Mis primas de la capital (30) Editado y corregido.
La reprimenda que esperábamos no llegó por parte de Ana, al contrario mi tía supo compensarnos por el fin de semana frustrado, en Milán junto a Ana y Emi aprendí mucho, sobre todo el don de lenguas y al fin pensamos en el fututo de ambos.
Todos teníamos ilusión ante el viaje menos mis primas, mi tía hizo lo que pudo para compensarlas. Emi demostró lo que valía y entre todos finalizó lo mejor posible. Las puertas de nuestras habitaciones se abrieron casi al unísono, cuando nos juntamos en el rellano de mis primas nos mirábamos con expectación y bajamos lentamente, Ana desde la cocina se percató de nuestra presencia y nos dijo…
¿Habéis recogido la manta que os he puesto en el sofá?
Se nos cayó el alma a los pies, nadie quería ir por si parecía elpromotor de la escena, al final tuve que ir yo acuciado por los pellizcos de mis primas, cuando lo hice entramos en la cocina no sin recelo, cada uno se ocupó de una cosa para poner la mesa, mi tía seguía atareada con los fogones y no nos prestó atención. Ya parecía que cantábamos victoria al sentarnos en la mesa, a la segunda cucharada mi tía sin levantar la cabeza dijo…
Debéis tener cuidado, en la salón refresca y podéis constiparos y en verano ya se sabe lo malos que son los catarros.
Nadie osó replicar, imaginábamos la cara que pondría mi tía al entrar en casa, sus hijas completamente desnudas abrazadas a un chico, que aunque era su primo hermano no dejaba de ser un chico, que además no dejaba ninguna duda pues la polla que lucía aunque lacia no era “pecata minuta”. Esperamos de un momento a otro la explosión del trueno pero contra todo pronóstico llegaron los postres y ya no hubo el menor comentario, recogimos a toda velocidad sin hacer casi ruido y volvimos a nuestras habitaciones, cuando estábamos a media escalera Ana dijo.
¡Ah!, luego me voy a la tienda, pasaros por el hospital por si le hace falta algo a papá.
Subimos de dos en dos escalones, con eso se daba por finalizada la cuestión de la manta. Maite tenía previsto ir esa tarde a ver a su padre pero decidimos ir con ella, en la sala reinaba el silencio como no podía ser de otra forma y la habitación de Antonio estaba en penumbra, mi tío estaba descansando y lo dejamos tranquilo. Los tres callados nos mirábamos y estallábamos en risas contenidas, los tres recordábamos el rato que habíamos pasado en suspenso aunque parecía que había terminado bien.
Al rato de estar esperando a que despertara Antonio por fin se movió un poco y se dio cuenta que estábamos allí, se incorporó como pudo y nos saludó, nos contó que estaba bien aunque un poco molesto por no poderse mover y cambiar de postura, también nos dijo que hacía rato que tenía ganas de orinar pero había llamado a la enfermera y no había acudido aún. Maite no se lo pensó y le dio solución, del servicio trajo la botella y destapando a su padre le buscó entre el pijama, Antonio apoyado con los codos en al colchón nos dijo.
No es la primera vez, está acostumbrada, es una chica muy decidida.
Cuando sacó la mano de la bragueta ya traía cogida la polla de su padre, aunque estaba blanda le sobresalía más de la mitad de la mano de Maite. En ese momento entró la enfermera, se excusó por la tardanza, llevaba los termómetros y dijo estar controlando la temperatura a todos los pacientes, al ver a Maite con la polla de su padre se la quiso quitar pero mi prima lo que hizo fue descapullársela antes de meterla en la botella. La enfermera susurró…
¡Madre mía! Que hermosura.
Ya no dejó a mi prima sacarla del frasco.
Trae, no te preocupes, esto es trabajo mío.
La cogió desde el comienzo del tronco para poder apreciar el tamaño que calzaba, la sacó lentamente y la escurrió pasándole el dedo por debajo del glande como si le limpiara las babas a un niño, luego lo cubrió con el prepucio un par de veces antes de meterlo cuidadosamente bajo el pijama.
Don Antonio no se preocupe, cuando me necesite lláme que acudiré inmediatamente, tengo muy buena mano para estas cosas.
Con el gesto que hizo Antonio sólo pudimos aguantar la risa hasta que la chica salió.
Cuando volvimos a casa mi tía estaba echada en el sofá, no se había quitado siquiera los zapatos de tacón.
¿Qué te pasa tía? Estoy agotada, vaya tarde que llevamos, ha llegado un pedido y hemos tenido que marcarlo y sacarlo al escaparate y con la tienda llena de clientes…. Uf, estoy muerta. Nos dimos por aludidos inmediatamente.
No te preocupes tía, ahora preparamos la cena nosotros.
Maite le quitó los zapatos mientras María le ponía un almohadón debajo de los riñones, yo me ocupaba de asar unas verduras. No fue una súper cena pero a las chicas les gustó o eso dijeron, luego también me encargué de recoger los platos a la vez que mis primas se ocupaban de quitarle la ropa a su madre y ponerle una bata.
Mmm, estoy muerta, necesito dormir un montón de horas, me voy a tomar una pastilla parar dormir o quizá dos, así descansaré hasta media mañana, me he ganado llegar tarde, no hagáis ruido por favor.
Ana se subió un vaso de agua a su habitación y cerró tras ella, nosotros nos miramos y nos abrazamos, teníamos la noche para nosotros, su madre no contaba porque estaría K.O. Recogimos el salón y quedó ordenado en tiempo récord, les pregunté a mis primas en que habitación estarían y la contestación fue unánime.
En la tuya Juan.
Subí rápido, sabía que no tardarían nada en llegar mis primas y quería ordenar un poco mi lobera. Lo hice lo mejor que pude pero no llegaba nadie, me extraño de mis primas porque parecían muy animadas pero tuve que rendirme a la evidencia, apagué la luz y encendí el ordenador, me puse a repasar páginas porno por si había alguna novedad, normalmente no me gustaba nada de lo que veía pero de vez en cuando descubría alguna película que tenía algo de argumento creíble. No había nada nuevo, miré hacia abajo por la ventana y vi luz en la habitación de Emi, solo pude distinguir sus piernas bajo la sábana, parecía estar leyendo porque no se movía, estuve imaginando cosas, recordaba las veces que había retozado con ella sobre aquellas sábanas incluso con su prima Magda, me gustaba Emi, era una chica completa, inteligente, guapa, un tipo de infarto… me caía muy bien, era una pena que me llevara unos años… en fin, una lástima.
