Mis primos y mi tia

Nunca me imaginé que mi calentura sexual emocionara tanto a mi tia y a sus hijos.

Mi tía Isabel y sus hijos

Antes quiero felicitar a los propietarios de éste magnifico sitio de relatos que descubrí anoche mientras navegaba por el internet. Igualmente debo aclarar que en vista de que por ser venezolana, voy a utilizar mi propia manera de hablar, tratando en lo posible de darme entender por toda la audiencia, en especial, por aquella de otros países. La historia que les narraré es verdadera y me sucedió cuando tenía 16 años.

Bien, les cuento que tengo 23 años edad, profesional, trabajando en publicidad, Me considero una mujer muy bonita , sexy y de mente abierta, con un cuerpo muy bien formado y provocativo, el que cuido con detalles. En lo personal adoro el sexo y me gusta disfrutarlo plenamente en todas sus manifestaciones, sexo que descubrí desde muy pequeña ya que a los 10 me empecé a tocar con mucho placer y a los 14 perdí mi virginidad con un noviecito de la cuadra. Desde que el goce sexual entró en mi vida me masturbo constantemente, diría que soy adicta a eso. En la actualidad lo hago por lo menos 5 veces a la semana, especialmente al despertar por la mañana, aunque en ocasiones lo repito mientras me baño o cuando me encuentro a solas en mi habitación. Dentro de mis descubrimientos eróticos está la relación sexual con otras mujeres, la que inicié con una compañera de escuela. Me conservo soltera disfrutando a mis anchas todo lo que me brinda el sexo. A los 16 años mi vida cambió cuando me tuve que mudar a la casa de mi tía Isabel.

Todo sucedió por culpa de la separación de mis padres, que trajo como consecuencia la ruptura del matrimonio. Por ese motivo, papá se fue a vivir a España dejándonos prácticamente desamparados y sin apoyo económico ya que él era el único soporte de la casa. Mamá tuvo que salir a trabajar como secretaria, pero lo que ganaba apenas alcanzaba para vivir, por lo que tomó la decisión de hablar con su hermana Isabel para pedirle que yo me fuera a vivir a su casa y así poder terminar mi bachillerato. Con gusto mi tía aceptó la petición de mami, asumiendo toda responsabilidad sobre mí. Al mes ya estaba viviendo con ellos y estudiando en un nuevo liceo junto con mi prima Rosaura.

Todos en la familia me recibieron en su seno con mucho cariño, sobre todo Rosaura, quien desde el primer día me manifestó abiertamente su atención. Rosaura es una chica muy bonita, quien para la época contaba con 14 años; era muy inocente e ingenua a causa del duro carácter de su padre, muy apegado a la antigua, quien ya estaba divorciado de mi tía. Tanto mi tía Isabel como sus hijos ( Rosaura, Carlos y Laura) cambiaron mi estilo de vida. Carlos es el mayor de los tres, quien para la fecha en que se inició esta historia real, tenía 20 y Laura 17. Ellos, junto con su mamá son los personajes de mi relato, el que pasaré a narrarles a continuación y le seguiré contando en varias entregas.

Hoy me dedicaré a Rosaura, con quien comenzó todo. Desde el primer día en casa de mi tía me ubiqué en la habitación de Rosaura, junto con ella en camas separadas. De inmediato agarré mucha confianza con mi primita, contándole algunas cosas de mi intimidad, lo que hacía que provocara su curiosidad. Aunque Rosaura conocía teóricamente lo elemental en cuestión de sexo, nunca había tenido ningún tipo de experiencia íntima, ni siquiera masturbarse, todo se limitaba a besos con sus noviecitos. Me confesó que nunca había tenido sexo ni que tampoco se había masturbado, aunque algunas veces cuando sentía esa fogosidad muy natural en los adolescentes, trataba de tocarse entre sus piernas, pero por temor a ese mal concepto pecaminoso del sexo en que fue formada, no lo hacía. Yo le decía que masturbarse no tiene nada de malo y que yo lo venía haciendo desde que tenía 10 años; que siempre la paso bien y que es muy rico tener orgasmo con los dedos. También le dije que la mayoría de las chicas lo hacen con gusto. Se interesó en el tema y me pidió que le enseñara a hacerlo. Hablábamos sobre este punto mientras regresábamos a casa del liceo, por lo que nos pusimos de acuerdo para enseñarle mis secretos cuando estuviéramos a solas en el cuarto.

