Mis pretendientes sexosos (2)
Este está mejorsito, pero lo bueno está en la tercera y ultima parte, jejee... espero lo esperen...
Mis conflictos emocionales los causó Heriberto al llegar a la parada esperando el Bus para ir a casa, aquel día parecía uno como cualquiera, justo cuando se paró para abordar no sé cómo hiso para sacar a mi primo, la puerta automática se cerró y Joel no pudo subir, me habría bajado en la siguiente parada de no ser porque Heriberto me bloqueó el paso sentándose a mi lado subiendo los pies al respaldo de adelante…
_ ¿siempre tienes que andar con Joel… he puñitos?
_ Y tu… tu siempre arruinándonos nuestro momento… que metiche y grosero…
Si, desde el día de los baños estaba más hostil que de costumbre, solo cuando estábamos a solas, sabía que podía hacer algo, por eso estaba a la defensiva. Heriberto nunca dejaba de reírse, y todo el tiempo parecía que las cosas le resultaban fáciles a tal grado que parecía no merecerse su suerte, para mí ya era demasiado arrogante. Le dejé hablar, pensé que seguramente volvería a decir algo como “¿no quieres ser mi novia puñitos?...
_ Ese pendejo y tu son primos hermanos, por más que lo deseen no podrán hacerlo sin condón o tendrán hijos deformes…
_ ¡qué sucio eres!... ¡Joel es como mi hermano!... jamás podría…
Noté que me miraba distinto, no sé cómo, pero distinto, no pude continuar, el me interrumpió y su voz paralizó todas mis defensas…
_ eso me hace feliz puñitos – diciendo esto pasó su brazo detrás de mí y me acercó a él, me besó, pensé que un beso robado era corto, pero después de que su lengua empezó a entrar en mi boca me di cuenta que sería estúpida si esperaba a que él se quitara, no sabía lo que estaba pasando, pero mi pecho brincaba enloquecido, y mi cara estaba caliente, se lo atribuí al coraje y tal vez por eso cunado logré quitármelo de encima y vi que venía de nuevo hacia mi le escupí en la cara…
_ ¡deja de burlarte de mí cabrón!...
Mi saliva escurrió por su mejilla, y con su misma sonrisa burlona se limpió con los dedos, miró un segundo y después se chupó mi saliva…
_ Tus besos son divertidos puñitos, no se los des a otro que no sea yo…
Ese fue el colmo, me percaté que mi parada se había pasado ya, así que haciendo palanca entre los asientos y la pared del bus pude patearlo con fuerza para liberarme y bajar dos cuadras tarde.
Joel y yo llegamos igual a casa porque tuve que regresarme andando un buen tramo, aún me daba coraje lo que Heriberto, era un tipo imposible, no quería irse de la escuela sin echarse a todas, o al menos eso me hacía pensar, lo cual me fastidiaba, me indignaba que me pusieran a la altura de las demás que se fajaba en el baño, cuando llegué miré que mis papás habían tenido una doble cita, “no nos esperen despiertos” decía la nota, además del “ la comida está en la nevera, come con Joelito y vean pelis”… “siii mah”… le respondí como si pudiera oírme, después de todo quería contarle a Joel lo que pasó en la tarde, disculparme por no regresar por él y desahogarme con su costal de Box. Saqué los refractarios de la nevera los apilé y cogí las llaves, me encaminé unas tres casas hasta llegar donde Joel, y toqué al timbre, comencé a sospechar que algo andaba mal desde que tuve que tocar dos veces, aunque no imaginé qué tan mal.
Por fin me abrió, tenía los ojos muy serios, el ceño fruncido, así lo hiso cuando de niños le quebré el CD de Resdent Evil el original, no me habló por una semana hasta que en un intento desesperado por contentarle le ofrecí un helado el cual me tiró al piso y me hiso llorar con tanto sentimiento que no tuvo más remedio que abrazarme y reconciliarnos.
Pero esto era diferente, mi instinto femenino lo decía, intenté fingir que no me había dado cuenta…
_ Nuestros padres están de tortolos en no sé dónde y vendrán hasta tarde, mamá dejó albóndigas, sopa de jitomate y pasta, ¿quieres comer ya?...
Subió las escalera soltando un seco “da igual”… pensé que si se había enojado por lo del Bus, así que metí las cosas en la nevera y subí tras él, solo pedía que no hubiera cerrado con seguro… para mi mala sorpresa si lo hiso, se encerró en su cuarto y no me respondía, que mal, ahora no sabía qué hacer, después de lidiar con el Play Boy de Heriberto tenía que contentar al berrinchudo, me entristecía un poco que hiciera esas cosas y él lo sabía, no era muy común que se enojara así por eso dolía cuando pasaba, no pude irme a mi casa, prendí el televisor en la sala, miré algunas películas y cuando comencé a tener hambre calenté la comida, a él le gustaba que la calentara en la estufa no en el micro, pensé que si estaba tan hambriento como yo bajaría al sentir el olor pero no, no bajó, comencé a preocuparme, serví un plato y subí de nuevo hasta su puerta, chequé de nuevo y cerrado, me limité a tocarle la muerta de nuevo y llamarle…
_ Joel, te dejaré el plato de comida aquí por si tienes hambre, me disculpo por lo que pasó esta tarde pero Heriberto no me dejó bajar, ¿puedes creerlo? El imbécil quería llevarme hasta su casa… desgraciado… si no se tira a toda la escuela no se va a gusto.