Cuando me iba a volver a sentar frente al ordenador se movió una de las piernas de Emi, realmente lo que hizo fue estirar la sábana con el pié hasta descubrirse del todo, las dos piernas quedaban al aire, no llegaban a verse los muslos, sólo hasta la mitad pero al abrirse me llamó la atención, en la anchura de la cama cada pié llegaba a la orilla opuesta y los movimientos de cadera que se intuían me daban a pensar que Emi estaba ocupada en algo personal, vi que había acertado cuando hincó los talones en el colchón y se escurrió hacia abajo, ahí ya pude ver una mano que tapaba por completo el coño y sólo se veían dos dedos afuera, la chica elevaba el culo al cielo cuando apareció la otra mano y se dedicó a pulsar el clítoris como si fuera una guitarra, el pubis de la rubia subía y bajaba incontrolado hasta que prácticamente se quedó apoyada con los hombros y los tobillos, la vi temblar, agitarse con espasmos y caer rendida otra vez, aún tardó un poco a sacar los dedos del coño pero ya no los movía, a la luz de la mesita de noche brillaban mojados. A mi polla le gustó la visión igual que a mí, se había puesto mucho más dura que si hubiera visto alguna peli nueva y así estaba cuando un roce en la puerta me avisó que mis primas llamaban, por supuesto no esperaron respuesta y entraron en tropel, llevaban un camisón cortito, me rodearon frente al ordenador y a la luz azulada de la pantalla se levantaron los camisones, descubrieron el motivo de su tardanza, se habían depilado el coño una a la otra, además con el detalle que María le había recortado el vello a Maite en forma de flecha y su hermana a ella en forma de corazón.
Vaya Juan, queríamos darte una sorpresa y nos la has dado tu a nosotras, ya estás con la polla a punto, ¿qué estabas viendo? En ese momento sólo había publicidad para hacerse el pene más largo y no creyendo que estaba mirando esa posibilidad miraron por la ventana, casualmente Emi ya se había relajado y había apagado la luz.
Me encantan vuestras obras de arte y estoy impaciente por verlas de cerca, la duda que tengo es con cual empezar. Pues conmigo, la flecha te lo indica. Y mi corazón palpita porque te lo comas primero. ¿Y no preferís comeros este fresón entre las dos? Se pueden hacer muchas combinaciones al gusto de todos.
Claramente mis primas estaban dispuestas a pasar una noche completa, no tenían prisa y sí muchas ganas de follar, Maite como siempre tomó la iniciativa y me levantó de la silla y me bajo los calzoncillos, la polla saltó frente a su cara y desapareció en su boca. María era más sentimental y me besó a la vez que presionaba sus tetas en mi pecho, mis manos se distribuyeron en los coños de las dos. Maite que estaba ávida de polla me empujó a la cama para abarcar la verga y los huevos al mismo tiempo, María se había subido sobre mi cara reclamando mi lengua en su ingle. La lengua de Maite pronto se cansó y se subió sobre mi clavándose la polla en el coño, se cogía a los hombros de su hermana y parecía que iban en moto una detrás de otra, la visión que tenía yo estaba muy limitada, con los muslos de María y Maite casi no veía nada, sólo la luz del ordenador y un poco de la habitación. María y Maite se movían sobre mí cada una buscando su placer, María ofrecía su coño a mi lengua para que ningún rincón quedara sin lamer, Maite, se administraba la polla que quería, unas veces se la hundía hasta los huevos y otras apenas rozaba el glande la entrada de la vagina, las dos con los ojos cerrados estaban absortas a su gusto. Apenas me di cuenta de que la puerta de la habitación se abría, a la luz azul de la pantalla vi a Ana, había asomado la cabeza y miraba sonriente, le gustaba lo que veía, a su hija pequeña meterse mi polla a saltos mientras que la mayor gozaba de mi lengua, estuvo unos minutos mirando, incluso entró en la habitación de puntillas, la vi la intención de cogerme la polla cuando su hija se la sacaba pero al final no se atrevió o mejor no quiso delatarse, cuando salió me hizo una señal con el pulgar hacia arriba, nos deseaba éxito y se lo agradecí.
Las dos hermanas cambiaron los papeles, no hubo discusión, a las dos les gustaba lo que hacían y querían repartirse la noche. María quiso que Maite recibiera mis lametones en el clítoris, ella ya estaba a punto de correrse y quería prolongarlo mucho más, a Maite las piernas le temblaban de tanto saltar y le vino bien también, a mi no me importaba lo más mínimo, las diferencias eran claras pero buenas las dos, con la poca diferencia de edad de las dos hermanas se notaba la ternura del coño de Maite, parecía que se deshacía en la boca, el sabor tierno, suave, los labios parecían de mantequilla y el flujo era menos ácido que el de María, a sus veinte años ya la textura del coño era más madura y pese a su juventud los labios se notaban más “hechos” y sabía a mujer adulta, nunca me había parado a pensar en eso pero los sabores de Ana, Emi y mis primas no se parecían en nada, cada coño tenía su personalidad y estaban muy ricos todos.
Las chicas disfrutaban libremente, a su madre le gustó verlas felices y yo estaba encantado, fueron ellas las que se acordaron que debajo de mi polla estaba yo y que también me gustaría disfrutar del momento. María llamó la atención de Maite, entre sus piernas mi polla entraba y salía pero no me veían la cara, cuando se levantó se acostó a mi lado subiendo las piernas hasta apoyarlas en sus hombros, su hermana vio que me ofrecía el coño abierto y se levantó de mi cara, cuando me arrodillé frente a María su hermana se tumbó entre mis piernas, con una mano me cogía la polla y la guiaba a los labios menores de su hermana, cuando metió un poco el capullo en la vagina me empujó el culo y me hizo entrar hasta adentro, los huevos sostenidos por Maite se pegaban al culo de María, noté humedad en mis nalgas y el calor tibio de la lengua de Maite buscando entre los cachetes, cuando me incliné sobre María para seguir metiéndole la polla Maite encontró lo que buscaba con la lengua, me dio un poco de impresión pero la insistencia de la lengua me hizo relajarme y notar como mi ano era recorrido circularmente por la lengua afilada de mi prima menor. María notó algo extraordinario pues la erección que llevaba se acentuó más con la lamida de Maite.
Sigue Juan, sigue y métela más, más deprisa, hasta adentro.
Le hice caso y aceleré el ritmo dejándome caer más sobre las nalgas elevadas de María, Maite me dio la idea, yo no lo había visto antes pero sobre el teclado del ordenador había ahora un frasco de crema hidratante, antes no estaba y no era mío, me quedó la duda si habrían sido ellas o Ana al entrar quien dejó el regalito pero Maite no tenía esas dudas y mojándose un dedo con la crema lo metió suavemente por donde había lamido, el esfínter se me abrió sin querer, el dedo exploró en mi recto hasta que se me encendió una luz en el culo, ¿sería el punto P? ni idea pero una sensación placentera al máximo me invadió y me lancé a follar a María con todas mis fuerzas.
