Mis primeras experiencias

Mis primeras experiencias fueron primero con mi hermana Sara, luego con mi madre, y luego con ambas.

MIS PRIMERAS EXPERIENCIAS

¡Buenas!

Me llamo Rodolfo. Quiero contar algunas de mis experiencias. Esto se debe a la obsesión que me produce el sexo en mi vida. ¿Por qué?. Por mi timidez. Reconozco que no tuve ninguna experiencia hasta los 25 años, y cuando la tuve, ¿cómo fue?. Desde luego que mis experiencias se salen de lo común. Hay que tener en cuenta también que mi físico, según dicen algunas mujeres, es impresionante. Mido uno noventa y tengo los ojos verdes. Mi pene es de 20 centímetros. Imaginaros mi sufrimiento. Incluso hoy necesito masturbarme unas tres veces al día incluso habiendo tenido algún tipo de contacto en ese día. ¡Qué gozada internet!. Hago colección de fotos y tengo discos llenos de galerías de diferentes tipos como negras, maduras, tetonas, lesbianas...

Cuando yo tenía 25, mi madre cumplía los 45 años. Se llama Lorena, es alta, fuerte, rubia, muy bella. Su marido, es decir mi padre murió a los 5 años de su matrimonio. Se volvió a casar y a los dos años se separó y finalmente luego divorció. De esa unión nació mi hermana o hermanastra Sara.

Sara es menos alta que nosotros dos; tiene los pechos más grandes que mi madre, son dos verdaderos pechazos; los ojos marrones y el pelo castaño; no es tan rabiosamente atractiva como mi madre; es absolutamente tierna; mi madre es más fría pero no por ello menos sensual.

¿Por qué describo de está forma a una madre y a una hermana?. Porque estoy preparando el terreno. Sí...Si...Mi vida sexual ha sido poco común.

Un día llegué a casa después de una borrachera completamente destrozado. Salí con una pandilla de amigos. En el grupo había una chica muy hermosa que jugo una vez más conmigo. De esas que te tientan pero luego no haces nada. Tenía un gran complejo a causa de mi timidez.

Tanto mi madre como Sara se dieron cuenta de que estaba muy mal. Y también sabían el motivo.

Recuerdo que estaba en mi cuarto acostado y de pronto apareció Sara y me dijo:

  • No saben esas idiotas lo que se están perdiendo con esa tamaño de pene que tienes.

Ese comentario me dio una vergüenza espantosa. ¡Qué una hermana te diga eso!.

Dos día después entro de nuevo en mi habitación y estuvimos hablando sobre lo que me pasaba. Dio la casualidad de que en ese momento tenía mi pene en erección y ella no dejaba de mirar hacia esa zona. ¡Qué vergüenza!.

Esa misma noche me metí en la ducha. De pronto se abren las cortinas y aparece mi hermana completamente desnuda con sus pechos erizados. Cogí mi polla que estaba dura y me la menee. Ella no quitaba el ojo. Me pasó un dedo por el capullo acariciándolo suavemente. Me hizo suspirar. Apreté mi capullo contra el orificio de su culo.

  • Te dejo hacerme todo.

¿Por qué lo hacía?. Porque la relación entre mi hermana y yo nunca fue tal. Éramos de padres distintos. Y creíamos que podíamos tratarnos más como amigos.

Le metí la polla en su vagina y se la inundé de leche. Era la primera vez.

  • No pasa nada- me dijo.

Estuvimos bajo el chorro del agua unos 15 minutos hasta que se me volvió a poner dura. Me cogió la polla con su mano y me hizo una paja. Me pidió que me agachara y de pronto intento meterme el dedo pulgar de su pie en mi oreja, riéndose a carcajadas. Me dijo que me levantara y ahora si que vino lo bueno porque me la chupó. Bueno una mamada es increíble. Aproveche para pasarle mi polla por toda su cara. Le pedí que se diera la vuelta y la penetré por segunda vez en su vagina. Esta vez tardé algo más en correrme.

  • ¿Tú lo pasas bien?- Le pregunte.

  • Sí. Porque te hago gozar.

Mi hermana había tenido bastantes experiencias.

Tras otro descanso de un cuarto de hora...

  • ¡Qué dura se te pone!- me dijo.

Se la metí entre las tetas. ¡Como disfrute!.

Ella no dejaba de mirar mi polla.

  • Los tíos con los que me acuesto son maricas- dijo.

La hija de mi madre es muy inocente pero también es una salidorra.

