Mis inicios como escort (3)

En estas sigo..... acabaré la serie. Si os apetece

MIS INICIOS COMO ESCORT -3-

De la mano fuimos andando hasta la parada de taxi. Tomamos uno y nos encaminamos a la zona de Azka y del Santiago Bernabeu, zona en la que se encontraba el restaurante donde íbamos a comer. Una vez realizado el recorrido, dimos un pequeño paseo antes de entrar a tomar un aperitivo para hacer tiempo a que llegaran las dos y media.

Llegamos a la barra, Luca se sentó en una banqueta y yo a su lado quedaba de pie. Me quité la americana, metiéndola entre las asas del bolso, y lo coloqué en otra banqueta que quedaba vacía junto a mí. Estuvimos charlando, mientras tomábamos dos cañas y unas gambas, de la conversación que íbamos a mantener con Adriano y de que no me preocupara que todo saldría bien. Me convenció del morbo que tenía la situación, y reconocí que a mi me lo generaba también. Sin duda recordaba la extraordinaria excitación que me producían ciertas palabras y frases, como las que me dijo Luca desde el día anterior cuando estábamos follando, y las que me dijo Kiko las anteriores Navidades cuando culminó aquella pasional noche de sexo. Empezaba a pensar que era motivo de un escondido deseo interior de experimentar esa situación. (LEER RELATO: "LOS CUERNOS A MI MARIDO CON MI LIGUE DEL MSN")

Nuestra charla continuo. Totalmente de frente uno del otro, el sentado yo de pie, dejando la barra a uno de nuestros lados. Yo, con el rabillo del ojo controlaba mi otro lado, pues estaba mi bolso en la banqueta, y aunque estaba cerca ¡había que controlar! Hablando estábamos ya de cosas más cotidianas, cuando una sonrisa pícara de Luca, me puso en alerta.

¿Qué te pasa? ¿De que te ríes?

La continuación de su sonrisa, remarcándola más, fue su única respuesta.

¡¡Luca!! ¿De que te ríes? ¿He dicho alguna bobada? ¡¡Dí!! ¿Por que te ríes? – pregunté con cierta seriedad, al tiempo que me acercaba más a él-

No mires ahora, no te des la vuelta…. –me comentó acercándose a mi oído casi susurrando- Hay un matrimonio mayor detrás de ti, pero con pinta de "millonetis" y al tío lo tienes loco, no te quita ojo…-concluyo al tiempo que su sonrisa se convirtió un una autentica carcajada-

¿Esta quedado….no? –pregunté al tiempo que su mano recorrió con cierta suavidad mi culo de abajo a arriba, notando yo un sobeteo lento y especial, antes de acabar por dentro de mi jersey acariciando mi espalda-

Era claro que esos "jueguecitos" eran los que pretendía, y el hecho de darse cuenta que yo había llamado de forma poderosa la atención le motivó hasta el punto de comenzar por dentro de mi jersey a realizarme suaves caricias por mi espalda dejando claramente expuesto a la mirada del hombre mi culo en todo su esplendor. Malla transparente súper ajustada y la clara transparencia de mi tanga.

Pero…¿esta con él la señora-

Si…..esta con una mujer….que supongo será su señora. ¡¡Pero, es que no te quita ojo!! –concluyo mientras su sonrisa y caricias eran mayores, y al tiempo que me acercaba hacia él , empujándome por el culo, para darme un beso en los labios-

Ya lo había demostrado, había hecho ver al "Voyeur" que era suya. Que cómo mucho se tendría que conformar con mirar, y eso a Luca, no sólo no le molestaba sino que encima le ponía cachondo. Para que negar en ningún momento me sentí ofendida ni me molesto. Antes, al contrario, me excitaba aún más el deseo y el furor sexual que dentro tenía por la actuación de Luca desde la noche anterior.

¿Y…la tía que está con él no le dice nada? –pregunté sorprendida-

¡¡Que va!! No se entera… - me contestó al tiempo que intenté mirar disimuladamente colocándome de frente a la barra lo que me permitía mirar hacía ellos de reojo. La mirada del señor busco otro destino para evitar la mía-

A Luca la situación le resultaba graciosa y morbosa. Estaba disfrutando. Me volvió a girar hacía él para mirarlo de frente, al tiempo que volvió a acariciarme lentamente mi culo, pasando su mano entera para acabar otra vez dentro de mi jersey acariciándome la espalda. Deseaba provocar al hombre que no me quitaba ojo demostrándole como masajeaba mi culo y además, al levantar levemente el jersey se lo mostraba en todo su esplendor. Transparencia de tanga incluida. Esas caricias acompañaron la siguiente conversación.

