Mis micro Relatos 9 Noche en ibiza

Amigas de fiesta por Ibiza

La segunda noche en Ibiza y Carmen sin aparecer. Loli puso un mensaje en el grupo a ver si contestaba. Vaya tela. Nada de nada.

Era hora de recogerse, así que las tres amigas cogieron un taxi de vuelta al hotel.

La segunda jornada en la isla comenzó prometedora, conociendo a unos chicos en la playa por la mañana y siguiendo por la noche para unas copas. Dos de ellos muy guapos y atléticos, con pinta de modelos. Pero la cita no fue bien. Solo vino uno de los apuestos, con tres más que no daban la talla. Ni en hermosura ni en simpatía.

Tampoco pedían tanto, eran chicas de juerga en Ibiza que solo querían pasárselo bien. Estaban dispuestas a bajar un poco el listón, pero no hubo manera.

Se centraron en el más guapo, compitiendo por él sin recatarse demasiado. Gestos, insinuaciones, miradas…Al menos que una pudiera follar bien esa noche. Pero incluso ahí, también el tipo metió la pata. Soltó una “perla” que las dejó frías a las cuatro. Hablaban de sexo y habían puesto la directa. Otra forma de llevarse la presa. Cada chica decía lo que le gustaba hacer en la cama, como ofertas de placer para que el guapete se decidiera al fin por alguna de las candidatas.

Cuando Inma comentó que le gustaba que le hicieran sexo oral, él torció el gesto, en un ademan que no pasó desapercibido a ninguna.

¿Qué pasa? ¿No te gusta comer almeja? Le soltó Bea de sopetón.

Bueno, la verdad es que no me gusta demasiado el sabor a marisco, no…

Pero seguro que te gusta que te la chupen ¿no?

No es lo mismo…

¿¿¿¿No es lo mismo???? Y eso… ¿Por qué?

Bueno, el coño (perdonadme por la expresión, pero mejor hablar claro) es más… no sé, como más propenso a acumular suciedad y olores. El flujo, la regla, etc…al fin y al cabo es un agujero natural y siempre es más difícil de mantener la higiene…a mí siempre me da algo de olor…

Es tan fácil como lavarse, igual que vosotros os laváis la polla y los huevos…bueno, algunos…contestó Inma con sorna.

Menudo gilipollas. Al final todos iban a salir rana. El ambiente se enfrió, a pesar de los intentos de ellos de reconducir la situación. Parecía claro que esa noche se iban en blanco, cuando Carmen se empleó a fondo con el “modelo”. En un arranque que las dejó a las tres fuera de juego, mientras bailaban, le echó los brazos al cuello y le comió la boca. Sus curvas se ofrecieron a sus manos, sin más restricciones que las que él quiso poner por estar en un sitio público. Varios restregones de las tetas por su pecho y un contacto directo en los bajos, completaron la faena, convirtiendo al chico en una bola de testosterona, músculos y deseo, incapaz de seguir otra senda que la que Carmen le trazaba.

Luego, vieron atónitas como se iban juntos, sorprendidas tanto por el golpe de mano de su amiga, como porque no hubiese dado apenas importancia al comentario hecho por él. Carmen era la más guerrera de la pandilla, y aunque como las demás, estuviese loca por echar un buen polvo con un tío guapo y aparente, les extrañaba mucho que perdonara un desliz de ese calado. Por mucho menos se la había liado parda a otros.

¿Dónde estarían ahora? Estaban preocupadas por su amiga y se entretuvieron en la recepción un momento, comentándolo.

De repente, se oyó la notificación de entrada de un mensaje en el móvil. En realidad en los tres móviles casi simultáneamente. Había respondido en el grupo.

Ya vuelvo.

¿Ya? ¿Qué ha pasado?

Nada, ahora os cuento…

Una foto entró en el chat y cargó rápidamente.

Atónitas vieron una imagen tomada desde arriba en lo que parecía ser un aseo de un pub. Carmen sentada en el lavabo, abierta de piernas y sin bragas. No se le veía bien la cara pero era evidentemente ella. El vestido, las formas, su coñito sin depilar por completo como era su costumbre…

Entre sus muslos, una cabeza rubia, que tampoco costaba nada identificar. La boca en contacto directo con su coño. La nariz apenas sobresalía sobre su pubis.

La imagen estaba tomada desde arriba. Carmen la había hecho con el brazo extendido, sin flash, seguramente sin que el chaval se percatara.

No salían de su asombro.

Joder, con el que no le gustaba chupar almejas…

Unos minutos después, Carmen hacia su entrada en el hotel. Sus amigas la recibieron con aplausos que generaron miradas de desaprobación por parte de la recepcionista.

¿Pero ya estás aquí? ¿No habéis seguido?

No, solo de he dado de cenar un poco de marisco y lo he dejado sin postre, rió Carmen…

Jajajaa que cabrona. Si sabíamos nosotras que había gato encerrado. ¿Carmen callándose? ¡Ni de coña!

Pues el pobre estaba como una moto. Lo puse a cien y en el siguiente garito me lo lleve al wáter. No veáis la cara cuando me quité las bragas y me senté en el lavabo. Me la quería meter del tirón. Cuando le dejé claro que tenía que pasar antes por ahí, no dijo ni mu. Se bajó al pilón de inmediato. Y que sepáis que desde esta mañana que me duché, aquello estaba sin tocar. Había ido varias veces a mear y además lo tenía convenientemente mojadito por el gusto que me estaba dando. Este, a partir de ahora, se lo come todo.

Jajajaaaaa…habrás aliviado al chaval al menos ¿no?

No, se me hacía tarde y le dije que ya lo llamaría otro día…que prefería continuar en un sitio más íntimo…

¡Venga ya! ¿Al final no follaste con él? ¿No le hiciste ni una paja al chaval?

Yo no follo con gilipollas…solo los curo de sus manías…

Subieron juntas al ascensor sin poder reprimir las risas…