Mis momentos. Recuerdos morbosos
Tengo 45 años y una vida sexual imaginativa y morbosa de la que deseo compartir algunos momentos con vosotros.
Mi vida sexual no solamente es activa y plural sino que además está alimentada por un sinfín de fantasias. Unas realizadas, otras realizables y otras muchas dificiles de que puedan llegar a ser reales.
Sin embargo, ahora, a mis 45 años puedo afirmar con voz firme y segura aquello de "la realidad supera ampliamente la ficción".
Mi despertar sexual fue tempranero. Coincidente con la llamada transición politica en España que ayudó con la proliferación de publicaciones eróticas y pornograficas y la proyección en cines de peliculas S a alimentar la mente en desarrollo de una generación de preadolescentes y adolescentes.
Por lo que en aquel entonces hablaba con amigos un poco mayores y por lo que he ido contrastando en conversaciones mantenidas durante todos estos años. Poco, por no decir nada, nos diferenciabamos aquellos preadolescentes de las generaciones que nos precedian de forma immediata.
Tal vez la única diferencia era que podiamos actuar de una manera un poco más pública.
Los cines tampoco es que fuesen especialmente exigentes con el control de edad y menos los que por su tematica más debian serlo. Tal vez por su ubicación normalmente en zonas de barrio. Así, algunos de la peña nos convertimos en asiduos de las proyecciones serie S. Habiendo una serie que nos impacto de manera especial. Colegiales, de producción alemana y con el ordinal 1,2,3,4,5 y muchos más que alimentaron el filón.
Aquella serie de peliculas alimentaban casi de manera obsesiva nuestras fantasias. Chicos y chicas que en el guión tenian nuestras edades descubriendo el sexo en sus mil y una forma y perversidades.
La mayoria de la peña no eramos virgenes pero nuestra experiencia se ceñía poco más que al metesaca convencional propios del aprendizaje. Y con algún timido intento de poner en práctica algunas cosas que veiamos o leiamos siempre que la chica en cuestión aceptase.
Con esto fueron pasando los meses y algún año cayó y nuestra preadolescéncia era ya una adolescencia con todas las de la ley. Y la ley nos otorgaba, por parte de los padres, una mejor asignación mensual, más independéncia y la confianza para dejarnos solos algún fin de semana mientras ellos iniciaban el exodo hacia las urbanizaciones costeras.
También maduraban en nuestras mentes las fantasias sexuales y pronto pudimos poner en algunas en práctica.
Pero antes de exponerlas, voya a hacer un paréntesis para presentarme y así entenderse mejor lo que viene a continuación.
Mi padre era el gerente de una importante empresa textil del vallés y cuando a partir de la crisis mundial del petroleo se iniciaron los planes de reestructuración textil la fabrica cerró y él pasó inmediatamente a formar parte del equipo de confianza del propietario de la textil en la singladura empresarial que se inició en otros sectores. Quien conozca hoy Sabadell y Terrassa sabrá de que estoy hablando.
Con el tiempo supe que además mis padres eran participes en algunos de los negocios.
Nuestra residencia estaba en Matadepera. Un municipio adoptado por la clase alta de aquellas ciudades a base de lo que aquí llamamos torres.
La peña a la que me referia anteriormente residiamos casi todos en Matadepera y teníamos, la mayoria, sobrados recursos económicos.
Mi madre era una joven mujer universitaria que nunca ejerció no sin que sus conocimientos no fuesen utilizados por mi padre en algunos analisis, pero sin puesto de trabajo fijo ni horarios. Una señora como la mayoria de las vecinas.
En estos ambientes, aunque cara al exterior habia mucha gente todavia afín al regimen y otros claros adeptos a la Obra, la realidad es que se respiraba una forma de ser mucho más liberal, en todos los sentidos, de lo que se aparentaba.
Y los hijos salimos asi de canallas.
Reemprendiendo mi relato, iba a compartir algunas de mis experiéncias de aquel entonces.