¡Vamos a hacer una cosa! –inquirió con cierta alegría, ironía y morbo a juzgar por los gestos de su cara-

¡¡A ver!! ¿Qué se te está ocurriendo? ¡¡De ti se puede esperar cualquier cosa!! –respondí, imaginándome lo que iba a decir-

¡¡¡Ja, ja, ja, ja…!! Verás, tú ahora vas a la máquina de tabaco y me compras un paquete. ¡¡Y que goce!! …. ¡¡Ya verás la cara que pone!! –dijo con un deseo enorme de que lo hiciera-

¡¡…..es queeeee…..!! ¡¡¡Me lo estaba imaginando!!! Estaba convencida que alguna de esas me ibas a decir. ¡¡Mira que te esta gustando lucirme!! –contesté sin moverme del sitio-

¡¡¡Habló la niña!!! ¡¡¡Anda que a ti te gusta poco que te miren!!! Pero si en el fondo lo estás deseando más que yo…..

Mi respuesta sólo fue una pícara sonrisa, pues era cierto que en el fondo la situación me iba a resultar graciosa y morbosa…incluso erótica, pues eran mas las personas que había en el bar, y un "paseito" para lucirme…… pues ¡¡que coño!! Me apetecía. Estando en la habitación del hotel, me daba corte la transparencia del leggings y como se marcaba mi coño. Pero ya en la calle…..hasta me excitaba. La conclusión es que recogí en mi mano las monedas que Luca me entregó y sutilmente me dí la vuelta para dirigirme hacía la máquina de tabaco que se encontraba al final de la barra, al tiempo que él me daba un cachete en el culo. Sólo gire la cabeza y sonreí al tiempo que me encaminaba hacía la máquina de tabaco. La mirada del hombre se quedo clavada en mi entrepierna, aprovechando que su acompañante, por la edad parecía su mujer, no se daba cuenta de las miradas de su esposo pues ya tenía ella bastante con degustar las raciones y aperitivos que había sobre la barra. Junto a la máquina, dos hombres jóvenes acompañados de un niño de escasos cinco años, fijaron picara y directamente sus ojos en mi.

Me activa la máquina, por favor. –solicite al camarero-

Este según se acercaba al final de la barra con el mando para su activación en la mano, se dirigió a mí.

Debe de echar el precio justo……y no hay Marlboro, señorita. –me comunicó dando un repaso visual a mi cuerpo de arriba abajo-

Me volví hacía la posición de Luca, lo que sirvió para darme otro paseo por el bar, siguiendo siendo el blanco de todas las miradas. La situación me excitaba. No lo niego. Me excitaba. Luca se levanto y fue a mi encuentro, dándome el precio justo para sacar Winston. Me giré y volví sobre mis pasos. El ir y venir había producido que mi cuerpo había sido observado en toda su plenitud por delante y por detrás. Era consciente que estaba generando una importante excitación en las personas que me miraban. Llegué de nuevo a la máquina, volví a solicitar su activación, y quise poner el punto y final al "numerito" provocando aún más con mi pose a la hora de recoger el paquete de tabaco. En vez de agacharme, que hubiera sido lo lógico, doble mi cuerpo manteniendo mis piernas rectas, lo que dio como resultado que mi culo quedaba totalmente recto y directo a las miradas de unos y de otros. ¿Qué se les pasará a todos por sus cabezas, mientras mantenía esa posición? La respuesta creo que era clara, y eso me hizo excitarme todavía más.

Volví hacía donde se encontraba mi acompañante, que me recibió con una irónica sonrisa, al tiempo que me agarraba por las caderas para acercarme a él. Su boca se dirigió a mi oído.

La verdad que estás para destrozarte a polvos, y lo sabes. Has gozado con el paseo –susurró al tiempo que sonreía abiertamente-

¡¡Que bobo eres!! –conteste con simpatía dándole la sensación que estaba en lo cierto-

Esto ya esta pagado, voy al servicio un momento, te dejo sola con tus admiradores. Jajajajajaja –me dijo al tiempo que se levantaba de la silla-

Ocupé yo su asiento. Las miradas las notaba clavadas en mí, sobre todo la de los hombres jóvenes que se encontraban sentados con el pequeño. Por hacer algo, cogí el teléfono móvil y aproveche para borrar mensajes. Era una forma de disimulo ante tanta vista puesta en mí. El morbo seguía flotando en mi interior. Sentada me encontraba casi de frente a ellos, mis pies apoyados en el reposapiés de la banqueta, en paralelo. De reojo notaba sus miradas fijas en mí, y los comentarios y susurros de uno a otro me hacían pensar que estaban hablando de mí. Instintivamente volvió a salir mi morbo, y comencé lentamente a abrir poco a poco las piernas. Separadas convenientemente, mi entrepierna se mostraba claramente hacía ellos. ¡¡Que gocen!! Me dije. En apenas treinta segundos, sin darme cuenta, una voz se dirigió a mí.

