Mis relatos me llevan a tu cama
Di con una página parecida a esta, donde la gente cuenta relatos de experiencias vividas, oídas e inventadas....
Aquí estoy escribiendo estas líneas desde mi portátil, estirada en una cómoda cama, con mil almohadones tras mi espalda y mi cabeza.
Mientras mi amante de rodillas en la cama masajea mis pies y los besa, pasa la lengua por el empeine y baja a lamer mis dedos, a mordisquearlos mientras aún estoy húmeda de la ducha. Me mira y sonríe al verme teclear con ganas, sabe que os voy hablar de él, de la sutil manera en la que me hace perder la cabeza.
Su lengua juega entre mis dedos y un escalofrió de anticipación recorre mi cuerpo, se para y levanta de nuevo los ojos encontrándose con mi mirada, la sostiene mientras sus dedos suben por mis tobillos, mis pantorrillas, cruzan la línea de mis rodillas y mordiéndose el labio se cuela entre mis muslos.
Acaricia febrilmente la suave piel de la cara interna de estos y la intensidad de su mirada junto con sus caricias me llevan a marchas forzadas a la senda del placer que como siempre va a regalarme esta tarde fría en el exterior, porque en el interior de esa habitación la temperatura sube como la espuma del champan, rápida y desbordante.
Sus dedos han logrado su objetivo y el ordenador apenas se mantiene en mi estómago, mi cuerpo ya le pertenece y no soy capaz de escribir una sola frase.
-No pares de escribir o dejare de tocarte, quiero que escribas estando muy cachonda. –me regaña suavemente-
Empiezo de nuevo a teclear mientras sus dedos se mueven libremente por mi sexo, buscan la humedad y me penetra con ganas, entra y sale tan deprisa que mi cuerpo se convulsiona. No quiero escribir, solo quiero sentirlo en mi interior. Pero el sigue instándome a seguir y no puedo consentir que pare, necesito ese orgasmo más que seguir respirando.
Saca sus dedos y busca con dos mi clítoris, lo fricciona entre ellos y me lleva al borde de la locura total, hasta que cuando creo que no puedo aguantar más, suelta mi clítoris inflamado y vuelve a penetrarme con tres dedos esta vez y antes de sentirlos en el fondo de mi vagina ya me estoy corriendo como una perra, su perra, su puta, su amante…
Se tumba a mi lado mirando sus dedos, mientras con la otra mano se baja el calzoncillo y su polla salta como un resorte apuntando al techo y yo miro maravillada como pasa por la punta los tres dedos que siguen pringosos de mí.
Sonríe de nuevo antes de decirme:
-¿Te gusta Elena? -pregunta con picardía sin dejar lo que está haciendo-
-Sabes que me encanta mirar cómo te masturbas –le miro extasiada-
-Pues escribe mientras lo hago; porque a mí me excita verte concentrada en otra cosa mientras yo solo puedo pensar de qué manera follarte hoy.
Sus palabras me excitan y a pesar de ello sigo haciendo lo que me pide.
Recuerdo el primer día que supe de el:
Di con una página parecida a esta, donde la gente cuenta relatos de experiencias vividas, oídas e inventadas. Tras pasar unos meses de mera espectadora, empecé a decidirme a escribir algo y publicarlo, alucinada vi que tenía buena crítica a la gente le gustaban mis relatos y empecé a ser asidua, entonces llego él, con sus feroces críticas sobre mis temas y mi manera de escribir.
Captó mi atención desde el minuto cero y aunque malas me engancharon. No me esperaba para nada que un buen día me pidiera hablar en otra plataforma. Al principio me negué a aceptar, a que entrara en mi vida… pero poco a poco tras su ausencia me plantee contactar con él, busqué sus datos y le hablé congeniando desde el primer instante.
Veo su mano subir y bajar por el tronco rígido y deseo ser yo quien le acaricie, ronroneo y el simplemente me mira antes de decirme:
-yo también quiero tu mano y tu boca en mi polla, pero aún no.
Me relamo antes de volver a seguir contándoos como he llegado a esta cama.
Poco a poco empezamos a confiarnos nuestros secretos mas íntimos, esas cosas que no le cuentas a nadie, ni siquiera a tu pareja. Él me comprendía, porque él era como yo.
Pasaron meses en los que ninguno de los se atrevía a sacar nuestra relación de contexto, éramos amigos sexuales sin ejercer entre nosotros.