Esa noche, después de ver televisión junto con la tía y Laura, nos retiramos a la habitación. Ella estaba muy emocionada e inquieta. Nos desnudamos, como lo hacíamos todos los días para ponernos las pijamas, solo que esta vez no lo hicimos y nos quedamos únicamente en pantys. Aunque Rosaura tenía 15 años, aparentaba una niña de 13 o menos. De contextura delgada y senos pequeños, con sus lindos pezones virginales que, junto con las oscuras aureolas, se veían como un par de deliciosas copitas sobre esas tiernas y firmes colinitas. Nos sentamos muy juntas en su cama donde le dije que lo primero que debía conocer es a descubrir su cuerpo; entonces le comencé a explicar algunas de las partes más erótica de la mujer, en especial, los senos y la vagina. Le tome una mano e hice que acariciara sus pezones con la punta de los dedos, tal como yo lo hacía; que los mojara con saliva y jugara con sus lindos chuponcitos. Así lo fue haciendo, mientras yo repetía lo mismo con los míos. Sus pezones comenzaron a brotar, a la vez que me decía que se sentía rico. Mientras yo la seguía en las caricias, posé mi mano sobre su muslo para acariciarlo, tocándolos suavemente. Entonces decidí no adelantarme a los acontecimientos tan rápidamente, por lo que no quise avanzar con mi mano sobre su pierna. "Ahora te voy a mostrar la mejor y más excitante parte de nuestro cuerpo", le señale. Ya para este punto sentía mojada mi cavernita y en mi cerebro había tomado cuerpo la idea de comerme esa misma noche a mi adorada y dulce primita, por lo que dedique todo mi esfuerzo hacia ese objetivo. Me deshice de mi tanga y abrí mis piernas para irle mostrando las partes donde se generan las más eróticas sensaciones. Con los muslos bien extendidos a los lados, separe los labios exteriores con mis dedos. El brillo húmedo se hacia notar mientras deslizaba mis dedos de abajo hacia arriba en ambos labios, a la vez que le explicaba con lujos de detalles a mi ansiosa y curiosa alumna que no apartaba su vista de mi vagina. Luego toqué y acaricié mi clítori, dedicándole mayor atención y diciéndole que esta parte era lo máximo, que se lo tocara ella también e hiciera lo mismo que yo ya había comenzado a hacer, para que sintiera el mayor de los goces. Todo esto me tenía excitada. Cada vez aumentaba más y más el roce de mis dedos sobre mi clitori, sintiendo como se iba formando en mi interior un tremendo orgasmo que estallaría pronto.

Rosaura también gozaba de sus dedos. Sus profundos gemidos me anunciaba que la estaba pasando de lo mejor y para sorpresa mía, se vino casi al instante, cayendo tendida sobre la cama con sus muslos presionando la mano que no apartaba de su preciosa cuquita, a la vez que múltiples espamos sacudían todo su cuerpoa. Ese espectáculo aumentó mi excitación dejándome llevar por esa sensación tan divina que brotaba de mi sexo hasta caer sin control de mi misma sobre la cama, con las piernas abiertas, metiendo y sacando dos dedos en mi empapada cuca. La entrega a mis caricias fue total hasta que acabé como pocas veces lo había hecho. Quedamos desfallecidas una al lado de la otra. No se cuánto tiempo pasamos así pero al recuperarnos de nuestro primer placer no quise dejarlo hasta ahí.

De inmediato me acerque a sus labios para besarlos sin hacer comentario alguno. Ella me miró algo sorprendida. Sintió mis labios tocar los suyos. Los mantenía cerrados mientras la punta de mi lengua buscaba romper el obstáculo. Muy lentamente los fue abriendo hasta que logré penetrarlos buscando tocar su lengua con la mía. Su resistencia cedió para dejar que nuestras lenguas se entrelazaran en el más intenso de los besos. Yo sabía que lo que estaba pasando era algo nuevo y diferente para Rosaura, así que trataba de ser lo más complaciente, intensa y cuidadosa posible para que no me rechazara. Sucedió lo contrario. Mi pequeña prima se entregó totalmente, permitiendo que mi boca succionara sus pezones y mis dedos acariciaran su clítori. Su respiración y gemidos iban en aumento.

Yo estaba decidida a llegar hasta el final de aquel ardiente momento, por lo que más decidida, fui recorriendo su cuerpo con mis besos hasta llegar a su olorosa abertura. Ella continuaba gimiendo muy suavemente, mientras mis labios besaban su rajita. Abriendo sus piernas me coloqué entre ellas y separando los labios vaginales fui acercando mi boca. Por momento, Rosaura intentó detener el contacto de mi boca con su vagina al tiempo que me preguntaba que qué estaba haciendo. "No te preocupes, amor", le dije. "Vas a sentir el más grande de los placeres", logrando de esa manera que se tranquilizara y terminara de abrir sus piernas. El olor virginal que brotaba de su húmedo nidito me estaba poniendo loca.

Mi lengua jugaba con todas sus partes: los labios y el clitóri, la metía y la sacaba, la revolvía dentro de su caliente canal que no terminaba de soltar sus deliciosos jugos. Ella se agitaba y gemía mientras mi boca no se separaba de su vagina. Mi placer aumentó cuando sentí los orgasmos múltiples que se iban produciendo dentro de ella, inundando mi boca con sus excitantes jugos. Rosaura había tenido su primera chupada vaginal con su primer orgasmo múltiple, ¡Qué deliciosa criatura! ¡Que fantástico descubrimiento acababa de tener!

Con Rosaura se daba inicio la más excitante aventura con la familia de mi tía Isabel, aventura que todavía hoy en día disfruto. Estén pendientes que próximamente compartiré con ustedes lo que me sucedió con el resto de la familia de mi tía Isabel.

Espero sus comentarios.

Luz