Me acarició el capullo con su mano. Me la cogió y se la frotó en su clítoris. Me pareció por el gesto que hizo que se había corrido. Justo en ese momento se descorrió la cortina de la ducha. Era mi madre. Nos quedamos helados.

  • Sara, te están llamando por teléfono- le dijo.

Ahí terminó la sesión.

Me fui a mi cama angustiado por lo que había hecho y porque nos había visto nuestra madre.

Al día siguiente estaba tumbada sobre la cama. De pronto se abrió la puerta y apareció mi madre.

  • ¿Quiero que dejes de atormentarte?- me dijo.

  • ¿De qué?.

  • De lo que pasa a tu alrededor...Es natural.

Dicho esto se quito el vestido, quedándose en bragas y éstas se las quitó también. No me dio tiempo a reaccionar. Me bajo el pantalón del pijama y salió mi polla bamboleante que estaba tan dura y larga como siempre. Se sentó sobre mí, dándome la espalda y cuando quise darme cuenta ya la tenía dentro de su vagina empapada. Con un leve movimiento me corrí. Se quedó dentro y ella también se corrió. Al hacerlo me dio muchísimo asco.

¿Qué por qué lo hizo?. Porque mi madre fue siempre excesivamente liberal. "Estoy demasiado loca", le he oído decir infinidad de veces. Además se encontraba sola. Y no entendía que hacerlo conmigo fuese una perversión. Dependía de mí el que lo hiciésemos más veces. Creo que mi madre se aprovechó de mí. De como me encontraba. Conseguí salir de ella empujándola y me puse a lamerle el coño. Necesitaba esa pasión. Y necesitaba tenerla otra vez, así que me la volví a sentar sobre mí y esta vez nos besamos. Me encantaba sentir sus tetas endurecidas sobre mi pecho y la calidez de su coño. Fui a más. Desde esa misma posición la saqué de su vagina y se la metí despacito por su culo. ¡Qué estrecho estaba!. No estuve mucho rato porque nos dolía a los dos así que nos salimos de la cama y ella se agachó. Se la metí por el coño y me la follé como una perra. Esta fue la primera vez que conseguí no tener una eyaculación precoz. Al sentir un nuevo orgasmo de mi madre, me dio asco pero no tarde en correrme.

Al día siguiente no dejaba de masturbarme. Sabía que las tenía a las dos. A Lorena y a Sara. A mi madre y a mi hermana. Me levanté fui al cuarto de mi hermana. Llamé a su puerta.

  • Abre.

Me abrió. La cogí de la mano y la llevé hasta el salón. Alcé la otra mano en dirección a mi madre.

  • Levántate- le dije.

Lo hizo. No es que se las viese necesitadas de hacer el amor conmigo como en los días anteriores pero esta vez lo harían también.

Las llevé a mi habitación y cerré con llave.

Acerqué mi polla a la boca de Sara que me la chupó, mientras le acaricié el clítoris a mi madre que me lo puso delante. Le metí la polla entre las tetas a mi madre que se las apretujó e hizo un gesto de agresividad que me excitó mucho. Mi hermana me acercó su culo y se la metí toda. Lo juro. Se la saqué y la froté por su clítoris. Sara tuvo un orgasmo. Se la metí por el culo a mi madre y luego se la metí por el coño. Ni me daba cuenta de lo que estaba haciendo. Noté su orgasmo. Al mismo tiempo Sara me dio su boca que besé enloquecidamente. Se la volví a meter por el culo a Sara y mi madre se sentó encima de ella para que yo le lamiera el clítoris que es lo que hice. Y también le metí un dedo por el culo. Tumbé a Sara y me la follé. Luego le lamí su culo y le metí un dedo en la vagina a mi madre. Para metérsela por el culo y lamer los pechazos de Sara.

Senté a mi madre sobre mí y la penetré por el culo. Se la saqué y se la ofrecí a Sara para que me la chupase. Me levante, tumbé a mi hermana en la cama y me la follé. Mi madre se puso a su lado y me la follé también. Me corrí dentro, en un orgasmo espantoso. Noté como ella se corría también.

Al día siguiente me levante satisfecho. Un día después tenían constantes ataques de nauseas por lo que había hecho. Y no tanto por la suciedad de los coitos especialmente los anales, que también, sino por las corridas de ellas. Sentir sus incestuosas corridas me amargaban el cerebro.

Ellas dos sabían ocultar mejor sus emociones que yo. Las mujeres son más fuertes que los hombres.

Bueno, el caso es que ahí empezaron mis desenfrenadas experiencias.