Vuelvo a mirarle una vez más y entonces me pregunta si quiero descansar unos minutos de escribir; sin apagar el ordenador, lo dejo en el suelo y simplemente me pongo de pie, separo mis piernas y pongo un pie a cada lado de su cuerpo mirando como él se menea la polla un par de veces y la agarra por la base mientras yo bajo y coloco mi sexo rozando su capullo, él la dirige a la entrada y me pide con los ojos que baje.
Lo hago lenta y desesperadamente para ambos que anhelamos ese contacto pleno, tengo que hacer un verdadero esfuerzo por bajar lentamente, mientras siento su polla abriendo mi vagina y esta se adapta a ella.
-¿Sabes que me enloqueces verdad golfa?
-Sí, yo también lo siento
Cuando llego al final, él me pide que pare, tira de mis hombros pegando mi pecho al suyo, mi corazón late desbocado, mi coño palpita abrazando su polla mientras él gime suavemente en mi oído antes de lamerlo, morderlo y hacer lo mismo con mi cuello, mis hombros…
Sus manos ahora agarran mi culo, sus dedos aprietan mi carne y de nuevo me habla al oído, flojito, muy bajito.
-Mueve las caderas pero no salgas ni un milímetro, ¿sabes…? cuando te follo me siento por fin en casa, como si hubiera ganado una carrera, un premio y podría correrme ahora mismo. –como me gusta oírle hablar-
Empiezo a rotar mis caderas y a apretar con mi vagina su polla, sus dedos se clavan aún más y su boca reclama la mía, su lengua toma mi boca y sus dientes tiran de mis labios.
El calor se concentra en mi sexo, mi temperatura corporal sube y separando su mano de mi culo descarga su palma en forma de azote, pellizca mi carne y vuelve a darme otro azote seguido de otro pellizco. Cada vez son más fuertes, cada vez me quema más la piel y entonces baja su boca y lame con la lengua plana mis tetas, subiéndolas con la misma lengua y va de una a otra sin dejar de darme cachetes y apretones.
Mis caderas se mueven más y sus labios ahora atrapan mi pezón, lo muerde con saña y de repente ese dolor recorre mi cuerpo al tiempo que estalla mi orgasmo. Grito y jadeo mientras el sigue mordiendo y golpeando mi culo hasta que cede mi segundo orgasmo, antes de bajar del todo la intensidad siento su semen inundar mi vagina, calentándola mientras él también se corre dentro de mí.
Me apoyo en su pecho y beso sus tetitas rodeadas de vello cano mientras el acaricia mi pelo con cariño. Me siento de nuevo a su lado, sintiendo su semen en mi interior, él se recoloca las almohadas y me pide que siga con lo mío, que ya he descansado suficiente.
Me coloco, cojo el ordenador y sigo donde estaba.
Sigo desde el momento en que me dice un día sin más ni menos:
-Tengo que verte, no te asustes, solo quiero un café y poder ver tus ojos mientras hablamos.
-Nada va a cambiar en mi vida, me gusta como es
-Nunca te he reclamado nada, solo un café.
Le miro, completamente relajado a mi lado y sé que va a volverme a follar; pero a le gustan las pequeñas introducciones en el tema que más adelante va a desarrollar; y es que en el fondo folla tan bien como escribe.
Cuando llega el día del café, quedamos en un bar. En cuanto le veo entrar sé que es el, le hago una señal temerosa. Le veo acercarse, calculo que tendrá unos cuarenta y muchos o cincuenta y pocos, nunca hemos hablado de eso. Le podría describir con tan solo una palabra, “grande”, me gusta sus anchos hombros, su estatura y hasta su incipiente barriga no demasiado abultada.
Él me mira sorprendido de arriba abajo, sé que no soy como el esperaba y en ese momento me siento fea, gorda y sin gracia.
-No te esperaba así –dice con sinceridad-
-¿Esperabas algo mejor? –Pregunto con toda la inseguridad del mundo-
-No cielo, no te pareces ni al mejor de los sueños que he tenido contigo. Esperaba a alguien más mayor, mas… no sé ni cómo explicarlo. ¿Estas segura de querer quedarte a tomar ese café con un “viejo”?
-Exagerado, te diré que tú eres tal como te había imaginado
-¿Por dónde vas? –me pide acariciando mi muslo distraídamente-
-Por tu sorpresa el día que te conocí
-Nena ni yo mismo me creía mi suerte, en ese momento supe que te quería en mi cama y que haría cualquier cosa por follarte, cuando te follé supe que haría lo que fuera por volverlo hacer y hasta hoy… cuando salimos de esta habitación ya deseo volver a entrar. -siempre dice lo que quiero oír-
Me rio para quitarle hierro al asunto, pero el vuelve a estar juguetón, se coloca entre mis piernas, apoya mis pies en la cama flexionando mis piernas y tengo que subir el ordenador para dejar espacio a su cabeza entre mis muslos; ya siento su lengua subir hacia mi sexo.