Habiamos hablado algunos de la peña de cuanto nos excitaba cuando en la seria de colegiales aparecian secuencias de sexo en grupo. Reconociamos que tenia que ser la monda.
Sabiamos que el tema no era ajeno a nuestro entorno, o almenos asi lo intuiamos, no solo por comentarios, sino porque en algunos de nuestros hogares habiamos descubierto ejemplares de la revista climax y lib. Incluso una de las chicas del grupo nos enseño una caja de zapatos llena de correspondencia y con varias fotos de candidatos que respondiron a algún anuncio publicado en su casa.
Un poco de cada cosa nos animó a probar. Y para tapar algunas reticencias, decidimos que las tardes de merienda en la torre de alguno de nosotros serian a oscuras. Rigurosa oscuridad.
Llego el primer dia y empezamos a encontrarnos en la torre de uno de nosotros. Ya con todos en el salón y habiendo tomado unas copas y unos cubatas y algún porrete (un par de años más tarde llegarian unas rallas) cerramos las luces que quedaban y el resto de la torre ya estaba totalmente a oscuras.
Que decir, aparte del mucho sexo que se respiró y oyó. En ocasiones sabías o intuias con quien estabas al reconocerle la voz. En otras, la propia excitación y la voz en susurro te hacia dudar de quien era tu partenaire.
Aquella primera tarde fue una mezcla de todo, entre el morbo y el propio sexo a tope terminamos exhautos.
No solamente decidimos repetir, sino que hubo algunas modificaciones y si bien el compromiso era la discreción también se acordó intentar invitar a otras amistades. Jejejeje, normalmente chicas. A las que invitabamos nosotros mismos o lo proponiamos concretamente a 3 de las chicas de la peña que demostraron un morbo especial.
No era cada semana, ni mucho menos, pero si que de manera muy regular y al poco tiempo las torres donde se acogian estas fiestas fueron dos. La mia y otra.
Debo reconocer que, cuando se daba la fiesta por teminada, la participación de los invitados era ejemplar y ayudaban casi todos para dejar el lugar como si nada hubiese ocurrido. Así, fuera problemas.
También reconozco y aquí el origen de mi relato, que en poco tiempo fueron dos los hechos en que la realidad superó la ficción.
El primero, que consta de dos partes, fue el propio éxito de las fiestas donde más o menos sabiendo con quien pero creo que todos terminamos follando con todas. O almenos asi lo creo en mi caso. Y la segunda parte fue que, dentro de un secreto a voces, la participación de invitadas y algún invitado no era, no solo extraño sino deseado por ellas y más, logicamente, por ellos.
El segundo hecho estuvo por dar al traste con todo el invento. Tal vez así habria sido si hubiese ocurrido de forma traumática.
Ya todo el mundo se habia marchado de mi torre y quedabamos uno de mis mejores amigos y yo dado los ultimos toques de limpieza y orden. Le noté extraño y note que evadia mis preguntas a si habia habido algún desproposito o si se habia encoñado de alguien.
El lunes nos vimos de nuevo y el seguia raro, pero sin respuesta.
Su estado de animo seguia igual y llegamos al siguiente fin de semana sin haber organizado nada. Acordamos salir y decidimos largarnos a Calafell. No sin antes tener yo que insistir un poco.
Fue en Calafell donde mi amigo, como queriendo que se le tragase la tierra, empezo a querer abrirse y liberarse de lo que le atosigaba.
Yo no daba crédito a lo que iba oyendo a la vez que me reía diciendole que lo que me contaba no ara más que fruto de la fantasia y la oscuridad que reinaba en nuestras fiestas.
Pero el insistia. Insistió de tal manera que al final casi le crei y terminé creyendole. Habia tenido sexo y según el con una fogosidad inimaginable con mi madre.
Según creia, no habia sido casual ni de un solo dia. La manera de entregarse al sexo de la mujer le sorprendió dias atrás y le embargo no solamente el que fuese una diosa del placer sino el perfume que ella llevaba (distinto al habitual según me informó inmediatamente).
