Mis primeros pasos como Gay

Se supone que día a día vamos dando pasos que nos ayudan a crecer, al menos, eso dicen... aquí, los míos... como gay...

Pasarían un par de años hasta que comencé mis andazas descaradas, eso que en Chile llamamos "huebiar", mis inicios en las andanzas fueron cuando tenia 18 años, llevaba un tiempo trabajando y la Internet comenzaba a apoderarse de las comunicaciones en Chile. Con ello mis visitas a portales de sexo, heteros o gay, daba lo mismo, como fuese, siempre veía a un macho rico cogiéndose a alguien, si ese alguien era un hombre mucho mejor, pero no era excluyente. Comencé a tener dinero para salir a lugares que no conocía y lo que es mejor, la mayoría de edad para poder entrar a todos los lugares que quisiera, por supuesto no todo era ser gay, en esos días tenia una vida mas hetero de la que tengo ahora, tenia muchos amigos de mi edad con quienes tomar una cerveza resultaba ser un panorama agradable.

Fue así como cierto día, de regreso a mi hogar y habiéndome quedado sin locomoción, decidí caminar hasta mi casa, en el camino se me cruzo un chico que tendría unos 22 años, me pregunto la hora, me pidió fuego para encender un cigarrillo y continuo su camino, no sin antes darme una mirada que se quedo un rato en mi entrepierna, dio unos pasos y decidí dar el mió, pero no camino a mi casa, sino que para probar mi intuición de ese momento. Me acerque a un árbol y saque mi verga para orinar. EL chico se devolvió y me pregunto de nuevo la hora, yo, con mi verga aun fuera del pantalón lo mire y vi que su mirada se iba nuevamente a mi entrepierna, esta vez directamente a mi pene que ya comenzaba a levantarse, el chico simplemente se agacho y comenzó a chupar, me dio una tremenda mamada, lo chupaba con muchas ganas y con cierta experiencia que hablaba de que era una tarea habitual. Intente avisarle cuando mi orgasmo amenazaba con llenarle la boca de semen, pero no hizo caso, simplemente siguió chupando y luego comenzó a beberse mi leche que salía con muchas ganas y en gran cantidad producto del morbo de la situación. Cuando termino de limpiarme la verga con su lengua se levanto, me dio un beso de despedida y me dijo que tenía una hermosa y gran verga.

Nunca me lo creí demasiado, no había visto mas que las de Internet y la verdad es que no consideraba que hubiese grandes diferencias, con los años me di cuenta, con mucho pesar, que tener un pene de 19 centímetros, grueso y con una dureza que no fuese de piedra, era un don que no todos los chilenos tienen. La media no pasa de los 14 y los 5 centímetros de diferencia marcan una diferencia que muchos machos pueden incluso pagar por degustar.

Mis andanzas continuaron con la compra de revistas gay en kioscos del centro, donde las exponen en la vía publica y cualquier cristiano puede ver a tremendos machos en sus portadas. Recuerdo un día que compre unas "Torso" y un tipo treintón me quedo mirando como bicho raro, quizás mi apariencia de niño, que hacia que en casi todos lados tuviese que mostrar mis documentos para acreditar mi edad, le haya parecido extraño, guarde las revistas en la mochila y pase a un céntrico patio de comidas del centro cívico de la ciudad. Mientras compraba mi comida volví a ver al mismo tipo treintón pasar por mi lado, sin darle mayor importancia, me dirigí al baño para lavarme las manos y orinar, cuando veo por espejo entrar al treintón al baño. Me dio una mirada y se metió a una cabina que dejo abierta tras de si. La curiosidad mato al gato y yo no podía ser menos, aunque supongo que no tengo tantas vidas, me acerque al baño y lo vi sentado con la verga al aire, el tipo la tenia bien gorda y me hizo un gesto para que me acercara, lo hice y cerré la cabina, me sobo el pantalón y mi verga comenzó a despertar. Me bajo el cierre, me saco la verga y se me quedo viendo con cara de impresionado, se la llevo a la boca y pese a sus esfuerzos no logro dar total cabida a mi herramienta en su boca.

Ese día comprendí que el ritmo de succión, la forma de lamerlo, tragárselo entero o no, jugar con las pelotas, jugar con un dedo en el culo y pajear la verga mientras se chupa, es una labor muy compleja y no apta para ineptos, todo eso sumado a abrir la mandíbula, controlar la lengua con la boca llena y mantener los dientes alejados para no causar daño en la verga que se chupa son un trabajo arduo y que algunos desarrollan con total naturalidad. Igualmente comprendí que para quien chupa puede realmente llegar a ser un placer chupar una verga, todo esto claro, desde la perspectiva de ser el beneficiado de dichas habilidades.