Aun sabe a su semen, pero sé que a él no le importa, separa los pliegues de mi sexo y empieza directamente a succionar mi clítoris que enseguida se endurece y se despereza para él, sucumbiendo a esa lengua, esos labios y esos dientes que tan bien saben ya lo que me vuelve loca.
Su boca es suave y al momento ruda para volver a ser suave, vuelvo a olvidar el ordenador y agarrando su cabeza subo mis caderas dándole más facilidad a llegar a cualquier rincón; el aprovecha la ayuda y mete las manos bajo mi culo planas me acaricia, aun siento el escozor de sus azotes, pero ahora su lengua se adueña de mi coño, de mi cerebro y de mi alma.
Quiero más y se lo suplico, él entonces obedece y clava sus dientes, succiona y por ultimo lame hasta que de nuevo me corro tirándole del pelo fuerte con mis pies apoyados en sus hombros.
En ese momento tras correrme recuerdo la primera vez que le vi excitado.
-Ven conmigo ahora Elena, no pienses en nada. Te necesito
No le conteste simplemente me levanté y le seguí a la barra donde pagó, salimos de allí y andamos unos metros que nos separaban de su hotel, él había pasado allí la noche. Pasamos por recepción y él saludó, yo a su lado entré en el ascensor y juntos sin decir nada subimos a la habitación.
No me tocó, no me besó, ni siquiera me habló hasta que la puerta se cerró.
-Nena dejemos aquí nuestras vidas, luego las retomaremos, te prometo que todo saldrá bien –me dijo antes de besarme-
Su boca y su lengua me dejaron extasiada y en ese mismo momento olvidé todo lo que no era el deseo que sentía por ese hombre.
Dos minutos después nos habíamos librado de la ropa y solo uno después sentándose en un cómodo sillón me arrastró sobre él y metiendo sus dedos entre mis piernas comprueba que estoy húmeda, muevo las caderas buscándole y le pido que me penetre, como no en un minuto esta en mi interior.
Tan solo unos minutos después, en los que solo acarició mi cuerpo, besó mis labios y sin apenas movernos me corrí, él lo hizo unos minutos después.
Solo salió de mi interior para llevarme a la cama y empezar de nuevo con sus caricias.
Paro de escribir y le miro al sentirme observada. Me sonríe y se levanta de la cama, saca una bebida de la mini nevera y se sienta desnudo en el sillón.
-¿Quieres? –Me pide señalándome su bebida-
Asiento con la cabeza y me dispongo a levantarme para coger la lata, cuando con una sonrisa el vuelca la lata y unas gotas caen sobre su polla que aún está en proceso.
-Pues ven a beber
Cojo un almohadón y me acerco, lo tiro entre sus piernas ya abiertas a sus pies y me arrodillo, acaricia mis mejillas antes de apoyarse en el sillón echándose un poco hacia atrás.
Miro entre sus piernas, me encanta ver sus huevos colgar y bajo a lamerlos, paso mi lengua plana y los levanto, los muevo mientras mi mano se adueña de su polla y tiro un par de veces descapullándolo para golpear el glande con mi lengua, antes de volver a sus testículos y seguir mimándolos, alterno mis lamidas de sus huevos a su glande, mientras el jadea y mueve ligeramente las caderas.
Recuerdo de repente algo que leí investigando y tirando de él hago que se tumbe más y saque su culo, regreso a mis tareas pero esta vez no me centro en sus huevos, sigo hasta alcanzar mi objetivo… su ano, llego a él con mi lengua y doy pequeños y cortos lametones, luego hago círculos mojándolo bien y por ultimo poniendo mi lengua dura empujo esta y penetro con ella su ano, por sus gemidos y jadeos sospecho que le gustan mis maniobras.
-¿Te gusta?
-Me encanta pequeña golfa, me estas volviendo loco.
Me vengo arriba y llevo mi mano entre mis piernas, siento la humedad y meto mis dedos que pronto se mojan con mis jugos mientras chupo sin descanso su rugoso ano.
Saco con desgana mis dedos y apoyo uno en su entrada, se pone rígido, pero no me amedrento, bajo la cabeza y atrapo su polla entre mis labios y empiezo a bajar sobre ella, tragando su ya durísima polla, de nuevo jadea y entonces empujo mi dedo y meto más de dentro, él se queja pero no se mueve, no cierra las piernas y eso me anima a empujar más, mientras succiono ahora con fuerza su estoque.