Perdón,…. ¿me puedes dar fuego?

Uno de los dos se había levantado y había llegado hasta mi lado.

Si, como no.

Encendí el mechero, ofreciéndole fuego, mientras sus ojos disimuladamente, pero con fijeza se centraban en mi entrepierna, que marcaba claramente mi coño y traslucía con erotismo mi tanga.

Gracias……… ¿Te digo una cosa?

Si claro –contesté-

Eres una chica súperatractiva. En serio, ¡¡enhorabuena!!

¡¡Oooh!! Muchas gracias. –repliqué con una cierta dosis de simpatía-

Se giró y volvió a su sitio, en ese mínimo trayecto se cruzó con Luca que volvía del servicio. De lejos sonrió con ironía al cruzarse con él y al darse cuenta de la posición abierta de mis piernas...

¡¡Eres una cabrona!! –me comentó, según se colocaba entre mis piernas y apoyaba sus manos en mis muslos, con una risa contenida-

¿Por qué? –pregunté ingenuamente pero conocedora de porque lo decía.

¿Cómo que porqué? ¡Con esa posturita hasta que no las hecho venir no has parado…! Jajajajajaja – me comentó al tiempo que agarraba suavemente su cara y le daba un beso en los labios-

¿No era lo que querías? –le dije tras separar nuestros labios-

Pues si mi nena, pues si… eso es lo que quería.

Su mano agarró la mía, hizo un gesto de que era momento de salir. Me coloque la americana. Y de la mano salimos los dos del bar. Excitación máxima la que me produjo el aperitivo. Entre la noche anterior, la mañana de ese día y las situaciones provocadas en ese bar…mi excitación y mi deseo sexual estaban al límite. Mi calentón crecía por momentos.

Fuimos caminando hacía el restaurante que se encontraba a unos quince minutos de distancia. Durante el camino nuestra conversación se centraba en comentar la situación vivida en el bar, entre risas recordábamos las caras de unos y de otros, y las diferentes sensaciones que nosotros habíamos experimentado. Fue puro morbo. Su mano se apoyó en mi hombro derecho para llevarme agarrada según cruzábamos el Paseo de La Castellana. La conversación fue tornándose mas seria, dialogamos de la reunión con Adriano, que dio pie a las preguntas de Luca acerca de mi matrimonio.

No acabo de entender, Merce, que sigas sosteniendo esta situación matrimonial

Paso de él. Que haga lo que quiera. El parece que también pasa de mí. Yo me casé ilusionada y enamorada, pero sus actitudes desde el principio me han llevado a esto, a ponerle los cuernos en repetidas veces y a volverme una "tía" de compañía. ¿Qué te parece?

Pues me parece que no puedes seguir as텅 pero es tu decisión. Sobre todo tú que eres morbo, coquetería, atracción y deseo sexual cada minuto del día –replicó-

De momento no lo llevo mal…….. ¡Mira! antes de venir el viernes, volvimos a discutir, mi cumpleaños es dentro de quince días, y le he pedido un bolso de regalo. Como vale 350 euros me ha dicho que no. Que para un bolso es una pasada. ¡¡Pero jodio jeta!! Cuando el se va un fin de semana a cazar nunca le pregunto cuanto se gasta. ¡¡Que se vaya a la mierda!! De momento seguimos porque es lo mejor para nuestras familias y los negocios suyos.

Hablando de este tema continuamos caminando hasta que llegamos al restaurante. Entramos, una pequeña barra a la izquierda, sin público. Era un rincón para esperar el turno para acceder al restaurante. Un maître enseguida se acercó a nosotros.

Digan los señores…… -inquirió el camarero-

Tenemos una mesa reservada para tres –contesto Luca-

Si. ¿A nombre?

De Mercedes Méndez

Con cara de asombro miré a Luca, al tiempo que el camarero confirmaba la reserva y nos acompañaba a la mesa. Nos sentamos.

Vendrá otro señor que falta, lo acompaña a la mesa si es tan amable –dijo Luca, dirigiéndose al maître-

Sin problema, ¡como no! –contestó-

Según se alejaba mi pregunta saltó como un resorte.

