Mis profesores de travestismo (3)
Juanjo me coloca en cuatro patas al borde de la cama para convertirme en una mujercita....
Juanjo y yo nos mirábamos. Con mis dedos junté el semen que tenia en la cara y me lo tragué. Juanjo me ayudó a levantarme y me hizo ponerme en cuatro patas al borde de la cama. Por fin llegaba el momento que tanto había esperado.
Me levantó la pollerita y la tiró sobre mi espalda. Luego se arrodilló y me daba besitos y mordisquitos en las nalgas que me calentaron aun más. Me bajó la tanga muy despacito, hasta que mi ano quedó al descubierto y no la bajo más. Puso sus manos sobre mi cola para abrirla un poco y comenzó a lamer mi colita. Era una sensación húmeda, muy suave, que me provocaba un cosquilleo delicioso. Al primer contacto de su lengua emití un gemido muy femenino. El movía su lengua en círculos por fuera de mi ano y luego presionaba en el centro como tratando de meterla. Mi cola estaba llena de su saliva.
Al cabo de unos minutos se detuvo, y sentí su dedo, lo colocó en la boca de mi ano y comenzó a introducirlo. Me encantaba la sensación, yo lo alentaba diciendo: "ay sii si si" para que no se detuviera. Me acariciaba por dentro con su dedo y luego introdujo otro dedo. Lo fue metiendo de a poco, mi ano aun no se abría, pero logró meterlo sin causarme dolor.
Estuvo varios minutos masturbándome la cola con sus dedos, yo me preguntaba por que no me follaba de una vez, pues necesitaba más placer, sus dedos ya no eran suficientes.
Dejó de masturbarme y me bajó la tanga hasta las rodillas, se paro tras de mi. No podía ver lo que hacía pero sentí que me ponía una crema en la cola, debía estar metida bajo la cama porque no había visto ninguna clase de frasco o pomo.
Estaba muy nerviosa, sabía que ahora me follaría. Sentí la cabeza de su polla en mi ano, lo cual me hizo suspirar. Me tomó con firmeza de la cintura, sus manos se hundían en mi delicada piel. Empezó a penetrarme. Yo emitía gemidos de todo tipo, mi ano se expandía lentamente a medida que su polla entraba en mí. Sentí un poco de dolor por la expansión de mi ano, pero quería que siguiera, me excitaba más a medida que su polla se adentraba. Su polla era durísima, pero suave al tacto. Ya había notado que su polla era más dura que la mía, por supuesto porque él ya era un adulto, yo apenas tenia 14 añitos.
Tardó un par de minutos en penetrarme por completo. Primero sentí su polla tocar fondo en mí, pero igualmente presionó y luego sentí sus huevos contra los míos. Mi recto era levemente mas corto que su polla, pero el quería tenerla toda dentro mío, así que empujó, lo que me produjo un poquito de dolor, pero un dolor muy delicioso.
Yo no me quedaba callada, me encantaba expresar mi placer, quería disfrutar la experiencia al máximo. Juanjo me sujeto con más fuerza la cintura y comenzó el movimiento de meter y sacar. Al principio solo retirando su polla un par de centímetros, así de a poco hasta que mi ano se dilatara bien y suavemente retiraba su polla hasta que solo quedara la cabeza dentro para luego penetrarme a tope nuevamente. Yo había acercado una almohada y enterraba mi cara en ella, pero igual mis gritos de placer se podían escuchar.
Por fin estaba siendo follada, tal como lo había deseado en los últimos años, y aunque mi cola estaba algo dolida, esto había superado mis expectativas.
Juanjo me follaba tan despacio, que aunque a los dos nos producía muchísimo placer no nos alcanzaba para alcanzar el clímax, así que de a poco fue aumentando la velocidad de sus embestidas. Me follaba a un ritmo algo rápido, pero con suavidad, y me tenia sujeta de la cintura para mantener mi cuerpo en un lugar fijo. Yo mordía la almohada, era demasiado placer, y de golpe sin poder prevenirlo sentí que estaba por venirme, fue mi mejor eyaculacion hasta el momento, sin duda era como un orgasmo para mi. Mi cola estaba ardiendo de calor, su pene durísimo me taladraba con delicadeza pero a buen ritmo, mi pene se hincho y cosquilleo recorrió mi abdomen, mi ingle y mi falo. Mi leche choco contra mi pollera que colgaba delante de mi pene erecto. Fue la eyaculación mas larga que había tenido hasta entonces, y luego deje caer mi cuerpo mantenido solo la cola para que Juanjo siguiera fallándome. Pero él que me tenia tomada de la cintura me apretó fuerte, me tiro para arriba para que levantara mi cuerpo nuevamente, a al vez que me ensartaba su polla presionando hasta el fondo. Yo grité y me volví a quedar en cuatro patas quietita, algo asustada. A Juanjo no le había gustado que me dejara caer así, y me lo había echo notar. Ahora me follaba con más fuerza, como castigo pensé yo. Me hacia sentir el rigor en la cola, me hacia sentir toda esa virilidad que por alguna razón yo no había tenido, y había resultado ser una mariconcita. Mantuve mis dientes apretados para poder resistir sus embestidas.
Me folló unos minutos mas hasta que me la clavó a tope agarrándome muy fuerte la cintura y haciéndome gritar nuevamente. Su leche caliente comenzó a brotar dentro de mí, era una sensación increíble. Mantuvo su polla quieta hasta que terminó de eyacular y la retiró lentamente. Sentí el aire entrar en mi ano abierto y luego su leche salirse y caer por mis huevos y mi pierna derecha. No me moví, disfrutaba sintiendo como lentamente su leche caía de mi cola. El se había quedado quieto tras de mi, seguro disfrutaba de lo que veía.
Se subió a la cama, se puso delante mío y me desató las manos. Luego se acostó y me acerco a él para que me acostara descansando mi cara en su pecho. Estuvimos así descansando por unos minutos, me acariciaba el pelo, hasta que él habló. Me preguntó como me sentía, si me había gustado, yo ya sin pudor alguno le dije que me había encantado ser su putita, y que quería que me volviera a follar cuando el quisiera, él me contesto que así sería y yo me puse muy contenta.
Me sentía satisfecha, era una sensación rara, pero muy linda, ahora era una nena. Mi cola estaba algo dolorida, pero eso me gustaba, era la prueba de que había sido follada.
Descansamos unos treinta minutos cuando Juanjo me dijo que podía ir a cambiarme. Yo fui a la habitación de Belén donde tenía mis ropas. Me pareció bien así, solo una follada, mi cola estaba dolorida como ya dije, así que una segunda follada no habría sido placentera, además tenia mucho que asimilar por lo recién acontecido.
Primero pasé por el baño para limpiarme la leche seca que tenia en mi cola y mi pierna. Luego fui a cambiarme. Me puse muy triste al tener que sacarme esas hermosas prendas femeninas para volver a vestirme con ropas masculinas, y más aun cuando tuve que quitarme el maquillaje. La ropa de colegiala tenía leche de ambos en la pollera, las medias y la tanga, era un enchastre, así que las volví a meter en la bolsa para que no ensuciaran nada.
Juanjo tocó la puerta al rato y me preguntó si ya me había cambiado, contesté que si. Me dijo que no me preocupara por la ropa que él la lavaría, y que la conservaría él para que yo la use cada vez que vaya. Tome mis cosas y me acompañó a la puerta, me despidió diciéndome que me esperaba el miércoles.
Me fui a mi casa, muy contenta, ya era una mujercita, y ya estaba pensando en el miércoles para ser follada nuevamente. Continuará .