fue.

No dejaba de pensar en ella, pero me dormí extasiado, por el esfuerzo corporal y todo el cansancio acumulado.

Descanse un par de horas, seguro.

Me empezaba a despertar. Mi reloj biológico me anunciaba el nuevo día. Ya miércoles.

Mientras reflexionaba con lo acontecido, me acorde de aquella última experiencia extrasensorial.

Fue real. ¿O No?

¿Lo habría soñado?

Jamás lo sabría. ¿O si?

Alguien entró. Era Luci.

Estaba ya casi despierto. Es mi hora habitual de despertarme. Me dio un beso de buenos días. Me desató. Me pidió disculpas por todas ellas.

No fueron maneras, lo sé, tito, pero sabemos que lo has disfrutado y mucho. Eres muy vicioso y para todas nosotras ha sido una experiencia inolvidable.

Pregunte por Pili. Está dormida me contestó.

Estaba muy cansado. No había dormido mucho y tenía sensación de no haber descansado tanto como mi mente cuantificaba.

Además estaba la última follada. No sé si había sido un sueño o fue realidad, pero fue absolutamente maravillosa.

Le pregunte a Luci, quien había sido la última.

¿No te acuerdas?

No me acuerdo con claridad. Me pareció alguien diferente, muy diferente. Incluso creo que más mayor. Una mujer madura.

Que tonterías dices.

Luci, creo que vino alguien después. Fue genial. ¿Tú no fuiste?

Que va tito.

No sé, que raro. Hubiese jurado que paso en realidad. Fue un sexo maravilloso  e incluso amoroso y romántico. Fue sexo con pasión, pero al mismo tiempo con mucha ternura, con una sensación inigualable de sexo especial de dos amantes unidos espiritualmente.

No se Luci, estoy confundido.

Habrá sido un sueño.

Lo dudo.

Estaba absolutamente confundido.

Me incorpore de la cama como pude y trate de desentumecer mis huesos y músculos después de tantas horas allí tumbado y atado, pues a pesar de los reconfortantes masajes, estaba muy resentido.

Mientras iba para la ducha, sonreía al recordar todo lo sucedido, mis sobrinas, a las tres calaveras y la última y misteriosa amante o violadora complaciente.

Días después, cuando todo había pasado, cuando volví a ver sus caras por casa, del trio calavera, pues no se cortaron de volver, se apreciaba en ellas un cierto arrepentimiento, aunque no mucho. Más bien sonrisas eran muy cómplices. Joder con las amiguitas folladoras de mis sobrinas. Realmente todas, las cinco, tenían mucho vicio. Siempre  y cuando que todas me hubiesen follado, pensaba entonces.

Yo por mi parte no me arrepentí jamás de lo sucedido.

Como siempre digo, agua pasada no mueve molino.

¿Qué hacer con ellas?

Denunciarlas. Hubiese sido una temeridad. Además de un cachondeo en la ciudad. Dejé que pasase y punto.

Les hice prometer a mis sobrinas, especialmente a Luci, también Pili, durante la cena de ese miércoles que algo así no había que repetirlo. Quedamos en que el asunto estaba absolutamente zanjado y que lo olvidásemos todos.

Aceptaron las dos el trato y prometieron trasladarlo al trio calavera.

Días después fui a un laboratorio de análisis de la capital y me sometí a una analítica para verificar posibles enfermedades sexuales. No quería correr riesgos, ya que creía saber, aunque quizás estaba equivocado, que tanto mis sobrinas, como sus amigas eran un poco guarrillas y promiscuas, eso se decía de ellas. Creo que eran jóvenes, que les gustaba el sexo pero que tenían cierto sentido común.

El resultado de la analítica fue negativo. Estupendo.

En resumen, les diré, que todo lo he relativizado mucho. En principio me sentí mal pero al final todo fue tremendamente excitante. No les guardo ningún tipo de rencor a ninguna de ellas, no sé si será el síndrome de Estocolmo o mi adicción al sexo.

Volvimos todos a la normalidad.

La verdad es que durante meses dejamos de hablar del tema. Pasando el tiempo volvería a jugar varias veces con mis sobrinas y con el trio calavera, aunque en el siguiente juego yo llevaba la voz cantante y el resto era, ni más ni menos, que contar orgasmos con mi sex machine, la que tenía destinada a disposición siempre de Gina, cuando venía a casa.

Por cierto, el contador de orgasmos, con la sex machine, fue realizado teniéndolas debidamente atadas de pies y manos, aunque de una en una, y habiendo siempre una de ellas de testigo que pudiese verificar adecuadamente la contabilización de orgasmos. Aunque el juego que les hice pasar meses después a casi todas ellas, faltaba Pili que se había enamorado, tenía un cierto tufillo, aunque morboso, a venganza, hubo hasta un premio: Un viaje a las islas Seychelles.

La ganadora, Kika. Pero eso es otra historia.

Respecto a la posible sexta violadora, cuando ellas se fueron a descansar la última noche, Luci dijo no saber nada, tanto por ella como por las otras. Me pareció sincera. No había habido ninguna sexta invitada. Dijeron haber estado tan solo las cinco aquellas noches en casa.

¿Habría sido realmente un sueño? No podía ser de otra manera. Si ellas no la habían traído, como pudo llegar a entrar en la casa. Me preguntaba.

Si había sido un sueño, fue espectacular y lo recordaré toda mi vida. Hubiese dado media vida porque hubiese sido real, y así tener la posibilidad de poder encontrar a mi dulce y última amante violadora alguna vez.

Me duche durante largo rato, con agua muy caliente para ayudar a mis dolidos músculos a rehacerse. Tome un café. Eran las 7:45 de la mañana del miércoles. Me fui para la oficina, tenía el tiempo justo de llegar a mi hora. Hay que dar ejemplo.

El miércoles por la mañana me presente a mi hora en la oficina. Eran los ocho en punto y Dolo estaba en su mesa ya atareada con sus cosas. Nos miramos, nos saludamos.

Buenos días Señor Ruiz. Dijo. Hola Buenos días Dolo. Le contesté. Tienes mala cara. ¿No has dormido bien Dolo? Usted también tiene mala cara.

¿Qué tal ha pasado las vacaciones?

No fue lo que dijo, sino como lo dijo. Por un momento en mi mente pensé en ella como la sexta violadora. Una tontería. ¿No?

Quizás esta experiencia sexual que les he relatado es la que más sensaciones agridulces me ha dejado, aunque siempre será la más excitante.

Espero hayan disfrutado del relato. Yo al revivirlo he disfrutado un montón. Gracias por su tiempo y si les ha gustado valórenlo y escríbanme para decírmelo. Si no les ha gustado, prometo intentar mejorar.

En el siguiente relato, aunque tardare unos días, he de hacer algunos recados personales ahora que estamos siendo desescalados del confinamiento.  En el siguiente relato, como les decía,  reviviré la muerte de mi abuelo, no sin antes contemplar un episodio muy morboso, pero que muy morboso. Será para el apartado de voyeurismo.

Hasta muy pronto.