Mis Primas Zorritas Inglesas

Comprobé que mis primas eran unas devorahombres cuando no dudaron en mantener una relación incestuosa con su primo (yo).

Me llamo Roberto. Esta experiencia que relato a continuación me ocurrió hace ya más de dos años, cuando tenía 17. Por aquel entonces, mi tía Cristina ya comentaba que sus hijas, Jennifer (19 años) y Sophie (18 años),"ligaban" (por no decir follaban

J

) mucho. Lo comprobé cuando vinieron de visita a España; cuando no dudaron en mantener una relación incestuosa conmigo, a pesar de ser su primo.

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MIS PRIMAS ZORRITAS INGLESAS

Hacía mucho tiempo que no las veía, unos cuatro años, porque residen en Cardiff, Inglaterra (ya que aunque mi tía es española, se casó con un inglés, Steve). Y, claro; los cambios que ocurren desde los 14 años hasta los 18 son considerables... Llegaron con su madre la primera semana de Agosto, en plenas vacaciones; fui con mis padres a recibirles al aeropuerto. No hace falta decir que se iban a hospedar en mi casa, claro. Me llevé una agradable sorpresa. Yo las recordaba una rubia (Jennifer) y otra de pelo castaño (Sophie); y no eran gran cosa en cuanto a atractivo físico. Pero al verlas en el aeropuerto, y después de recibirme con un sugerente "Hola" con acento inglés (su idioma prioritario es el inglés, pero hablan un perfecto español gracias a mi tía) y dos besos cada una en la mejilla; me dispuse a revisarlas bien con la vista: de arriba a abajo.

Jennifer había pegado un estirón hasta llegar a mi altura más o menos y conservaba su larga melena rubia. Además, con el calor; venía vestida con falda un poco larga, pero que dejaba al descubierto unas largas piernas; y una especie de camiseta ajustada que dejaba ver un curioso piercing; y se también unas preciosas tetas de tamaño considerable con unas marquitas que naturalmente eran sus pezones.

Sophie llevaba una melena cortita, teñida de morena; y era un poco más baja que su hermana. Lo que más me llamó la atención fue su perfecto culo, aparte de unas curvas impresionantes que se notaban gracias al pantalón ceñido que llevaba puesto y de unos labios carnosos y gruesos: impresionantes.

Con esos dos bomboncitos en mi casa ya me hice a la idea que iba a andar muy caliente la semana que iban a estar en nuestra casa... Me percaté de un detalle al venir de vuelta, cuando me tocó ir con ellas en el asiento de atrás del taxi. A veces hablábamos los tres pero de cosas sin importancia (los estudios, el tiempo...). Pero algunas veces cuchicheaban entre ellas en inglés, pensando que yo no me enteraría; pero gracias a Dios que era un crack en inglés y de vez en cuando podía descifrar algo de lo que decían; sin quitar ojo de las piernas de Jennifer (que en una ocasión las abrió más de la cuenta y vi un hermoso tanga negro...se nota que hacía calor...).

Pasaron cinco días sin "acción"; nada más que me dedicaba a observarlas (a veces se vestían con muy poca ropa; a Sophie la había visto varias veces por el pasillo en ropa interior...) y a cascarme alguna que otra paja en el baño gracias a ellas.

El viernes salimos nosotros, los más jóvenes, de copas hasta bastante tarde, lo que nos hizo dormir al día siguiente hasta bien entrada la tarde... Al principio las acompañé hasta unos cuantos lugares de buena música y ambiente. Luego ya me fui con mis amigos, porque me daba vergüenza estar con dos tías que estaban como un tren y no poder manosearlas ni besarlas...

En fin. Era sábado, el penúltimo día que estarían con nosotros mi tía y mis cachondas primas. Los que salieron en esta ocasión fueron mis padres con su madre, a cenar fuera. Yo no fui aludiendo lo cansado que estaba y mis primitas tampoco, por la misma razón. Nos advirtieran que llegarían un poco tarde, que no les esperásemos despiertos. Se fueron. Quedó la casa con Jennifer, Sophie y yo.

Nos pusimos a ver la tele los tres en el salón. Yo iba con un pantalón pijama y una camiseta; normal. Lo descarado era ellas, con una braguita y una camiseta sin sostén por debajo (la de Sophie era bastante transparente... lo que me hizo ver por un momento unos redondos y grandes pezones). Concentré mi mirada en la televisión, puesto que como mirara para ellas, mi verga es bien seguro que comenzaría a despertarse y aquel pantalón de mierda no disimulaba mucho... Pasado un buen rato, mis primas dijeron que se iban a la cama. Yo, como no tenía sueño, me quedé en el salón. Cuando ya se iban, pude traducir como Jennifer le decía a Sophie en inglés ago así como si se tomaban antes una ducha, a la que ésta le respondió afirmativamente. Estaba claro que no me podría perder ese espectáculo. Me acerqué sigilosamente y entreabrí la puerta del baño. Deducí que estaban duchándose juntas, aunque no las podía ver; y observé la ropa interior esparcida por el suelo. Cuando acabaron de ducharse pude contemplar por primera vez aquellas dos esculturas desnudas. Las dos mostrándose en todo su esplendor: sus culitos, sus pechos, sus coños (el de Jenni muy bien depiladito por cierto). De repente, no sé que pude hacer, que incomprensiblemente Jennifer dirigió la mirada hacia la puerta. Me dio tiempo de esquivarla para escapar y volver al salón; pero me quedó la duda de si me había visto o no. Yo pensé que no, mi movimiento había sido muy rápido...