Está claro que el sexto sentido femenino existe. Maite en plena adolescencia ya notó que tenía el poder en sus manos y actuó, con la mano libre me untó la polla cuando salía y el culo de su hermana abundantemente, esperó pacientemente hasta que mi polla se saliera descontrolada y la apuntó al culo de María, ésta ya lo esperaba pues la había dilatado un poco y pese a que frené al sentir al cambio no pude evitar que el glande entrara en el primer empujón.
Sigue Juan, sigue, lo peor ya está adentro.
María con los pies al lado de su cabeza aguantó como mi polla taladraba despacio pero sin parar el culo abierto, al verme cerca de ella me besó y terminé de hundirme en ella, se corrió, se corrió de forma explosiva, me abrazaba con la polla clavada sin apenas poderse mover pero aguantaba el salvaje orgasmo. Me estuve quieto hasta que pudo respirar normalmente y salí de ella tumbándome a su lado. Maite estaba alucinada viendo el orgasmo de su hermana y no quiso ser menos, subiéndose sobre mí, se dejó caer y se estuvo quieta unos momentos, la mirada que tenían sus ojos era de concentración y quise ayudarle acariciándole el clítoris, dio un espasmo al notar mis dedos pero abrió las piernas para que llegara mejor, me gustaba notar como mi tronco entraba en su coño y lo busqué, no lo encontré donde debía, el coño estaba vacante pero el culo estaba lleno de carne, ella sola se había dilatado, untado y metido mi polla y ahora la estaba saboreando, sus tetas me convencieron que era lo que ella quería en ese momento y se las acaricié con entusiasmo.
Nunca sabré si fue por mis caricias en las tetas o el masaje en el clítoris o mi polla en su culo lo que le provocó el orgasmo tan brutal, sus brazos, su cabeza, sus piernas y todo el cuerpo se agitaba sin ningún control, de su garganta salían sonidos o palabras guturales sin sentido, a mi me habría gustado acompañarla en ese estado pero no podía correrme aún, esto lo decidió María cuando se inclinó sobre mí y me besó, mi cuerpo estaba dividido por la mitad, de cintura abajo era lujuria total, hacia arriba era todo sensualidad, la boca de María me hacía elevarme a las nubes, su lengua buscaba la mía para que participara en sus sentimientos y no pude más, me abracé a ella mientras expulsaba chorros de leche en el culo de Maite, no lo podría jurar pero creo que María también tuvo otro orgasmo pues temblaba entre mis brazos. Nos derrumbamos como un castillo de naipes, ya sin temor por la posible entrada imprevista de Ana me dejé llevar y tapé a los tres con la sábana, ya era de madrugada, habíamos follado sin prisa, gozando de todo y cada momento y nos habíamos vaciado totalmente.
Cuando nos levantamos mi tía todavía estaba en la cama, no dormía y nos escuchó bajar las escaleras, luego me contó que no se podía dormir después de habernos visto juntos, lo de la pastilla era una excusa para que pudiéramos celebrar un poco el fin de semana fallido y que tuvo que acariciarse el coño hasta correrse pensando en lo que estaríamos haciendo en mi habitación. Cuando se acercaba el día Ana me dijo que fuera haciendo la maleta, en realidad yo me apañaba con un troley pequeño, lo más grande que tenía era el traje y varias camisas, ropa interior y algo de ropa de sport, los zapatos y el tema de aseo, cuando entré en la habitación de Ana para preguntarle si podía llevar espuma de afeitar vi sobre una butaca su maleta, era grande y ya estaba llena pero lo más gracioso es que sobre la cama aún quedaban vestidos para meter. Ana con disimulo escondió unos modelos que tenía sobre la cama…
Perdona Juan, no te los puedo enseñar, son una sorpresa. Oh, claro, como si fuera una novia, jajaja. No hizo falta aclarar el tema de las colonias porque vi sobre una mesita un grupo de pequeñas botellitas y frascos. Cuando me iba llamaron a la puerta, mi tía me dijo…
Anda Juan ve a ver quién es, aunque imagino que será Emi.
Por supuesto que era Emi, cuando la veía se me iluminaba la cara, daba igual de la forma que fuera maquillada o natural o vestida con trapillos, estaba realmente preciosa… pero tenía prisa y me dio un piquito en los labios y subió corriendo a la habitación de Ana cerrando la puerta, al pasar por delante de ella camino de la mía abrió un momento, se había quitado la camiseta y llevaba un sujetador que apenas le cubría los pezones, por la dirección de mi mirada supo donde me estaba fijando.
Juan, ya que estás aquí, te he traído esto, es colonia, la he comprado para ti, a mi me encanta espero que te guste también a ti. Aaaah gracias Emi, seguro que me gusta muchísimo… gracias. Vale hombre espabila, te has quedado embobado en mis tetas, como si no las hubieras visto nunca. No me canso de verlas, te lo juro. Ya me figuro, se nota, he venido a enseñarle lo que me he comprado a Ana pero no te lo puedo enseñar… aún. Ya me hago una ligera idea Emi, gracias…
Subí a mi habitación con las tetas de Emi grabadas en la retina pero al llegar arriba se mezclaron las imágenes del otro día, las manos de la chica entre sus piernas y tuve que centrarme otra vez en el equipaje pues mi polla se empezaba a desperezar. Al momento vi cómo Emi cruzaba la calle y entraba otra vez en su casa.
Mi tío estaba bastante bien, aparte del fastidio de no poder moverse comía de maravilla y estaba muy bien atendido, fui a despedirme de él antes de salir para Milán, me acompañó María y estuvimos un rato con él, en un momento que su hija salió para buscar unas toallitas húmedas Antonio pidió que me acercara.
Juan, no te puedes imaginar que cambio ha dado esto, ¿te acuerdas de la enfermera del otro día? Claro tío, era muy guapa y muy profesional. Si claro, de profesional no tengo queja pero esta de buena… Jajaja, vaya Antonio a ver si aún me das envidia. Te cuento… ahora con cualquier excusa siempre me hace una visita, me arregla la cama, me saca la polla a pasear cuando quiero mear… una delicia pero sobre todo cuando tiene turno de noche… uf, los primeros días se conformaba en sacarme la polla y meneármela un poco, hasta el día que se entretuvo un poco más y me corrí en sus manos, a partir de entonces me baja el pantalón del pijama y me hace unas mamadas de competición y el último día ya fue lo máximo, bajó la cama del todo y se subió sobre mí, con la pierna escayolada tuvo algún problema pero al fin consiguió meterse la polla sentándose en cuclillas, la llené de leche, te lo juro y esta noche tiene turno de noche también , ahora los tiene casi seguidos. Bien Antonio, veo que la convalecencia no te va mal, tendrás que pedir una prórroga al médico. Chiiit, que es médica y me parece que se ha corrido la voz porque ahora cuando me reconoce viene con esta enfermera y me revisa el vendaje hasta la ingle. Tranquilo, me voy tranquilo, sé que podrás dominar la situación, jajaja. Ya veremos, te lo contaré todo a la vuelta, cuida de las dos mujeres aunque no hace falta que te diga nada y pásatelo bien, me alegro que vayas tú también. Mi prima vino enseguida, me preguntó cómo veía a su padre y le tuve que decir sin mentirle que estaba muy animado.
