Mis profesores de travestismo (1)

Como fue que me inicie en el travestismo y lo mucho que me gustó...

He de decir que me encantan todos los relatos que leo, es fascinante ver el parecido o las diferencias que hay en las historias de la iniciación en el travestismo, claro que no todos los relatos aquí publicados son verídicos. A continuación les voy a contar como fue mi cambio de Lucio a Lucia, una historia verídica que espero les guste y les mando besos a todos los que lean mi historia.

Desde los 6 fantaseaba con que era una mujer hermosa, solo por diversión, ya que ni siquiera tenia noción de lo que era el acto sexual, ni mucho menos el placer que provoca. Ya más grande, entrando a la pubertad, mis fantasías avanzaron a un nivel superior, con más noción acerca de sexo y sexualidad, me imaginaba como yo mismo transformado en una mujer, o sea vestido y maquillado como una chica. Me excitaba imaginando que me follaban, y un día, con 11 años, decidí experimentar la masturbación por primera vez. Sabia obviamente que la masturbación masculina implicaba tomarse la polla con una mano y acariciarla hasta provocar la eyaculacion, pero yo decidí probar por masturbar mi ano. Todas las noches me introducía un dedo en mi ano lo más que podía, eso me provocaba siempre una erección, pero nunca había conseguido eyacular. Hasta que probé con masturbar mi ano a la vez que me acariciaba el falo, de ahí en más me hice adicto a la masturbación, y cada vez deseaba más y más.

En la escuela no me iba muy bien, si en cuanto a las notas, pero no tenía amigos. Había ido a la misma escuela desde el primer año y con el pasar de los años me había vuelto mas callado y tímido, no había echo amistades con los nuevos que entraban año tras años, y con los viejos compañeros solo tenia una relación de bueno compañeros y ya. En los últimos años había crecido muy poco y me había convertido en el más bajo de la clase, también era muy delgado, era un chico de complexión débil no cabía duda y además no me gustaban las actividades que solían hacer mis compañeros como jugar al fútbol y demás.

A los 14 pasé por un mal momento, me sentía muy deprimido de no tener amigos/as, pero lo supe disimular, no quería que mis padres ni nadie lo notase, mi único refugio era cuando me encerraba en mi pieza y fantaseaba que era una chica. En el ultimo verano me había dejado crecer el pelo, en parte por falta de interés en hacerme un corte de pelo interesante y en parte porque comenzaba a recogérmelo cuando estaba solo en casa, para sentirme mas femenina. Rara vez probaba las ropas de mi madre, pues me quedaban grandes.

Comencé las clases ese año igual que el año anterior, sin amigos. Siempre me había ido bien en todas las materias, pero ese año el profesor de educación física me venía desaprobando, cosa que no entendía pues hacia todo en clase. No era el mejor ni jugando al fútbol ni era el mas rápido corriendo, pero hacia todo sin quejarme y bien. Un día el profesor de la clase de deportes, al que llamare Juanjo, se me acerco al final de la clase y me dijo que necesitaba desarrollar más mi físico, que por eso no había aprobado, dijo que no rendía igual que mis compañeros por mi contextura tan frágil y débil. Lo cual era cierto, pero mi forma fisica, excepto por la falta de pechos, era la de una chica, hasta mi cola, era redonda y algo grande, digna de ser penetrada. Juanjo me ofreció darme unas clases particulares en su casa donde tenía algunos aparatos de gimnasio, y así me ayudaría a aprobar. Como hacia años que era mi profesor dijo que no me cobraría, solo quería que me fuese bien. Yo sinceramente no tenía nada de ganas de hacer actividad fisica, aunque así como venia, me iba desaprobar nuevamente, así que pensé que si lo intentaba al menos entonces me aprobaría. Le dije que si y quedamos en que iría el viernes al salir de la escuela.

