Mis primeras experiencias lésbicas

Mi mejor amiga y yo habíamos vivido momentos locos, que para cualquier persona sería difícil de asimilar, pero nosotras lograbamos sacarle provecho a las situaciones que se nos presentaban.

Esto no se trata de la típica historia de amor en la cual te das cuenta que dentro de ti va naciendo un sentimiento distinto del que no te habías percatado, un sentimiento de amor que iba naciendo poco a poco, que en muchos casos el primer amor lésbico de muchas chicas al inciarse en este mundo lesbo es con la mejor amiga, esto más bien se refiere a una simple historia de una amistad que en su momento lo pudo todo.

Para comenzar, debo describirme un poco, bien, soy una chica normal, nada espectacular, que cautive varias miradas al pasar, soy algo más sencillo que eso, mido 1.59 cm, cabello ondulado, por el momento lo tengo teñido de café claro y un poco de rojizo, no tan largo, digamos que medigano, hablando fisicamente, sí, soy de busto enorme, soy blanca, ojos color miel y un tanto grandes, labios pequeños pero carnosos, nariz aguileña, siempre me dicen que tengo un toque árabe, soy robusta, pero tengo mi encanto.

En cuanto a mi personalidad soy un tanto complicada de explicar, ya que soy una persona con varios matices, no podría describirme en una sola palabra, mi color favorito no puede ser uno, sino cuatro, tengo varias facetas, pero por lo general, soy una persona de mente abierta, sin llegar al libertinaje,

me rijo en cuanto a mis propios valores, fiel a sus ideales y convicciones, dispuesta a experimentar ciertas experiencias gratificantes, soy muy analítica, observadora, en cuanto a la amistad una persona fiel y que lo entrega todo. A decir verdad soy muy intensa y apasionada, una persona que cuando siente, lo siente todo, que perdona pero no olvida, pero también tengo un buen sentido del humor, siempre sarcástica y cínica, a veces a niveles de ser incomprendida por los demás, pero eso no me para.

Puedo ser muy extrovertida, pero a su vez demasiado introvertida, soy seria pero también soy un caos, un tanto arisca, no me gusta la gente, pero a la vez me gusta, digamos que selecciono a las personas, yo decido quién entra en mi vida y quién no, y al decir todas estas cualidad, o rasgos de mí, da hincapie a todas las decisiones buenas y malas que he tomado, algunas a las que me ha orillado vivir ciertas cosas.

Pues bien, comencemos con mis primeras experiencias un tanto lésbicas, medio lésbicas y MUY lésbicas...

Desde pequeña siempre tuve muchas inquietudes, siempre mostre un sentido o mejor dicho una necesidad de dependencia, mucho tiempo la pasaba sola, sin necesidad de jugar con otros niños, lo cual me llevo a tener mucho tiempo para mí, siempre fui una niña muy curiosa y eso me dio rienda a experimentar nuevas sensaciones, me quedaba en la noche a mirar el canal de adutos, conociendo así mi cuerpo y descubrir la maravillosa sensación ancestral y mágica que es la masturbación, a los diez años conocí la masturbación, a los diez años tuve mi primer orgasmo.

Siempre fui una niña muy enamoradiza, para mí el amor lo era todo, era la base de este universo, el sentimiento más poderoso que todo lo podía, siempre enamorandome de otros niños, pero nunca me gustaron las niñas, sin embargo al conocer la masturbación, y descubrir la pornografía, realmente me excitaba ver a otras mujeres, pero jamás salió de ahí, nunca sentí el deseo de enamorarme de alguna chica y hasta la fecha nunca me ha pasado.

Fui creciendo y mi sexualidad igual, mi curiosidad en ciertas sensaciones, quería ir más allá de solo imaginar, solamente he estado con tres chicos en toda mi vida y francamente ninguno lleno mi apetito sexual, ni mi morbo como con una mujer.

Una de mis primeras experiencias lésbicas, no recuerdo con exactitud mi edad, pero estoy segura que tenía menos de diez años y jugaba con una niña unos años menos a mí, pero al final ambas eramos niñas, no me encontraba en mi casa, estaba en la casa de una amiga de mi mamá, mi mamá fue madre muy jovene, así que cuando yo era niña me descuidaba un tanto, siempre me cuidaban otras personas, total que me encontraba en ese lugar, esa niña era la sobrina de esa amiga de mi madre, no recuerdo detalladamente de cómo una cosa llegó a la otra, pero me daba mucha curiosidad su sexo, al grado que estabamos jugando y le lamí la vagina, me resultó muy excitante, pero era una niña, tampoco lo entendía tal cual era la situación, no duro mucho eso, solamente sucedió una vez.

Recuerdo también que a veces con amiguitas o con una prima jugabamos ciertos juegos, una primera más grande que yo, pero igual siendo una niña, le gustaba acostarse encima de mí y menearse, yo era muy pequeña, no lo entendía, tampoco me causaba alguna sensación, pero al crecer, ya lo lograba a comprender.

Ya al estar más grandecita, como de 15 años, tenía una amiga con la cual hacíamos pijamadas, me quedaba a dormir en su casa, recuerdo que una vez llegamos a ver porno, y algunas cosas ma excitaban pero trataba de disimular, ella lo tomaba a risa.

En una ocasión, nos quedamos a dormir en la sala, era tarde, una prima de ella dormía en el sillon, nosotras en el piso en una colcha, olvidé de qué platicabamos, pero soliamos acariciarnos inocentemente, que si el cabello, el brazo, o algo así, en una de esas le pedí si podía chuparle los senos, se quedó sorprendida, quizá no tanto, pero lo tomo a risa, le argumenté que como mi amiga, quería saber qué se sentía hacer eso, que no pasaba nada, acepto, ella no era nada bonita, digo era, porque desde hace mucho dejamos de ser amigos, por otras razones ajenas a estas experiencias.

Ella es morena, un poco alta, nada bonita, en ese tiempo usaba brackets, cabello oscuro, sin nalgas, no era delgada, pero tampoco gorda, a pesar de no tener unos pechos grandes, los tenía redondos y parados, me encantó lamerle los pechos, me regocijaba al chupar sus pezones, pero ella no mostraba ninguna reacción, intente acariciar su calzón y meter mis manos, pero no me dejó, después me dijo que no sintió nada.

Pero una vez que se quedó a dormir en mi casa, cuando se durmió, estaba tan excitada, que me empecé a masturbar a lado de ella (dormíamos en la misma cama, individual), mientras me masturbaba la tocaba, con toda la precaución de no despertarla.

Después de eso sabía que me excitaba mucho la idea de estar con una mujer, porque me causaba un morbo tremendo, me parecía un tabú, algo prohibido y eso me excitaba aún más, sin embargo nunca sentí atracción o gusto hacía ninguna mujer, solamente en la parte sexual, solo calmaba mis ansias mirando porno lésbica y masturbandome, después de esa amiga, tuvé un novio, pero jamás me lleno sexualmente, me aburría demasiado, sólo controlaba mi apetito dandome placer yo mima.

Después de seguir con mis fantasías y aplacarlas auto satisfaciendome, tuve otro encuentro sexual con un primo, pero esa es otra historia, y mi última ha sido con mi actual novio, pero antes de mi novio comenzó mi verdadera experiencia sexual con una mujer, a la que para mí era mi mejor amiga, pero esta es otra historia.

PD: Soy nueva en esto, llevo años siendo lectora de esta página, pero jamás me había animado a escribir algo, espero no haberlos aburrido y que haya sido de su agrado, después iré contando más historias que me han sucedido, no solamente experiencias lésbicas, también de incesto y hetero.