Cargados de varias maletas esperábamos al taxi que nos llevaría al aeropuerto, con el momento justo salió Emi, también llevaba una maleta grande, la suya se notaba acostumbrada a viajar. En el aeropuerto tomó el mando Emi, se manejaba estupendamente por su condición de ex azafata, después de facturar las maletas nos fuimos a una cafetería para hacer tiempo, yo controlaba en los paneles informativos la salida de nuestro vuelo, todo iba según lo previsto. Cuando llamaron para embarcar entramos en el finger y al fondo nos encontramos la puerta del avión, el personal de vuelo recibía a los pasajeros amablemente.
¡Ooooh! Emilia, ¿come stai? Molto bene, grazie ¿e tu? Buone anche, sei molto carina. E anche tu Ornella.
Ana y yo nos quedamos mirándonos, siempre supimos que Emi era azafata, incluso había intentado enseñarme inglés pero verla y oírla en italiano también… nos sorprendió gratamente. La azafata de Alitalia había sido compañera suya, se besaron con alegría, los pilotos también quisieron participar y se unieron a los besos, se conocían de vista. Ornella nos acompañó a nuestros asientos, Emi los había controlado al subir y entre el lío que siempre se forma hasta que todo el mundo se acomoda nos sentamos a esperar.
Por el pasillo admiraba yo a Ornella, iba impecable con el uniforme de la compañía que le sentaba de maravilla, realzando aún más el tipazo que tenía, tras el ritual de explicaciones y demás el avión empezó a rodar hacia cabecera de pista, Ana me cogió la mano, parece que no le gustaba volar mucho y tenía sus recelos, Emi lo vio y le cogió la otra mientras le daba conversación. Tras la carrera de despegue el avión se estabilizó arriba, se apagaron las luces de los cinturones y Ornella apareció por el pasillo.
¿Cómo te va la vida Emilia?, nos enteramos que te habías divorciado. Si, Ornella, mi marido sólo piensa en ganar dinero y la vida en pareja no le va. Hemos sabido que ahora vuela un Airbus 380 en Emirates, le pagan un montón de dinero. Eso es lo que le gusta a él, espero que sea feliz así. Un momento, estoy pensando… seguidme.
Mi tía y yo no salíamos del asombro, Ornella hablaba un perfecto español, casi sin acento, incluso el poco que tenía le hacía más bonita la voz. Emi se levantó y la siguió, después Ana y luego yo, por el pasillo se oían murmurar a los pasajeros que iban apretados en sus asientos.
Cuando llegamos a Business Class, corrió la cortina y nos invitó a sentarnos, la clase preferente iba vacía, las butacas eran comodísimas y enseguida Ornella desapareció para venir con una bandeja una botella de champan y copas, nos sirvió y se sentó con nosotros, las dos azafatas estaban encantadas de volver a verse y se contaban sus correrías.
Una cosa Juan… ¿te apetece visitar la cabina de pilotos? Claro por supuesto, siempre he querido ver una de cerca. La azafata se levantó y tiró de mi mano, llamó con los nudillos en la puerta y se abrió, los dos pilotos saludaron a la vez, el copiloto que era más joven me explicaba en italiano algunas cosas, como hablaba muy rápido sólo le entendí lo básico, cuando ya salíamos en la estrechez del pasillo le dije a Ornella.
Ornella, sei molto bella. Mi piaci anche molto.
Me lo dijo acercándose mucho a mí, me apoyé en el estrecho pasillo del cuartito de catering y ella se recostó sobre mi pegándome las tetas en el pecho, sus piernas se cruzaban con las mías y se movía como una serpiente. Yo le había dicho una frase que había oído en alguna parte por galantería pero ella me contestó bastante en serio.
Cuando volvimos con las mujeres Ornella le preguntó si tenía alguna relación conmigo.
Bueno… relación forma no… pero me gusta mucho, es sobrino de mi amiga Ana. Mmm, que pena, si estuviéramos en un vuelo internacional… te enseñaría todo el avión incluida la sala de descanso de las azafatas. Pues has tenido suerte Juan, Ornella es napolitana y además un volcán en la cama, tiene el Vesubio entre las piernas, jajaja. È vero, in Vesubio tra le gambe.
Tragué saliva, las dos azafatas no hablaban por hablar, la italiana era una belleza de mujer y si Emi me decía que era tan ardiente no se lo iba a discutir. Con la animada conversación de las dos chicas unas veces en italiano y otras en castellano el trayecto se nos hizo corto, el rumor de los motores bajaron y Ornella se levantó y anunció que estábamos descendiendo hacia el aeropuerto de Linate en Milán, el tiempo era bueno y deseaba que hubiéramos tenido un buen vuelo, cuando decía esto me miraba a mí sonriendo maliciosamente.
Salimos los primeros cuando abrió la puerta de babor, nos despidió con un par de besos, los pasajeros nos miraban con curiosidad no sabiendo si éramos gente famosa o familia de la azafata, recogimos el equipaje en la terminal y vimos como un chico se acercaba a nosotros con un carro de las maletas.
Buongiorno signora, vengo a portarti in albergo.
El chico era el conductor de un coche de alta gama que nos iba a recoger para llevarnos al hotel… ¡wow!, era un buen comienzo. Ana y Emi cruzaron una mirada de admiración no sólo por el detalle sino por el aspecto del italiano, parecía escogido, alto, moreno, pelo ligeramente ondulado y con ojos azulados… ya imaginaban un montón de cosas… A la llegada del hotel acudió un mozo y nos recogió el equipaje, el hall del hotel era inmenso, de una categoría máxima y decorado en art decó, parecía de las novelas de Agatha Christie, en recepción nos aguardaba con su mejor sonrisa un chico igual de guapo.
Buon giorno signori, ¿avete fatto un buon viaggio? Sí grazie, abbiamo una stanza riservata nel nome di Ana… In modo efficace, una camera doppia. Emi se volvió a Ana y le dijo… Dice el recepcionista que tiene reserva para una… ¡Habitación de matrimonio! No es posible, si somos tres, seguro que con el golpe Antonio no se ha acordado de cambiar la reserva. Veo que tienen un problema, por lo que he escuchado la reserva era para un matrimonio y ahora han venido tres personas… El recepcionista entró en la conversación en perfecto español y se dio cuenta del lío que teníamos.
