Mis nuevos amigos
Con aquellos 3 chicos moros, aprendí que una mujer puede hacer lo que quiera con un hombre.
Hola, me llamo Patricia, y alguno de vosotros ya habréis leído otro relato mío. Por él sabréis que tengo una cierta debilidad por los hombres de otro color, sobre todo los negros, por razones que todos y todas conocéis, y que igual habéis tenido ocasión de comprobar y saborear vosotros mismos.
Ahora mi relato también es de este tipo, solo que en esta ocasión cambio a los negritos por los moros. Espero que los chicos españoles no os sintáis ofendidos por este tipo de gustos míos.
Empecé a trabajar hace unos meses en un empleo a tiempo parcial, solo por la mañana, por lo que a la 1 de la tarde, me vuelvo a casa tranquilamente en el autobús. Como mi marido suele trabajar hasta las 8 de la tarde, eso me deja unas horas que puedo dedicar normalmente a hacer las labores de casa y dedicarlas un poco a mí.
Desde hace unas semanas he empezado a coincidir en el autobús con un grupo de tres chicos árabes que se bajan en la misma parada que yo. Ya sabéis como son, delgaditos y morenos, con el pelo corto y rizado y un poco escandalosos, sobre todo cuando van en grupo. Nunca me habían dicho nada, ni se habían fijado especialmente en mí. Quizá es que como soy morena, y si no voy marcando, no tengo unas curvas especialmente llamativas, y según se dice a ellos les gustan especialmente las rubias. El tema es que como son un tipo de hombre que me gusta bastante, un día uno de ellos me pillo mirándolos, y empezó a comentarlo con sus amigos, y a partir de ese día ya fueron animándose y me miraban y se reían mientras hablaban entre ellos en árabe.
Poco a poco se iban sentando más cerca de mí, hasta que un día por cualquier bobada empezamos a hablar y así cada vez que subían se sentaban a mi lado o cerca y pasábamos los 20 minutos de autobús un poco más entretenidos. Así me enteré que se llamaban Abderrahim de 22 años, Naji de 22 y su primo Salim de 18 años. Eran de Marruecos y hacía unos 3 años que habían llegado a España, más bien de forma ilegal. Solo conocían a gente de su país, y casi no tenían trato con otra gente. Cuando venían en el autobús, lo hacían del trabajo. Trabajaban en un matadero hasta las 12 y media de la mañana.
De los tres, solo Naji hablaba un español normal, el resto solo sabían lo suficiente para su trabajo, así que casi todo lo hablaba con él y me traducía lo que me decían los otros. Al final acabábamos hablando de cualquier tema porque eran bastante descaradillos, incluidas las mujeres. Así me enteré que desde que estaban en España, solo habían estado 3 veces con una mujer. Dos de las ocasiones habían sido con prostitutas, la cogían 1 hora y se la tiraban los tres. La otra vez había sido con una borracha de 50 años que habían conocido en un bar y que la habían dicho que se subiera a su piso y allí estuvieron con ella toda la noche. Que la tía se durmió y ellos siguieron follandola toda la noche. El resto del tiempo se hacían pajas en su apartamento unos a otros. Y así supe que Rahim se podía correr 5 ó 6 veces en una noche y de que los primos tenían la polla de 20 cms. Estaban muy orgullosos de ella.
Como vieron que no solo me cortaba, sino que les iba metiendo más caña, Naji me dijo un día que fuera a su apartamento a visitarlo. Me eche a reír, y le dije que qué eran lo que quería que viera. Entonces bajó la voz y me dijo que yo le gustaba mucho a su primo Salim y que quería acostarse conmigo, que le gustaba mucho, pero que no le dijera que se lo había dicho porque se enfadaría con él. Le dije que agradecía mucho el interés pero que no iba a ir a su casa. A los pocos días me volvió a decir lo mismo, y entonces le pregunté que qué iban a hacer ellos mientras Salim estuviera conmigo, y me dijo que solo mirar, y como mucho hacerse una paja, pero que si no quería, iban a mi apartamento y allí podríamos estar solos. Yo le dije que como iban a ir a mi apartamento, que si les veía alguien qué pasaba. A todo esto, yo cada vez estaba más excitada con la situación de tener a estos tres perritos babeando detrás de mí. Ya hacía tiempo que tenía la idea de estar con estos tres a la vez, y solo estaba esperando que la situación se pusiera a tiro. Y ya les tenía como yo quería. Porque mientras yo hablaba con Naji, veía como los otros dos me comían las tetas y las piernas con la vista. Incluso Rahim sin cortarse un pelo, se acomodaba la polla cuando se empalmaba. Definitivamente, me lo iba a pasar bien con ellos.