Después de aquella incidencia, la luz del pasillo se apagó; por lo que supuse que se fueran a la cama. Mi polla estaba bastante encendida después de ver aquello, lo que me animó a poner el canal porno de la televisión digital, ya que me puse muy cachondo. Me empecé a masturbar muy lentamente.

Entre la televisión y el sofá había una mesa de bastante altura, lo que daba lugar a un pequeño pasillo entre la tele y la mesa. Algo hacía ruido por aquella zona y me asusté. Como por arte de magia: Jennifer y Sophie se levantaron de ese pequeño pasillo: no se fueron a la cama. Habían estado espiándome y arrastrándose por el suelo sin darme cuenta, hasta llegar allí. Por lo tanto, ya di por hecho que me vieron en la puerta del baño. No les podía decir nada, ya que yo las espié anteriormente y no tenía ningún derecho a reprocharles el verme en pelotas.

Se quedaron las dos mirándome fijamente, impidiéndome la visión de la tele. Estaban las dos con el mismo atuendo: un sujetador y un tanga negros. Sophie apagó la tele sin apartarme la mirada. Yo, excitado y temeroso a la vez sólo acerté a decir:

So...Sophie... ¿qué haces?

Ni se inmutó. Jennifer fue la que caminó hacia mí, que estaba sentado. Se subió al sofá y abrió sus piernas para sentarse sobre mis muslos; poniendo su cara a escasos centímetros de la mía. Me acarició la verga (totalmente empinada) y sin parar de mirarme a los ojos me dijo sensualmente:

Parece mentira, Rober. Prefieres una mierda de peli porno antes que el sexo real con dos buenas hembras.

Yo debía aprovechar la situación, que, por supuesto, no se presentaba todos los días:

No, queridas primitas. Quedaré encantado de complacerlas.

Jennifer se apartó y se puso de pie. Me quité completamente el pantalón de pijama, con mi pija erecta y a punto de reventar. Jenni la miró con lujuria y le empezó a dar lentas lametadas en la punta, lo que me excitaba muchísimo. Sophie no quería quedarse fuera de juego... Así que, a medida que caminaba hacia mí, se iba desabrochando el sostén y observé sus tetas hermosas, pequeñas pero con dos enormes pezones. Jennifer por fin se decidió a metérsela toda dentro de la boca, y aumentaba el ritmo de las mamadas. A Sophie le empecé a manosear aquel par de globitos a la vez que introducía mi lengua en su boca. Jenni ya estaba cogiendo un ritmo bestial, alternando las fuertes mamadas con lametazos en mis cojones. Después de explorarnos las bocas, empecé a mamar como un bebé aquellos descomunales pezones de la zorrita de Sophie. No me lo podía creer, parecía un sueño... Con una mano le aguantaba de la melena a Jennifer y con la otra le manoseaba la teta que no estaba comiendo a Sophie...

Cuando Jennifer se hartó de mamármela, se tumbó boca arriba en la alfombra y se me abrió de piernas como diciendo "devuélveme el favor". Complaciente, le comencé a devorar aquella rajita empapada de jugos... Sophie, por su parte, viendo que quedó mi miembro libre, lo poseyó dándome otra tacada de mamadas. A decir verdad, Sophie succiona, con diferencia, mejor que su hermana. Entretanto, había descubierto en esta última que es de las que chillan. Yo no paraba de juguetear con su clítoris; tanto con la lengua, como mordisqueándolo suavemente con los dientes; a lo que ella me respondía con gemidos estridentes "¡Ohhhhhhhhhh!" y suspiros sonoros como "¡Oh, yeah!". Sophie seguía dándole a mi pene. De repente paró de succionármelo, y yo paré de comerle el chochito a su rubia hermana. Jennifer quiso tomar la iniciativa. Se puso a cuatro patas, diciendo:

Sophie, come here.