Sí, el caso es que teníamos la reserva para mi marido y yo pero ha tenido un accidente y han venido a acompañarme estos familiares. Sí que es un problema, me gustaría ayudarles pero el hotel está completo por la feria y los turistas y sólo me queda ésta habitación, no sé qué puedo hacer… Pues imagine nosotros, la reserva la ha hecho una empresa muy importante y no podemos irles con problemas de esta índole, ¿no lo podría arreglar de alguna forma? Pues no veo solución. ¿Y poniendo una cama supletoria? Imposible, las normas del hotel no lo permiten. Bueno tampoco es un problema para nosotros dormir los tres en la misma cama, somos familia. Tampoco es posible, son tres personas para una habitación doble… Y… ¿si encontramos una solución factible para todos? Emi se había buscado en el bolso y debajo de la palma de la mano deslizó algo hacia la mano del chico, éste sin mirarle lo cogió discretamente mirando hacia la cámara que estaba disimulada a su lado.
Bueno voy a repasar las reservas… ¡oh, qué casualidad! Tengo una reserva anulada, es de una suite con una cama King Size, seguro que se podrán acomodar los tres y a la compañía de zapatos no creo que le sea un problema tampoco.
Mi tía le dio la mano agradecida y nos miró asombrada… Emi sabía viajar sola por el mundo. El botones que nos acompañó se quedó un momento después de explicarnos todo, incluso señaló la nevera muy bien equipada de todo lo que quisiéramos, esta vez fui yo quien le dio una propina al chico.
Mi tía nada más cerrar la puerta saltó a la cama con los zapatos puestos, Emi la siguió y yo me quedé admirando las dos bellezas embobado, al momento se levantaron y abrieron las maletas.
Juan, si quieres puedes tomar una ducha, ahora iremos nosotras, primero sacaremos la ropa para que nos se arrugue. Muy bien, no tardéis.
El baño era como la habitación de mi casa, estuve admirando todos los detalles y quitándome la ropa me metí bajo de la alcachofa de la ducha. El agua salía por todos lados, un montón de botones y pantallas LED indicaban la presión y temperatura, me reía sólo pensando que parecía un lavacoches allí dentro. La puerta se abrió y entraron las dos mujeres iban cogidas por la cintura, se habían quitado la ropa en la habitación y me sonreían coquetamente.
Las cuatro tetas se movían al compás, las de Emi apenas se ladeaban por la tersura y dureza de la piel, los pezones altos y perfectos, Ana las balanceaba más, los pezones más grandes y morenos y algo más bajos pero no llegaban a considerarse caídos, los vientres el uno plano incluso metido diría yo, se escurría hasta el pubis abultado y tan limpio de vello que no se notaba con el rubio de la cabellera, mi tía no, el vientre acusaba el doble parto con una pequeña forma en el ombligo pero que no se apreciaba al destacar el pubis que aunque también depilado marcaba la oscuridad del pelo negro, las piernas una sin siguiera celulitis y la otra un poco más rellena en las caderas.
Según se acercaban a mí la polla iba subiendo, las chicas me miraban alternativamente a la cara y a la polla, les hice sitio en la ducha conmigo. Ana se puso a mi espalda y Emi frente a mí, Ana le daba el gel a Emi que con la esponja me lo repartía por todo el cuerpo, bajo una capa de espuma me mantenía de pié con los brazos sobre la cabeza y las piernas abiertas, ellas de rodillas se pasaban la esponja jabonosa por debajo de mis piernas. Emi la pasaba entre mis nalgas y al estirar la mano rozaba con sus labios mi polla manchándose de espuma.
Ana hacía lo contrario, desde atrás por debajo de mis muslos rodeaba el conjunto de polla y huevos y los llenaba de gel, con las dos manos me descapullaba y frotaba el frenillo produciéndome una erección que amenazaba la cara de Emi. Cuando me enjuagaron trataba de adivinar cuál de las dos me iba a hacer una mamada pero no fue así.
Ya estás limpio, ahora fíjate como nos duchamos nosotras.
La esponja que antes recorría mi prepucio ahora pasaba por los labios de las dos chicas abiertas de piernas una a la otra repasaban hasta el último pliegue de sus coños, las tetas casi no se veían bajo las burbujas de gel.
Emi ¿me dejas que compruebe si te he lavado bien? Claro Ana, como gustes.
La chica subió la pierna apoyándola en unos grifos mientras Ana se agachaba y sacando la lengua recorría los labios del coño de la chica de principio a fin. Emi suspiraba cogiéndole la cabeza a mi tía y guiándola por su coño.
Me parece que no te he enjuagado bien las tetas Ana. Pues repásalas por si acaso.
Mi tía juntó con las manos las dos tetas haciendo que casi se pegaran los dos pezones, Emi pegó su boca entre ellas lamiendo los dos círculos marrones, cuando se separó estaban salidos y duros. Yo sentado en una banqueta al lado de la ducha me entretenía meneándome la polla, el capullo estaba morado ya pero Emi me dijo…
Tranquilo Juan, no malgaste energías, sólo es para calentar motores, esta noche tendremos todo el tiempo del mundo los tres, ahora vamos a comer.
Tuve que meterme otra vez en la ducha y dale a máxima potencia el agua fría, los hilillos de agua me pinchaban pero todo era mejor que irme con ese calentón a la calle.
Al salir a la calle Emi nos dijo que la siguiéramos, estábamos en el centro de Milán muy cerca de la Piazza del Duomo, era preciosa la catedral, se veía por encima de las casas pero Emi nos llevó a un restaurante que conocía. El local era moderno y bien iluminado, nos sentamos cerca de una ventana donde se veía a toda la gente pasar, el camarero se acercó solícito y Emi se encargó de pedir la comida.
Voy a pedir una variedad y los vamos probando, en Milán se come muy bien. Lo que tú digas Emi.
Carpazzio, vitello tonnato, prociutto, gnocchi y de postre tiramisú todo fue llegando a nuestra mesa, Emi nos iba ilustrando sobre los diferentes platos, realmente estaban riquísimos aunque el prociutto que resultó ser jamón serrano no me gustó tanto como el español pero el tiramisú… ah, era una delicia, nunca había comido tiramisú como aquel.
Volvimos al hotel y mientras yo curioseaba en el hall las chicas subieron para cambiarse, tardaron bastante, estaba impaciente porque la feria estaba un poco lejos y teníamos que aprovechar la tarde. Cuando se abrieron las puertas del ascensor todos se volvieron a mirar, las dos salieron a la vez y con paso firme vinieron hacia mí.
Tenían motivo, Emi vestía un traje chaqueta blanco crudo con una blusa negra bastante transparente y un bolso y zapatos negros de tacón inverosímil, Ana no tenía que envidiarle nada, con su vestido estrecho azul marino muy escotado y una blusa color carne que daba la impresión que por el escote hasta la cintura no llevaba nada, tragué saliva cuando todos se me quedaron mirando a mí, no quise pensar lo que opinarían pero las dos se cogieron de mi brazo y salimos por la ancha puerta del hotel.
