Mis primeros pasos de bisexual

Como me iniciaron cojiendome a mi primer hombre.

MIS PRIMEROS PASOS DE BISEXUAL-Roberto James

Tendría unos 28 anos cuando ocurrió esto. Estaba saliendo de un divorcio y la verdad que solo quería estar con amigos. En el trabajo todos sabían de mi situación sentimental, y que pese a todo ya lo estaba superando, tenía mis bajones, pero nada del otro mundo. Trabajaba en un hotel bastante elegante y era conocido como el gigoló del restaurante. Tanto que salí con varias de las empleadas del hotel y restaurante. Nunca me considere un hombre santo con las mujeres.

Si bien todos tenían respeto conmigo, y nadie nunca hizo la mas mínima insinuación, respecto a que alguno de los trabajadores gay me echaba el ojo, o nada por el estilo.

Era como noviembre y dos de los meseros que eran gays se trasladaban de ciudad a vivir a Denver, Colorado. Así que todos decidimos darles una despedida antes de su viaje, aunque faltaba aun como más de un mes.

La fiesta fue en la casa de uno de los muchachos que se mudaba a Denver, su nombre es Michel. La fiesta fue bastante entretenida y todos nos divertíamos. Yo que con mis problemas casi nunca tomaba, esa noche abuse un poco del trago y quede un poco tomadito, así que decidí sentarme en un sofá y mientras todos bailaban y la pasaban bien, yo trataba de dormir un rato para seguir con la despedida. Pero resulta que me quede profundamente dormido.

Serian las 4 de la madrugada cuando siento que alguien me la estaba mamando la verga. Me despierto todo aterrado y sorprendido. Lo miro y era Michel, uno de los compañeros de trabajo que se estaba mudando a Denver. La verdad que nunca un hombre me había mamado la verga. Desperté todo sorprendido asustado de lo que estaba pasando, pero no se cuanto tiempo estuvo mamándomela que me la tenia re dura. Me dieron unas ganas de caerle a trompadas, pero por el otro lado me gusto lo que me estaba haciendo. Me miro a los ojos y me dijo tienes un verga deliciosa y quiero tragármela toda. Eso me puso a 1000. Me dijo ven y jalándome de las manos me guió al altillo de su departamento donde estaba su cama.

Temblaba como hoja, pero me gustaba la idea de que me la siga chupando. Ya en su cuarto, procedió a desvestirme. Quede totalmente desnudo. El se puso de rodillas y empezó a darme una mamada de aquellas que nunca antes creo haber recibido. Mientras me la chupaba y se la tragaba todita, el se desvestía, pero no dejo ni un segundo de mamármela, tal vez por miedo a que cambie de opinión. Luego me hizo recostar de espaldas y el seguía chupándomela frenéticamente. Después de un rato largo de tenerme a mil me coloco un condón en la verga y me seguía lamiendo los huevos que se los tragaba y me dejaba a mil.

De pronto se sentó sobre mi verga y se la metió toda de una sola. Sentí caliente. Nunca antes me había cogido a un hombre. Su cara se veía disfrutar el sentirla dentro. El era simpático, varonil, pero ponía una cara que se derretía con cada movida que hacia. Me cabalgo por largo rato y la verdad que no quería que dejara de moverse. Sabía lo que estaba haciendo y me tenía a mil. Cuando yo ya estaba por venirme, me pidió que le avisara y así lo hice, se levanto jalo el condón y procedió a chupármela con desesperación hasta que explote en su boca y se la trago todita mi leche. Y después la limpio hasta dejarla limpia.

Me quede tendido en su cama, mientras empezaban los remordimientos, así que me vestí rápido. Lo único que le dije fue que por favor no diga ni una palabra a nadie sobre esto, a lo cual me dijo que no me preocupe. Le pedí que me acompañe a la puerta y allí nos despedimos. Me agradeció por haberme dejado ser el primero. Al día siguiente me quería morir al verle la cara. La verdad que el no cambio su trato y eso hizo que me sienta mejor en el trabajo. Seguimos platicando como si nada nunca hubiera pasado algo entre los dos. Claro que las imágenes de esa noche no dejaban de rondar mi cabeza.

Pasaron un par de semanas hasta que caí en la tentación nuevamente, claro que eso se los cuento en la siguiente.