No escuché nada, así que bajé el plato, los cubiertos sonaron con el golpe de la vajilla, y después mis pasos haciendo eco en el silencio, cuando estaba a punto de bajar el primer escalón la puerta sonó, escuché que levantó el plato y cerró de nuevo la puerta sí que regresé, y chequé de nuevo, ahora si me permitió entrar, abrí la puerta y estaba el acostado en su cama, había dejado el plato en su escritorio, me miró fijamente cuando entré.
_ ¿no vas a comerte eso?
_ no tengo hambre…
Suspiró y se giró hacia su ventana, recorrió las cortinas que eran las mismas desde que éramos niños, el mismo fondo azul ya descolorido por el tiempo y esos balones de básquet en serie según adornando la tela.
_ Sabes que Heriberto… él habló conmigo antier, ese cabrón me dijo que tú le gustabas, me caree tanto que le dije que no se atreviera a tocarte porque le partiría la cara…
_ seguramente se rió y te dijo una estupidez – contesté mientras me sentaba en la orilla de la cama – ese tipo no puede ir en serio con alguien, para él es mejor la soltería eterna.
_ Entonces tú no le darías un si…
Mi primo se levantó, se sentó en la cama, insistía en buscarme la cara, como buscando una respuesta, pero, por alguna razón no sabía qué responder, no pude evitar ponerme roa otra vez, se me vinieron a la mente las palabras de Heriberto “tus besos son divertidos… no se los des a otro” no pude responderle a Joel…
_ ¡Eren!… ¿no te das cuenta que también soy un hombre?...
Se me nubló la mirada… ¿cómo podía llegar él a tal conclusión?, él era mi hermano, no podía verlo de otra forma, ni siquiera cabía en mis posibilidades, él tendría una chica linda con quien casarse, nuestros hijos serían bautizados en la misma iglesia, con los mismos padrinos, crecerían juntos, como hermanos, esa era la única palabra que podía pensar, hermanos…
_ ¿cómo puesdes decir eso? Tu eres mi... – sentí sus manos tomarme por los brazos con fuerza, me tiró a la cama y me inmovilizó…
_ no te atrevas a decirlo… yo no quiero ser tu familia…
Me tenía sometida, primera vez en la vida que me sentía tan confundida y asustada, no sé cómo hiso para desabotonarme la camisa, era mi común una camisa a cuadros con blue jeans, solíamos ir juntos a clases de Taebo, crecimos juntos, vernos desnudos era completamente normal, aunque no cotidiano desde la primaria, solo que en ese momento era distinto, no sentía malicia en su forma de mirarme, solo un profundo dolor, me quedé sin poder reaccionar, metió sus manos por mi cintura y abrió la blusa, besó desde mi ombligo y subió hasta el escote de mi sostén, pasó su lengua enmarcando el filo de los encajes en ese escote.
_ por favor, Eren…
Sentí su aliento descansar en mi pecho, sus manos seguían su camino hasta el broche del sostén, solo entonces pude reaccionar, lo lancé con tanta fuerza que cayó al piso, el estruendo me hiso pensar que si se había golpeado fuerte, yo, no podía seguir allí, comencé a llorar de impotencia.
_ ¡dios Joel!.... tu… somos hermanos…. Yo no puedo… no puedo…
Solo eso pude decir, salí lo más rápido que pude, regrese a casa y me encerré en el cuarto, escuché a mis padres llegar muy contentos, se escuchaban algo tomados, ni siquiera se molestaron en no hacer ruido el resto de la noche, escuché los gemidos y bramidos hasta mi cuarto, eso no me ayudó a olvidar la escena de hace rato, si no lo hubiera detenido el en verdad lo habría hecho, me habría tomado sin reservas… yo no podía creer que tanto tiempo él haya esperado de mí algo así, seguí llorando toda la noche.
El resto del ciclo escolar incluso la ceremonia de fin de curso no pudimos estar solos, mucho menos tuvimos tiempo para pensar, aun que nuestros padres atribuyeron el distanciamiento al hecho de que nos deprimía tener que separarnos, en cierto modo esa era la razón, sabía que después de eso las cosas no serían lo mismo, no pude contarle a alguien de los amigos lo que había ocurrido, no quería hacer cosas innecesarias, pero Heriberto no pudo evitar darse cuenta, hacía mucho que no llegaba a abrazar a Joel de la nada, tampoco íbamos juntos en el Bus, el último día de clases todo el grupo decidió ir a un bar a festejar, no quise ir, Diana se llevó a Joel más a fuerza que de ganas, quizá se fue para no encontrarse conmigo en el Bus, caminé hasta la parada igual que siempre, sola, pensativa y tristona.