El taxi nos llevó a la feria, era un evento importante en toda Europa, el diseño italiano se vende mucho y lo saben hacer muy bien. Nos presentamos en el stand de la marca que nos había invitado y después de los consabidos saludos y elogios nos hicieron pasar para enseñarnos los muestrarios de las novedades.
Emi le aconsejaba a Ana sobre lo que le gustaba y se llevaba a la moda, yo de paso me distraía mirando a las secretarias que pululaban en el show-room, por supuesto eran bellísimas todas y debieron darse cuenta pues hacían corrillos y mirándome disimuladamente se reían entre ellas.
Después de firmar los pedidos fuimos a ver otras marcas de calzado para caballero, mi tío le había recomendado unas marcas concretas que ya conocía, en todas tuvimos el mismo trato, al fin casi a la hora de cerrar la feria volvimos al hotel, estábamos agotados sobre todo ellas, se tumbaron vestidas sobre la cama con los brazos extendidos. No sé porqué se me ocurrió.
· ¿Emi que tal es la pizza en Milán? Ana miró a Emi como si la pregunta fuera de otro mundo pero dando un salto se puso en pié y tirando de la mano de Ana dijo. · Buena idea Juan, os voy a llevar a un sitio donde la hacen especial, nadaparecido a las españolas. Yo también estaba cansado con los zapatos nuevos todo el día y no pensé que sería de las dos mujeres con los tacones, mi egoísmo no amilanó a Emi y arrastró a Ana. No muy lejos de allí había una pizzería pequeñita, nada de multinacionales, era de una familia milanesa que durante generaciones se había especializado en ellas, los típicos manteles a cuadros rojos y las botellas de vino panzudas y forradas… Cuando salimos nos había cambiado la cara a los tres, habíamos cogido fuerzas y mi tía quiso demostrar que ella también tenía espíritu joven. · ¿Por qué no nos damos una vuelta por la Piazza del Duomo? Esta muy cerca. Cuando desembocamos en la plaza quedamos admirados la catedral, todos los monumentos que nos rodeaban estaban iluminados, las chicas pronto se dirigieron para ver los escaparates que exhibían vestidos preciosos, yo me arrimé disimuladamente a un grupo que miraba ilustrados por un guía, poco a poco me enteré de casi todo aunque eran ingleses lo poco que había aprendido de Emi me vino bien. Ana y Emi aún tuvieron la valentía de dar la vuelta a la plaza mirando escaparates, yo a cierta distancia curioseaba lo que para mí era nuevo. Al entrar al hotel ya casi no había nadie, en el salón de té se veía a un señor leyendo el periódico y a unas señoras tomando algo, el chico de recepción nos saludó con una mano. Al ver la cama me pareció un océano, abierta aún era más grande y esperé a que mi tía organizara la noche.
¿Qué no tienes sueño Juan? Si claro pero esperaba a que vinierais vosotras primero. No te preocupes, nosotras nos tenemos que quitar el maquillaje aún, si quieres puedes subir a la cama pero en el centro, ¿eh? La obedecí cuando entraron al baño, ya se habían descalzado y quitado los vestidos, con lencería estaban igual de atractivas o más que antes. Me distraje mirando la decoración, estaba todo muy cuidado, me levanté y cerré la ventana y corrí la gruesa cortina, como no habían persianas pensé que de madrugada nos despertaríamos demasiado pronto.
Con los brazos extendidos no llegaba por mucho a las orillas del colchón y así me quedé, los parpados me hicieron ¡plop! y me quedé a oscuras. No me enteré a mí pesar cuando vinieron las mujeres, con la amplitud de la cama se acostaron las dos juntas a mi lado y cuándo me desperté las dos estaban abrazadas hablando.
Hola dormilón, ¿ya has vuelto al mundo? Emi me pasaba el dedo desde la frente hasta el ombligo, se liberó de los brazos de Ana y pasó sobre mí para ponerse al otro lado, al hacerlo gateando procuró que sus tetas rozaran mi cara, la primera se me escapó pero a la segunda le pude cazar el pezón con los labios y le chupé el poco tiempo que pude retenerla. Ana se había vuelto hacia mí y me pasaba la mano desde la rodilla hacia arriba. Noté en mi boca el olor del perfume de mi tía en la teta de Emi, le alababa el gusto y cuando se tumbó a mi lado se lo dije.
Mmm que delicia, tienes unas tetas maravillosas y además saben a Ana. ¿Te gustan? Pues cómete las de Ana y notarás que saben a mí.
A estas alturas mi tía ya me había alcanzado los huevos y seguía hacia arriba atrapando la polla, por momento se endurecía y apuntaba al techo.
Tienes buen olfato, ¿por qué no pruebas su coño? De momento no sabe a mi pero me gustaría oler el perfume que te ha regalado Emi en él.
La azafata ya estaba lista, se había incorporado y había puesto al alcance de mi boca sus piernas abiertas y con los dedos separaba los labios dejando la raja rosada con el clítoris en solitario, iba abriendo y cerrando las rodillas como llamándome, como un autómata me acerque y metí la cabeza entre sus muslos.
Emi suspiró al notar mi lengua caliente, con la punta punteaba el pequeño prepucio del su clítoris hasta dejarlo al descubierto, estaba tan concentrado entre sus labios que no me di cuenta que mi tía hacía lo mismo con ella, con las piernas separadas la llamaba para que atendiera su coño a la vez que Ana buscaba y encontraba mi polla con su boca, hacíamos un triángulo equilátero visto desde arriba.
Por un momento en la suite sólo se escuchaban los lametones y chupadas de los tres, al rato los sonidos fueron sustituidos por gemidos leves y poco a poco se fueron transformando en jadeos, mi boca ya abarcaba desde el pubis hasta la rabadilla de Emi, con las dos manos en sus nalgas me acercaba para que no se quedara ningún centímetro sin lamer, las piernas izquierdas de los tres estaban levantadas como las de las nadadoras sincronizadas para permitir que las cabezas no tuvieran ningún impedimento.
Mi tía recibía las sabias lamidas de Emi, con el pubis la buscaba para que su lengua entrara lo más posible en su vagina mientras que su boca tragaba más trozo de mi polla de lo que le cabía. Como en el baloncesto pedimos tiempo los tres, nuestras piernas cansadas cayeron y Ana fue al frigo y sacó unos botellines y unos refrescos, nos repartió y bebimos un poco de refresco y vaciamos el botellín dentro del refresco, estaba fresquísimo y era lo que necesitábamos para nuestras lenguas resecas.
Cuando ya estábamos repuestos quisimos cambiar, yo me decidí por mi tía, sabía al perfume de Emi, el coño más maduro y con el flujo más fuerte, esperé con la cabeza entre las piernas de Ana a que Emi me comiera la polla pero cuando sentí que mi polla entraba más suave y hondo que en la boca adiviné que donde estaba era en el coño de Emi, me pregunté qué hacia pues con la boca, la respuesta la tuve cuando miré hacia arriba, entre las cuatro tetas de las chicas pude ver las dos bocas buscando sus lenguas, se mordían los labios ávidamente a la vez que se apretaban las tetas una contra otra.