Sophie acudió y se puso abierta de piernas delante de Jenni, la cual le comenzó a comer su coño peludito. Le dio dos lametadas, antes de acordarse de mí. No me agarró por la cintura ni por la mano, ni siquiera me dijo nada... me agarró por mi polla y me posicionó detrás de ella. Me miró con cara de puta, pasándose la lengua por entre los labios a la vez que se pasaba su mano por el coño. Entendí en ese instante lo que quería. A los 30 segundos Sophie gemía por las lametadas de su hermana, una artista con la lengua, y yo penetraba por detrás el coño de Jennifer. En esa posición estuvimos un buen rato. En ocasiones, Jenni empujaba hacia atrás haciéndome saber que debía aumentar el ritmo, a lo que accedía gustosamente. Entretanto embestía a Jenni por detrás, llevaba mis manos a veces desde sus caderas a sus grandes senos. Una gozada ver bailar los pechos al ritmo que se folla. Sophie, después de tener unos tres o cuatro orgasmos se apartó de Jenni y vino hacia mí. Se puso de rodillas, mientras yo continuaba follando a su hermana, y me besó increíblemente. Luego volví a chuparle los enormes pezones, que estaban durísimos y que me volvían loco. Los sobé gratamente lo poco que pude, debido al ritmo descomunal con el que estaba clavándosela a Jennifer. Ésta se debió dar cuenta de ello, y cambiamos de posición para estar los tres más cómodos. Esta vez, Sophie y yo nos pusimos en la clásica posición del misionero, ya que Jenni tenía ganas de jugar todavía más: se puso de rodillas quedando la cabeza de Sophie debajo de su coñito; por lo que así mientras yo follaba a Sophie y le lamía los pechos a Jennifer, su hermana a la vez le lamía la raja a esta última. Si antes los gemidos eran fuertes, ahora eran ensordecedores.

Durante unos siete minutos estuvimos follando en esa posición tan placentera... hasta que Jenni, que definitivamente se había hecho con el mando del trío; se apartó. La perdí de vista mientras yo seguía produciéndole placenteros orgasmos a Sophie. La vi volver con un frasco de una especie de crema... y se la untó en el ano. Mientras yo me trabajaba a Sophie iba viendo como se untaba la crema y se metía uno, dos, tres dedos por el culo... Ya no pude resistirme, y después del último orgasmo de Sophie (para no dejarla insatisfecha) me dirigí hacia ella. Me dio unas chupadas a mi polla para lubricarla aún más y le aplicó esa crema... Se dio un cachete en la nalga como diciendo "¡vamos chaval!". Le acaricié las nalgas con la punta de mi polla para calentarla aún más cuando por fin decidí darle por atrás. Sophie, mientras, observaba la situación masturbándose... Al principio, se escucharon los clásicos aullidos de dolor. Cuando la intenté penetrar por última vez, sin éxito, me disponía a desistir de la maniobra; pero fue en ese preciso momento cuando Jenni dio un golpe seco hacia atrás y mi verga entró en toda su extensión, se clavó hasta los huevos. Sophie se levantó, y mientras penetraba analmente a Jennifer lentamente, me vino por detrás y me empezó a acariciar la espalda, el culo, los huevos; a darme mordisquitos con la boca y me susurraba guarradas en el oído; con lo que yo me ponía más cachondo aún. Aumenté el ritmo con Jenni y los gritos retumbaban en toda la casa (una suerte que no tenga vecinos cercanos). Como estaba poseída por la excitación, ya no traducía lo que gritaba: "Oh, yeah!", "Oh, my God!", "Don’t stop!". Las nalgas de Jenni rebotaban salvajemente en cada enculada, lo cual me ponía cachondísimo... No duré mucho: toda esta acción anal no duró más de tres o cuatro minutos. Decidí sacar la polla fuera puesto que sería injusto correrse dentro de Jenni, Sophie tenía derecho a saborear mi leche. Así, se pusieron de rodillas delante de mi polla y yo les pedí que repitieran ese gesto de pasarse la lengua entre los labios, como las actrices porno; y eso fue la cumbre: el orgasmo más espectacular de mi vida comenzaba.

Ya que Sophie tuvo un papel un poco secundario en esta parte final, dejé que fuera ella la que me masturbara con la mano. Lo hizo increíblemente rápido: cinco impulsiones de semen llenaron su cara y sus pechos; luego tomé yo la polla y le dirigí otro par de ellos a Jenni...

Quedé exhausto de tanto placer que había dado (y recibido). Me senté en el sofá mientras las dos hermanas se limpiaban mutuamente con las lenguas los restos de semen.

El día siguiente, era el día de la despedida. Mientras hacían las maletas, cada vez que nos cruzábamos, nos dirigíamos risitas y palmaditas en el culo cuando no nos veían. Ya en el aeropuerto, nos fuimos un momento a los baños y nos besamos mientras nos toqueteábamos pícaramente por encima de la ropa. Recordando lo sucedido, las pajas que me casqué la semana siguiente fueron impresionantes; y más aún cuando por Internet me mandaron unas cuantas fotos que se habían hecho con la webcam desnudas y en posiciones comprometidas. Incluso un día me llegó un vídeo confirmando que cuando una hermana quería placer, se lo proporcionaba la otra...

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Y aquí no acaba. En cuanto esta historia entre en el top 10 de los relatos mejor valorados, publicaré "El Viaje a Inglaterra (Mis Primas Zorritas Inglesas II) ", donde relato lo que ocurrió cuando seis meses después las visité a su casa de Inglaterra.