A la semana siguiente, Naji se sentó nervioso a mi lado, y con voz bajita, me dijo que habían reunido 50 para que me acostara con ellos, o por lo menos con uno de ellos, el que yo quisiera. Yo estaba entre divertida por el poco dinero que me ofrecían y excitada por la situación. Entonces me hice un poco la víctima y le dije que bueno, que estaba pasando por algunos problemillas económicos, y que aunque no me gustaba mucho, que vale, que sería al día siguiente. Se lo dijo a sus amigos, y estos le preguntaron que con quién quería hacerlo de los tres. Les dije que cuando estuviera en su casa lo decidiría.
Y llegó el gran día. Cuando llegó la hora de irme del trabajo, dije que tenía que ir al baño, y allí empecé a ponerme la ropa que había traído. Primero me puse un sujetador y el tanga de encaje que había traído. Cuando me fui a poner el tanga ya vi que empezaba a tener la raja mojadita. Luego me puse unos leggins negros para que me marcaran bien las piernas, y encima un vestidito ajustado sobre todo en la parte del pecho, que ya estaba bastante erguido por el wonderbra que me había puesto. Lo rematé con unos zapatos con el tacón más alto del que suelo usar normalmente. Me empezaban a doler los pezones de lo tiesos que se habían puesto y del roce con el sujetador. Me encantaba. Antes de salir me puse la gabardina y la ate para que nadie más viera la ropa que me había puesto. Quería que todo esto fuera solo para mis moritos.
En el autobús casi no hablamos. Le dije a Naji que fueran ellos delante y que yo iría unos metros detrás. Y así fue como llegamos a su apartamento. Era como me lo esperaba. Estaba desordenado, algo sucio, aunque me dijeron que lo habían limpiado para mí. Pero me daba igual, no había ido allí para eso.
Sacaron cervezas para todos, y me preguntaron que a quién había elegido para estar conmigo. La verdad es que se les notaba nerviosos. Y entonces empecé a jugar con ellos. Les dije que no sabía muy bien a quién escoger, y que se quitaran toda la ropa para ver quien me gustaba más. Se quedaron completamente en pelotas, y me gustó mucho lo que vi. Sus cuerpos morenitos, delgaditos, sin un pelo en el cuerpo y sus pollas. Las de los primos serían de unos 18 cms. y finas. La de Rahim era más corta, pero mucho más ancha que las otras, como a mí me gustan.
Me puse delante de ellos, y en cuanto les toqué sus cipotes, se pusieron tiesos como palos. Empecé a masturbarles suavemente, para que sus pollas se pusieran bien duras, y cuando lo estuvieron, empecé a meterlas en la boca una por una y a saborearlas suavemente desde arriba hasta abajo. Como vi que se iban animando, les dije que se acercaran más, y se la iba mamando a dos de ellos a la vez. Ellos daban pequeños gemidos, y me decían cosas en su idioma, yo no les entendía, pero podía imaginar lo que era. De repente, unos de ellos se separó de los demás, y me levanto por las caderas. Me quitó los leggins y el vestido, y me quedé solo en ropa interior. Uno me empezó a besar en la boca, otro en las tetas, y el otro se metió entre mis piernas, me apartó la tira del tanga, y empezó a chuparme el coñito, que a estas alturas estaba completamente encharcado. Entre la calentura y lo parecidos que eran, no sabía quien me hacía una cosa y quién otra.