La polla me creció un poco porque Emi besó más fuerte a Ana y ésta apretó el coño contra mi boca, era una reacción en cadena, tuvimos que hacer un descanso mientras sólo yo acariciaba suavemente las tetas de las dos, los pezones los tenían tan duros que arañaban, las areolas hinchadas y el poco sudor que destilaban por debajo potenciaban el perfume francés que llevaban.
El tercer asalto no tardó en producirse, como si hubiera tocado la campana los tres nos inclinamos buscando el cuerpo que fuera, daba lo mismo, el más cercano servía. Ana por proximidad se apropió de mi polla, se sentó sobre mí y apoyándose en mis tobillos se quedó un poco levantada esperando a que Emi la ayudara.
Emi la ayudó, me cogió la verga y la sostuvo vertical, la humedeció con la boca y se la puso a la entrada de la vagina de Ana, milímetro a milímetro mi tía bajó hasta que los huevos quedaran pegados a su culo, los labios rodeaban de tal manera mi tronco que yo parecía que tenía vulva como ella, cuando Emi se aseguró de que la tenía adentro pasó una pierna sobre mi cara, paseó toda la raja del coño por mis labios hasta dejar su culo sobre mi boca, estaba húmedo y rugoso, perfectamente cerrado se contraía y dilataba al contacto de mi lengua, mis manos ociosas se ocupaban de su clítoris y su vagina.
Mi tía saltaba lentamente asegurándose de que no me saliera de su coño recibiendo las caricias de Emi en sus pezones, poco a poco fue acelerando sus saltos sobre mí, se incorporó de mis talones y atrapó las tetas de Emi, se abrazaron íntimamente cuando le sacudió el orgasmo, ya no eran gemidos ni jadeos, eran gritos sin sentido y que fueron contagiosos.
Emi se corrió detrás de ella llenándome la boca de sus flujos espesos, mi resistencia se agotó al oírlas chillar a las dos y me corrí dentro de Ana, al notar mi leche caliente en su útero aún besaba más ardiente a Emi y esta abría el esfínter para que mi lengua entrara algún centímetro. Nos desmoronamos sobre la sábana, el coño se Emi seguía emanando flujo y el de Ana jugos y semen, quedamos esparcidos sobre la inmensa cama y el sol nos encontró en la misma postura por la mañana.
Emi pidió los desayunos a recepción, Ana había adecentado un poco la cama revuelta y yo me había afeitado minuciosamente para no arañar a las chicas en sus partes sensibles. Cuando bajamos los tres se repitió la escena, todas las cabezas se volvieron a nosotros, a cada uno por motivos distintos, las chicas vestidas con faldas anchas y camisas holgadas, parecían las actrices de los sesenta italianas, yo más de sport las seguía como un perro guardián.
El día fue más agotador que el anterior, toda la mañana y tarde excepto la comida rápida en el restaurante de la feria yo me involucré intentando aprender cómo se elegían las colecciones. Salimos antes pues nos habían invitado a una cena la empresa que nos había invitado, mis chicas sacaron toda la artillería que llevaban, unos trajes de noche largos, esta vez Emi se puso de negro, escote impresionante sobre todo por detrás pero por delante como no llevaba sujetador los pezones parecía unos faros de coche clásico,
Ana un vestido verde pistacho, con su piel morena destacaba como si fuera fosforito, en el escote sí que fue la atracción de la velada, le llegaba a la cintura, también sin sujetador el movimiento de las tetas sueltas hacía que todos estuviéramos pendientes por si se le salía alguna, por detrás no dejaba duda de la ausencia de la prenda, la espalda morena lucía levantando pasiones. Yo estrené el traje, me quedaba impecable, no obstante se habían asegurado bien al comprarlo, la corbata de Versace, inconfundible diseño, mi tía la eligió como un homenaje a Italia.
Nos sentaron en la mesa de honor, en ella estaban los mejores clientes y sus señoras, a mi me colocaron al lado de una señora mayor, iba muy engalanada, también había sacado todas sus galas y lucía un generoso escote, las tetas apenas podían contenerse dentro del vestido, sí llevaba sujetador pues lo lucía posiblemente porque era una maravilla de lencería, el canalillo era como un abismo entre las dos tetas posiblemente operadas pero magnificas.
A cierta distancia Emi y Ana eran agasajadas por dos señores, las miradas y las manos no dejaban duda por el grato efecto que les causaban. Todos hablaban italiano y muy rápido, la idea que tenía yo de que al ser un idioma latino como el español pillaría algo se desvaneció, la señora que tenía al lado se apiadó de mí y lentamente me preguntó cómo me llamaba.
Se llamaba Daniella, era muy simpática y pronto entabló una conversación más o menos fluida conmigo, me llamó la atención que una de las primeras preguntas fue sobre la relación que tenía con las dos chicas españolas, no le mentí del todo cuando le dije que era sobrino de ellas, pareció no creerme mucho pero se conformó, intentó convencerse cuando tiró su servilleta al suelo, inmediatamente me agaché para recogerla, ella también lo hizo y nuestras caras estuvieron juntas unos segundos o quizás más de unos segundos, hasta que el carraspeo desde arriba nos hizo subir.
Vi presento mío marito. Piacere di conoscerti. Le dije palabreando, esperaba que me mirara ofendido pues la maniobra de la servilleta era demasiado obvia pero me sonrió de una manera demasiado dulce diría yo, a la vez que ponía su mano en mi pierna, tragué saliva pero Daniella le cortó poniendo también su mano en el otro muslo.
Per favore Carlo, comportati bene.
El marido quitó su mano suavemente no sin arañarme el muslo con sus cuidadas manos. Daniella me sonrió y dejó su servilleta sobre mi mano, noté algo duro y disimuladamente vi que era la tarjeta de su habitación, ella me miró a los ojos y los cerró lánguidamente. Cuando se levantó para ir al baño Emi vino a mi lado, me cogió la tarjeta y esperó. Al volver a sentarse le devolvió la tarjeta a Daniella.
Scusa signora, questo è caduto.
Y le dio la tarjeta como si la hubiera encontrado en el suelo, el marido de Daniella me dio unos golpecitos en la pierna sonriendo. La cena fue algo exquisito, luego pasamos a un salón donde entablaron conversaciones informalmente, lógicamente alrededor de las dos chicas españolas se hicieron corrillos, tuve que meterme entre ellos para que vieran que allí estaba el gallito, las chicas lo agradecieron y los caballeros me fulminaron con la mirada.
