Mis problemas con los ejecutivos

Sigo con la historia de Adrián y Gonzalo

Gonzalo y Adrián ya no se hablaban. No era que estuviesen peleados por mí, era la prevalencia de un macho alfa (el primero) sobre el más mayor (segundo). Chocaba un poco verlo porque  Adrián era jefe y Gonzalo solo un mando intermedio. La discreción de los tres evitó un escándalo en la oficina que no nos convenía a ninguno y apenas nadie se dio cuenta de que yo llegaba en el coche de uno de ellos el martes por la mañana, Gonzalo vivía cerca de mi casa y era factible que nos hubiésemos encontrado. A media mañana, después de varias reuniones, Adrián me llamó para ir a comer y yo acepté, si a Gonzalo no le gustaba, que le diesen por saco.

Fuimos a un Vips cercano y fue igual de amable que siempre. Había puesto buena cara al mal tiempo, se había engominado y lucía esplendidos sus 45 años.

- Siento lo de ayer. Me gustó Gonzalo, pero no como te trató. No me gusta que humillen a la gente.

-  Gracias por venir, Pablo. Mira, se lo conté a Gonzalo porque no paraba de preguntar sobre ti y como es Don Perfecto, le dije que nos habíamos acostado. La desastrosa idea de un trío me excitó, no creí que acabará tan mal. Lo siento, tenía que ganarle en algo.  Perdona por mi aspecto, no he dormido nada.

- ¡Si estás perfecto! Guapísimo engominado, sin afeitar y perfectamente vestido (así era) como siempre.

-¿Estás con él?

-   ¿Con Gonzalo? Que me haya acostado con él no lo convierte ni en mi novio, ni, por supuesto, en mi dueño. Yo como con quien me da la gana, además, no puede hacerte nada ¿con qué excusa?

-  Ah, y yo no soy homófobo, ojo. Supongo que te lo habrá dicho (así había sido) pero no es verdad, te prometo que no. No he salido de ningún armario por otros temas, pero no tengo nada en contra y tampoco me avergüenzo de estar comiendo hoy contigo cerca de la oficina.

El Vips tenía un gigantesco ventanal y pasó Gonzalo con sus compañeros y nos vio. No iba a montar un espectáculo así que ni me inmute, pero a Adrián no le gustó nada.

-  Joder, verás ahora el pollo que me monta, por estar comiendo contigo.

-  A ver, te repito que yo como con quien quiera. Si piensa que conmigo me va a ganar con esa cara de cabreo, va listo.

-  ¿te gusta?

-  Es muy guapo, tienes que admitirlo. ¿tu no has estado con él? tu fuiste el que me describiste su polla en el bar el otro dia.

-  ¡Qué va! Se la vi en un gimnasio, para ese tío soy transparente, no existo en el plano sexual. Yo no voy a montar un escándalo, está fuera de mis posibilidades hacerle algo laboral y no soy tan cabrón, pero ayer se pasó tres pueblos. Si te quería solo para él, no hacía falta insultarme o amenazarme.

Seguimos comiendo sin problemas, riéndonos de gente de la empresa y quedando como amigos. Era un tío fantástico, una pareja perfecta, pero estaba harto de armarios y no quería volver a pasar por eso.

A la salida de la oficina, que fue algo tarde, me fui andando a casa. Por supuesto, no supe nada de Gonzalo en todo el día y menos después de que me viera en la comida. Cuando estaba cruzando una calle, un Volkwagen Golf se para de golpe, baja ventanilla y ahí estaba, impresionante con su media sonrisa y su tono autoritario.

- Sube

- Si me vas a montar un pollo por la comida con Adrián, que te den.

- Sube, de verdad, no te voy a decir ni mu.

Subí al coche y me dio un beso. Yo me extrañé y le pregunté si no estaba cabreado

-  Cuando os vi me cogí un cabreo tremendo y por eso no he querido saber de ti en todo el día…

-  Es obvio que se te ha pasado, sino ya me contarás porque me has besado.

-  …no, no se me ha pasado, pero tu me gustas mucho y no quiero perder esto.

-  ¡Gonzalo, por favor! Llevo dos años trabajando aquí, debe saber que soy gay hasta la de la limpieza y tu ¿has esperado a saber lo de Adrián para decirme algo? No me jodas…

Se calló. Estaba guapísimo, lo había visto vestirse por la mañana y ahora lo miraba y seguía igual de perfecto. Me llevó a casa y me pidió subir. Yo le dije que, si no iba a montarme un pollo, claro. Nada más entrar por la puerta me tiro contra la pared y me empezó a morrear a lo bestia. A mi se me cayó el portátil al suelo y él que era más grande que yo, me tenía totalmente atrapado. Estaba como poseído, tuve que apartarlo diciendo que me iba a ahogar y me sonrió pícaro. Se quitó la americana y la corbata y me dijo, mientras me abrazaba por detrás, si pedíamos algo de cena.