El viernes fue a su casa al salir de la escuela, en la mochila llevaba ropa vieja que era la que solía usar para las clases de deporte. Me recibió vestido con un short negro y una remera azul, ambas prendas aptas para la actividad fisica. Juanjo era un hombre alto, 1.80mts, de complexión delgada pero fibroso, con sus músculos bien marcados, morocho de ojos marrones muy oscuros y piel blanca siempre bronceada. Me hizo pasar y me pregunto si tenía ropa para cambiarme, le dije que si mientras la sacaba de la mochila. Me dijo que esa ropa no era la mejor para hacer actividad fisica, y me ofrecio prestarme ropa que el tenia, yo acepte y me excuse diciendo que no tenia otra ropa para sus clases, pero el dijo que no me preocupara por eso. Subió unas escaleras y al rato bajo con una bola de ropa en la mano, me la dio y me indicó donde estaba al baño. Cuando en el baño vi lo que me había dado no lo podía creer, era una calza negra con unas líneas rosas a los costados, y muy chica, no sabia si me iba a quedar, y además una remera lila. Tuve que sacarme el slip para ponerme la calza que me quedaba ajustadísima y de largo me llegaba hasta casi la mitad entre la rodilla y el tobillo. Con la remera fue igual, me quedaba ajustaba y dejaba un centímetro sin cubrir de mi cintura. Me daba vergüenza que me viera así, en cuanto a la calza esperaba que no notara que no llevaba nada debajo, y en cuanto a la remera le preguntaría si no tenía otra. Tome valor y salí del baño, el ni se fijo en como me veía, le dije que la remera me había quedado demasiado corta, el dijo que no importaba mientras estuviese cómodo, y añadió que me recogiera el cabello que para ese entonces me llegaba hasta media espalda. Me pregunto si tenia algo con que recogérmelo mientras buscaba algo en un cajón, yo respondí que si, pues en la escuela me exigían llevar el pelo recogido. Busque mi mochila con la mirada pero no la encontré, y Juanjo saco de un cajón un coleta para recogerlo yo la tome y me esforcé por no hacer una cara de sorpresa porque era definitivamente una coleta para chicas.

Empecé a unir los cabos de todas las sospechas que había echo hasta entonces, la invitación a su casa, la ropa ajustaba y femenina y ahora una coleta también para chicas. Pensé que quizás si era posible que Juanjo quisiese follarme, y la idea no me desagrado para nada, el era bastante mayor, 35 años, pero se lo veía bien y tenia muy buen físico, y yo hacia tiempo que fantaseaba con que me follaran, aunque no esperaba que fuese con un hombre tan mayor que yo. Mientras hacia estas especulaciones me acomodaba el pelo, tratando de decidir si debía recogérmelo como con descuido, con la coleta por debajo de la nuca como solía hacer en la escuela, o mas bien una cola de caballo bien echa, ajustada detrás de la cabeza, como suelen hacer las chicas. Finalmente opte por la segunda opción, y note que Juanjo se sintió algo sorprendido pero contento a la vez.

Me llevo a una habitación de unos 5mx6m. En ella había una de esas maquinas de gimnasio que sirven para hacer muchos tipos de ejercicios tanto de brazos como de piernas, una cinta de correr, colchonetas, algunas mancuernas y una barra larga para levantar pesas. Apenas entre me vi en un espejo grande que me permitía verme de cuerpo entero, y hasta me sorprendí al verme, era muy difícil distinguir entre si era una nena o un nene, mi cara casi no había desarrollado rasgo masculino alguno. Me sonroje de vergüenza que alguien me viera así, Juanjo, pero ya no había nada que hacer, ya me había visto.

Empezamos con la entrada en calor, el también hacia los ejercicios que yo hacia. Primero correr en la cinta, luego abdominales. No recuerdo bien cual fue la rutina, pero finalmente me dijo que me enseñaría la técnica para hacer levantamiento de pesas con la barra. Lo hice con la barra sola, sin pesos, me dio vergüenza ser tan débil. El decía que no lo estaba haciendo bien, entonces se coloco detrás de mi, dijo que lo haríamos juntos, y ahí me di cuenta de que tan enserio iba todo. Se situó tan cerca que apoyaba su entrepierna contra mi espalda, pues el era bastante mas alto que yo, yo apenas le llegaba al comienzo de su cuello. Me dijo que me inclinara a tomar la barra, el no se movió, mi cola quedó pegada a sus piernas. El se inclino sobre mi para tomar la barra también, el la levantaba y yo imitaba los movimientos. Estaba pegado a mi, mi espalda estaba en contacto con todo su cuerpo, yo estaba muy nervioso por la situación. Flexionó las rodillas para estar a mi altura al indicarme como debía bajar la barra sin que se me cayera por el peso, entonces su pene quedo pegado a mi cola, y pude sentir lo duro y erecto que estaba. No dije absolutamente nada, me estaba excitando yo también, pero la situación me tenia muy nervioso. Juanjo me dijo que bajara la barra yo solo, no había tenido problemas para bajar la barra hasta entonces, pero con los nervios y su pene pegado a mi cola se me callo estando a unos centímetros del suelo. Yo deje escapar un pequeño grito por el susto, el inmediatamente puso una mano sobre mi hombro para que no me levantara, y la otra en mi cintura para que no me separa de su entrepierna. Fue todo tan rápido que me asuste y quede petrificado, sin decir nada siquiera. Juanjo frotaba su bulto contra mi cola, enseguida me dijo que no me preocupara por la barra, que lo había echo bien. Habrán sido unos 30 segundos que se me hicieron interminables, el frotaba su bulto en mi cola, y pasado el susto comencé a excitarme, pero el se detuvo, me soltó y me dijo que ya habíamos terminado. Yo me enderecé, no sabia que hacer ni que decir, pero Juanjo, con total naturalidad como si nada hubiera pasado me pregunto si quería bañarme y yo tímidamente conteste que si, no quería irme aun, quería que me follara.