Cuando salimos un taxi nos llevó por orden de Emi a ver la Scala, acababa de terminar la opera y la gente engalanada salía en ese momento, los coches de lujo con choferes privados iban recogiendo a los señores pero al pasar nosotros nos hicieron pasillo, se hizo un silencio pero cuando notaron que éramos españoles les dieron unos piropos a las mujeres, ellas sonrieron agradecidas y más de uno hizo mención de acercarse pero la etiqueta y sus mujeres se lo impidieron.
En el hotel ya no había nadie cuando llegamos, era de madrugada y en Recepción sólo se veía una cabeza detrás del mostrador, al levantarse reconocimos al recepcionista de la llegada, nos acercamos para despedirnos pues por la mañana volvíamos a casa, el chico nos sonrió y más cuando Ana le volvió a dar una buena propina, él correspondió cuando al entrar a la habitación encontramos una botella de champan francés y tres copas.
Juan, ¿quieres soltarme la cremallera? Claro Ana, pero… ¿Dónde está? Mmm adivina tú, yo no te lo voy a decir. Era imposible notarla, en los sitios más comunes no la encontré, en la cintura, la cadera, en la espalda, nada, ella sólo decía.
Frio, frío Juan.
Busqué y rebusqué, ya era un tema de amor propio, tenía cierta facilidad para quitar cremalleras y sujetadores y no se me podía resistir aquella y más aun dándome todas las facilidades de encontrarla. Por la parte de arriba del vestido no tuve muchos problemas, intenté bajarle los tirantes de los hombros, seguro que las tetas saltarían frente a mí pero se quedaron cogidos a ellas, tiré con cuidado y noté que llevaban un adhesivo que se pegaba al vestido para que no se salieran.
Las liberé quedando erguidas, me gustó la idea y mi tía me guiñó un ojo, seguí buscando y no pude ver nada, sólo noté la dureza de la cremallera disimulada con los pliegues pero no se podía tirar de ella, mi tía paciente me miraba y sonreía, yo me ponía nervioso hasta que se me encendió la luz, pasé la mano por debajo de la falda hasta buscarla, ¡ah, allí estaba! puesta al revés para que no se notara pero también descubrí otra cosa.
Ana, ¡si no llevas bragas! ¿Para qué? ¡Me gusta ir sin bragas!, ojala pudiera ir siempre así. Se oyó un ziiip y el vestido cayó al suelo, la figura de Ana quedó frente a mí y ella me cogió la cabeza y la estrechó contra su pecho, mis ojos se llenaron de teta y mi nariz se clavó en el canalillo. Al volverme y respirar vi a mi lado a Emi quitarse la suya, el vestido cayo y… ¡Tampoco llevaba bragas!
Emi, si lo llego a saber… te hubiese follado encima de la mesa de la cena, jajaja. Eso si te deja Daniella, si no llega a ser por mí a estas horas estabas sacando petróleo en su coño, eso si su marido no hacía lo mismo contigo, jajaja. Nos reímos los tres saltando a la cama, ya no se quitaron el maquillaje, se pusieron las dos a cuatro patas sobre las sábanas y me dieron a elegir. Me decidí primero por Emi y poniéndome detrás apunté la polla en sus labios menores y presioné, la verga desapareció de un sólo golpe.
Esto en agradecimiento por lo de Daniella y esto otro por lo de su marido Carlo. Se la saqué y escupiendo en su culo la metí de tres embestidas, mi tía esperaba a su lado sujetándole las tetas que bailaban como campanas. No estuve mucho rato pues cambié a mi tía.
Ana, esto es por Antonio que estará sufriendo en la habitación del hospital.
No estuve más de seis metidas cuando la saqué y escupí igual que con Emi, ya me esperaba con sus manos abriéndose las nalgas, con la cabeza pegada al colchón.
Y esto por tus hijas que estarán llorando desconsoladas en sus habitaciones por el fin de semana que se han perdido.
Se la clavé de golpe, sólo gimió de placer a la vez que Emi le acariciaba el clítoris, cuando la saqué me declararon la guerra las dos. Emi esperó a que la sacara para meterla en la boca y chuparla mientras que Ana se había apoderado de los huevos, las dos cabezas pegadas entre mis piernas y mis manos estrujando tetas, parecía que se habían puesto de acuerdo y lo consiguieron, me hicieron correrme al poco rato.
Las primeras ráfagas las recibió Emi pero le pasó la polla a Ana que terminó de recibir la leche y relamer lo que salpicó sobre las tetas de Emi. Las dos exigieron que las hiciera correrse y tuve que esforzarme, parecía que no tenían prisa y mis manos no sabían dónde acudir, los dedos entraban dentro de sus coño o sus culos, a veces ya no sabía cuál era cual.
No sé si toqué el punto G o todo el abecedario pero el orgasmos que les explotó fue brutal, ellas también habían colaborado, sus manos tampoco habían estado pasivas, sabían donde debían tocar y lo hicieron con profusión, me embadurnaron de jugos vaginales, incluso una se orinó un poco sobre mí, no me importó era el néctar de los dioses, cuando caímos rendidos nos quedamos extendidos unos al lado de otros cogidos de la mano.
¿Sabéis?, han sido unos días fabulosos, gracias a los dos, a ti Ana por invitarme y a ti Juan por hacerme tan feliz. Yo también te lo agradezco tía, ha sido un fin de semana especial, lo que te dije antes de mis primas no era en serio. Ya lo sé, ya os vi celebrándolo la otra noche antes de venir y a ti Emi soy yo la que quiero agradecerte la compañía, eres muy buena amiga y me has dado momentos muy felices también pero lo que no comprendo es que vosotros que sois jóvenes los dos, que os gustáis, que folláis como nadie no seáis pareja ya. Yo tampoco, a mi Juan me encanta, no me importaría ser su chica pero a él no le intereso, creo. Tragué saliva, se me hizo un nudo en la garganta y dije.
Sois una mujeres especiales, a las dos os quiero y no puedo negar que Emi me encanta como mujer, como novia y como futura madre de mis hijos pero quisiera pedirte que me dejes terminar la carrera, eres mayor que yo y mis tíos se merecen que no me distraiga ahora, sólo será un poco de tiempo pero pasará enseguida, mi familia también me necesita. Ya lo comprendo y estoy dispuesta a esperarte, por la edad no te preocupes, eres mucho más hombre que los que he conocido y te mereces todo, tu familia es fabulosa y no quiero que pierdas tu relación tan especial que tienes con ellos, tu tía te quiere y tus primas también y quiero que sigas como hasta ahora, follando tanto con ellas como conmigo, siempre será así. Emi me dio un beso, no como los que me había dado un momento antes, Ana nos abrazó a los dos y sin querer se nos salieron unas lágrimas de emoción a los tres, Ana se recobró en seguida y nos separó.
Esto hay que celebrarlo, vamos a bebernos el champan y luego follaremos hasta el amanecer. Chin chin. Chin chin. Final.
Si les gustó valoren y comenten.
Muchas gracias.