Se descalzó y se quedó solo en pantalón y camisa. Podía ver sus pies en los ejecutivos y así, con la camisa algo abierta, me pareció el tio ideal

-  No me gusta que trates mal a Adrián, es un tio muy majo. Admite que te jode sólo que me haya follado antes que tú. Por cierto, ayer no te lo pregunté ¿Qué pie tienes? tus castellanos (los había dejado a la entrada) son enormes.

-  Un 45, todo grande, je je je. (fanfarroneó) Vale me has pillado, me jodió eso, en realidade no tengo nada en contra de ese pobre infeliz

Después de cenar se relajó, se quitó el pantalón y me dejó hacer. Yo me arrodillé entre sus piernas y metí mi cabeza en su paquete, el olor de todo el día me puso a mil y se lo hice saber. Mordisqueaba la polla por encima del slip y el se retorcía de gusto. Se lo bajé y empecé a masturbarlo mientras me comía sus huevos. “Para, para, me vas a hacer correr y quiero follarte” pero yo no paré y me metí de nuevo su enorme pollón en la boca y lo estuve manando un rato ayudándome con la mano hasta que no aguantó más y me llenó de semén la boca.

- ¿Me puedo quedar a dormir?

-  Claro ¿te apetece?

-  Si quiero dormir abrazado a ti y follarte cuando me apetezca.

En la habitación se dio cuenta de que seguía el slip y los ejecutivos que la primera noche me había dejado Adrían

-  ¿esto es del pobre hombre?

-   No lo llames así y sí, son suyos.

Desnudo, con su polla morcillona el muy cabrón se los puso y me dice:

-  A mi en esto no me cabe la polla, la tengo mucho más grande que él.

-  A mí me pareció que no estaba mal, pero no tenía una regla para medir…

-  Pues te pareció mal porque mira como lleno esto, la polla se me sale de esta mierda de slip. Saber que la tengo más grande y que te lleno más, me pone muy cachondo .

Se metió con ellos en la cama y efectivamente la polla se le salía. Estaba super excitado, me encanta que un hombre se pavoneé de su hombría. Me abrazo por detrás e hicimos la cucharita mientras me besaba en el cuello. Tenía su cuerpo muy caliente, y lo notaba prácticamente encima de mí. Noté como su polla se iba poniendo dura y me bajo el calzoncillo para jugar con su capullo en mi entrada

-  ¿te gusta?

-  Si, mucho (gimiendo), pero con cuidado, usa lubricante por fav..

Y de lubricante nada, me la metió de un golpe hasta el fondo y yo tuve que ahogar un grito de dolor en la almohada que se llenó de lagrimas mientras el empezaba a embestir. ¡Qué manera de empujar!, parecía que me iba a atravesar, yo me corrí enseguida, sin tocarme, estaba muy excitado después de haberme bebido su leche antes pero el no paró, seguía y seguía mientras me decía cosas como “eres mio”, “te voy a llenar de polla todos los días” “te gusta mi rabo ¿eh?” “dime quien la tiene más grande,” “¿te follo yo mejor?” “¿soy tu macho?” … yo no podía ni contestar con semejante polla dentro de mí, me llenaba por completo y con un gruñido se corrió y la dejó dentro hasta que se puso morcillona.

Se puso boca arriba, me abrazó y dormí pegado a su sobaco lleno de pelos, aspirando su olor a macho toda la noche. Se levantó super empalmado. Su erección mañanera era brutal, la tienda se le salía ampliamente del calzoncillo de Adrían que se había dejado para fardar

-  ¿lo ves? Yo la tengo más grande…ja ja ja

-   Anda, fanfarrón, que sí, que la tienes enorme…anda, levántate que hay que ir a trabajar.

Tenía que pasar por su casa para cambiarse porque yo no le podía dejar nada de su tamaño. Se puso, ya si, sus slips (que llenaba completamente) y los calcetines del día anterior. Yo le pedí que se los dejase para por la noche poder saborear el olor de dos días… " ¿está noche vuelvo? Por mi encantado, no me los quitaré…pero anda que eres cerdete” y me dio un beso.

Pensé que era oficialmente mi primer novio y me fui, con el culo algo abierto, a trabajar.