Abrieron el sofá cama donde dormían, me tumbaron y empezaron a penetrarme por el coño. Mientras uno estaba dentro, los otros se repartían entre mis tetas, lamerme todo el cuerpo y meterme la polla en la boca. Cuando me follaban, cada uno tenía una manera particular de hacerlo, mientras Salim me lo hacía despacito y me decía cosas en voz baja y cariñosas, los otros dos me la metían con fuerza, y me agarraban de todos los sitios, mientras me insultaban en su idioma y en el nuestro, pues a veces me parecía entender que me llamaban puta. Incluso una vez, a Rahim se le escaparon un par de bofetadas. Así estuvieron hasta que se corrieron por primera vez, yo creo que para entonces ya me había corrido tres veces.
Cuando acabaron, me cogieron y me pusieron a cuatro patas. Salim me empalo por el coño desde atrás, mientras que Naji me metió la polla en la boca. Dios, es maravillosa la sensación cuando el de atrás te empuja con la polla, y hace que te tragues la del de delante hasta la campanilla. Me sentía llena de polla por todas las partes. Salim empezó a escupirme en el culo, y de repente, cambió la posición de la polla, y empezó a meterla despacito por el agujero del culo. Como era fina, no me hacía demasiado daño, por lo que pude disfrutar de una buena enculada. Al poco tiempo, empecé a sentir como Salim me empujaba mucho más fuerte, desde atrás. Yo pensé que era que se quería correr, me saqué la polla de la boca, y giré la cabeza para decirle algo, y quedé flipada. Rahim se había puesto detrás de Salim y se la había metido por el culo, estábamos haciendo el famoso trenecito y me parecía súper excitante, de hecho se me había puesto el coño como un grifo de los jugos que soltaba. Empecé a perder la cuenta de los orgasmos que iba teniendo y de los golpes que me daban desde detrás al embate de las 2 pollas. Entonces se empezaron a correr, primero el de mi culo, luego el que le estaba dando a él y luego el de mi boca.
Descansamos un poco, pero al poco tiempo la polla de Rahim empezó a dar muestras de señales de vida, ya me habían dicho que era el más potente, y empezó a trabajar mi cuerpo. Primero me puso a cuatro patas y empezó a salivarme el culo y a meterme primero un dedo para agrandarme el agujero y cuando lo vio ya lubricado, empezó a meterme dos dedos. Hasta que finalmente, apoyó la polla en la entrada, y empezó a empujarla poco a poco, hasta que estuvo ensartada hasta el final. Empezó a mover la polla despacito adentro y afuera para que no me doliera, abriéndome el agujero de forma que en pocos momentos ya entraba y salía su miembro en toda su longitud y dureza. Yo la sentía muchísimo y mis gemidos se mezclaban con los suyos. Me calentó mucho cuando vi que en el sofá, los dos primos se dedicaban a masturbarse uno a otro, porque con el espectáculo que les estábamos dando, sus cipotes estaban empezando a despertar. Cuando Rahim se cansó de culearme, me dio la vuelta y de un solo golpe me la clavó en el coño. Su polla seguía estando como una piedra, se le había puesto así desde el principio, y no se le había aflojado ni un milímetro. Ahí sí que no tuvo miramientos y empezó a follarme en plan bestia, golpeándome con sus caderas de forma violenta. El muy cabrón no daba muestras de correrse. Yo me tomé como algo personal hacer correr a aquel semental, y empecé a mover mis caderas de varias formas, arriba y abajo, en círculos, más fuerte, más flojo, hasta que sentí como la cabeza de su miembro se empezaba a hinchar dentro de mí, y finalmente reventó y sentí como algo caliente me llenaba el coño, y oía sus rugidos de placer, mientras su cuerpo me aplastaba jadeante. La tarde acabó como empezó. Los tres se pusieron alrededor mío y entre mamadas y pajas, acabaron descargando la leche de sus pollas. Fue flipante que cuando vieron toda la corrida que me habían echado, empezaron a lamerme la cara y las tetas, hasta dejarme prácticamente limpia. Eran buenos mis chicos.
En próximos relatos, os iré contando como follando con aquellos sementales, tuve varias historias más. Besos para todos y si queréis enviarme fotos (si sois negros o moros, mejor) o me queréis decir cualquier cosa, escribidme. Besos para todos.