El la buscaba en cada fiesta desde entonces y cuando aún no sabia quien era. Solamente la reconocia por el perfume y por como participaba del sexo.
Pero aquel último dia, por alguna razón, a ella se le escaparon unas palabras y mi amigo le reconoció la voz. Es ella, es inconfundible, me dijo y me aseguro casi con lágrimas en los ojos.
Yo no daba crédito a nada de lo que escuchaba pero sin embargo mi pene luchaba erguido dentro de mi pantalón. Que contradicciones.
Volvimos para casa, no tenia sentido seguir en Calafell. Los dos, confundidos y sin saber que decir ni como actuar.
Aquella noche creo que no dormí, revolteaba por mi cama no solo imaginandome a mi madre siendo follada por mi amigo, por mis amigos, sino que me entraban sudores pensando que habria podido ser yo uno de sus amantes.
Todo cambió cuando la vi en casa, era mi madre, como siempre, sin más y sin menos. Miré a mi alrededor, eramos una familia, con nuestras discrepancias pero ante todo una familia bien avenida. Con nuestros más y nuestros menos, pero sabiendo que alli estabamos.
Para nada vi en mi padre a un cornudo ni en mi madre una puta. Todo el aire que se respiraba en casa no distaba para nada del que se respiraba los últimos dias.
Estaria mi amigo confundido. Fueron pasando los dias y yo en un mar de dudas que queria llevar a la razón. Las cosas no pasan porque si.
Creo que aquellos dias maduré y sin que nadie haga malos diagnosticos psicoanalíticos, creo que mi solteria empezó entonces.
Y mi madurez me llevó a tomar una decisión más en la idea de tener las cosas claras y con ello disfrutar de una paz interior que en la idea ni de morbo ni de juzgar a nadie ni de mandarlo todo al infierno.
Así que llego el momento de organizar otra de nuestras fiestas y estar vigilante a las idas y venidas de los invitados a ella. Todavia no tenia coche, aunque sabia llevarlo, pero vigilar desde un coche estacionado era una solución no del todo segura. Sabia lo que tenia que hacer pero era dificil aunque no imposible.
Unos dias antes de la fiesta me hice invitar a cenar por una amiga en su casa, una torre cercana a la mía. Llegue con tiempo antes de la cena. Necesitaba tiempo para estar dentro de la casa.
Pude fijarme donde dejaban las llaves. Ahora tenia que hacerme con un juego.
Recuerdo que aquella noche estaba como un flan, peor que la primera juerga que nos corrimos a oscuras. Pero me hice con el juego y del juego me saqué una copia para intentar devolver el original.
Llegó el fin de semana en que la fiesta se organizaba en mi casa y cuando estabamos preparados para dejarla a oscuras me las ingenié para escapar.
Las calles de una urbanización suelen estar desiertas asi que me fue facil saber si era visto y yo poder ver. Nada ni nadie fuera de lo normal
Lleno de tembleques entré en casa de mis vecinos y, como una exhalación fui hasta el piso superior.
Abri un poco el porticón y desde detrás de la cortina me puse a vigilar la zona trasera de mi torre. Si mi madre se sumaba a las fiestas no podia hacerlo más que por esta puerta ya que la principal la hubiese delatado.
Pasada casi una hora, un sudor frio me sacudió. Pero lo más sorprendente fue que desde mi otro yo mi mano abrió la bragueta, sacó mi pene y en menos de un segundo me corrí freneticamente. Ante mis ojos, con sigilosa naturalidad, mi madre estacionó su utilitario un par de calles allà y entro en su casa. Mi casa.
Es un secreto que guardo con respeto pero del que he disfrutado de grandes momentos de pasión, fantasias y deseos.
PS.- Aun hoy no se si en alguna ocasión tuve sexo con mi madre ni lo que la motivo a ella a acudir a unas orgias donde estaba su hijo. Las fiestas posteriores me aseguré un espacio y una manera de proceder en la que no cabiamos los dos en un mismo dia.