Me llevo al piso de arriba donde había otro baño, mas grande que el de abajo donde me había cambiado, y este tenia ducha y bañera, cosa que el de abajo no. Abrió la canilla para que el agua comenzase a calentar y se quito la remera, yo hice lo mismo, ya había comprendido cual era su intención, que nos bañemos juntos. Cuando estuvimos ambos desnudos pude ver su pene, erecto, era hermoso, todo depilado, no era muy ancho. Tiempo mas tarde supe que le media 17x4. Mi pene también se había erectado. El me miraba y yo miraba su pene, me pregunto si quería tocarlo, yo lo mire a la cara y dije que si moviendo la cabeza, entonces el se me acerco tomo mi mano y la posó sobre su pene. Enseguida lo tome con mi otra mano también, no lo podía creer, estaba tocando un pene. Se sentia caliente y duro. Comencé a acariciarlo con ambas manos, y ya sin pudor alguno me agaché para tenerlo a la altura de mi cara. Tenía algo de transpiración por el ejercicio, pero lejos de hacerlos desagradable lo hacia mas tentador, el olor me resultaba riquísimo. Lo puse en dirección a mi boca, y comencé a mamarlo, quise tragar lo mas que pude, me encantaba tener toda esa carne caliente dentro de mi boca. Lo tenía encerrado con mis labios y lo acariciaba con mi lengua por dentro, para degustar al máximo su sabor. Con mis manos acariciaba sus huevos y la parte del falo que no entraba en mi boca. Comencé a mamar con desesperación, estaba muy excitada, y ya me imaginaba cuando la tuviese en mi cola. Al cabo de unos minutos Juanjo me tomó por detrás de la cabeza manteniendo su polla dentro de mi boca, y acabó. Me trague su leche, parte quedo en mi boca y callo por mi mentón, si bien el sabor no era de lo mas agradable me hizo sentir muy bien que acabara en mi boca. Yo le limpie bien la polla y junte la leche que tenia en el mentón y me la tragué.

Me pregunto si me había gustado, y le respondí que si, que me había gustado mucho, el sonrió y se metió en la bañera bajo la ducha. Me indico que entrase a la bañera yo también. Me senté dándole la espalda, entre sus piernas. El enseguida me presionó contra su pecho y tomo mi polla erecta con su mano, la sensación fue muy placentera. Me deje deslizar un poco hasta que su cabeza quedo sobre la mía entonces el podía ver mi polla. Me sentia tan chiquita entre sus piernas y su cuerpo. Luego con su otra mano busco mi ano, yo me estremecí de placer, me agarraba de sus rodillas flexionadas mientras el presionaba con dedo índice en mi ano. Nunca había introducido en mi ano otra cosa mas que mi dedo índice, el cual era bastante mas delgado que el de Juanjo. Logro introducir todo su dedo, y hasta me dijo que tenía un culito muy apretadito. Yo gemía de vez en cuando, pero no duro mucho, con su dedo en mi ano y su mano acariciando mi polla acabé enseguida, y fue el mayor placer que había sentido hasta entonces.

El agua que caía sobre nosotros limpio todo mi semen. Yo me deje caer sobre Juanjo, que me abrazo por un rato y luego me enjabono y me enjuago el cabello. Salimos de la bañera y nos secamos. El fué por mi ropa para que me vistiera, me sentí algo decepcionada en ese momento, pues si me devolvía mi ropa significaba que ya no iba follarme. Yo no dije nada y me vestí. Ya cuando me estaba yendo, me dijo si podía ir de vuelta el lunes, yo conteste que si sin dudarlo. Me fui de su casa sintiendo totalmente distinto, estaba feliz, pero insatisfecho aún, y deseando que ya fuese lunes.

Juanjo fue mi primer profesor de travestismo, pronto conocería a mi otro profesor, profesora en realidad. Pronto subiré el siguiente relato contando mi avance en el travestismo y como fui finalmente desvirgada.