Me subí sin percatarme de que Heriberto iba tras de mí, tampoco me di cuenta que se sentó junto de mí, se bajó conmigo en la parada y caminó en silencio junto conmigo hasta el frente de mi casa, allí fue donde decidió hacerme saber su presencia.
_ así que aquí vives puñitos… y ¿dónde vive Joel?...
Me sorprendió, pero no pude evitar fingir que todo estaba normal….
_ ¿qué haces aquí?... en fin, si buscas a Joel vive tres casa hacia allá – señalé – pero él está en “La Pinta” con el resto del salón.
_ Que extraño… ya no los veo pegados como sanguijuelas, ¿a qué se debe?
_ No te…
En eso mi mamá interrumpió…
_ ¡Eren! ¿con quién hablas? - salió a la puerta y vió a Heriberto… - ¡hooo!... tu eres el sobrino de la cuñada de mi hermana…
_ siii mah, el sobrino de hilda, es más fácil, no necesitas un trabalenguas, Heriberto, Mah; mah, Heriberto… ahora que ya se conocen Heriberto se va a….
_ ¡Heriberto!... es un placer… ¿no gustas pasar?
_ Puede decir Heri señora, muchas gracias…
Cuando menos lo pensé Heriberto estaba sentado en la sala, había conquistado por completo a mi mamá, hablaron por un rato, tomamos refresco, cuando cayó la tarde.
_ ¿tienes permiso para quedarte a cenar Heri?
_ si me invita señora con mucho gusto…
_ ¡por supuesto que estás invitado!... ¡esta es tu casa Heri!... iré al super antes de que sea más tarde, heee, te haré algo especial, las albóndigas son mi especialidad…
_ me encantan las albóndigas…
_ ¿en serio?... a Joelito también le gustan, por cierto, ¿no va a venir hoy Joelito, Eren?
_ está con el resto del grupo, fueron a un bar…
Contesté lo más natural que pude, mi mamá miró extrañada, pero aun así se despidió jovialmente de Heriberto y salió de casa, entonces Heriberto me miró…
_ Veo que no soy el único preocupado Puñitos… ¿qué está pasando exactamente?
_ Nada, estamos tratando de acostumbrarnos a estar solos, eso es todo.
_ no quieras verme la cara, los dos no parecen estar felices… ¿Joel te hiso algo?
Me sobresalté, me puse nerviosa, ¿cómo acertó con tanta facilidad?... qué vergüenza… mi ojos se inundaron de nuevo, pensé que Heriberto me reprendería o se burlaría... pero no, sentí como el hiso todo a un lado y se lanzó para abrazarme.
_ Tranquila Eren… ¿tan mal rato pasate?... cálmate, seguro que tiene arreglo.
_ Yo no podré mirarlo igual que antes Heriberto… tengo tanto miedo de que el piense que yo…
_ ¿Qué te hiso Eren?
Lo miré a los ojos, no pude evitar contarle, escuchó cada palabra, me ponía más nerviosa que llegara mi papá, mi mamá, o peor, que llegara Joel y escuchara todo… pero pude terminar de contarle sin problemas, el me miró siempre a los ojos, noté que estaba furioso mientras escuchaba, ponía su puño en la boca como si quisiera evitar que ciertas palabras salieran de su boca, cuando terminé de explicar, él se quedó un rato pensando después dijo con completa seriedad su opinión.
_ No creo que tus padres vayan a ver eso como algo normal, puede que el solo esté confundido, aun así, esto no lo esperaba de él, pensé que sus celos eran distintos a esto… quiero partirle la cara a ese pendejo…
_ Él no es malo, pero…
_ Tú no lo ves como hombre… no te gustó en absoluto que él te tocara de esa forma… ¿o sí?
_ No me gusta, yo, no quiero hacer con él ese tipo de cosas… pero me duele que tengamos que enfrentarnos a esto… porque si seguimos así el no regresará a ser como era antes conmigo, lo quiero mucho, es mi único hermano…
_ la única que lo vio como un hermano eras tú, así que hazte a esa idea, a diferencia de él yo no soy tu hermano, si me dejas, te protegeré de Joel y quien sea, sé que no es el mejor momento para decírtelo pero mi tiempo es limitado, yo tengo la desventaja de no ser tu vecino…
El resto de la noche transcurrió sin mayores emociones, “Heri” como le llamaba cariñosamente mamá, se fue casi a la media noche, y yo me fui a dormir, me sentí más desahogada, las palabras de Heriberto todavía me inquietaban “te protegeré de Joel y quien sea”… antes de ilusionarme pensé que era estúpido, en pocas semanas tomaríamos caminos distintos, esa confesión de amor estaba fuera de lugar, era otra cosa que me cabreaba de Heriberto.