Mis profes
Encuentro no académico con docentes no muy decentes.
Mi nombre es Mariana, tengo 23 años y mi historia, la que paso a relatarles me ocurrió hace como dos meses.
Estando en un bar muy conocido de la zona en que vivo, me encontré con un grupo de profesores de la universidad donde estudio, como yo estaba con varias amigas nos pusimos a charlar, mis cuatro docentes estaban muy pasados de copas, ya para cuando nos encontramos, yo bebo, pero dentro de todo poco. Juan creo que más desinhibido por las copas, me sacó a bailar, y comenzó todo un sistema de seducción muy fino, como me pareció muy agradable la situación le seguí el juego. Ya besándonos y tocándonos un poco, la cosa se puso un poco más caliente y fuimos hacia los reservados del lugar, viendo la maniobra Roberto nos siguió. Cuando los dos ya me tenían contra los sillones besándome y tocando bajo mi pollera, la situación me pareció de lo más sexy y me prendí en el juego de los toquecitos por arriba de la ropa.
Después de un rato de juego inocente, sentí muchas ganas de saber que era lo que se encontraba bajo esos pantalones, así que le desprendí el jeans a Roberto y saque su pija, no me pudo dar mayor gusto lo que me encontré, era perfecta, con todas sus venas, el tamaño era increíble, así que me dedique a lamer la cabeza durante un ratito, muy despacito y sexy, siempre mirándolo a los ojos. Mientras que Juan pasaba sus dedos por debajo de mi bombachita muy delicadamente, iba recorriendo toda mi intimidas hasta mi cola, donde se detenía y hacía pequeños círculos, con mis propios jugos empezó a lubricar mi ano, donde luego metió uno de sus dedos, yo no podía estar más caliente, era la gloria, mientras Juan se dedicaba a ponerme a mil, yo sentía como sus dos manos entraban y salían de mi, en ocasiones con dedos dentro tanto de mi vagina como de mi culo.
Yo de mientras no dejaba de mover mis labios sobre el glande de Roberto, recorría toda su extensión con mi lengua hasta sus huevos, alternando en meterme uno a uno en mi boca. Roberto me tenía de la cabeza para que no me alejara de su pene, me acariciaba el pelo, y tocaba mis pecho con su mano, hasta que sentí que me estremecía cuando pellizcó uno de mis pezones, y como vio que me gustaba lo empezó a hacer con las dos manos sobre mis pechos, yo no podía dejar ese pene que me volvía loca, Roberto me pellizcaba con más fuerza y en eso siento el pene de Juan sobre la entrada de mi ano, el orgasmo fue inevitable y con eso que la chupada que le daba a Roberto se hiciera más fuerte, y este acabó sobre mis labios, ya un poco recuperada, limpié todo su semen, sabía rico.
Juan seguía jugando con la puerta de mi ano hasta que hizo la entrada triunfal, largo en gemido fuerte, como de victoria, a mi el placer no me dejaba sentir las piernas, estaba super llena de su pene, entraba y salia despacio, eso me encanta, cuando sus huevos golpeaban contra mi vagina, creí morirme, estaba en el cielo.
En eso Roberto me pide que me siente sobre él, Juan sin salir de mi, a pesar de mis pedidos, me sube a las piernas de Roberto, yo con las piernas abiertas sobre él, comencé a penetrarme la vagina con su pene. Así estuvimos un rato, donde por lo menos tuve dos orgasmos más, super ricos. Cuando ambos estaban por acabar me lo hicieron saber y salieron de mi, chupé esos penes como si fuesen los últimos en la tierra y acabaron sobre mis pechos, como si nada nos vestimos y salimos. Luego la seguimos más en la intimidad y más continuado en el tiempo.
Saludos.