¡¡Pero tío!! –dije a Luca- ¿Por qué has reservado a mi nombre?

Jajajajajajaja, que no pasa nada –me contestó al tiempo que un cariñoso beso se fijaba en mi mejilla-

Separar sus labios de mi cara coincidió con la llegada de Adriano. Saludos protocolarios, nos pusimos en pie, besos de rigor y piropos y alabanzas de Luca que se fijo descaradamente en mi cuerpo y mi figura. Volvimos a sentarnos. Mínima conversación de introducción al principio de la comida, para que al rato el motivo de la reunión fuera nuestro tema de charla.

Ya me ha dicho Luca que te ha comentado lo que hablé ayer con él. –dijo Adriano para abrir el fuego al tiempo que Luca y yo le mirábamos atentamente-

Si. Algo me ha comentado

¿Y……..? –contestó Adriano escuetamente-

Pues nada….tu dirás. Cuéntame.

Adriano era similar en el estilo a Luca. Se notaba además, por esa intuición femenina que tenemos las mujeres, que estaba acostumbrado a este tipo de situaciones, y sobre todo, que sabía tratar y conversar con las chicas. Adriano comenzó a hablar, mas que del caso concreto mío, de situaciones que se viven siendo "escort". Lo cierto es que los temas que tocaba era en algunos momentos excitantes. Me daba totalmente cuenta que Luca lo que pretendió, ¡y consiguió!, era tenerme excitada para que la charla me aumentara el deseo sexual. Era eso, y me estaba ocurriendo. Por debajo de la mesa Luca me agarró la mano al tiempo que acariciaba mi muslo. El tono de voz de Adriano, la sensualidad que ponía en sus explicaciones, el tema de conversación, mi excitación desde la noche anterior y las caricias de Luca, estaban volviendo a humedecer descaradamente mi vulva. Se dieron cuenta los dos. Con la llegada del segundo plato la conversación cambió radical. Otros temas distintos salieron a la mesa para conversar. Yo me notaba excitadísima, mi coquetería volvió a salir de dentro de mí y al acabar la comida, cogí el bolso y me excuse para ir al baño. Excusa total. Quería exhibirme. Con mucha sensualidad fui dirigiéndome al baño. Las miradas de los dos, y del resto de comensales se fijaron en mí. Claramente notaba como todas seguían mi caminar. Caminaba lenta, pausada, exhibiendo mi cuerpo. Mi coño quedaba marcado en mi entrepierna, y mi tanga se dejaba traslucir a través de mi leggings. Llegué al servicio, entré y cerré la puerta con el cerrojo. Dejé mi bolso en la tapa del inodoro, y como una posesa me baje hasta medio muslo esa malla elástica que cubría mis piernas, mis manos fueron rápidamente a tocar mi vulva por encima del tanga; la notaba súper desarrollada, hinchada y mojada, muy mojada. Así me lo demostraba la humedad de mi tanga. Un tanga que enseguida bajé hasta la altura del pantalón para poder tocarme el coño con comodidad y suavidad. Era deseo puro el que hervía en mi interior. Tenía unas ganas enormes de correrme, pero de correrme con una polla dentro. No lo iba a conseguir pero me apetecía tocarme, era como si deseara excitarme más. Cerré los ojos y mi mente comenzó a pensar en esas situaciones concretas que Adriano comentó de las chicas escort que él conocía, y que tanto me habían excitado en la mesa del restaurante. La decisión estaba tomada: si Adriano proponía algo y lo viera interesante iba a decir SI. Uno de mis dedos entro en mi coño, apenas poco más de la uña. No podía seguir, me estaba poniendo infinitamente cachonda, y no iba a llegar en esa postura y en ese lugar al orgasmo. Me coloque mi tanga totalmente empapado por los jugos que desprendía mi vulva, y me subí esa malla blanca, casi transparente que se ajustaba a mi culo, a mi coño, a mi cintura y caderas y a mis piernas, La estiré todo lo que pude y mis labios vaginales totalmente desarrollados se marcaban entre mis piernas. La provocación al salir intuía que iba a ser mayor. No me equivoqué mi caminar hacía la mesa así me lo indico. Siempre recordaré la mirada fija y lasciva de Adriano, la sonrisa picara y de satisfacción de Luca. Un cálido beso en los labios de Luca, al tiempo que me sentaba, demostró a los presentes, que seguían con sus ojos fijos en mí, que yo era de Luca. Era lo que pretendía, que fuera una provocadora y cuando eso ocurría demostrar a todos que el que me follaba era él.

CONTINUARA