-Me encanta, es alucinante, no pares golfilla, no dejes de penetrarme, no dejes de mamar mi polla; no dejes que nada te separe nunca de mi preciosa –me encanta como me habla cuando esta tan excitado-
Empiezo a entrar y salir con mi lubricado dedo, cada vez más deprisa, cada vez más profundamente…
Disfruto dándole placer pero él me separa y tengo que dejar lo que hacía.
-Voy a darte tu merecido, me has puesto como un animal y como tal voy a follarte.
Súbete a la cama y ponte como una perra
Obedezco excitadísima, me encanta su otro yo, me gusta que sea el más tierno y solicito de los amantes, un auténtico ángel y que de repente se convierta en el peor de los demonios.
Colocándose detrás de mí, entre mis piernas, la frota su sexo con mi ya chorreante coño y de una sola estocada me penetra. Me folla como un salvaje arrancando gemidos de mi garganta.
Cuando estoy a punto de estallar me niega el orgasmo.
-No quiero que te corras, no mientras te follo el coño, quiero que te corras mientras te parto ese culito estrecho que tienes… -apenas podía hablar entre jadeos-
No deja de follarme como un salvaje mi coño dándome un placer indescriptible, hasta que de nuevo me lleva al borde y de nuevo para negándome el orgasmo tan próximo ya.
La saca de mi coño mojadísima y la lleva a mi ano, la apoya y empuja.
Le cuesta entrar pero consigue meter su glande, me agarra de la cintura y me dice:
-te la voy a meter de un golpe aunque nos duela a ambos
Y lo cumple, empuja con fuerza y mi ano cede ante la intromisión de su polla mientras ambos gemimos mezcla de dolor y placer mientras toda su polla llena mi estrecho canal, sus dedos se clavan en mis caderas mientras empujaba sin parar enloquecido.
Escapo como puedo y su polla abandona mi culo, el intenta agarrarme pero me escurro y salto riendo de la cama.
-Siéntate, por favor –apenas puedo hablar entre jadeos y él está igual-
Se sienta, sin saber que voy a hacer y dándole la espalda me coloco y voy bajando sobre su polla, agarrándola por la base, empalándome mientras el jadea agarrado a mis caderas.
-Si, dios esto es el paraíso, follarte nena métetela bien adentro.-su respiración entrecortada me enloquece-
Termino sentada con su polla bien adentro, separo las piernas poniéndolas colgando a los lados de las suyas y echándome un poco hacia adelante me apoyo en sus rodillas y empiezo a mover el culo, subo, bajo sin parar.
-No aguanto más –me ponía a mil su voz apremiante-
Entonces vuelvo a meter mi dedo en mi vagina y buscando entre sus piernas encuentro la entrada y lo empujo, el da un respingo y subo el culo penetrándome más, luego lo baja penetrándose más con mi dedo.
-Dios mío Elena, no pares
Y no solo no paro sino que añadiendo el segundo dedo mojado lo meto y siento como inunda mi culito de semen calentito, no deja de entrar y salir como un poseso mientras se corre y entonces le sigo, me corro salvajemente mientras él me abraza fuertemente.
Tardamos un rato en regresar a la cama, donde después de dormitar un poco, nos duchamos y tras una triste despedida cada uno vuelve a su vida.
Ya en casa a solas con mi ordenador termino mi texto, contándoos como desde esa primera vez seguimos viéndonos al menos una vez por semana, aunque a veces improvisamos algún ratito más; así llevamos tres años, no es algo sórdido es un paréntesis en nuestras vidas y solo puedo deciros que cada vez me cuesta más vestirme mientras veo como él se va o por el contrario me voy dejándole allí.
Le doy a enviar y empiezo con mi rutina, sin dejar de pensar en él y en la profundidad de lo que me hace sentir.
Entro en esa página para ver sobre todo sus comentarios y allí esta, aunque como siempre me sorprende.
Me ha gustado mucho y además me siento identificado con tu historia, ya que vivo una parecida y solo te puedo decir que solo cuando estoy con ella soy realmente feliz y que cada vez que nos despedimos me obligo a pensar que hago lo correcto, pero al llegar a mi casa, a mi vida de siempre miro a mi mujer y pienso que comparto mi vida con una mujer a la que quiero, con la que llevo una buena existencia, pero a pesar de ello cuando me tumbo en mi cama y la oscuridad se apodera de la habitación y de mi vida sé a ciencia cierta que he dejado a la mujer de mi vida en esa fría habitación de hotel.
Leo sus comentarios, emocionada esperando los vuestros también.